De las Relaciones de Felipe 11, en 1575, podemos sacar vanas evidencias como:
-La importancia de la devoción a Santa María (de sahor medieval) en sus misterios y festividades, predominando la Asunción, Concepción y Natividad.
Todas las iglesias de los pueblos de la Orden de San Juan (Partido de Alcázar y Priorato de Consuegra) estaban bajo la advocación de la Asunción, desde el siglo XIII. Por el contrario en las poblaciones santiaguistas del Partido de Ocaña predominaban titulares de Santos y Apóstoles (San Antón, Santiago, San Andrés, San Bartolomé, San Miguel, etc.). La Concepción estaba arraigada como festividad en los pueblos sanjuanistas (en Quero decían que se celebraba desde antiguo), y también en los del Partido de Ocaña. La Natividad era mucha fiesta en Ocaña, con corridas de toros.
-La perduración de las devociones a Santos, de claros inicios medievales, y con una motivación protectora frente a las adversidades y enfermedades (pestilencias, langosta, rabia, gusano de las viñas y otros) que apenaban al hombre medieval y moderno; así: San Sebastián y San Roque, frente a la peste, igual que San Nicasio y San Bernardino; San Gregario Nacianceno, contra el gusano de las viñas; San Antón, protector de los ganados; Santa Quiteria, contra la rabia; San Marcos; San Agustín, Santiago y Santa Constanza, contra la langosta; San Cristóbal, Santa Eugenia, San Cosme y San Damián, San Bartolomé. Santa Catalina, San Vicente, etc. Sus ermitas (algunas en construcción) venían a situarse en los caminos de acceso/salida de las poblaciones.
-Las festividades locales se celebraban en función de votos que hacían los pueblos a los anteriores santos, para que a través de su mediación, fueran librados de las plagas y enfermedades. El vecindario aportaba limosnas y/o cantidades fijas (en granos o maravedíes) estipuladas en función de la situación económica, bien de propietario labrador o no, para los gastos de las fiestas; que solían consistir en misas y procesiones en los días señalados, con algunas caridades de pan y queso a los pobres; en casos muy concretos (Ocaña y El Toboso) se corrían toros.
-Se observa un fomento de conventos (franciscanos, dominicos, bernardas y jesuitas), con alguno en construcción, en poblaciones como Ocaña y El Toboso.
-Así mismo está anaigada la costumbre de tener hospitales para pobres viandantes y otros. En el Informe de 1770-73 se pueden analizar varias características de la religiosidad popular, consecuencia de la Contrarreforma católica legislada en Trento, así:
-La importancia de la devoción a Santa María (de sahor medieval) en sus misterios y festividades, predominando la Asunción, Concepción y Natividad.
Todas las iglesias de los pueblos de la Orden de San Juan (Partido de Alcázar y Priorato de Consuegra) estaban bajo la advocación de la Asunción, desde el siglo XIII. Por el contrario en las poblaciones santiaguistas del Partido de Ocaña predominaban titulares de Santos y Apóstoles (San Antón, Santiago, San Andrés, San Bartolomé, San Miguel, etc.). La Concepción estaba arraigada como festividad en los pueblos sanjuanistas (en Quero decían que se celebraba desde antiguo), y también en los del Partido de Ocaña. La Natividad era mucha fiesta en Ocaña, con corridas de toros.
-La perduración de las devociones a Santos, de claros inicios medievales, y con una motivación protectora frente a las adversidades y enfermedades (pestilencias, langosta, rabia, gusano de las viñas y otros) que apenaban al hombre medieval y moderno; así: San Sebastián y San Roque, frente a la peste, igual que San Nicasio y San Bernardino; San Gregario Nacianceno, contra el gusano de las viñas; San Antón, protector de los ganados; Santa Quiteria, contra la rabia; San Marcos; San Agustín, Santiago y Santa Constanza, contra la langosta; San Cristóbal, Santa Eugenia, San Cosme y San Damián, San Bartolomé. Santa Catalina, San Vicente, etc. Sus ermitas (algunas en construcción) venían a situarse en los caminos de acceso/salida de las poblaciones.
-Las festividades locales se celebraban en función de votos que hacían los pueblos a los anteriores santos, para que a través de su mediación, fueran librados de las plagas y enfermedades. El vecindario aportaba limosnas y/o cantidades fijas (en granos o maravedíes) estipuladas en función de la situación económica, bien de propietario labrador o no, para los gastos de las fiestas; que solían consistir en misas y procesiones en los días señalados, con algunas caridades de pan y queso a los pobres; en casos muy concretos (Ocaña y El Toboso) se corrían toros.
-Se observa un fomento de conventos (franciscanos, dominicos, bernardas y jesuitas), con alguno en construcción, en poblaciones como Ocaña y El Toboso.
-Así mismo está anaigada la costumbre de tener hospitales para pobres viandantes y otros. En el Informe de 1770-73 se pueden analizar varias características de la religiosidad popular, consecuencia de la Contrarreforma católica legislada en Trento, así:
-La generalización de las cofradías Sacramentales (para exaltar la Eucaristía y celebrar la fiesta del Corpus Christi) y de las Animas del Purgatorio; en ambos casos se mencionan en veintiún pueblos. -Fomento del culto a Santa María, por medio de advocaciones singulares (Rosario, Carmen, Soledad, Dolorosa, Nieves, etc.), destacando la del Rosario, con imágenes y cofradías referidas en doce poblaciones; en algunas será la patrona.
-Exaltación del culto a la Cruz (la devoción a la Vera Cruz se cita en dieciséis pueblos) y Cristo crucificado (también surgirán numerosas advocaciones de Santos Cristos), evolucionando en algunos casos a patronos de varias villas. -Fomento y divulgación de la Pasión, con florecimiento y auge de la Semana Santa. Surgirán cofradías y aumentará la imaginería representativa de «pasos».
Veremos mencionadas cofradías en Tembleque (Nazareno y Resucitado), Villacañas (Entierro y Dolorosa), Ocaña (Nazareno, Soledad, Verónica, Armaos, Oración del huerto, Entierro, etc.), La Puebla de Almoradiel (Nazareno), Santa Cruz de la Zarza (Resucitado, Nazareno, Soledad) y Villatobas (Nazareno).
La inexistente mención a cofradías de Semana Santa, en otras poblaciones, no significa que ésta fuera menos celebrada; lo sería con menor boato imaginero, pero con similar espíritu de fe y participación de predicadores cuaresmales; constituyendo la cortedad demográfica un motivo de importancia a la hora de no formarse las citadas hermandades.
-Este panorama quedaría complementado con la perduración o mantenimiento de otras cofradías y devociones que hemos denominado corno "Santoral del Medievo». En síntesis, las advocaciones medievales junto a las impulsadas por la Contrarreforma serán las que podamos encontrarnos en este Informe, y sobre ellas tratarán de incidir las supresiones y reformas de los ilustrados. En cuanto a los datos contenidos en el Diccionario geográficohistórico de Madoz (hacia 1845) podernos concluir que:
-La guerra civil carlista (1833-39), las leyes del nuevo Régimen liberal y las desamortizaciones de conventos, ermitas y capellanías tendrán una influencia importante en la decadencia religiosa de los pueblos manchegos. Conventos abandonados y ruinosos, ermitas y capillas en proceso de ruina y desaparición, así corno numerosas devociones y cofradías sin rentas propias, por ventas de sus bienes, constituirán el panorama de mediado este siglo XIX.
-El considerable número de ermitas, sobre todo de santos medievales, y cofradías se verán reducidas a aquéllas de mayor arraigo y tradición popular (Patronos-as); junto a otras que a duras penas perdurarán en el siglo XX; y otras muchas que terminarán arruinadas. -Desaparecerán muchos conventos, sobre todo de frailes, por causa de las desamortizaciones eclesiásticas: quedando en algunos casos sus iglesias como simples ermitas.
-En definitiva, que el floreciente mundo religioso barroco de los siglos XVI, XVII e incluso XVIII entrará en crisis. por los motivos anteriormente expuestos. Aunque perdunu'án en las prácticas devocionales actuales las influencias tridentinas (Cristos, Vírgenes del Rosario y otras, Ánimas y Corpus. aunque desapareciendo las Sacramentales), y en un plano más secundario los Santos medievales (San Antón, San Sebastián, San Agustín, San Roque, San Gregario, etc.)
-Exaltación del culto a la Cruz (la devoción a la Vera Cruz se cita en dieciséis pueblos) y Cristo crucificado (también surgirán numerosas advocaciones de Santos Cristos), evolucionando en algunos casos a patronos de varias villas. -Fomento y divulgación de la Pasión, con florecimiento y auge de la Semana Santa. Surgirán cofradías y aumentará la imaginería representativa de «pasos».
Veremos mencionadas cofradías en Tembleque (Nazareno y Resucitado), Villacañas (Entierro y Dolorosa), Ocaña (Nazareno, Soledad, Verónica, Armaos, Oración del huerto, Entierro, etc.), La Puebla de Almoradiel (Nazareno), Santa Cruz de la Zarza (Resucitado, Nazareno, Soledad) y Villatobas (Nazareno).
La inexistente mención a cofradías de Semana Santa, en otras poblaciones, no significa que ésta fuera menos celebrada; lo sería con menor boato imaginero, pero con similar espíritu de fe y participación de predicadores cuaresmales; constituyendo la cortedad demográfica un motivo de importancia a la hora de no formarse las citadas hermandades.
-Este panorama quedaría complementado con la perduración o mantenimiento de otras cofradías y devociones que hemos denominado corno "Santoral del Medievo». En síntesis, las advocaciones medievales junto a las impulsadas por la Contrarreforma serán las que podamos encontrarnos en este Informe, y sobre ellas tratarán de incidir las supresiones y reformas de los ilustrados. En cuanto a los datos contenidos en el Diccionario geográficohistórico de Madoz (hacia 1845) podernos concluir que:
-La guerra civil carlista (1833-39), las leyes del nuevo Régimen liberal y las desamortizaciones de conventos, ermitas y capellanías tendrán una influencia importante en la decadencia religiosa de los pueblos manchegos. Conventos abandonados y ruinosos, ermitas y capillas en proceso de ruina y desaparición, así corno numerosas devociones y cofradías sin rentas propias, por ventas de sus bienes, constituirán el panorama de mediado este siglo XIX.
-El considerable número de ermitas, sobre todo de santos medievales, y cofradías se verán reducidas a aquéllas de mayor arraigo y tradición popular (Patronos-as); junto a otras que a duras penas perdurarán en el siglo XX; y otras muchas que terminarán arruinadas. -Desaparecerán muchos conventos, sobre todo de frailes, por causa de las desamortizaciones eclesiásticas: quedando en algunos casos sus iglesias como simples ermitas.
-En definitiva, que el floreciente mundo religioso barroco de los siglos XVI, XVII e incluso XVIII entrará en crisis. por los motivos anteriormente expuestos. Aunque perdunu'án en las prácticas devocionales actuales las influencias tridentinas (Cristos, Vírgenes del Rosario y otras, Ánimas y Corpus. aunque desapareciendo las Sacramentales), y en un plano más secundario los Santos medievales (San Antón, San Sebastián, San Agustín, San Roque, San Gregario, etc.)
Alfonso Ruiz Castellanos
http://realacademiatoledo.es/wp-content/uploads/2014/02/files_anales_0040_10.pdf
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