Ubicación:
Navalmoralejo,Toledo,
Coordenadas geográficas:
Latitud:39º 45' 21.96" N
Longitud:5º 5' 14.06" W
Al pie de las Sierras Ancha y Aguda, en las estribaciones occidentales de los Montes de Toledo, y asentada en uno de los márgenes abruptos y de grandes formaciones graníticas que surca el río Huso (o Uso) afluente meridional del río Tajo, se encuentra el yacimiento arqueológico de “Ciudad de Vascos”.
Esta antigua madina andalusí, emplazada en la propiedad particular de la finca “Las Cucañas”, aprovechaba un clima y un entorno hídrico quizá más propicio que el actual, beneficiándose del arroyo llamado de la Mora, que discurre por el oeste de la ciudad amurallada.
Es precisamente en años de lluvias copiosas, cuando el entorno vegetal emerge y permite disfrutar de un auténtico espectáculo natural en primavera, entre almendros, encinas, acebuches, lentiscos, enebros y alguna cornicabra,
Sumados a las sorprendentes estructuras que han permanecido, nos otorgan la privilegiada posibilidad de recuperar un resquicio de la historia de la presencia islámica en la Península Ibérica en un paisaje de agreste belleza, a 430 m. sobre el nivel del mar.
Sumados a las sorprendentes estructuras que han permanecido, nos otorgan la privilegiada posibilidad de recuperar un resquicio de la historia de la presencia islámica en la Península Ibérica en un paisaje de agreste belleza, a 430 m. sobre el nivel del mar.
El primer impacto visual para el visitante son los restos defensivos de la ciudad.
La muralla envuelve a la madina con una superficie interior de 8 hectáreas y una topografía muy abrupta en descenso hacia una vaguada.
En la parte norte, sobre un cerro granítico dominante se levanta la alcazaba.
Extramuros se conservan los restos de dos cementerios y, junto al arroyo de la Mora, los de un arrabal.
Pero, aparte de estos elementos arquitectónicos que nos reflejan la intencionalidad política de quien los mandó levantar, las investigaciones realizadas nos permiten aproximarnos a la vida cotidiana de las gentes que habitaron la ciudad, sus zonas de trabajo y de ocio, su vida privada y pública, sus aspectos culturales y cultuales y su relación con el más allá a través de sus lugares de enterramiento.
La muralla envuelve a la madina con una superficie interior de 8 hectáreas y una topografía muy abrupta en descenso hacia una vaguada.
En la parte norte, sobre un cerro granítico dominante se levanta la alcazaba.
Extramuros se conservan los restos de dos cementerios y, junto al arroyo de la Mora, los de un arrabal.
Pero, aparte de estos elementos arquitectónicos que nos reflejan la intencionalidad política de quien los mandó levantar, las investigaciones realizadas nos permiten aproximarnos a la vida cotidiana de las gentes que habitaron la ciudad, sus zonas de trabajo y de ocio, su vida privada y pública, sus aspectos culturales y cultuales y su relación con el más allá a través de sus lugares de enterramiento.
¿Cuándo se fundó?
Si de una manera un tanto sorprendente, las fuentes árabes aparente-mente no aportan datos sobre este enclave, ello supone que tampoco tengamos información acerca del momento de su fundación y abandono, de su función y sentido originarios, y de las gentes que lo habitaron.
Lo que parece evidente es que se trata de una fundación omeya, con un sentido “oficial”, como parece transmitir, con una intencionalidad ideológica, la calidad constructiva de la muralla en algunos tramos y la monumentalidad de sus puertas.
De esta forma se ha establecido una datación relativa, planteándose unas fechas entre el año 930 y el 950 aproximadamente. Probablemente esta ciudad se crearía a partir de una fortaleza precedente tipo hisn, que se ubicaría en el cerro donde hoy se levanta la Alcazaba
De esta forma se ha establecido una datación relativa, planteándose unas fechas entre el año 930 y el 950 aproximadamente. Probablemente esta ciudad se crearía a partir de una fortaleza precedente tipo hisn, que se ubicaría en el cerro donde hoy se levanta la Alcazaba
Así se plantea una doble posibilidad:
1) Que la fundación de la ciudad de Vascos se hubiese llevado a cabo durante el gobierno de ‘Abd al-Rahmān III, en el proceso de refuerzo de la frontera en el que deja a un lugarteniente el mawla Durrī, que tras reprimir un levantamiento, fue “encargado de realizar fortificaciones y reparar torres y atalayas “desde Atienza a Talavera” (Manzano, 1991: 357).
2) Que se tratase de una ciudad de nombre desconocido, señalada en algunos textos, indicando que se construyó o reconstruyó en la frontera de Toledo durante el mandato de al-Hakam II y de la que se conoce el nombre de su arquitecto (Ahmad b. Nasr b. Jalid).
La fundación de la ciudad nos lleva a preguntarnos por las causas de la elección de su ubicación y por las posteriores motivaciones de su abandono.
Tres son los supuestos que nos permiten plantearnos el porqué de la elección de este emplazamiento.
Fuesen cuales fuesen los posibles factores que pudieron estar en el origen de su fundación, lo cierto es que en el lugar se estableció una población con éxito como lo demuestra el tamaño de sus estructuras.
Así el control de una producción metalúrgica que se podía fácilmente encauzar hacia Córdoba por una vía cercana; el control de un territorio no siempre sumiso al poder omeya y el control de un paso natural del Tajo, cada vez más necesitado de vigilancia ante la creciente presión cristiana, eran los principales factores que hicieron perdurar al emplazamiento.
Así el control de una producción metalúrgica que se podía fácilmente encauzar hacia Córdoba por una vía cercana; el control de un territorio no siempre sumiso al poder omeya y el control de un paso natural del Tajo, cada vez más necesitado de vigilancia ante la creciente presión cristiana, eran los principales factores que hicieron perdurar al emplazamiento.
Mientras la ciudad desempeñase estas supuestas funciones que estaban en su origen, podía pervivir; pero si las circunstancias cambiaban, el enclave podía dejar de tener sentido y, por tanto, desaparecer, como de hecho ocurrió.
Con los nuevos cambios políticos sufridos en al-Ándalus tras la fragmentación del califato en los reinos de taifa, el territorio de esta área geográfica pasaría a pertenecer al rey al-Mamun de Toledo (1043-1075).
Tras su muerte, la debilidad de su sucesor al-Qadir (1075-1085)llevaría a una inestabilidad de la Taifa de Toledo, que provocaría primero la conquista del territorio por al-Mutawakkil de la taifa de Badajoz y tras los pactos con Alfonso VI, la entrega de Toledo en 1085 a los castellanos.
Ello conllevó que todas las tierras que habían pertenecido a esta Taifa pasasen a manos cristianas. Vascos fue ocupado por tropas de Alfonso VI, como demuestran las monedas encontradas en la alcazaba correspondientes a este rey.
Tras su muerte, la debilidad de su sucesor al-Qadir (1075-1085)llevaría a una inestabilidad de la Taifa de Toledo, que provocaría primero la conquista del territorio por al-Mutawakkil de la taifa de Badajoz y tras los pactos con Alfonso VI, la entrega de Toledo en 1085 a los castellanos.
Ello conllevó que todas las tierras que habían pertenecido a esta Taifa pasasen a manos cristianas. Vascos fue ocupado por tropas de Alfonso VI, como demuestran las monedas encontradas en la alcazaba correspondientes a este rey.
Ante el impacto ocasionado por la toma de Toledo, al-Mu’tamid de Sevilla y al-Mutawaqil de Badajoz solicitaron ayuda a un imperio que había surgido en el norte de África, los almorávides, que al año siguiente (1086) presentaron batalla al rey castellano en Badajoz, al que vencieron en la conocida como batalla de Sagrajas (Zallaqa) (Viguera, 1995).
Esta nueva amenaza musulmana ocasionó que el valle del Tajo y por ende los sistemas montañosos que separan el Tajo del Guadiana se convirtiesen en una auténtica frontera, e indirectamente la Jara y el alfoz de Talavera sufrieran así una despoblación de la que no comenzarían a recuperarse hasta el siglo XIII (Rodríguez-Picavea, 1999).
Por lo tanto perdidas las principales funciones y roto el sistema económico-comercial-estratégico, se inició un abandono paulatino del emplazamiento de Vascos.
La necesidad de adecuar la situación árabe en España frente a la Reconquista, determinó la construcción de recintos fortificados que en ocasiones se convirtieron en núcleos urbanos fronterizos, como es el caso de la Ciudad de Vascos.
Vascos comenzó a organizarse en el siglo IX construyendo su fortificación sobre restos de anteriores pueblos que se remontan hasta la época del Imperio de Roma.Periodo
Siglo IX
La ciudad de Vascos está rodeada por unaextensa muralla de piedra que se conserva en buen estado en muchas partes, con torres entre el sur y el este, de planta rectangular.
El aparejo es, en general, de sillares muy regulares de granito o de mampostería muy regular unida con cal. Al ser tan quebrado el terreno en que se asienta la muralla a veces se interrumpe, sirviendo de muro natural las grandes peñas que sobresalen.
El recinto murado tiene dos puertas, una al oeste en la que aparece un arco de herradura tallado en los sillares y otra al sur, ambas flaqueadas por torreones defensivos y actualmente hundidas.
Además de estas puertas aparecen repartidos por la muralla una serie deportillos adintelados que habitualmente servirían para hacer la aguada de la ciudad o para sacar las basuras al exterior.
Además de estas puertas aparecen repartidos por la muralla una serie deportillos adintelados que habitualmente servirían para hacer la aguada de la ciudad o para sacar las basuras al exterior.
Al noroeste de la ciudad se encuentra la Alcazaba, compuesta por varios recintos murados de distinta fábrica, desde tapial hasta sillares regulares.
Fuera del recinto de la muralla existen restos de gran interés, como los llamados Baños de la Mora, junto al arroyo del mismo nombre, a los que se accede saliendo por la puerta oeste.
Son una serie de dependencias destinadas para baños, baño frío, templado y caliente, vestuarios y otras estancias, de las cuales se conserva en pie la bóveda del baño caliente.
El Yacimiento arqueológico de la ciudad de Vascos es un emplazamiento de la reconquista, en concreto del siglo IX. Está rodeada por una muralla de piedra.
Vascos tenía además dos cementerios, siendo el mejor conservado el de “Los Lirios”.
Texto y fotografías propiedad de Instituto de Promoción Turística de Castilla-La Mancha.
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