domingo, 4 de junio de 2017

El uso ideológico de la Reconquista de Toledo (III)

Llegados a este extremo de enfrentamiento, al-Qadir no veía ninguna salida viable para la situación de inestabilidad permanente en la que estaba, rodeado tanto de enemigos exteriores como dentro de su propia taifa, y más concretamente en el interior de la ciudad de Toledo.

El enfrentamiento político e ideológico que se estaba viviendo dentro de las murallas de ésta bien podría considerarse como una expresión paradigmática y un tanto extrema del ambiente que se respiraba en estos momentos en toda al-Andalus.

En estas condiciones, por lo tanto, el dirigente de Toledo decidió capitular, lo que supuso el triunfo de la posición de los musulmanes moderados, que posiblemente influyesen en él más de lo que lo hicieron los judíos o los cristianos mozárabes a pesar de que todos ellos compartían el mismo objetivo, aunque con distintos intereses.



Seguramente la capitulación de Toledo como tal se produjo el martes 6 de mayo de 1085, mientras que la entrada de Alfonso VI en ella no se realizaría hasta el domingo 25, fecha de la muerte del Pontífice Gregario VlI en Salema"'.

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Los 20 días que se dejaron entre la capitulación y la entrada regia a la ciudad tenían un objetivo preestablecido; permitir a aquellos musulmanes que pretendieran abandonar la urbe que lo hicieran antes del paso de ésta a manos cristianas. Además, había que buscar un día significativo, por eso se eligió precisamente un domingo.

En las entradas reales se pretendía "mostrar el poder del rey como plenamente legitimado [ ... ] como elemento de cohesión de la diversa realidad social y como cabeza indiscutible de la comunidad política". En este sentido, en la entrada triunfal de Alfonso VI en Toledo debía quedar clara la victoria del cristianismo sobre el islam manifestando todo su poder como rex o dux, es decir, como jefe guerrero indispensable para integrar al poder bélico en la política con el fin de defender los intereses de la comunidad, e impedir que los musulmanes fueran humillados.

De igual forma, el rey había de presentarse a sí mismo como garante de las capitulaciones firmadas por la ciudad y respetuoso con los vencidos", pero con un poder suficiente como para sólo cumplirlas en la medida en que la población fuera leal a él de acuerdo con los compromisos que se habían adquirido.

En esas ceremonias, por lo tanto, se ponía de manifiesto la sumisión y lealtad del pueblo al monarca, el cual entró en Toledo acompañado de un gran séquito por la Puerta de Bisagra vieja para, a través de la calle más importante", dirigirse hacia el alcázar, donde se aposentaría durante su estancia en la misma"'. Si se eligió un domingo para ello fue porque éste era el día del Señor, el mejor de la semana para dar gracias a Dios por haber permitido la vuelta de la ciudad al cristianismo.

Era el mejor momento para entonar el Te Deum laudamus que solían ir cantando los cristianos cuando entraban en una urbe recién conquistada. Otro aspecto interesante a tener en cuenta es el de la propia advocación religiosa a la que este día estaba dedicado. Al contrario que otros acontecimientos históricos, las fuentes siempre datan la entrada de Alfonso VI en la ciudad del Tajo refiriéndose no sólo a ella como tal sino al santo que se recordaba entonces, San Urbano"', hecho que habría que poner en relación con la existencia de un cierto tratamiento especial hacia éste en el momento de la conquista de la antigua urbs regis .

Curiosamente la palabra Urbano deriva de urbanidad, y con la conquista de Toledo los cristianos pasaban a controlar una de las ciudades más grandes de la Península Ibérica, de tal forma que el Occidente medieval se encontraba con un modelo de urbe nuevo en el que cuatro comunidades religiosas habían de convivir.

Por otro lado, Urbano también deriva del compuesto ur (luz o lumbre) y banal (respuesta), y así se consideraba al mártir del siglo III que poseía este nombre; luz, por su talante honesto, lumbre por su ardiente caridad y respuesta por sus cualidades para responder con la fe a todas las preguntas que se le hicieran. En vida, según Santiago de la Vorágine, se caracterizó por poseer grandes cualidades para evangelizar y una enonne confianza en Dios, lo que le daba poder para doblegar a los hombres que fueran en su contra". San Urbano, por lo tanto, campeón de la Iglesia cristiana, podía legitimar ideológica y religiosamente la conquista. Su vida era una representación simbólica del poder del propio rey Alfonso VI y de la lucha del cristianismo frente al islam.

En cualquier caso, tras la toma del núcleo urbano el rey va a utilizar su autoridad para legitimarse frente a los musulmanes, por una parte procurando que se cumplieran las capitulaciones, y por otra, si es cierto que ésta era hija de AI-Mamún 9() como piensan algunos autores, casándose con Zaida", para que fuera legítima su posesión del trono de Toledo, al poder considerar a la urbe como parte de la dote de su esposa. Consiguiendo con ello, además, que el hijo de ambos, Sancho (muerto en la batalla de Uclés de 1108), si hubiera sobrevivido pudiera considerarse un verdadero príncipe hispanomusulmán, nieto de al-Mamún de Toledo y de Alfonso VI de Castilla y León.

Sin embargo, todo indicaba que las capitulaciones difícilmente podrían cumplirse. Pronto empezó a circular la explicación poética del Cuento de los Tres anillos, según la cual existían tres anillos que representaban a las tres religiones. De ellos uno era el verdadero y los otros dos copias falsas, pero ante la imposibilidad de saber cuál era el auténtico el que poseía uno, verdadero o no, vivía con la seguridad de que su vida gozaba de pleno sentido  Esta leyenda era producto del enfrentamiento existente en Toledo tras su conquista entre la cultura de los castellanos, cada vez más europeizada, y la musulmán-toledana, en la que se ubicaban tanto los mudéjares como los antiguos mozárabes 'l.

El rey AIfonso VI se va a poner de una forma clara al lado de la corriente cultural castellano-europea, como muestra la reforma religiosa impulsada desde el concilio de Burgos del 8 de mayo de 1080 o sus matrimonios con mujeres extranjeras con una cierta vinculación a esa corriente. La evidencia más notoria de la imposibilidad de cumplir los pactos alcanzados tras la conquista de la urbe se producirá, no obstante, con la ocupación por parte de los cristianos de la mezquita mayor; acontecimiento que, sin duda, ha sido profundamente ideologizado, sobre todo a partir del siglo XIII por Jiménez de Rada, quien con el fin de exculpar al rey de un hecho que de haber sido provocado por él significaría una mancha en su honor y en su honra, culpa de todo al arzobispo Bernardo y a la reina Constanza 94.

Sin embargo, la consagración al culto cristiano de la mezquita mayor ha de relacionarse con el contexto político que se estaba viviendo en el período inmediatamente posterior a la toma de la ciudad. La llegada de los almorávides a la Península Ibérica evitó que Toledo se consolidara como la capital de un poder fuerte, y quedó reducida a una especie de torre albarrana de los cristianos en territorio musulmán. En las capitulaciones los cristianos habían garantizado a los musulmanes que su mezquita mayor, uno de los principales símbolos del islam en el centro de la Península, iba a quedar en la misma situación que estaba; en ella se continuarían celebrando las ceremonias islámicas.

Sin embargo, de perderse Toledo ante los almorávides sin ni siquiera haber sido capaces de convertir dicha mezquita en una iglesia, toda la reputación obtenida por el rey castellano-leonés se vendría abajo. Los eclesiásticos, acusándole de mostrar debilidad frente a los musulmanes, argumentarían que el retomo de la ciudad al islam era un castigo de Dios por la falta de agradecimiento del monarca ante la disposición divina que había permitido que conquistara Toledo. En otras palabras, sería un fracaso ideológico de enormes consecuencias.

He aquí una de las causas por las que Alfonso VI, a pesar de que la nueva iglesia pudiera ser profanada si la urbe volvía a caer en manos musulmanas, se decidió a convertir la antigua mezquita mayor en templo cristiano. Si se creó posteriormente toda una leyenda fue para evitar cualquier tipo de responsabilidad del monarca en estos acontecimientos, lo cual no quiere decir que el relato se construyera sobre unos datos más o menos verídicos (es muy posible que existiera una buena relación entre el arzobispo y la reina, ambos imbuidos en la cultura europea) 95, pero evidentemente su manipulación parece bastante plausible.

La fecha en la que se produjo la conversión de la mezquita mayor en catedral no está clara ", aunque el conocimiento exacto de la misma podría aclarar otras causas explicativas, Ibn Basan defiende que su consagración al cristianismo se produjo en julio de 1085, mientras que otras fuentes afirman que ésta no se realizaría hasta después de la derrota de Zalaza o Sagrajas (el 23 de octubre de 1086), fecha posiblemente más verídica si tenemos en cuenta que el nombramiento del nuevo arzobispo tuvo lugar el 6 de noviembre de 1086, y que no hay razón alguna para suponer la existencia de un lapso de tiempo de más de un año entre ambos hechos,

Si efectivamente la cristianización de la mezquita se hubiese producido tras la derrota de Sagrajas podría considerarse una especie de "ofrenda religiosa"", dispuesta para conseguir el auxilio divino ante el fiasco militar, Dios había ayudado a los cristianos a tomar de Toledo, pero su inmediato fracaso frente a los almorávides era un indicio de que no estaban actuando bien; tal vez la Divinidad deseara que la mezquita mayor fuese consagrada como templo cristiano,

En este sentido, la instauración de la catedral sobre la mezquita, aduciendo que bajo ésta se encontraba el antiguo templo de los visigodos, y rechazando así a la antigua iglesia mozárabe de Santa María en Alficén, es una prueba evidente de que lo que se pretendía era conseguir el favor divino, para acabar con cualquier manifestación del islam en Toledo. Las últimas noticias sobre la actividad de un obispo mozárabe en esta urbe datan del año 1080, pero se decidió nombrar como arzobispo a Bernardo de Sédirac, fundando una nueva Iglesia que no tuviera ningún tipo de relación histórica con el islam.

http://realacademiatoledo.es/wp-content/uploads/2014/02/files_anales_0041_01.pdf


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