Fueron los maestros de obra, canteros y albañiles musulmanes los que alzaron oratorios, mezquitas y sinagogas en la mágica Toledo. He aquí una breve mirada esotérica al respecto
Una mirada esotérica a las mezquitas y sinagogas de Toledo
El Islam tomó la capital del reino visigodo hispanorromano,Toledo, en el año 711 y el rey castellano Alfonso VI la recobró para la cristiandad en 1085.
Diversas mezquitas y sinagogas contó su población musulmana y judía, si bien tan solo han subsistido las que invitamos a recorrer en este reportaje.
Mezquitas
Dice la leyenda que la primera misa se ofició en la mezquitilla del barrio nordeste de la ciudad, a una veintena de pasos de la puerta denominada Bab al-Mardum, siendo renombrada como iglesia del Cristo de la Luz, añadiéndose para su nuevo culto un ábside semiesférico mudéjar.
Esta mezquitilla, con fachada de ladrillo, debió construirse en el año mil, siendo Almanzor la mano derecha del califa Hixem II.
Tiene más bien pinta de oratorio sufí, es decir, de recinto iniciático esotérico para alguna cofradía mística islámica. Es cúbica y su referente místico es la misma Kaaba, el templo principal del Islam.
Sus arcadas entrecruzadas rememoran las existentes el muro occidental de la gran mezquita de Córdoba, como así acontece con sus geométricas nueve cupulillas que parecen tomar como modelos las existentes junto al mihrab cordobés.
Incluso la partición de esta mezquitilla en nueve compartimientos es esotérica al estar vinculada a los cuadros mágicos numerales pitagóricos, preludios de “tabla o plancha de trazar” de la francmasonería simbólica.
En el entorno de la catedral de Toledo encontramos otra mezquitilla, denominada Casa de las Tornerías, realizada por mudéjares en la segunda mitad del siglo XII, que toma como prototipo a la de Baba al-Mardum, con la misma organización interior en nueve espacios, destacando igualmente el central con cúpula nervada.
Sinagogas
Si Salomón tuvo que recurrir a maestros de obra y constructores extranjeros para alzar el gran templo de Jerusalén, la comunidad judía toledana tuvo que echar mano de quienes mejor sabían construir con mayor afinidad a sus gustos artísticos, que no eran los constructores cristianos sino los musulmanes.
En ambas religiones regía un principio anicónico común: la divinidad no puede ser representada. Y todo lo demás tan solo debiera expresarse a través de la letra, la geometría y el esquematismo vegetal.
Estas premisas sustentaban también la concepción esotérica de los místicos judíos, los cabalistas, como acontecía igualmente entre los sufíes.
Un marco neoplatónico y neopitágorico, teñido de concepciones hermetistas alejandrinas, es igualmente perceptible por parte de algunos estudiosos a la hora de interpretar el simbolismo de la planta, alzado e iconografía de las sinagogas del Tránsito y de Santa María La Blanca en el itinerario que conduce hoy día a los turistas hasta la iglesia de San Juan de los Reyes.
La del Tránsito se construyó en la judería en 1366. Ladrillo en los muros, armadura de par y nudillo en la sala de oración, estuco con cintas epigráficas, motivos vegetales y heráldicos, que recuerdan a la Alhambra de Granada, adornan su única nave de unos 23 m. de larga, por 10 de ancha y 12 de alta. Hoy día acoge el lugar a un magnífico Museo Sefardí.
La sinagoga de Santa María la Blanca es posible que fuera antaño la sinagoga Mayor que fue reconstruida en 1250 tras un incendio. Dejó de ser sinagoga en 1411, convirtiéndose en templo cristiano. Las arcadas de su interior rezuman ecos de mezquita. Sus 32 pilares son octogonales y sostienen 28 arcos de herradura. Yeserías al estilo almohade recorren el primer entablamento y una cuarentena de arcos polibulados adornan el segundo. El artesonado también es meritorio.
Ángel Almazán de Gracia - 31/12/2008
Publicado en la revista NUESTRO TIEMPO de Caja Rural de Toledo en su número 165, de diciembre de 2008
Fuente: http://www.soriaymas.com/ver.asp?tipo=articulo&id=2069
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