miércoles, 13 de marzo de 2019

La Polémica del Alcázar: La cuestión de los Rehenes. Parte II

El cuaderno de Moscardó

En sus anotaciones se indica la cifra de 16 prisioneros y se señala que los familiares de los defensores eran 533, mientras que en la lista nominativa reproducida por el Comandante Martínez Leal, uno de los defensores, aparecen 537, diferencia que se explicaría en gran parte si Moscardó a la hora de hacer sus cálculos no hubiera incluido al gobernador y los suyos entre las familias, sino entre los presos, pues sus nombres aparecen en la lista de Martínez leal.

Moscardó lo resume de la siguiente forma: “a los prisioneros les aconsejé cartas para sus familiares gestión a favor familias. Conferencia con capitán milicias prometió respetar vida de familias”.



Este es el único episodio en el que Moscardó “utilizó” de alguna forma a los rehenes haciéndoles escribir en un papel qué tal se les había tratado y también el siguiente texto “Que nosotros, en nuestra salida respetaremos sus familias, siempre, como es natural, que ellos hayan respetado las nuestras y las sigan respetando hasta el último momento”.




Estas cartas con nombres y membretes de dirección se les hicieron llegar a los cercadores.

 La realidad hizo que finalmente con la entrada de regulares y legionarios se produjese una amplia represión, contraria a la idea y deseos de Moscardó.

Toledo no se libró de la represión de ninguno de los dos bandos.

El destino de los rehenes. ¿Qué fue de ellos?

Referencias a una foto publicada en el libro del padre Alberto Risco “La epopeya del Alcázar” muestra un embudo provocado por la última de las minas con cadáveres dentro, y el pie de página indicando que allí están los cuerpos de los rehenes y varios milicianos muertos.

Cráter de una mina con rehenes enterrados en su interior

Cadáveres de soldados republicanos en el embudo de la mina del torreón SO

He podido leer en alguna fuente bibliográfica que según algún testigo, la familia del gobernador civil D. Manuel María González López, no se encontraba con el resto de prisioneros, sino que al parecer estaba en otro régimen distinto de confinamiento, más cercano a la connivencia con la postura de Moscardó que en contra, de ahí la deferencia que se mostraba hacia él y su familia. 

Así estuvo considerada también su secretaria personal Conchita, que al saber que su jefe estaba en el Alcázar, se presentó voluntariamente para seguir asistiéndole, pero ésta dio claras muestras de simpatía por el bando republicano hasta el final, y según todos los indicios, fue fusilada con la liberación de la ciudad.

Autores contemporáneos como son Alfonso Bullón de Mendoza y Luis E Togores han publicado un libro en 2001 con el título “El Alcázar de Toledo: Final de una polémica“, Actas Editorial, donde han desarrollado un profundo estudio de los temas que nos ocupan. 

De hecho este artículo está desarrollado en base a la exposición de estos dos autores por la seriedad y el rigor que han utilizado en la descripción de los temas, la investigación y cotejo de las teorías con testimonios de época y su análisis carente de maniqueísmo.

Bullón y Togores buscaron en el registro civil de Toledo cualquier dato sobre la muerte de los prisioneros y hallaron la partida de defunción de Francisco López Sánchez y López de la Torre (maestro de la cárcel de Toledo), inscrito en septiembre de 1939. 


El documento señala que “falleció en el recinto del Alcázar, donde quedó sepultado su cadáver el día 29 de septiembre de 1936…a consecuencia de la guerra“. Esta coletilla final es la que solía constar en las notas de defunción de personas del bando republicano, mientras que en las referencias a fallecidos de zona nacional solía ponerse la coletilla “asesinado por las hordas rojas“.

Siguiendo a estos dos historiadores, lograron contactar con uno de los hijos del maestro de la cárcel, Virgilio Sánchez Segovia. Este hombre manifestó que su padre Francisco Sánchez era hombre moderado de Izquierda Republicana y que al igual que el resto de los rehenes fue puesto en libertad por Moscardó tan pronto como acabó el asedio. 

Deambuló un día por Toledo sin saber a dónde ir, en un momento en que la ciudad era un peligro por la cantidad de gente que buscaba venganza en personas de la izquierda e iban señalando a las personas que debían ser fusiladas. 

Y resultó que uno de los señalados fue su padre, el maestro de la cárcel, siendo fusilado un día después de la liberación, sin que Moscardó tuviese nada que ver en su muerte.

Siguiendo a este testimonio, cuando Moscardó se enteró que los rehenes habían sido asesinados se indignó, pues resultaba evidente que al haber estado encerrados en el Alcázar, no eran responsables de las tropelías cometidas por los que estaban fuera.

Los tres milicianos que se incorporaron a una de las columnas de la Guardia Civil que se refugió en el Alcázar fueron sacados por sus captores llevándoselos y dejándoles en su pueblo, siendo ya desconocido su final.

La esposa e hija del concejal socialista del Ayuntamiento de Toledo y Director del Heraldo de Toledo, Domingo Alonso, fueron encerradas aparte del resto de rehenes y así las tuvieron el resto del asedio. Al acabar el mismo fueron liberadas y auxiliadas por diversos guardias civiles compadecidos de su situación. 

Comentan nuestros autores que años más tarde se trasladaron a Madrid donde vivieron en compañía de otra hija de Domingo Alonso, Marcelina, casada con Hilario Díaz. Testimonio de la Sra Dolores Relanzón.

Se considera como muy probable que algunos de los rehenes liberados al fin del encierro lograsen salvar sus vidas.

Otra cuestión pendiente son los cerca de 22 conductores de los camiones requisados por la Guardia Civil en Ocaña y Talavera de la Reina. Nunca se les consideró presos y de hecho participaron activamente en tareas auxiliares en la defensa del Alcázar.

Uno de ellos fue el que adaptó la motocicleta que sirvió para moler el trigo. Estos hombres no fueron militarizados por considerarse tener número suficiente para la defensa del Alcázar, pero todos los presentes les consideraron como unos más.

Hasta aquí lo que he podido recopilar sobre el asunto de los rehenes. Vale toda la bibliografía mencionada en el artículo dedicado a la Batalla de Toledo, pero en este caso es de justicia poner en destacado lugar por merecimientos propios al que en el publicado artículo en este Blog sobre dicha batalla figuraba en último lugar de la relación (una mera casualidad).

Bullón y Togores realizan una magnífica labor de investigación, buscando referencias y opiniones, confrontando las de uno y otro bando y recurriendo a los testimonios en muchos casos para llegar a la verdad.

A Bullón no había tenido el gusto de leerle pero sí a Togores en sendas biografías de dos figuras relevantes de la guerra civil como fueron Agustín Muñoz Grandes y Juan Yagüe, ambas magníficas, especialmente la del antiguo Jefe de la División Azul en Rusia, Muñoz Grandes. También tiene otra sobre Millán Astray, fundador de la Legión, que yo no he leído.

Sus recopilaciones sobre la División Azul y Falange en forma de archivos fotográficos creo que son de gran valor histórico, ambas en mi biblioteca personal.


Dejo constancia del libro que ha servido de base principal de este artículo sobre los rehenes del Alcázar, indicando los datos del mismo, porque a cualquier interesado en la materia es de obligado cumplimiento su lectura. Valga además de merecido homenaje a sus autores.

Bibliografía:

Luis E. Togores (al fondo) y Alfonso Bullón de Mendoza

“El Alcázar de Toledo: Final de una polémica” Alfonso Bullón de Mendoza y Gómez de Valugera, Luis Eugenio Togores Sánchez

ACTAS EDITORIAL COLECCIÓN EL ESTADO DE LA CUESTIÓN 7 MADRID, 2001

Fin parte II y final

Luis Martínez
Madrid, 19 de marzo de 2015

https://rutasbelicas.com/la-polemica-del-alcazar-la-cuestion-de-los-rehenes-parte-ii/

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