viernes, 15 de marzo de 2019

La Batalla de Toledo. El Alcázar no se rinde. Parte IV

Llegan las presiones telefónicas y las acciones psicológicas y morales por parte del Gobierno para convencer a los sublevados en el Alcázar de desistir en su empeño y para ello utilizan varias fórmulas que explicamos. 

Entran en escena las temidas minas que se excavaron bajo los cimientos del edificio con terribles resultados. 

Para terminar se detalla el inmediato asalto a la fortaleza de las tropas gubernamentales momentos después de la explosión de la mina del día 18 de Septiembre.

Las presiones telefónicas iniciales. Las acciones psicológicas y morales para provocar la rendición de los sitiados

Llamadas telefónicas

Día 19 de Julio

1ª llamada. La del Jefe de Servicio del Ministerio de la Guerra, General Manuel Cruz Boullosa.
(Este mando se empeñó en que su hijo saliese del Alcázar, ya que era uno de sus cadetes, a pesar de que el hijo quería quedarse con sus compañeros. 


Habló con Moscardó que dijo que el cadete actuase como deseara ya que él no se lo iba a impedir. Al final el padre envió un coche a por él, pero el hijo nada más llegar a Madrid se fue al Cuartel de la Montaña donde fue muerto en el asalto. El padre acabó falleciendo al poco tiempo, según opinion del propio Moscardó “abrumado por el pesar de la decisión tomada y el remordimiento”)

2ª llamada. La del Teniente Coronel Hernández Saravia, ayudante del Presidente de la República Sr. Azaña (el 6 de agosto este mando fue nombrado Ministro de la Guerra).

3ª llamada. La del Gobernador Civil, diputado de Izquierda Republicana por Coruña, D. Manuel María Guzmán a petición del diputado por el PSOE José Prat, enviado por el propio Gobierno.

Día 20 de Julio

4ª llamada. La del Inspector de la Guardia Civil General Pozas, por la noche. Amenaza con enviar una columna armada y el bombardeo de la plaza. (El general Castelló es nombrado Ministro de la Guerra).

Día 21 de Julio

5ª llamada: La del General Riquelme, Jefe de la Columna Toledo, ya por la noche.

Recordaremos que este mismo día a las 7:00h es proclamado el estado de guerra en la ciudad por Moscardó. Bando leído en el patio del Alcázar y posteriormente en plaza de Zocodover, Gobierno Militar y Casa del Pueblo.

Día 22 de Julio

6ª llamada: La efectuada desde el Gobierno Civil. Se conceden 2 horas para la rendición. El nuevo Gobernador Civil y Presidente de la Diputación es D. José Vega López.

7ª llamada: La realizada a las 21h desde Toledo por el Ministro de Instrucción Pública Francisco Barnés al Comandante Militar de la plaza.

Día 23 de Julio

8ª llamada: La del Jefe de Milicias socialistas de Toledo, Cándido Cabello. Aquí se produce la mítica conversación telefónica con Moscardó, amenazando con fusilar a su hijo Luis si no rendía el Alcázar. El Coronel decide proseguir la defensa, lo que le cuesta la vida al hijo, que es fusilado en una “saca” el 23 de agosto. Testigo de excepción de esa conversación telefónica fue el telefonista del Alcázar D. José Fernández Cela que muchos años más tarde reflejó fielmente la misma.

Noticias poco reales por parte del gobierno

Día 25 de Julio

Es difundida a través de Unión Radio, y posteriormente en la prensa escrita, la noticia de la rendición de los defensores del Alcázar.

ABC de Madrid y AHORA informan de la rendición de los encerrados en el Alcázar
Ante la imposibilidad de comunicarse los defensores de El Alcázar por radio, por falta de electricidad, el Capitán Luis Alba Navas se presentó voluntario para la difícil misión de establecer enlace con las fuerzas nacionales del General Mola y hacerles ver que la rendición de El Alcázar difundida por Unión Radio de Madrid, ese mismo día, era completamente falsa. 

Para pasar inadvertido se vistió con un mono azul de miliciano y se proveyó de un carnet comunista (unos autores dicen que era de uno de los retenidos en el Alcázar, y otros afirman se le quitó a uno de los cadáveres de los asaltantes) además de una pistola y 100 pesetas, y salió sobre las 12 de la noche del día 25 por una de las puertas camino del terraplén que da acceso al Puente Nuevo, cerca del de Alcántara. 


Cruzó a nado por el Arroyo de la Degollada y siguió la margen izquierda del río hasta la altura de la Fábrica de Armas, y aquí volvió a cruzar a nado el Tajo. Se dirigió andando hacia Torrijoslogrando con habilidad un vehículo para dirigirse a Arenas de San Pedro diciendo que iba en misión secreta para la República.

Capitán Infantería Luis Alba Navas

Todo iba bien hasta que la suerte se le quebró a Alba Navas. En las proximidades de Torrijos, en Burujón, fue reconocido por un antiguo soldado que había estado a sus órdenes y dirigiéndose a él de forma inocente le preguntó: “¿Qué hace Vd. aquí mi Capitán?”. 

Alba trató de negar la evidencia pero los milicianos sospecharon de él y aunque el asistente lo quiso arreglar diciendo que quizás se había confundido, la duda prendió en los que estaban allí que procedieron a arrestarle y dar cuenta a Torrijos.

De este pueblo llegó la orden de que había que trasladarlo a Toledo para ser juzgado por un tribunal militar.

En el camino la suerte volvió a torcerse para Alba Navas ya que fueron interceptados por unos dirigentes del pueblo de Bargas, y al conocer la identidad del detenido, en el paraje llamado la Venta del Hoyo, cerca de Toledo, el día mismo día 25 de julio de 1936, fue muerto a tiros. Fue distinguido con la Cruz Laureada de San Fernando Individual, a título póstumo.

La visita de Vicente Rojo

El día 9 de septiembre a las 10h el Teniente Coronel Rojo, antiguo profesor de la Academia de Infantería, en una tregua pactada de 1 hora, visita el Alcázar para entregar una propuesta de rendición a Moscardó.

Fue recibido por antiguos compañeros y amigos como el capitán Alamán (Este desagradecido oficial que pasaba por ser amigo íntimo de Rojo, recordemos que ambos publicaron una revista técnica de corte militar y gran aceptación en la Academia, se cuidó de la familia e hijos de Alamán, que estaban en el Madrid republicano, preotegiéndoles en su misma casa.

 Cuando acabó la guerra Alamán se desentendió por completo de Rojo que acabó exiliado en varios países como Argentina y sobre todo Bolivia donde le fue reconocido su rango de General y un puesto de profesor en su Academia de Infantería).

Llevado ante Moscardó, a éste le desagradó la presencia del prestigioso Jefe en mono miliciano, entendiendo que era una deshonra al uniforme militar. La charla transcurrió al principio con tensión pero con más relajación al acabar el trámite de la misma ya que Moscardó se negó a aceptar ningún tipo de rendición. 

Parece ser que se le invitó a quedarse dentro de la fortaleza ya que le creían un hombre de honor, contrario a las formas que venían manifestando las fuerzas revolucionarias, pero él manifestó “haberse comprometido con esa gente, y que les había dado su palabra, además de que toda su familia estaba en madrid y temía por lo que pudieran hacerles”. 

Con ello selló su posible sentimiento moral de estar con los alzados y deseándoles suerte se despidió, abandonando el lugar por donde había entrado, la Puerta de Carros, en la fachada Oeste.

La visita del Canónigo Vázquez Camarasa

El día 11 de septiembre a las 10 h el Sr Vázquez Camarasa se presenta con una pequeña banderita blanca este sacerdote. Había sido una petición expresa que se le hizo a Vicente Rojo por los sitiados. 

Lo que en un principio iba a ser un alivio espiritual resultó ser todo lo contrario (recomiendo se vea en este mismo Blog el video-testimonio de Dª Dionisia Macías Pinar en su minuto 9 y 34″ de la intervención). Parece que el Guardia Civil herido cuidado por su mujer. Sótanos del Alcázar

sacerdote venía con unas instrucciones previas de “minar” la moral de los defensores y amedrentar a las mujeres ya que la propia homilía se basó en una especie de despedida final porque consideraba que las personas allí recogidas tenían las horas contadas hasta el punto de darles una absolución “en vida”.

Ante la insistencia de Camarasa a Moscardó de que dejara salir a las mujeres, hizo llamar a una de ellas que recogía el sentir general de las mujeres encerradas, que resultó ser la hija del mismo Teniente Coronel Romero Basart de la Guardia Civil, negándose a abandonar el Alcázar y que estaban de acuerdo en que el destino de ellas iría ligado al de los hombres con quienes se habían encerrado voluntariamente.

La visita del diplomático chileno Núñez Morgado

El día 13 de septiembre se produce esta visita que en realidad no llega a producirse. Cierto es que estuvo presente en Toledo pero los mismos milicianos indicaron que ellos harían llegar el mensaje a los del Alcázar. Tampoco desde dentro se estuvo dispuesto a más intervenciones del exterior que hasta ahora solo habían servido para intentar minar su moral. No tuvo trascendencia.

Mensaje del Gobierno de Madrid a través de un telegrama de la Cruz Roja Internacional

Curiosamente este telegrama se hizo llegar a las 2:15h de la tarde del día 18 de septiembre, justo cuando hacía 14 horas de la explosión de la doble mina preparada por el Gobierno para volar a los sitiados. Es un último y tardío intento por socavar la moral de los sitiados.

Las Minas

Fue en agosto de 1936 cuando comienzan realizarse los primeros trabajos de zapa desde la plaza de Zocodover, siendo abandonados al poco tiempo por las dificultades encontradas.

A finales de ese mismo mes se reanudan los trabajos con mejor material: se añaden motores compresores y martillos neumáticos.

mineros asturianos cavando la mina bajo el Alcázar

Se detectan dos compresores distintos: en la Plaza de la Magdalena y cerca del Teatro de Rojas.

Las galerías se construían con unas dimensiones de 1,5 metros en cuadro y unos 7o metros de longitud, y se llegaron a detectar dos simultáneas y secretas. De hecho ni el mismo jefe de la Columna Toledo sabía su situación exacta, lo que muestra una vez más la descoordinación y falta de criterio unificado de las fuerzas intervinientes republicanas.

Una de las minas estaba siendo construida por la UGT y la otra por los anarquistas de la CNT.

Las bocas de ambas se encontraban en la calle Juan Labrador nº 20 la primera y en el nº 6 la segunda, justo donde se encontraba la imprenta “El Castellano“.

Se utilizaron barrenos para horadar la roca y abrir brecha. Se trabajó las 24h del día a razón de cuatro turnos de 6 horas. Se avanzaban 2,5 metros por día.

Los defensores se apercibieron de los trabajos en estas minas por las escuchas que hicieron las mujeres en los sótanos que se dieron cuenta del ruido extraño al otro lado de las paredes y dieron parta de la Comandancia.


 Desde ese momento un pequeño equipo dirigido por el Ingeniero Zapador Teniente Barberayudado por un cabo de la guardia civil y antiguo minero Rodríguez Caridad, hicieron seguimiento diario de la progresión de los trabajos lo que fue fundamental para determinar con bastante exactitud de la magnitud de la explosión, efectos y lugares donde sería menos peligroso soportar la deflagración.


El Gral Asensio Torrado explica los planes de la voladura ante la atenta mirada del Jefe del Gobierno Republicano Sr. Largo Caballero y el Tte Cl Barceló

La explosión de la mina tuvo efectos limitados en lo material, fue derribado el torreón Suroeste y parte de la fachada Oeste. En bajas humanas apenas cinco, entre las que se cuentan al cabo citado Rodríguez Caridad que se encontraba el labores de escucha a menos de 3 metros de donde se produce la explosión.

Mujeres escuchando la mina desde los sótanos del Alcázar

Otros autores señalan 7 bajas, pero en cualquier caso los efectos son apenas apreciables, dado que se pretendía sepultar a las 1.700 personas largas que aún sobrevivían en esos momentos, incluidas mujeres y niños.

Se cargó cada mina el día 17 de septiembre de 1936 con 2.500 Kgs de trilita y se da fuego a la carga con un explosor eléctrico a las 6:30h de la madrugada del día 18, en medio de una preparación artillera previa, y con buena parte del gobierno de la República y de medios periodísticos nacionales e internacionales invitados de observadores.

La mina dejó un socavón de 7 metros de profundidad en el torreón Suroeste, derribándolo, y echó abajo gran parte de la fachada Oeste.

En realidad eso no hizo más que incrementar las dificultades del asalto posterior convirtiéndose en una trampa mortífera para quien osó imprudentemente acceder por dicho hueco causado por la mina, y pocos sobrevivieron de quienes lo intentaron.

El asalto del día 18, posterior a la explosión de las dos minas

Se constituyen dos grupos de asalto:

– El Grupo Norte dirigidos por el Comandante Madroñero tiene como base de partida el Miradero para dirigirse a Zocodover divididos en dos subgrupos, uno progresaría por la llamada Cuesta del Alcázarpara escalar las ruinas del torreón Noroeste y otro que subiría por el llamado Zig-Zag (es una serie de revueltas que había delante de la fachada Norte que llegaba a la entrada principal de la fortaleza) apoyado por un carro de combate para acceder a la explanada Norte, donde se ubicaba la fachada más batida por la artillería de Pinedo.

Plano del asalto día 18 septiembre, justo después de la explosión de las dos minas

– El Grupo Sur del Comandante Torres tendría como base de operaciones la Plaza de San Lucas, 800 m al sur del Alcázar y se dividiría también dos subgrupos, uno de ellos iría directamente a la brecha abierta por las minas en el torreón Suroeste y el otro se dirigiría a través de la explanada delante de la fachada Sur que llamaban “El Corralillo” sobre el Convento de Capuchinos y el Comedor para asaltar el edificio principal desde su fachada Este.

El plan concebido de esta manera sería viable si los defensores hubieran sucumbido en su mayoría, quedando pequeñas resistencias. No fue así la cosa como veremos.

Respecto al Grupo Norte, la subida directa por los escombros del torreón Norte era el más razonable y la única vía que podía tener éxito ya que la progresión estaba oculta del fuego que pudiera hacerse desde el edificio del Gobierno Militar(justo a la espalda pero tapados por edificios colindantes y un fuerte desnivel del terreno) y desde el mismo interior por los defensores.

La subida del otro subgrupo por el llamado Zig-Zagera mucho más expuesta al ser batidos por fuego desde el Gobierno Militar. No se intentó eliminar primero a estos defensores del Gobierno Militar.

Respecto al Grupo Sur aún ha de ser más negativo el comentario sobre su proyecto de ataque. La explosión de las minas no había hecho más que provocar un agujero enorme de 7m de profundidad, con bloques de piedra enorme e inestables, además de haber favorecido posiciones dominantes de fuego a sus defensores, se podía disparar muy fácilmente sobre cualquiera que intentase entrar por esa zona.

 La progresión por tanto a través del torreón Suroeste estaba condenado a llevar a las milicias a una trampa mortal.

El último de los subgrupos, que intentaría atravesar una llanura de 150 metros al descubierto estaba llamada a ser una carnicería ya que era terreno muy batido por fuego de ametralladora desde el mismo Alcázar así como desde la zona de Comedores y Santiago, resistencias exteriores que tampoco se habían intentado tomar previamente.

En resumen, que de los 2.400 hombres que la República ponía en la acción solo unos 600 estaban llamados a tener un mínimo éxito como así ocurrió.

El grupo del torreón Noroeste se lanza al ataque trepando sobre las grandes rocas, llegando hasta lo que era la galería sobre el mismo patio, y asomándose, ven abajo a algunos defensores sobre los que lanzan granadas de mano haciendo caer algunos de ellos. De entre las milicias surge una bandera republicana que es plantada en lo más alto de uno de los muros descarnados.

Alcazar fachada SO despues-Asedio Alcazar de Toledo

Viendo aquello, algunos defensores encabezados por el Teniente Gómez Oliveros con escaleras de mano, se encaraman a la galería del primer piso sorprendiendo a los atacantes y entablándose a continuación una lucha cuerpo a cuerpo donde se va imponiendo una mejor técnica de combate de los defensores, además de que se iban añadiendo más elementos que subían por las escaleras de cuerda para ayudar a los defensores, mientras que los atacantes carecían de reservas que se fueran incorporando a la lucha.

 Esto hizo que los milicianos que se encontraban en la galería se viesen cada vez más disminuídos, empezando a flaquear su moral.

El grupo defensor se hizo con la bandera republicana que es tomada por el Teniente Castro Miranda siendo arrojada al patio por Gómez Oliveros. Siguieron subiendo guardias civiles por una esalera de madera y se pusieron a construir un parapeto sobre la antigua “sala de recreo” de cadetes. 

Fue por alli por donde entró un grupo de milicianos atacantes que vieron un agujero en el muro y se colaron por él. La lucha fue violenta, con disparos a quemarropa, estallido de granadas de mano y machetazos. 

Los heridos se agolpaban en la galería y se les ocurrió a los defensores practicar un agujero en el suelo y descolgar a los heridos por alli con cuerdas. Cuando los heridos eran descolgados, al bamboleo de las cuerdas, los cuerpos iban golpeando en las paredes, consecuencia de lo cual se quedó una gran mancha de sangre marcada sobre las mismas.

Afianzada ya la posición por las armas de los defensores, encaramados en la rampa sobre la galería del primer piso, además del fuego de ametralladora que se hacía de flanco desde los agujeros practicados por la metralla de los obuses del 155mm en el acceso a los subterráneos, como por ejemplo el túnel llamado “el Simplón” sobre la Cuesta del Alcázar, hizo que aventurarse ya por aquella zona fuese extremadamente peligroso para los milicianos.

Por el lado Sur las cosas fueron aún peor, los que intentaron atacar por el embudo de la mina se quedaron allí para siempre, y los que lo hicieron por la explanada del Corralillo se vieron detenido por fuego de ametralladoras desde el Convento de Capuchinos, dejando varios muertos sobre el terreno y retrocediendo deprisa a posiciones de partida..

Una estimación de bajas del asalto del día 18

Grupo Norte

– Subgrupo de Puerta de Hierro, Zig-Zag: 10 bajas
– Subgrupo ángulo Noroeste: 100 bajas

Grupo Sur

– subgrupo explanada del Corralillo: 10 bajas
– subgrupo del ángulo Suroeste: 20 bajas


Todo ello hace un total estimado de cerca de 140 bajas para los milicianos en el ataque, insistiendo en que no hay datos fidedignos de las mismas, siendo estas estimaciones de D. Rafael Casas de la Vega, historiador militar de prestigio y buen criterio en sus investigaciones y conclusiones sobre temas militares.

Fin parte IV

por lmartineze | Feb 24, 2015
https://rutasbelicas.com/la-batalla-de-toledo-el-alcazar-no-se-rinde-parte-iv/

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