Alicante es una ciudad de España, capital de la provincia homónima, en la
Comunidad Valenciana. Ciudad portuaria, está situada en la costa
mediterránea. Con 337 304 habitantes (INE 2021), es el segundo municipio
más poblado de la comunidad autónoma y el undécimo del país.
Forma una conurbación de 468 782 habitantes con muchas de las
localidades de la comarca del Campo de Alicante: San Vicente del Raspeig,
San Juan de Alicante, Muchamiel y Campello. Estadísticamente se asocia
también con el área metropolitana de Alicante-Elche, que cuenta con 757
085 habitantes. Es uno de los destinos turísticos más importantes de
España.7
Cuenta con un importante puerto mediterráneo y el Aeropuerto de
Alicante-Elche se ubica a escasos kilómetros en el término municipal de
Elche. Siendo este el quinto de España en número de pasajeros.
La capital y su área metropolitana están conectados a través del TRAM
Metropolitano de Alicante. Entre sus infraestructuras culturales destaca
la Ciudad de la Luz.
Sus fiestas más importantes son las Hogueras de San Juan, que se celebran
del 19 al 24 de junio y están declaradas de Interés Turístico
Internacional. Destacan museos como el Museo Arqueológico de Alicante, el
Museo de Arte Contemporáneo o el Museo The Ocean Race.
Indice:
- Como llegar a Alicante
- Algo de Historia
- Que ver en Alicante
- Castillo de Santa Barbara
- Leyenda de la Cara del Moro
- Barrio de Santa Cruz
- Concatedral de San Nicolás
- Calles y Plazas mas Signicativas
- Mercado Central
- Museos mas Interesantes
- Puerto Deportivo de Alicante
- Playas de Alicante
- De Vinos, Tapas y Copas por Alicante
- Fiestas de Alicante
- Excursiones desde Alicante
- Otras Rutas Cercanas
1. Como llegar a Alicante
Dependiendo del lugar de origen y el tiempo, disponible varía el transporte más recomendado.
Todos los precios aquí mostrados están actualizados a fecha julio del 2021.
Viajar a Alicante en Avión
El avión es el medio de transporte más recomendado para llegar a Alicante
desde el extranjero.
El Aeropuerto de El Altet está ubicado en Elche, a poco menos de 10
kilómetros del centro de Alicante.
Es el aeropuerto más transitado de la Comunidad Valenciana y uno de los
diez más transitados de España.
Para llegar hasta Alicante en transporte público están disponibles los
autobuses urbanos, concretamente la línea C-6.
Para evitar sorpresas, puedes contratar con antelación el servicio de transporte privado desde el aeropuerto hasta tu alojamiento.
Llegar a Alicante en Tren
En junio del 2013 se inauguró el trayecto en AVE Madrid-Alicante,
reduciendo el tiempo de viaje en alrededor de una hora.
Unas dos horas y media se tarda en llegar desde Madrid hasta Alicante en
tren, desde otros orígenes consulta la web de Renfe.
AVE en dirección a Alicante
A la salida de la Estación de Renfe de Alicante, se pueden tomar los
autobuses urbanos 6, 9, 20, 21, 22, 23 y 24.
Aunque está ubicada bastante cerca del centro, si se viaja con equipaje
puede llegar a hacerse largo el trayecto.
Llegar a Alicante en Autobús
Una alternativa muy asequible es viajar en autobús interurbano a Alicante.
Desde Madrid se tardan unas 5 horas, pero otras muchas rutas disponibles
en la web oficial de Alsa.
El precio varía en función de la hora del día y el tipo de billete,
pudiendo encontrar ofertas desde 12,65€.
La Estación de Autobuses de Alicante está ubicada cerca del centro y el
puerto, conectada mediante las líneas 6, 24 y C6 de los autobuses urbanos.
Viajar a Alicante en Coche
Por último está la opción de viajar en transporte particular, gracias a su
buena conexión por carretera.
En la ciudad desemboca la autovía A-31, con origen en Albacete, pero
conectada con Madrid a través de la A-3 y la Ap-36.
Además está la autovía de circunvalación A-70 y más en el exterior la
AP-7, que hace las funciones de autovía de circunvalación a su paso por
Alicante.
Viajando desde la antigua A-7, se llega a través de la autovía A-77.
Aparcamiento
El problema principal es el aparcamiento, de pago prácticamente en todo el
centro de la ciudad.
De momento, el único lugar que se libra es el aparcamiento del Castillo de
Santa Bárbara.
2. Algo de Historia
Prehistoria y Edad Antigua
Los orígenes del asentamiento urbano en la huerta y alrededores de
Alicante se remontan a la aparición de poblados íberos que datan del siglo
iii a. C., en estrecha relación con factorías comerciales griegas,
principalmente la de los Baños de la Reina en Campello.
Y es que son colonos de Focea (polis griega en Asia Menor) los que
tomaron como referencia marítima para la navegación de cabotaje al monte
Benacantil llamándolo Akra Leuka («Promontorio Blanco»), si bien no hay
certeza de edificaciones hasta que Amílcar Barca situó allí su principal
acuartelamiento poco antes de la segunda guerra púnica al valorar las
posibilidades que ofrecía como asentamiento militar su cima.
En el 201 a. C. los romanos capturan la ciudad íbera conocida como
Leukante o Leukanto —Lucentum es una latinización del nombre original que
solo existió en los mapas romanos— que contaba con un aceptable puerto
marítimo-fluvial en la desembocadura del barranco de la Albufereta. Este
será el primer solar de lo que con el tiempo se convertiría en Alicante.
Hacia la época del final del dominio romano el encenagamiento del torrente
que desemboca junto al poblado de Leucante (Lucentum) hace que deje de ser
adecuado como el puerto y queda el asentamiento rodeado de marismas y
pantanos palúdicos insalubres, por lo que su población se va desplazando
progresivamente hacia las faldas del Benacantil, dando lugar al verdadero
origen del actual casco urbano.
Edad Media
Dominio islámico
Entre el 718 y el 4 de diciembre de 1248 la ciudad cae bajo dominio
islámico, pasando a llamarse Medina Laqant o Al-Laqant (obsérvese que el
topónimo valenciano es Alacant, así como la forma inicial en castellano de
Alacante hasta el s.XVIII).
Durante este periodo, la ciudad siguió los destinos de Al-Ándalus y tras
el desmembramiento del califato de Córdoba perteneció a las Taifas de
Denia, Almería y Murcia. Hoy en día pueden observarse restos arqueológicos
de la medina islámica junto al ayuntamiento de la ciudad.
Reconquista cristiana
Si bien con el Tratado de Tudilén ya se establecía en 1151 que la
extensión de la Corona de Aragón llegaría hasta el emirato de Murcia, el
acuerdo se revisó por del Tratado de Cazola (Soria, 1179) entre Alfonso
VIII de Castilla y Alfonso II de Aragón, estableciendo de forma genérica
el límite en la frontera entre los emiratos de Dénia y de Murcia.
Sin embargo, debido a la volatilidad e indefinición de las fronteras
internas del al-Andalus, que dio lugar a confusiones y conflictos entre
los monarcas católicos, el acuerdo se volvió a revisar con más detalle en
el Tratado de Almizra firmado en 1244 entre los reyes de Castilla y de
Aragón.
En dicho acuerdo, el monarca Jaime I «el Conquistador» concedió a Castilla
el territorio entre Biar y Orihuela, que formaba parte del sur del extinto
emirato de Dénia, como dote en la negociación matrimonial durante el año
1240 de su hija, la infanta Violante de Aragón y de Hungría, con el
infante Alfonso, futuro rey Alfonso X el Sabio.
Por su parte, el soberano de Castilla concedía al soberano de Aragón el
derecho de recuperar en cualquier momento dicho territorio del actual sur
valenciano.
Los límites de la expansión de sus respectivos dominios se fijaron en la
línea que une Biar, Castalla, Jijona y Vilajoyosa y, por lo tanto,
Alicante pasaría a ser eventualmente como zona de expansión castellana,
siempre y cuando entre los monarcas de Castilla y de Aragón hubieran
buenas relaciones diplomáticas.
Además, anteriormente, en el año 1243, el gobernante musulmán del Emirato
de Murcia, Muhamad ben Hud, había firmado el Tratado de Alcaraz con el
infante Don Alfonso, por el cual el reino musulmán de Murcia se ponía bajo
protectorado castellano con la ciudad de Murcia y todos sus castillos
desde Alicante fasta Lorca y fasta Chinchilla... Concretamente, Alicante
se integró dentro del reino mudéjar de Murcia que se constituía como
protectorado de la Corona de Castilla mediante vasallaje y según lo
acordado con Jaime I en Almizra.
Sin embargo, el gobernador de Alicante, el arraez Zaén ibn Mardanix (quien
fuera el último emir de Valencia hasta 1238), había rechazado la
legitimidad del pacto, opuso resistencia al vasallaje de la villa al rey
de Castilla y, con la ayuda del califato de Ifriquía al norte de África,
se independizó de facto de Murcia. Finalmente, el exilio de Zaén en 1248
de la medina Laqant facilitaría la toma de la villa por las fuerzas
cristianas, que pasaría a formar parte del realengo de Alfonso X el
Sabio.
Tras la imposición de las autoridades del protectorado vasallo de Murcia,
se procedió a repoblar la ciudad de Alicante con cristianos procedentes en
su gran mayoría de la Corona de Aragón, pero también procedentes de los
reinos de la Corona de Castilla
Los nuevos colonos podían beneficiarse de las exenciones tributarias y del
repartimiento de tierras, a menudo expropiadas de los hispanos
musulmanesque fueron expulsados de los núcleos de población de origen
andalusí para ser ocupados por pobladores cristianos.
Empezaría así la expansión de la ciudad, la Villanueva, en la zona oeste
del Benacantil. No obstante, la carencia de una diversidad de oficios
especializados entre los colonos, que en su gran mayoría eran peones y
ballesteros, provocó una ruptura demográfica que tuvo como consecuencia
una crisis económica para Alicante, lo cual justificó la permanencia de la
población andalusina como mano de obra necesaria.
Corona de Castilla (1248-1296)
Iglesia de Santa María.
Desde el principio, Alfonso X el Sabio intentó establecer en Alicante un
grupo de cristianos numeroso dada la importancia militar y mercantil de la
villa, pero el proceso colonizador fue lento y se prolongó a lo largo de
todo el siglo xiii, aunque está poco documentado a causa de la
desaparición de los Libros de Reparto.
Los primeros repobladores cristianos procedían principalmente de la Corona
de Aragón, quienes recibieron una serie de privilegios y franquicias con
el objetivo de facilitar su asentamiento.
Con esta finalidad de asegurar mejor su creciente poblamiento e impulsar
su promoción económica y comercial, en agosto de 1252 Alfonso X otorgó a
la ciudad el Fuero Real, muy parecido al de Córdoba. Dotó a la villa de un concejo fuerte, de numerosas exenciones fiscales
y de un amplio término municipal, que abarcaba los municipios actuales de
Agost, Monforte del Cid, Aspe, Novelda, Elda, Petrel, Busot, Aguas de
Busot, El Campello, Muchamiel, San Juan y San Vicente del Raspeig.
Además, el rey castellano dispensó importantes medidas de favor al puerto
de Alicante, considerado de gran valor estratégico. Sin embargo, todas
estas medidas son más una expresión de los deseos del monarca castellano
que una realidad, ya que con el nuevo patriciado urbano, compuesto por
ricoshombres cristianos, Alicante había perdido la actividad económica
comercial y marítima que la había caracterizado durante la época andalusí.
Además, el proceso repoblador provocó en Alicante, entre 1264 y 1266, una
rebelión mudéjar que se extendió por casi todo el reino de Murcia. La
reina consorte del rey castellano, Violante de Aragón, solicitó ayuda a su
padre Jaime I de Aragón para sofocarla. En esos momentos, Alfonso el Sabio
estaba empleado entonces en el asedio de Niebla.
El rey de Aragón intervino rápidamente, y redujo todas las ciudades
sublevadas a la aceptación de la soberanía castellana. Esta intervención
militar, que tomó Alicante como principal centro de operaciones militares,
hizo que el proceso colonizador se acelerara con más 10 000 cristianos,
procedentes de la Corona de Aragón.
Corona de Aragón (1296-1492)
Plaza Santísima Faz, situada en el casco antiguo.
Debido a una crisis dinástica por la sucesión de Sancho IV el Bravo, el
infante Alfonso de la Cerda, un aspirante ilegítimo a la Corona de
Castilla, pidió ayuda a Jaime II de Aragón a cambio de donarle, en caso de
conseguir la Corona, el reino de Murcia, según los acuerdos secretos de
Calatayud (1289), Ariza (enero de 1296) y Serón (febrero de 1296).
Aprovechando la situación, Jaime II procedió a la conquista del reino de
Murcia.
Alicante fue conquistada el 22 de abril de 1296, a pesar de la resistencia
del alcaide del castillo Nicolás Peris, terminando con la soberanía
castellana.
La conquista fue, en parte, facilitada por los colonos cristianos de
origen aragonés asentados en Alicante tras sofocar la rebelión morisca, el
año 1266, llevada a cabo por Jaime I de Aragón (como, por ejemplo, la
ayuda de la familia Torregrossa, de cuyo escudo se basa el actual blasón
de la ciudad).
Aun así, Jaime II respetó los privilegios e instituciones anteriores
aunque adaptándolas a la nueva situación política, particularmente después
de la incorporación de Alicante, y el resto de comarcas limítrofes al
reino de Valencia mediante la modificación de lo fijado en el Tratado de
Almizra (Sentencia Arbitral de Torrellas, 1304 y Tratado de Elche,
1305).
La repoblación cristiana se incrementó, pero aun así, hasta la primera
expulsión de los moriscos, la población nativa hispanoárabe era
mayoritaria en comparación con los repobladores cristianos.
Real Provisión permitiendo a los mudéjares establecerse y poblar la ciudad
y la huerta (1430).
El crecimiento de principios de siglo xiv se vería truncado a partir de
1333, cuando ya el hambre se dejó sentir en Alicante, primera señal de la
crisis que se acercaba: la Guerra de la Unión (1348), la Peste Negra
(1348) y la Guerra de los Dos Pedros (Pedro I de Castilla y Pedro IV de
Aragón) entre 1356 y 1366 que tuvo en Alicante uno de sus principales
escenarios.
Parte de la población emigró, murió o cayó cautiva. Como consecuencia de
ello, la población se vio reducida a la mitad, al igual que en otras
ciudades del reino de Valencia.
Con la paz se inicia la reconstrucción social y económica aunque los
mudéjares prácticamente desaparecieron y los judíos fueron una minoría.
Pedro IV el Ceremonioso dictó numerosas medidas para reactivar la economía
y la paz social, aunque esto no evitó el ataque contra los judíos de 1391
que acabó con la presencia de esta comunidad en la sociedad alicantina.
Durante el siglo xv Alicante continuó creciendo y una próspera agricultura
orientada hacia la exportación (vino, frutos secos, esparto) impulsó un
notable desarrollo del puerto y una clase media que controlaba el gobierno
municipal. La población continuó en aumento y este progreso sirvió de
justificación a Fernando el Católico para otorgarle el título de ciudad en
1490.
Edad Moderna
Plano de la ciudad hacia comienzos del siglo xviii.
En 1510 Alicante era la quinta ciudad del reino de Valencia. Desde la
obtención del título de ciudad el desarrollo institucional, económico y
demográfico de Alicante fue palpable.
El puerto se convirtió durante la Edad Moderna en el más importante del
reino de Valencia y propició el asentamiento de colonias de comerciantes
extranjeros que imprimieron un gran dinamismo al tráfico mercantil.
La construcción del embalse de Tibi a finales del siglo xvi permitió
asegurar la producción de la huerta cercana a la ciudad, cuyo producto
principal era la uva, y por consiguiente el vino, junto con la barrilla,
el esparto y los frutos secos.
El puerto además se convirtió en punto de salida de los productos de La
Mancha y en un eficaz redistribuidor de algunos productos coloniales y de
salazones llegados del norte de Europa.
El desarrollo económico permitió a Alicante arrebatar a Orihuela, en
1647, la capital de la Bailía meridional valenciana y posteriormente, en
1785, la creación de un Consulado del Mar independiente del de Valencia.
Alicante fue objetivo militar en prácticamente todos los conflictos
bélicos. Así fue casi destruida en 1691 por la escuadra francesa que
dirigía el almirante D'Estrées y durante la Guerra de Sucesión fue ocupada
alternativamente por austracistas y borbónicos.
La voladura parcial del Castillo de Santa Bárbara por parte del caballero
D'Asfelt determinó la salida de los aliados de la ciudad y el triunfo
borbónico en esta parte del reino de Valencia. La Guerra de Independencia
dejó también sus secuelas como consecuencia de la crisis de subsistencia y
de los gastos militares, se construyeron nuevas murallas y el Castillo de
San Fernando, aunque las tropas francesas no llegaron a ocupar la ciudad.
Época Contemporánea
Siglo XIX
Alicante en una lámina de Alfred Guesdon hacia mediados del siglo
xix.
El talante liberal de los alicantinos se manifestó a lo largo del siglo
xix.
Muestras de ello son el gozo popular por la Constitución española de 1812
y la desaparición de la Inquisición.
El primer club republicano se abrió en Alicante alrededor de noviembre de
1868, y esta tendencia política triunfó en las elecciones municipales de
1870.
Debido a su condición de ciudad portuaria fueron frecuentes las epidemias.
Una de las más recordadas fue la del cólera-morbo de 1854 .
En esta epidemia destacó por encima de todos el gobernador civil Trino
González de Quijano que heroicamente entregó su vida defendiendo y
ayudando, durante los 24 días de su mandato, a los enfermos de toda la
provincia. Fallecería víctima de la epidemia el 15 de septiembre de 1854.
En recuerdo se le levantó un mausoleo en el que descansan sus restos en el
centro de la plaza de Santa Teresa.
La provincia de Alicante nació como tal en las Cortes liberales de 1822, y
correspondía con la antigua Bailía meridional valenciana, si bien fue
ampliada en 1833 con parte de la desaparecida provincia de Játiva y los
municipios de Villena y Sax.
En 1847 comienza la ampliación del puerto, y en 1858 finaliza la
construcción del ferrocarril entre Alicante y Madrid con el enlace
Alicante-Almansa, para la cual se levantó la llamada estación de
Madrid.
Inauguración del ferrocarril Madrid-Alicante en 1858.
Entre 1854 y 1878 se derruyeron las murallas de la ciudad. Las
infraestructuras ferroviarias se verían incrementadas con la inauguración
de la línea Murcia-Alicante, en 1884, y la inauguración de la estación de
Benalúa.
Vista del puerto de Alicante en 1875 del pintor Joaquín
Agrasot.
El 1 de febrero de 1893 el ayuntamiento adoptó la bandera naval de
Alicante como bandera de la ciudad.
Siglo XX
Durante el periodo 1920-1935 la economía alicantina se decantó por la
industria mientras la agricultura se sumía en una segunda crisis.
La proclamación de la República fue seguida por la quema y destrucción de las principales iglesias de la
ciudad (Escuelas Salesianas, el Colegio de las Carmelitas, la Parroquia de
Benalúa, el convento de San Francisco, la casa de ejercicios de la
Compañía de Jesús, el convento de las Oblatas, la iglesia del Carmen, el
convento de la Preciosísima Sangre de Cristo, el convento de Capuchinos,
el convento de Agustinos, el palacio Episcopal, el colegio de Jesús María,
el colegio de la Compañía de María y el colegio de los Maristas),
proporcionalmente la mayor quema en toda España, ante la que las nuevas
autoridades no hicieron nada por evitarla, tan solo para proteger la Santa
Faz ante la devoción popular que esta despertaba entre los alicantinos.
Vista aérea de 1932.
En el inicio de la guerra civil española, el bando sublevado fracasó en un
intento de poner sitio a la ciudad desde Orihuela y otras poblaciones de
la Vega Baja.
Otro suceso importante fue el fusilamiento del dirigente
falangista José Antonio Primo de Rivera, que se encontraba
preso en Alicante, el 20 de noviembre de 1936
Alicante fue de las últimas ciudades en caer en manos de las tropas
franquistas, en el puerto se vivieron escenas dramáticas entre los que
esperaban buques para partir al exilio; los únicos barcos que corrieron el
riesgo por salvar a la población civil fueron los argelinos y otros barcos
como el Stanbrook que partió del puerto sobrecargado. Centenares de
alicantinos partieron hacia Orán, creando una colonia estable y un
hermanamiento entre las dos ciudades que todavía hoy persiste.
La década de 1960 trajo el desarrollo económico y social, con un
importante crecimiento demográfico que continuó en las décadas siguientes.
La economía evolucionó hacia el sector servicios, especialmente hacia el
turismo, y se produjo el mayor desarrollo urbanístico de la ciudad, con el
nacimiento de nuevos barrios en el extrarradio.
En la década de los ochenta se trató de solucionar el caos urbanístico
mediante la creación de nuevas vías de comunicación (Gran Vía, Vía Parque)
y la dotación a la ciudad de centros de salud, colegios públicos,
institutos, centros sociales y demás servicios municipales, en especial en
algunos barrios que nacieron en la etapa desarrollista, si bien algunos de
estos proyectos no llegaron a terminarse hasta los años noventa o ya
incluso en el siglo xxi.
Un problema debido a no tener en consideración las características del
clima mediterráneo, durante la fase de urbanismo, son las inundaciones. Ya
que los agentes urbanizadores desarrollaban los terrenos de los que eran
titulares, en muchos casos siendo barrios aislados con espacios entre
ellos que se fueron rellenando con los años, aunque todavía hoy quedan
espacios sin uso.
Esta ausencia de planificación y regulación urbanística eficaz, así como
la no consideración de los riesgos del clima mediterráneo como son las
precipitaciones de fuerte intensidad horaria; han causado afecciones
reiterativas en la ciudad, principalmente en otoño donde se dan los
máximos pluviométricos, y en primavera.
De hecho el 19 de octubre de 1982 caían 220 mm en la ciudad, un nuevo
récord de lluvia en menos de 24 horas que causó numerosas pérdidas
materiales. La Rambla de las Ovejas llegaría a 400 m³/s, su máximo
histórico, y sembraría el caos en el barrio de San Gabriel, con dos
muertos, lo que motivó que tras la riada fuese canalizado el tramo final
de la rambla.
El 30 de septiembre de 1997 se vuelve a batir el récord de lluvia con 270
mm y la ciudad sufrió las peores inundaciones de su historia, con cuatro
muertos y una altura de las aguas que en algunos barrios como Playa San
Juan o San Agustín superaron el metro.
Siglo XXI
Salida desde Alicante de la Volvo Ocean Race 2008/09.
Con el nuevo siglo, Alicante ha conocido un crecimiento demográfico
excepcional fruto de la llegada de inmigrantes. Esto, unido a que las
generaciones más numerosas son las que actualmente están buscando
vivienda, ha causado un nuevo auge urbanístico que conlleva una expansión
urbana.
Un elemento fundamental de las comunicaciones es el TRAM Metropolitano de
Alicante, una combinación de tranvía y metro ligero que es subterráneo en
algunos tramos.
Conecta el centro de la ciudad de Alicante con Benidorm y San Vicente del
Raspeig, y se prolonga hasta las localidades del norte de la provincia
(Denia).
En el futuro se espera que se conecte con el aeropuerto de Alicante-Elche,
con el IFA, y con la vecina ciudad de Elche. La avenida de Denia (entrada
norte de la ciudad) fue totalmente remodelada en la primera década del
siglo, incorporando elementos arquitectónicos y glorietas y la avenida de
Elche (entrada sur de la ciudad) lo ha sido en la segunda.
3. Que ver en Alicante
Empezar con un free tour
Una buena idea para comenzar a visitar Alicante es uniéndote a un free
tour, que te lleva a recorrer los principales lugares turísticos del
casco histórico de la ciudad.
Recuerda que es un tour gratuito, pero al final lo normal es dejar una
propina de unos 10€ al guía (o lo que creas conveniente).
para saber mas:
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