Leda, de Rainer María Rilke
Cuando el Dios requirió adoptar su cuerpo
casi lo intimidó sentir tan bello al cisne;
se dejó ir, extraviado del todo,
mas pronto su impostura lo hizo actuar,
antes de que pudiera ese desconocido
modo de ser ensayar.
Ella, abierta, reconoció a quien venía en el cisne
y supo de inmediato que él pedía algo que ella,
perdida en la lucha,
no supo defender.
Él descendió y, con su cuello, hizo a un lado la mano debilitada.
El Dios se extravió en ella,
sintiendo sólo entonces su plumaje
y fue de verdad cisne en su regazo.
Escultura de Leda y el cisne, en el patio de la Calle Aljibes nº 14, Toledo. Fotografía: Jose María Gutiérrez Arias, Sección Vivienda, Consorcio de la Ciudad de Toledo. Año 2017.
Mientras Leda, esposa del rey de Esparta Tindáreo, se bañaba en un estanque cercano al río Eurotas, fue seducida y poseída por un cisne de resplandeciente blancura que fingía ser perseguido por un águila. Ese cisne era el dios Zeus, que con este engaño conquistó a Leda sin levantar sospechas (Mitos griegos)
Jose María Gutiérrez Arias
Escultura de Leda y el cisne, en el patio de la Calle Aljibes nº 14, Toledo. Fotografía: Jose María Gutiérrez Arias, Sección Vivienda, Consorcio de la Ciudad de Toledo. Año 2017.
http://www.consorciotoledo.org/leda-y-el-cisne/
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