La etimología de la palabra Yébenes procede del árabe "yebel", que significa monte, quizás porque la villa se ubica en el extremo orienta de los Montes de Toledo y porque gran parte de su territorio es abrupto.
Se la ha descrito en tiempos "como una bandada de palomas posadas en un monte, pues sus níveas casas y los muchos árboles que hay en el pueblo le dan tal aspecto".
Se la ha descrito en tiempos "como una bandada de palomas posadas en un monte, pues sus níveas casas y los muchos árboles que hay en el pueblo le dan tal aspecto".
La presencia humana se remonta a la Edad del Bronce, como demuestran los yacimientos conocidos como Montón de Trigo y Chorreras, lugar donde podemos encontrar pinturas rupestres esquemáticas.
Su fundación como ciudad ha de situarse en el Gobierno de Trajano. Aún quedan restos de la presencia de Roma en esta zona de la Carpetania, como atestiguan la IV Calzada romana, cuyo trazado aún suhsiste,alguna decena de minas y los numerosos vestigios que aparecen en la loma de Carpintero.
Hay noticias de la dominación árabe, ya desde el 930, cuando Abderramán III acampó con sus huestes a orillas del Algodor, para tomar desde esta posición privilegiada, Mora y Toledo.
La importancia estratégica del área, fue crucial para que fuera sucesivamente ocupada por musulmanes y cristianos.
Las fortalezas, atalayas y castillos que se emplazan sobre el término municipal atestiguan lo dicho.
Así, después de la Batalla de Alarcos, los moros ocupan las tierras que abandona el mando cristiano refugiado en las Guadalerzas. Por su parte, Alfonso VIII acampa dieciocho años después en el paraje de los Torneros, antes de alzarse victorioso en las Navas de Tolosa.
La importancia estratégica del área, fue crucial para que fuera sucesivamente ocupada por musulmanes y cristianos.
Las fortalezas, atalayas y castillos que se emplazan sobre el término municipal atestiguan lo dicho.
Así, después de la Batalla de Alarcos, los moros ocupan las tierras que abandona el mando cristiano refugiado en las Guadalerzas. Por su parte, Alfonso VIII acampa dieciocho años después en el paraje de los Torneros, antes de alzarse victorioso en las Navas de Tolosa.
A partir de aquí, el caprichoso orden que imponen los señoríos medievales, divide la población en dos mitades separadas por la sola anchura del Camino Real de Sevilla, quedando una de las partes bajo el domino de la Ciudad de Toledo, y la otra, gobernada por la Orden de los Caballeros de San Juan. Yébenes de Toledo es más antiguo que la villa gobernada por los sanjuanistas.
No hay noticia histórica desde la Noliva de los Carpetanos hasta la donación de Enrique I al arzobispo toledano D. Rodrigo Jiménez de Rada. En el año 1243, el Rey Fernando II, el Santo, recibe del arzobispo toledano acta de cesión de estos territorios. Tres años más tarde, el rey vende este lugar por 45.000 maravedíes alfonsíes al Concejo de Toledo, quien concederá la Carta Puebla el 24 de septiembre de 1258.
Por lo que se refiere a la villa de Yébenes, decir que se tiene constancia que fue repoblada por la Orden de San Juan en el S. XIII, a través de las cartas pueblas que otorgaron los comendadores de esta orden en toda la Mancha.
Se estima que esta concesión hubo de tener lugar entre el 1.238 y el 1.241.
Se estima que esta concesión hubo de tener lugar entre el 1.238 y el 1.241.
Durante seis siglos conviven dos núcleos urbanos, con parroquias, ayuntamientos y jurisdicciones diferentes, hasta que en el gobierno del Trienio liberal (1.822) llega el primer ensayo unificador, anulado al año siguiente.
Entre 1.833 y 1.835, se consigue la unión definitiva que acaba con 564 años de división jurídica y administrativa.
El escudo heráldico da cuenta de esta secular división, representando el águila de la ciudad imperial y la cruz de S. Juan.
Fuente: Wikipedia
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