Proyecto para una caseta de cinematógrafo en los jardines del Prado
Los comienzos del cine en nuestra ciudad podemos situarlos según el historiador Agustín Díez el 21 de octubre del año 1897, un año después de que en el Hotel Rusia de Madrid fuera presentado el invento por Alejandro Promio, operador de los hermanos Lumière.
En Talavera el acontecimiento tuvo como escenario el teatro Calderón, situado junto al solar del antiguo convento franciscano en que hoy se sitúa el cine del mismo nombre. No se sabe el empresario que lo trajo, aunque este mismo autor aventura la posibilidad de que fuera la compañía del actor Francisco Mercé, ya que unos días antes había hecho una exhibición parecida en Toledo.
Curiosamente, el famoso ceramista y fotógrafo afincado en Talavera Juan Ruiz de Luna mantenía correspondencia con los hermanos Lumière para ser su delegado en España y comercializar sus películas y productos, pero para ello necesitaba un préstamo de diez mil pesetas que no obtuvo y al final no asumió tal representación.
Durante los primeros años de su existencia el cine era poco más que una atracción de barracón que en Talavera podía verse durante las ferias de Mayo y Septiembre. El cinematógrafo Pinacho fue la primera instalación de la que se tienen noticias concretas y se situó durante Mayo del año1905 en el recinto ferial, exhibiendo títulos tan dispares y sugerentes como “La Guerra Ruso-Japonesa”, “Venganza de unos Salvajes”, “Novela de Amor” o “Incendio de un Teatro”.
En Septiembre de ese mismo año se instaló otra barraca llamada el Teatro Mágico.Decoración alegórica de las artes escénicas y la música en la iglesia de los agustinos que fe el llamado Liceo, que exhibió películas y variedades y hoy es Museo de Cerámica
Pero es al año siguiente cuando de una manera algo más prolongada se instala el “Cinematógrafo Universal”, que estuvo de feria a feria para trasladarse después al Teatro Cervantes, situado en la iglesia de los agustinos o Liceo, donde combinaba las películas con varietés, hasta que, no resultando rentable, su promotor, llamado Reizábal, se trasladó con la empresa a Plasencia.
Era frecuente la combinación con variedades de aquellas primeras sesiones de cine. Se traían cantaores flamencos, alguna bailaora, equilibristas o ventrílocuos que intentaban atraer al público en aquellos años de pocas posibilidades económicas en una población agraria como la nuestra.
Es a finales de la primera década del siglo cuando algunos empresarios talaveranos intentan construir cines estables en el Prado. Las construcciones tenían cierta precariedad por ser de madera, aunque algunas de ellas tenían fachadas decoradas con formas modernistas. También en la plaza de toros se llegó a instalar un cine con bar y mesas.
Poco a poco se van estabilizando los cinematógrafos en los teatros talaveranos Calderón, Cervantes y Victoria, construido a partir de 1912 sobre el solar del antiguo Teatro Principal, antes corral de comedias talaverano, aunque todavía seguían las funciones al aire libre en los jardines del Prado.Carteleras de los cines de Talavera en la Plaza del Reloj en los años 70
Durante los años veinte, a pesar de que el cine todavía era mudo, fue ganando la partida al teatro, exhibiéndose cada vez más películas y llegando a cerrarse el Cervantes. Hubo otro intento de un nuevo cine al aire libre junto a la iglesia de San Agustín. Se trataba de un cine de verano que se denominaba el “Monumental Moya” pero también acabó cerrando.
La seguridad de estas primeras instalaciones, sobre todo las que estaban en el interior de los teatros, era sumamente precaria. Las medidas de seguridad eran escasas, y más teniendo en cuenta el gran peligro de incendio de aquellas primeras películas.
La falta de calefacción y ventilación eran proverbiales, los servicios dejaban mucho que desear y la incivilidad de los espectadores que provocaban altercados, arrojaban objetos desde el “gallinero” o gritaban y alborotaban durante las funciones, hacían a veces toda una aventura acudir al cine.
Unos operarios ponen líneas telefónicas en la Plaza del Reloj. La película anunciada de “La hija del Capitán” es italiana y de 1947
En la segunda mitad del siglo XX son varios los cines de verano existentes en Talavera, donde era habitual que los espectadores llevaran su cena, y así, con una gaseosa en la mano, a la luz de las estrellas y con el suelo de arena, donde a veces hasta se hacían las necesidades fisiológicas más primarias, se disfrutaba del séptimo arte.
Entre ellos estaba el popular “Alpargata” situado en la calle Rafael Morales, el más moderno cine del Prado en la calle Banderas de Castilla o el cine de verano de El Calderón.
Entre ellos estaba el popular “Alpargata” situado en la calle Rafael Morales, el más moderno cine del Prado en la calle Banderas de Castilla o el cine de verano de El Calderón.
Otra sala peculiar situada en la calle Cerería fue el cine Marjul que, debido a su innovadora tecnología de techo corredizo, dejaba al descubierto la sala en verano.
Entre los cines de invierno debemos resaltar el actual teatro Palenque que fue anteriormente una sala que se adaptó a la nave de la antigua iglesia del convento de los jesuitas, el cine Coliseum de la calle San Francisco decorado como el anterior con algo más de lujo que las salas habituales hasta el momento, y el último de los grandes cines antes de los actuales multicines, el cine del Prado, situado en el paseo de los Arqueros.
http://lamejortierradecastilla.com/los-cines-de-talavera/
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