Cuadrillero de la Santa Hermandad de Talavera, Perseguían a los bandoleros que hacían asaltos en el Camino de Guadalupe
Iniciamos hoy el segundo camino más utilizado por los peregrinos para acercarse a Guadalupe.
El Camino Real o Camino VIejo, ya descrito, es el más antiguo pero debido a lo inseguro, despoblado y agreste de su recorrido fue menos utilizado desde el siglo XVII en adelante, cuando se comenzó a utilizar el camino que discurría a través de La Jara cruzando los Guadarranques.
Sobre esta vía de acceso y sus variantes versarán los siguientes capítulos.
Los viajeros debían cruzar primero el Puente Viejo de Talavera, arruinado por las avenidas del río y en muchas ocasiones restaurado precariamente con tablas y maderos.
Ya en la otra orilla, tomaban el camino a la derecha hacia el puente de Hierro donde, paralelo a la carretera de Alcaudete, discurre más próximo al río, el antiguo camino de Las Herencias.Las elevaciones de la orilla sur del Tajo han sido habitadas desde la prehistoria
El recorrido podría ser más agradable si no fuera por el destrozo incontrolado que las graveras han ocasionado en el entorno y que llevan camino de destruir toda la ribera, pues solamente quedan restos de la vegetación ribereña en un pequeño soto de tarays y fresnos y en algunos álamos blancos que apenas resisten el empuje de la especulación.
Foto del autor del kiosco del paredón en sus últimos tiempos hacia 1974
Pasaremos primero por la presa de El Paredón que forma parte del conjunto de azudas que retenían el agua del Tajo para mover los molinos de Abajo y que, según muchos de los viajeros antiguos que pasaban por Talavera, eran la causa de que el paludismo, las fiebres tercianas que decían entonces, fuera un mal endémico en la ciudad por la facilidad con que se criaban los mosquitos anófeles en las aguas estancadas.
Era costumbre en Talavera acudir en procesión con los jerónimos a abrir las compuertas de estas presas para que se limpiaran una vez al año las arenas y limos retenidos en el fondo.
Una de las estelas de guerrero de Las Herencias en la Edad de Hierro
Vamos a discurrir por parajes de nombre antiguo, heredades llamadas de la misma forma desde la Edad Media como Miralrío, Los Álamos, Aldea del Rey, Albiches, Tejadillo o Manzanas. Tierras fértiles de vega que han sido pobladas desde la prehistoria como iremos viendo.Esquema de estela de guerrero en el que se aprecia el escudo,el guerrero, la lanza, el carro o la cimera
Primero cruzaremos el arroyo de Lientes en el que han sido hallados huesos de animales prehistóricos y cantos tallados que nos recuerdan que hace cientos de miles de años ya estaban pobladas estas terrazas del Tajo durante los deshielos cuaternarios.
El siguiente arroyo es el Manzanas donde el erudito talaverano, y tal vez el primer defensor del maltratado patrimonio histórico de la ciudad, Luis Jiménez de la Llave, encontró en el año 1860, en el paraje conocido como Las Fraguas, una tumba de dos mil seiscientos años de antigüedad en cuyo interior se hallaban varios objetos de gran interés por cuanto demostraba en sus influencias orientalizantes que nuestra comarca fue la frontera norte del mítico mundo tartésico.
Vasija hallada en el arroyo Manzanas, actualmente en el museo metropolitano de Nueva York
Una cultura íntimamente unida a influencias fenicias, por lo que no van tan descaminados los que tildan de “fenicios” a los talaveranos a causa de su ancestral dedicación a las más variadas actividades comerciales.
En el enterramiento en cuestión se encontró una vasija metálica de gran interés, un jarro piriforme con asa de triple sección que termina en tres cabezas de serpiente y en su arranque se decora con una palmeta rematada por dos capullos.
El profesor Fernández Miranda demostró que esta pieza no es otra que la que hoy día se expone en el Museo Metropolitano de Nueva York al que fue donada en 1956, después de estar en poder de varios anticuarios hasta que la fundación Pulitzer- Bequest la donó al museo en 1956.
También se halló en la sepultura un timiaterio y restos de un braserillo que servían para la realización de una serie de rituales con libaciones e incineración de sustancias olorosas que acompañaban a los enterramientos de rango aristocrático.
Siguiendo arroyo arriba por el mismo Manzanas en un agradable paseo de un kilómetro, se llega al lugar donde se encuentra la fuente del Sauco junto a la que antiguamente se levantaba la ermita del mismo nombre, hoy desaparecida.
Otra muestra arqueológica de esas influencias orientales en los pueblos indígenas de nuestra comarca se encuentra en las estelas de guerrero, datadas ochocientos años antes de Cristo. Una de las más significativas se halló también en estas elevaciones al sur del Tajo.
Se trata de una laja de pizarra en la que se representa esquemáticamente al guerrero enterrado bajo la misma. También se han grabado en esquema los objetos de su ajuar que indicarían que se trata de un miembro destacado de la tribu o que en vida fue un héroe de la misma.
En esta estela aparecen concretamente un carro, una lanza, un escudo de los llamados de escotadura, un espejo y lo que tal vez pudieran ser unas tenazas. Este antiguo guerrero jareño aparece tocado con un casco de cimera.
Las elevaciones que limitan hacia el sur la vega debido a la proximidad del río, a la feracidad del terreno y a su fácil defensa han estado pobladas desde antiguo, como demuestran los numerosos yacimientos arqueológicos hallados en su suelo. Justo al oeste del arroyo Manzanas se sitúan sobre estos cerros restos de la edad del bronce y de la edad del hierro.
De esta última época es uno de estos yacimientos donde vivieron gentes relacionadas con el mundo de los vetones y que por su cultura y cronología estarían vinculados con el famoso castro céltico de El Raso que podemos visitar en Gredos y que nos dará una idea de cómo vivían estas gentes hace más de dos mil años. Del peculiar ecosistema de estas barrancas pobladas por enebros y coscojas hablaremos en próximos capítulos.
http://lamejortierradecastilla.com/camino-de-los-bandoleros-a-guadalupe/
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