Tirolina de Fuentespalda, Teruel
Al noreste de la provincia de Teruel, se encuentra la comarca más esotérica de la geografía hispana: Matarraña.
Su nombre se debe al río que la atraviesa de sur a norte, que, en el antiguo mozárabe, se traduce como “tierra entre obispados” (en clara referencia al obispado de Tortosa y al arzobispado de Zaragoza).
Con menos de 10.000 habitantes repartidos en un total de 18 municipios (Valderrobres es su centro administrativo y Calaceite el cultural), el Matarraña está a caballo entre el Sistema Ibérico y el Macizo de los Puertos, y es un paraíso de bosques, ríos, cascadas y pueblos que coronan colinas, a la sombra de viejos castillos roqueros.
En medio, profundos valles, manantiales de aguas cristalinas y ermitas de peregrinaje.
El río Matarraña constituye todo un documento cartográfico que confirma cómo el hombre prehistórico fue capaz de representar su entorno.
Hasta ahora se creía que los primeros mapas eran obra de civilizaciones del mundo del Mediterráneo oriental (Egipto, Mesopotamia, Grecia…), pero aquí vemos que unas humildes y desconocidas tribus que vivieron en el Bronce Final en estas tierras aragonesas supieron representar con rigor el trazado rectilíneo de su río sagrado, a escala de la yarda megalítica, para determinar, sobre la roca, los lugares más ricos en caza, los accidentes naturales, los mejores itinerarios para desplazarse, las grutas más seguras y los bosques y tierras de cultivo. Conocimientos, no obstante, que solo estarían al alcance de los sacerdotes.
Es muy probable que hace tres milenios, cuando se produjo aquel gran cambio sociocultural en la historia de la humanidad, el río Matarraña fuera navegable y, entonces, sus aguas, en su trazado de sur a norte, se convirtieran en una magnífica vía de comunicación para que los pueblos del interior alcanzaran el Mediterráneo a través del Ebro, facilitando una conexión intercultural entre los clanes de la Celtiberia Nuclear y los pueblos íberos próximos al Mare Nostrum.
El Matarraña mágico y misterioso,una ruta por las poblaciones más conocidas y los lugares más desconocidos de Teruel.
Pero, sobre todo ello, infinidad de enclaves que recuerdan la fuerza de este territorio como lugar de acogida, lejos de las grandes ciudades. Lugares que invitan al viajero –y no al turista– a ser descubiertos con los cinco sentidos. Todos ellos, alineados y enlazados por diez “líneas-ley”.
Hace ochenta y cinco años, el antropólogo francés Alfred Métraux, estando en la meseta boliviana, y concretamente en el antiguo país de los aimaras, advirtió con el mayor asombro que una red de líneas que partían del templo del Sol, a orillas del lago Titicaca, enlazaban filas de altares elevados en las colinas y otros enclaves sagrados.
Caminos de peregrinación donde residen espíritus nobles, quienes reciben de los romeros simbólicas ofrendas para obtener a cambio salud, suerte y la gracia de un clima bondadoso para todos los miembros de la familia.
Pero también fuentes y manantiales sagrados o modestos montones de piedras que se cubren con exvotos de los peregrinos que allí se postran de rodillas para pedir a las divinidades.
Desde tiempos ancestrales, estas “líneas-ley” forman parte de la cultura inmaterial de la historia de la humanidad.
Caminos de peregrinación donde residen espíritus nobles, quienes reciben de los romeros simbólicas ofrendas para obtener a cambio salud, suerte y la gracia de un clima bondadoso para todos los miembros de la familia.
Pero también fuentes y manantiales sagrados o modestos montones de piedras que se cubren con exvotos de los peregrinos que allí se postran de rodillas para pedir a las divinidades.
Desde tiempos ancestrales, estas “líneas-ley” forman parte de la cultura inmaterial de la historia de la humanidad.
Precisamente la comarca del Matarraña es la más rica del mundo occidental en estas líneas energéticas.
Una herencia que, sin duda, debemos a los celtas, que convivieron en este territorio con la otra gran cultura de la España protohistórica: los íberos.
Sin embargo, es a la espiritualidad del pueblo celta y a sus sacerdotes, los druidas, a quienes debemos que se hayan mantenido en el fervor generacional unas tradiciones que podemos reconstruir estudiando estos enclaves de poder, abundantes en la comarca aragonesa.
La comarca aragonesa, bañada por el río que le da nombre, posee la mayor concentración de enclaves sagrados y líneas energéticas de la prehistoria occidental, herencia del pueblo celta
1. Como llegar a Alcañiz, origen de nuestra RutaUna herencia que, sin duda, debemos a los celtas, que convivieron en este territorio con la otra gran cultura de la España protohistórica: los íberos.
Sin embargo, es a la espiritualidad del pueblo celta y a sus sacerdotes, los druidas, a quienes debemos que se hayan mantenido en el fervor generacional unas tradiciones que podemos reconstruir estudiando estos enclaves de poder, abundantes en la comarca aragonesa.
La comarca aragonesa, bañada por el río que le da nombre, posee la mayor concentración de enclaves sagrados y líneas energéticas de la prehistoria occidental, herencia del pueblo celta
Indice:
- Como llegar a Alcañiz, origen de nuestra Ruta
- Algo de Historia
- Flora y Fauna de la Comarca del Matarraña
- Alcañiz
- Comer en Alcañiz
- Valdealgorfa
- Valjunquera
- Las Lineas Ley del Matarraña
- La Fresneda
- Comer en La Fresneda
- Salto de Portellada
- Ráfales
- Peñarroya de Tastavins
- Fuentespalda
- Comer en Fuentespalda
y éste es el Croquis de nuestra Ruta Completa
para saber mas:
No hay comentarios:
Publicar un comentario