martes, 28 de febrero de 2017

Hechiceras y Curanderas judias en la edad media

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La superstición y la magia ocuparon también un importante lugar entre las costumbres y prácticas de los judíos hispanos, lo que queda totalmente corroborado en el elevado número de judaizantes que aparecen en los procesos inquisitoriales de hechicerías a lo largo de los siglos XV y xvi, así como en la frecuencia con que en dichos procesos se encuentran alusiones a manuscritos hebreos de experimentos y prácticas mágicas, que generalmente tenían su origen en libros supersticiosos y cabalísticos, en los que los judíos obtenían fórmulas para la curación de todo tipo de males. 

La influencia de los judíos en la hechicería hispana iba a ser, además, de extraordinaria importancia, ya que junto con los musulmanes sirvieron como transmisores de creencias y ritos orientales. En definitiva, hay que resaltar el elevado número proporcional de judeoconversos que en relación con los cristianos aparecen en los procesos de hechicerías a lo largo de los siglos xv y xvi. 

A través de estos mismos procesos puede observarse también que es mucho mayor el número de mujeres judías y judeoconversas dedicadas a hechicerías y prácticas mágicas que el de hombres, lo que indudablemente se encuentra en estrecha relación con el hecho de que la mujer está siempre mucho más apegada a la tradición que el hombre. 



Esto se manifiesta entre los judeoconversos en que, por ejemplo, la mujer es generalmente la que conserva más profundamente las costumbres y ritos judíos. A ello podría unirse la afición y atracción que, según el Talmud, siente la mujer hacia todo lo oculto ''. Así, pues, son bastante frecuentes las referencias documentales a mujeres judías hechiceras y curanderas, que encontraban en la adivinación del futuro, en el desaojamiento o en el curanderismo su medio de subsistencia. 

Resultado de imagen de Hechiceras y Curanderas judiasAunque aparecen también mujeres jóvenes, en general eran pobres y viejas, en muchos casos viudas o abandonadas por sus maridos, y que con frecuencia a cambio de sus hechizos, sortilegios y curaciones no recibían un pago en metálico sino un sustento alimenticio que les permitía sobrevivir. 

Normalmente debían incluso acudir a otros oficios de escasa importancia, como el de lavanderas o hilanderas, o participar en los trabajos del campo, especialmente en las épocas de la vendimia y de la recolección. Las hechiceras y curanderas judías atendían no sólo a los judíos sino también a judeoconversos, que acudían a ellas en busca de remedio para sus males, males que con frecuencia se achacaban al mal de ojo. 

En resumidas cuentas, la mujer judía jugó un importantísimo papel en las prácticas de hechicería, superstición y curanderismo en los reinos hispánicos de la Edad Media, dejándose sentir su profunda influencia en los primeros tiempos de la Edad Moderna a través de las judeoconversas y judaizantes, que en buena medida conservaron las costumbres y prácticas hebreas.

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Ciudades de la Taifa de Toledo

Resultado de imagen de Taifa de ToledoCiudades fronterizas

Bascos (Bâsk)

Ciudad con función principalmente militar, fundada como núcleo musulmán con anterioridad al siglo X sobre un asentamiento romano cerca de la confluencia del río Huso con el Tajo. Pudo tener una población entre 2500 y 3000 habitantes.

Ciudad con una población numerosa —mencionada frecuentemente por geógrafos árabes como Al-Idrisi—, fue fundada como núcleo musulmán sobre una ciudad romana en el año 713 y fortificada en el año 855, con mejoras de la época del califato. .



Muralla y puerta albarrana en Talavera de la Reina

Talavera (Talabîra)

Talabira se enfrentó en varias ocasiones al poder de Toledo, al ser la villa más importante de la taifa[cita requerida] y llegó a fundar un efímero reino independiente[cita requerida] con su propio rey Jazmín Hiaya.

Maqueda (Makâda)

Su origen se remonta a la segunda mitad del siglo X.

Alhamín (al-Fahmîn)

Pequeño pero importante desde un punto de vista defensivo núcleo localizado dentro del actual término municipal de Méntrida, en el norte de la actual provincia de Toledo. Contaba sin embargo con una mezquita mayor.

Canales (Qânalis), Olmos (Walmus) y Calatalifa (Qal`at al Halfâ)

Se trata de 3 núcleos próximos, a caballo entre las actuales provincias de Toledo y Madrid (las dos primeras en la actual provincia toledana, la última en la Comunidad de Madrid), emplazadas en el escalón de la falla sobre la cual se asienta el río Guadarrama.

Madrid (Mayrît)

Construida en el siglo IX durante el mandato de Muhammad I de Córdoba.8 Es posible que, además de atalaya defensiva frente a ataques cristianos del norte ejerciera de núcleo para el control de Toledo —una ciudad ya mencionada como proclive a la insumisión— por parte de la autoridad central cordobesa.8 Durante el siglo X Córdoba llegó a nombrar gobernadores en la ciudad.
Talamanca (Talamanka)

Tuvo importancia estratégica para proteger el acceso al valle del Tajo situado más al sur. Construida durante el gobierno de Muhammad I de Córdoba, no llegó a alcanzar nunca un gran tamaño.

Torre del antiguo castillo de Alcalá la Vieja

Alcalá la Vieja (Qal`at `Abd al-Salâm)

Alcazaba fortificada situada en las cercanías de la actual Alcalá de Henares y construida en la segunda mitad del siglo IX.11

Guadalajara (Madînat al-Faray o Wâdi l-Hiyâra)

La ciudad, de la que se destacaban sus agua y jardines, se considera una creación ex novo por parte de los musulmanes —debido al incierto emplazamiento de la ciudad romana previa de Arriaca— localizada en la orilla del Henares; tuvo una importancia estratégica dentro del territorio de aṯ-Ṯaḡr al-Awsaṭ.


Probablemente no fue un núcleo de gran importancia.

Atienza (Antasiya)

Aunque tampoco fue un núcleo de importancia se destaca su localización en un cruce de rutas.

Puerta árabe en Medinaceli
Medinaceli (Madînat Sâlim)

La construcción de Medinaceli —que se configuró a lo largo del siglo X en una ciudad de notable importancia al convertirse en cuartel de la Marca Media— se data en la primera mitad del siglo X.14 Hay quien la considera situada sobre la antigua ciudad romana de Ocilis.14Ciudades del interior

Toledo (Tulaytula)

Toledo, la urbe más importante de la taifa, ya fue la capital de la Hispania visigoda. La ciudad —que albergó durante el periodo de al-Ándalus a una población cristiana (mozárabes) muy elevada— constituyó un foco crónico de insurrección al poder central del emirato y el califato cordobés. 

Las autoridades locales tomaron el control de la taifa hacia el año 1010, situación propiciada por el vacío de poder que supusieron los últimos estertores del proceso de descomposición interna del Califato de Córdoba. El poder fue asumido posteriormente por la familia Banu Di-l-Nun —creándose una nueva dinastía gobernante— seguramente hacia los años 1032 y 1033.

Santaver (Santabarîya)

A pesar de nunca haber sido un núcleo de gran importancia, Santabarîya —excelentemente situada desde un punto de vista defensivo— fue centro de una cora de gran superficie poblada por una importante población bereber de la tribu miknasa y llevó a cabo varias insurrecciones durante el emirato cordobés. Tras la descomposición del califato fue agregada a la taifa de Toledo.

Calatrava la Vieja (Qal'at Rabah)

De fundación omeya (fines siglo VIII), durante cuatro siglos formó parte de al-Andalus. Fue la ciudad más importante en la ruta entre Toledo y Córdoba durante el emirato. Contralaba el valle del Guadiana y las tierras circundantes desde Guadamur hasta Alarcos y Salvatierra.

lunes, 27 de febrero de 2017

Delaviuda, la tragedia que creó una marca

Tras la muerte del fundador, durante la Guerra Civil, María Rojas decidió continuar con la confitería que junto a su esposo había creado.

Desde entonces, los vecinos la renombraron como la confitería de la viuda.

En 1939, Manuel López se convertía en una víctima de la Guerra Civil. A su muerte, dejaba mujer, dos hijos y un negocio floreciente. 

Esta tragedia marca los inicios de una marca de confitería que ha endulzado la vida de los españoles desde 1927 y que hoy dirige su nieto, también Manuel López. "Me llamo igual que mi abuelo y no hay nada que me haga estar más orgulloso", reconoce el consejero delegado de Delaviuda Confectionery Group.



Su abuelo aprendió el negocio de confitero cuando era muy joven y su espíritu emprendedor le llevó a montar su propia empresa. Junto a su mujer, María Rojas, abrió una pequeña confitería en Sonseca (Toledo).

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Éste y otros pueblos de la zona eran conocidos en toda España por sus mazapanes y aún hoy la región castellana da los más típicos y artesanos del país. 

Los productos de Manuel y María pronto se convirtieron en unos de los más apreciados, tener horno propio era un lujo en aquella época y los López lo tenían. El sabor de los productos cuando se hacían en obrador era distinto y la gente se lo sabía reconocer. Ellos mismos elaboraban a mano cada día los mazapanes y su esfuerzo empezaba a tener recompensa.

Gracias al rentable negocio, la pareja decidió formar una familia. Tuvieron dos hijos, Alfredo y Manuela. Pero la Guerra Civil truncó, como en muchas familias de aquella época, los sueños de estos jóvenes. Manuel fue llamado a filas y murió en 1939, casi con la guerra concluida.

Los vecinos de Sonseca se preguntaron cómo sobreviviría su viuda, que debía atender al negocio y a sus dos hijos, que por aquel entonces tenían ocho y cuatro años, respectivamente.

Resultado de imagen de delaviuda sonsecaLejos de abandonar el sueño de su marido, María decide continuar regentando la pequeña confitería que tanto les había costado levantar. Se arma de valor y decide seguir elaborando sus mazapanes y endulzar así la vida de "sus parroquianos, como ella los llamaba", cuenta orgulloso su nieto.

Son estos los que poco a poco bautizaron el negocio. Nació bajo la denominación de Manuel López y se cambió a Viuda de Manuel López tras la trágica muerte, pero para los vecinos de Sonseca era simplemente la confitería de la viuda.

Los dulces que elaboraba María eran los más apreciados de la zona, hasta el punto de que empezaron a ser conocidos en toda la provincia de Toledo y las gentes de la época se acercaban al negocio en busca de los mazapanes que ella seguía elaborando con sus propias manos.

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El relevo y la expansión

Pero esta joven mujer, marcada por la tragedia, no podía atender el negocio sola. Su hijo Alfredo, acudía cada día al establecimiento, para echar una mano a su madre, que atendía con esmero a cada cliente que se acercaba a la tienda. Así fue cómo poco a poco aprendió el oficio el que hoy es presidente de la compañía.

Pero no sólo eso, también adquirió ciertos valores que quizá en otro sitio no habría llegado a aprender nunca. El esfuerzo, la dedicación y la superación no abandonaron ya nunca al joven Alfredo que llevaba en la sangre el espíritu emprendedor de su padre.

En 1963, ya a cargo del negocio familiar, el joven Alfredo se da cuenta de que la tienda en la que despachaban los productos y el horno donde los elaboraban se han quedado pequeños. Por eso decide montar una fábrica de producción y distribución en Sonseca, que hoy sigue abierta. Siguiendo la receta de su madre y contratando a las mujeres de la zona que elaboraban y empaquetaban los productos, la confitería de la viuda se convierte en una de las más prósperas del país.

En 1973, la confitería es conocida ya en toda España y la familia decide registrar un nuevo nombre y hacer honor con él a María y a los vecinos de Sonseca que tanto habían ayudado a que el negocio no muriera el día que lo hizo Manuel. La confitería se llama desde entonces Delaviuda. Esas navidades estrenan nombre y miles de españoles degustan sus productos preguntándose por el origen de la marca. El éxito es tan rotundo que en 1977, Alfredo decide volver a ampliar la fábrica. A ella acuden las gentes de otros pueblos de la zona a pedir un empleo antes de las fiestas navideñas que son, sin duda, el momento de más trabajo del negocio familiar.

Diversificación

Pero Alfredo no quiere ser un productor pequeño y amplía nuevamente su negocio. En 1989, la empresa abre oficinas comerciales y de márketing en Madrid y en 1993 compran la marca Mazapanes de Toledo, un competidor tradicional de la zona que se había fundado en 1910. La verdadera diversificación llega cuando Delaviuda decide comprar Monerris Planelles en 1996. La marca bandera de la empresa fabricante de turrones es El Almendro, creada en 1905 y una de las más fuertes del sector. Fundada en 1883, Monerris Planelles no pasa por su mejor momento en los años 90, a pesar de que El Almendro es el emblema del pujante sector turronero de Xixona. Delaviuda lo ve como una oportunidad de seguir ampliando su línea de negocio y adquiere la compañía. En 2006 traslada su producción definitivamente de Alicante a Toledo.

Tres años después, Delaviuda decide hacer más grande su negocio y desestacionalizarlo. Dependía mucho de la Navidad y la familia se da cuenta de que esto puede ser peligroso. Por eso compran en 2009 Artenay Bars, una sociedad francesa líder en la elaboración y distribución de barritas de cereales y muesli. "Nuestra empresa siempre ha aprovechado los momentos de crisis o las situaciones difíciles para avanzar, pero siempre lo hemos hecho apoyados en cuatro valores fundamentales: prudencia, fiabilidad, perseverancia y transparencia.

Siempre hemos tomado decisiones prudentes desde el punto de vista financiero y así hemos podido avanzar sin poner en riesgo la viabilidad de la empresa", afirma Manuel López, consejero delegado de la marca, que continúa en manos de la familia fundadora. Sólo Alfredo, su mujer y sus dos hijos, son hoy dueños de la empresa.

06.08.2014 MADRID Emelia Viaña
http://www.expansion.com/2014/08/06/directivos/1407349475.html

El micvé del Callejón del Verde en Toledo

Desde la creación del Consorcio de Toledo en el año 2001 han sido numerosas las visitas, varios miles ya, a los edificios de la ciudad histórica.

El bagaje acumulado es grande, pero la ciudad despliega aquí y allá nuevos hallazgos demostrando que todavía nos queda mucho por conocer. 

Entre los lugares que visitamos, o si queremos decirlo mejor, entre las zonas de los inmuebles que inspeccionamos hay algunas que, casi sin excepción, resultan siempre muy atractivas. Nos referimos a sótanos, pasadizos, aljibes (en el caso de que puedan ser accesibles) y en general todo aquello relacionado con lo edificado bajo tierra, ese mundo subterráneo que bajo los pies de nuestras casas se esconde.



Sótano abovedado situado en el Callejón del Verde nº 1B, posible micvé o baño ritual judío.

Conscientes de que este conjunto de sensaciones son comunes al gran público, queremos hoy mostrarles una fotografía de un pequeño sótano, singularmente abovedado y parcialmente excavado en roca, perteneciente a una casa de la Judería. Se encuentra ubicado en el Callejón del Verde nº 1B y su peculiar forma de cubrir el espacio es característico de algunos sótanos de esta zona de la ciudad. Este tipo de construcción, que suele acoger en su interior lo que denominamos micvé, está asociado al uso de rituales litúrgicos y baños de purificación.

El micvé es el espacio donde se realizan los baños de purificación que prescribe el judaísmo. Es un lugar que en el que se utilizan aguas de origen natural, como el agua de lluvia, de un río o de un manantial, y en ningún caso agua estancada.

El agua utilizada para estos rituales era considerada por los judíos como un bien de origen divino y no debía ser manipulada para no perder su poder purificador. La bóveda de ladrillo que cubre este espacio es de tipo baída, en la clave existe una generosa lucerna cuadrada, ahora tabicada, por la que pasaba la luz de un patio y posiblemente el agua de lluvia. 

No es descartable el uso combinado de un manantial, que hoy no vemos, advertimos en la pared del fondo, que se abre sospechosamente limpia y franca al terreno natural, una dura pared de roca, por la que en tiempos pasados podría manar el agua. Nos indica la persona que actualmente ocupa la casa que en determinadas épocas del año se marca una línea de humedad en el suelo, siguiendo el eje de la estancia, siendo posible por tanto que bajo el solado moderno exista una escorrentía que canalizada cruce el espacio.


Detalle de la lucerna tabicada situada en la clave de la bóveda. Vista suroeste del sótano, al fondo puerta tabicada. Detalle del rincón del micvé.

El hecho de que estos espacios de purificación asociados al agua estén ubicados en sótanos, se explica por las condiciones que impone el uso del agua natural o corriente: una estancia situada en un nivel inferior hasta donde es fácil de llevar el líquido elemento por su propio peso desde los tejados o un espacio subterráneo donde se capta y aprovecha un manantial.

Adjunta hay otra estancia, desde donde capturamos la fotografía que abre nuestro artículo, ésta es sencilla, sin nada que nos haga sospechar un uso no convencional. Si advertimos, en su extremo contrario al micvé, una puerta tabicada cuyo vano se protege por un potente arquillo, entendemos por ello que nuestro sótano se extiende a la casa colindante, de la que no disponemos ningún dato. Esperamos poder visitar en algún momento el subterráneo vecino y compartir con ustedes lo que Toledo nos quiera mostrar.

Jose María Gutiérrez Arias
http://www.consorciotoledo.org/micve-del-callejon-del-verde/

sábado, 25 de febrero de 2017

La Sepulturas del Moro de Sonseca

Camino hacia Las Sepulturas del Moro desde Sonseca


Salimos por el camino del REY, comienza Alado izquierdo del cementerio y tanatorio hacia el Oeste




Proseguimos por el camino del REY, cruzando la vereda asfaltada de La Gitana.


Nos encontraremos esta esbelta cruz sobre su basa y fuste.


Este es el cruce del camino del Rey que traemos desde Sonseca con el llamado de los Ajofrineros; se coge este último a la IZQUIERDA  y se sigue unos cientos de metros.


Se deja el de los Ajofrineros que gira a la izquierda y seguimos de frente, siguiendo la valla, es el camino de Vallepajares o valle de la Higuera.


El camino se hace difícil de recorrer con un turismo; un todoterreno no tiene problemas. También se puede ir caminando, nos faltan unos cientos de metros.


Dejamos a la izquierda estas moles graníticas y proseguimos hasta llegar a la valla del llamado quinato de Don Ángel.


Caminamos junto a la valla de nuestra derecha hasta un encinete o chaparro que divisamos junto a ella. 



Detrás del encinete, excavada en lo alto de la piedra granítica está la primera y más grande de las sepulturas.
En el conjunto de piedras perpendiculares a la valla y enfrente de esta solitaria se encuentran las restantes, más de una decena, en pocos metros cuadrados.

En el LÍMITE del TÉRMINO de SONSECA y MAZARAMBROZ, a UNOS400 METROS al SUR de 
VALLEPAJARES.  COORDENADAS:

Longitud: 4º 03´17´´
Latitud: 39º 39´28´´


DATOS HISTÓRICOS: No se sabe porque ya que no se ha hecho un estudio especializado de ellas, y todos son conjeturas, aunque podrían se de época ibérica o celta, pero es un simple opinión sin fundamento científico.
- Tipología del yacimiento:
Parece ser que tendrían función fúnebre.
- Utilidad del yacimiento:
Para enterrar a las personas especie de necrópolis.
- Historia del yacimiento:



Estos restos, supuestamente arqueológicos, no han sido estudiados todavía por ninguna persona experta y especialista en estos temas, por ello no sabemos nada de ellas, salvo que están ahí, hecho curioso que tiene que tener algún sentido y no ser una mera casualidad, ya que son bastantes las que hay, aunque parezcan que no guarden relación unas con otras a simple vista. Pero seguro que con un estudio meticuloso y sabiendo lo que se hace, se determinaría el origen o el período al que pertenecen, cosa que de momento no sabemos, aunque intuimos que pueden ser de época prehistórica, pero eso es como no decir nada, porque es un período muy amplio, que engloba muchas culturas distintas en la Península Ibérica.


DATOS DESCRIPTIVOS DEL YACIMIENTO
Ubicación:
En el paraje llamado La Sepultura del Moro, por el lado Oeste del término, entre el camino del Rey y el de Pelicano.

Entorno:
La sepultura principal está pegada a la alambrada que separa el Quinto llamado de Las Esperanzas del de Sonseca. Como el hueco de la sepultura está alto, no es fácil dar con esta sepultura si no se conoce bien el emplazamiento.



Estados de conservación:

Se conservan bien porque están labradas y excavadas en piedra berroqueña, lo que ha permitido que llegaran hasta nosotros casi como estaban a excepción de que no se han conservado las tapas que cubrirían esta tumbas y se observan indicios de que las hubo, por encontrarnos marcas, donde se encajarían estas tapas. También, porque están en lugar poco conocido y no a simple vista, sino en lugares altos, por lo que poca gente conoce su paradero exacto.
Antes de llegar a la sepultura más grande y de más altura, encontramos once sepulturas escavadas en una sucesión de piedras de forma visible. Su distribución es irregular. Por su tamaño, la mayoría de ellas serían para cuerpos de niños, no miden más allá de 60 centímetros de largo. Otras eran para personas mayores. En ellas no hay resto alguno, sólo observamos la huella de haber tenido tapa.


La sepultura principal está escavada en la parte alta de una piedra que tiene 1,50 metros de altura por el lado Este y 1 metro por el Oeste y por tanto su parte superior está inclinada en dirección Este-Oeste. Su anchura es de 1,40 a 1.50 metros. La foto de abajo.


El hueco escavado en esta roca viva tiene 2 metros de largo y 0,50 metros de ancho, pero su profundidad no es igual en toda ella, ya que en la cabecera, que sería la parte más elevadas (lado Este), llega a los 50 centímetros, mientras que al os pies solo a los 20 centímetros. Con ello su fondo es casi horizontal, con una ligera inclinación hacia los pies pero el desnivel es de solo 2 a 3 centímetros sobre la cabeza. Tiene en su parte superior rodeando la citada oquedad un rebaje hecho a su alrededor, de casi 20 centímetros por cada lado, previsto para encajar en él la gran losa que sin duda tuvo en su principio.

T
rabajo de 4º Curso de Historia cedido por Noelia de la Cruz Peces

BIBLIOGRAFÍA
-Ballesteros Peces, Manuel: Memorias y curiosidades de la Historia de Sonseca,
Ed. Diputación de Toledo, 1994

Casos Inquisitoriales de Torrijos: Hernan Bravo

Resultado de imagen de santa inquisición tribunalHERNÁN BRAVO 

Este personaje de Torrijos de profesión arrendador (imagino que de impuestos) fue penitenciado el 26 de mayo de 1536, Se le acusa de decir 75 vicios a la Marquesa de Elche. 

Estaba casado con Ana Díaz de quien tenía dos hijos. Fue inculpado por un testigo de lo que dijo. no por él directamente como había sucedido con los anteriores. 

Quien lo delató fue un joven esclavo negro de los duques de Maqueda. Las actas del proceso nos ponen en antecedentes:



"En la villa de Torrijas 29 días del mes de enero de 1571. Ante el Sr. Inquisidor don Antonio Vaca pareció sin ser llamado y juró en forma y prometió decir verdad un negro que se dijo llamar ¿Julio? y que es esc1ava de puerta y de edad de diecinueve años y dijo que viene a decir por descargo de su conciencia como en el verano pasado estando este testigo dando verde a un cuartago -caballo de medio cuerpo- de su señor en la caballeriza del Duque de Maqueda, estaba allí Francisco Cabello carretero del carro grande de la Marquesa y sobre platicas vio y oyó este testigo que el dicho Francisco Cabello dijo que no era pecado tener que haber con una mujer del burdel pagándoselo y no se acuerda este testigo quien estaba presente sino es un mozo de caballos que se fue mucho ha y no le sabe el nombre y que este testigo le dijo que no dijese tal que era mal dicho y que él había visto sacar por ello al auto de la Inquisición y él lo profirió otras dos veces diciendo que no era pecad<;, mortal, que ésta era la verdad ... 

" En su descargo Francisco Cabello declara que lo que dijo lo fue por descuido ya que estaba enfrascado en su trabajo, dando su versión sobre los hechos de la siguiente manera: 

"Francisco Cabello, criado de la Ilma. Marquesa de Elche y vecino de esta villa digo que puede haber nueve o diez meses poco más o menos tiempo que estando yo dando verde a las mulas de mi Señora la Marquesa en su caballeriza vinieron a mi ¿Julio? esclavo de puerta, vecino de esta villa, y Antonio Vaez, sobrino del mayordomo y me preguntaron si era pecado tener acceso con una mujer y yo entendiendo del acceso que un casado tiene con su mujer dije que pecado seria venial mas no mortal. 

Tornaron a replicar que no decían sino el que tenía acceso con una mujer de seguida pagándola y como yo estaba embebecido en mi trabajo sin advertir lo que decía dije que no y no porque no entiendo que no solamente es pecado hazer lo susodicho mas que negarlo sería y es herejía y así 10 he dicho siempre y si estuviera advertido no lo dijera. 

Yo me he acusado y de palabra ante V. M. Y ahora me acuso de cualquier pecado que en ello haya tenido y me pesa de ello y pido a Dios perdón y a V. M. penitencia". A continuación se emite la sentencia que es más o menos del mismo tenor que las anteriores: 77 

"Fallamos que por la culpa que del presente proceso resulta contra el dicho Francisco Cabello siendo con él de mucha equidad y misericordia le debemos de mandar y mandamos que abjure de Leví en la sala de nuestra audiencia y el día de entresemana que por nos le fuere señalado oiga una misa rezada en el monasterio del Señor San Francisco de la villa de Torrijos en forma de penitente, en cuerpo sin cinto ni cosa en la cabeza y con una vela de cera encendida en las manos, puesto en pie delante del altar; que no se humille sino desde la consagración hasta que el preste haya consumido y mas le condenamos en cuatro ducados para gastos de este Santo Oficio, los cuales dé y pague a Francisco López ... "
 (AHN, Ing., Leg. 69/22

viernes, 24 de febrero de 2017

Leche y Vaquerias en Toledo

La leche y las vaquerías

A. de Mingo - domingo, 13 de marzo de 2016

Niña con lechera fotografiada por Lucas Fraile (1850-1905). - Foto: Archivo Municipal
Estos establecimientos pervivieron en Toledo hasta hace muy poco tiempo • La vaquería "La Esperanza", situada en la Antequeruela, donde se encuentra hoy el colegio Santiago el Mayor, fue de las mejores durante las primeras décadas del siglo XX

Son escasas, en comparación con otros alimentos, las referencias históricas que han llegado hasta nosotros relacionadas con el abastecimiento y consumo de leche por parte de los viejos toledanos. «Si hubiéramos de guiarnos exclusivamente por el número de veces que hace su aparición en los documentos -se planteaba la historiadora Carmen Carlé, mencionada por Ricardo Izquierdo en su libro Abastecimiento y alimentación en Toledo en el siglo XV (Universidad de Castilla-La Mancha, 2002)-, llegaríamos casi a sospechar que los hombres de aquellos siglos desconocían la leche».



Esta paradoja -que según Izquierdo se explicaría «por tratarse de un alimento del que disponía la mayoría de la población por vía de autoaprovechamiento»- acabará por regularizarse en la Edad Moderna. En el año 1586, cuando el Greco comenzó a pintar El entierro del conde de Orgaz, un azumbre de leche -alrededor de dos litros- costaba 28 maravedíes, cantidad fijada por el Ayuntamiento.

 Hace apenas cien años, la adulteración de la leche y su aumento de precio (que durante la guerra civil llegará a ser castigado con firmeza) dieron más de un quebradero de cabeza a las autoridades municipales, de las que dependía la supervisión de las abundantes vaquerías instaladas en la ciudad. Algunas de ellas fueron importantes, como ‘La Esperanza’, propiedad de Diego Manso Gil de Rozas, abierta en Zocodover y posteriormente trasladada al barrio de la Antequeruela, en donde muchos años después sería construido el colegio Santiago el Mayor.

Las fuentes para abordar este tema son amplias y sumamente diversas, desde la historiografía tradicional («San Juan de la Leche» era la denominación popular de la desaparecida iglesia de San Juan Bautista, según la Descripción de la Imperial Ciudad de Toledo, de Francisco de Pisa) hasta los tratados de cocina que ya hemos tenido ocasión de mencionar en varias ocasiones, como los de Ruperto de Nola y Francisco Martínez Motiño. La leche no podía faltar en recetas como la sopa de almendras o el denominado «manjar blanco», crema dulce y espesa, sumamente valorada desde la Edad Media, cuyos principales ingredientes eran la leche, harina de arroz y pechuga de gallina deshilachada.

 De las aplicaciones médicas de este alimento dan noticia textos tan antiguos como los del toledano Ibn Wafid (1008-1075), a quien nos referiremos en su momento. Averroes consideraba que la leche de mujer era la de mayor calidad, seguida por la de burra y la de cabra. La harina de garbanzos blancos cocida en suero, por ejemplo, se empleaba como remedio contra la tos en el Toledo andalusí, mientras que diversos alimentos cocidos o macerados en leche, manteca y miel se consideraba que aumentaban el apetito sexual. Se trata de un alimento presente en el imaginario colectivo de la ciudad, incluidas las recurrentes exageraciones de los cronicones del siglo XVII.

El Conde de Mora, por ejemplo, atribuía en 1663 que un criado morisco del marqués de Bedmar hubiese alcanzado la fabulosa edad de ciento veinte años «a que su comida era solo leche dulce, y la bebida leche aceda [agria]». Tampoco podemos olvidar, para finalizar, que una de las reliquias más representativas de la catedral de Toledo, traída desde Constantinopla por San Luis de Francia, era una pequeña ampolla que contenía leche de la Virgen María.

Comenzaremos nuestro recorrido por las vaquerías en los años centrales del siglo XIX, momento en el que la producción de leche no se nos antoja excesivamente rentable, pues cada oveja daba de media tres azumbres y cuartillo y medio. O lo equivalente a 2.377 azumbres durante el trienio 1852-1854 (la relativa estabilidad política y social tras la segunda guerra carlista pronto hará que estas cifras aumenten considerablemente, pasando a 6.280 azumbres durante la horquilla comprendida entre 1864 y 1866, según el periódico El Tajo). Se consumía, además de la leche de oveja (más económica y fácil de ordeñar), leche de vaca, de cabra e incluso de burra, especialmente recomendada para los enfermos por su gran valor alimenticio.

El Eco Toledano, un periódico local, explicaba en 1912 las características de los diferentes tipos: «La alimentación por la leche de cabra que frecuentemente se usa [para alimentar a los lactantes], tiene sus inconvenientes: la intolerancia por una parte y el carácter caprichoso que engendra en los niños -según el doctor Galtier-Boissiére [Émile-Marie Galtier-Boissière, autor del célebre Larousse médico]- son muy a tener en cuenta.

Otro tanto puede decirse de la alimentación infantil con leche de vaca: sola suele ser pesada, y su dilatado uso produce excesiva soñolencia y entorpecimiento intelectual, en opinión del antedicho eminente clínico. La crianza con biberón es buena cuando la leche utilizada es de irreprochables condiciones, y teniendo gran cuidado de la desinfección y limpieza del aparato».

La normativa -que limitaba el número de animales por explotación (veinte vacas o cincuenta cabras eran el máximo) y obligaba a sus propietarios a dedicarles ciertos cuidados- recomendaba instalar las vaquerías de ciertas dimensiones en zonas suburbanas para evitar problemas de salubridad. Anteriormente mencionamos la gran vaquería de Diego Manso, a la que habría que sumar otra de ciertas dimensiones que había «en las inmediaciones del sitio llamado ‘Boca-mina’, próximo al Cementerio viejo» (el antiguo camposanto municipal estaba donde hoy se encuentra el barrio de Palomarejos, mientras que la ‘mina’, excavada desde los molinos de Safont, posteriormente convertidos en central eléctrica, atravesaba el subsuelo de esta zona desde el río para el riego de la Vega Baja). Esta vaquería contaba en el primer tercio del XX con un gran corral y una amplia nave de 24 metros de longitud por cuatro de ancho.

La mayor parte de las explotaciones, sin embargo, eran mucho más pequeñas, como las de la bajada del Barco y el cerro de las Melojas (cerca de San Cipriano), que poseía dos pajares, dos cámaras y dos corrales, con capacidad para más de una veintena de animales. Barrio Nuevo y San Juan de Dios fueron una zona problemática. En 1900, el periódico republicano La Idea se congratulaba de que las hermanas de la Caridad -«usufructuarias hasta ahora de la Lechería provincial»- hubieran retirado de allí unas vacas con las que se abastecían y obtenían beneficio (algo que el diario criticaba, además, por el hecho de que las monjas no tributaban).

 Casi veinte años después, otro periódico de ideología contraria, el carlista El Porvenir, echaba en cara al regidor Justo Villarreal -a quien apodaba «el alcalde de los colmos»- que no tomase medidas contra las «tres o cuatro cabrerías, una vaquería y dos cloacas o alcantarillas que vierten en el rodadero de San Juan de Dios, infectando, de manera repugnante, toda la barriada de Barrionuevo: como desaguan en la parte alta del derrumbadero, recorren las inmundicias más de 60 metros al aire libre, produciendo pestilencias insufribles y algún que otro foco... nada lumínico y menos refulgente...». En ediciones anteriores mostramos esta misma problemática a través de una antigua fotografía del «Corral de Vacas», situado en el otro extremo del casco histórico.

Sin lugar a dudas, el principal problema para el Ayuntamiento era la adulteración. En los tiempos de la pequeña lechera de la página anterior -fotografiada por Lucas Fraile (1850-1905) a finales del siglo XIX-, la leche que se consumía en Toledo solía estar mezclada en un elevado porcentaje con agua u otras sustancias. El Día de Toledo llevaba a su portada este problema el 19 de octubre de 1912: «Una cosa es la leche y otra cosa es ese líquido blanquecino que se expende por algunos industriales de ancha conciencia, de Toledo o forasteros. La leche pura debe de tener un color blanco, ligeramente amarillento, y su grado de consistencia ha de ser tal que si se deja caer una gota sobre un cristal inclinado cuarenta y cinco grados sobre un plano horizontal, se desliza recorriendo muy poco espacio y conserva al final su forma globulosa».

 Por el contrario, continuaba el texto, «la leche de mala calidad, o muy aguada, corre más de un decímetro, y se evapora luego sin dejar apenas residuo». El «descremado» era el más frecuente de los fraudes, seguido del hábito de mezclar con leche de oveja la de las vacas. «Como la primera es más barata y tiene la ventaja de ser más densa, admite un poquito de agua sin que se altere la densidad normal del líquido, densidad que no sería difícil restablecer añadiendo una pequeña cantidad de clara de huevo que, además de espesar la leche, la hace espumosa.

Pero como al reconocer la leche se notaría el fraude, por la coagulación de la clara de huevo, suelen los comerciantes (de alguna manera hemos de llamar a esa gente) añadir horchata de almendras o cañamones. Esto solamente lo hacen cuando se les va la mano, pues por regla general todos ellos manejan con gran habilidad el lactodensímetro». Finaliza el texto con evidente preocupación: «Todo cuanto nuestras autoridades hagan y vigilen para que la leche sea pura, será poco ante lo que el asunto merece. En Toledo son muchos los enfermos que se alimentan con solo leche, y el no darle ésta o dársela sofisticada es grave delito».

Los periódicos toledanos solían recurrir al humor -coplas burlescas, acertijos, etc.- para denunciar la situación. El Día de Toledo recomendaba en el año 1897 a quienes sintieran curiosidad por el estudio de la química que acudiesen a una vaquería («treinta céntimos un cuartillo, poco es»), mientras que La Campana Gorda, en 1907, rimaba estos versos tras el seudónimo de ‘Pacotilla’: «En Madrid hay muchísimos / intoxicados / con leche adulterada / por los malvados. / Todo el que por beberla / daños coseche / exclamará indignado: / —¡Vaya una leche! / Y otros al verse expuestos / todos los días, / dirán del mismo modo / —¡qué lecherías! / ¿Pero con qué adulteran / esos lecheros / la leche, que así causa / males tan fieros? / ¡Para mí es indudable / que se adultera / con polvos de la hispana / Tabacalera».

También era habitual que se adulterase la leche de los establecimientos de beneficencia. En 1901, según el diario La Idea, llegó a servirse a los internos del manicomio (el Hospital del Nuncio, hoy Consejería de Hacienda) leche mezclada con agua al 80%, caso verdaderamente excepcional que llevó al periodista a añadir el siguiente comentario: «Tendríamos gusto en conocer al abastecedor, y si le ligan algunas relaciones de amistad o parentesco con los señores diputados». Lo más habitual era encontrar mezclas con entre un veinte y un cuarenta por ciento de agua, fácilmente detectadas por los graduadores o lactodensímetros, como el que llegó a costar una paliza a Laureano Avecilla enfrente de la Puerta Llana, según recogemos en la página siguiente.

Félix Conde Arroyo, durante cuyo mandato se inauguró el Mercado de Abastos de Toledo, fue uno de los alcaldes que mayor empeño puso en solucionar este problema, obligando a los lecheros a someterse a los análisis del Laboratorio Municipal y a precintar los recipientes en los que transportaban su género (para no sumar agua a la leche tras haber atravesado el fielato de consumos). La respuesta por parte del gremio fue un sustancial incremento de los precios. La vaquería de A. Borja (Hombre de Palo, 11; con despacho de venta en la Calle de la Plata, 3) pasó de cobrar el litro de 35 a 60 céntimos en apenas cuatro años, de 1916 a 1920.

http://www.latribunadetoledo.es/noticia/Z3BC20031-FEF8-D5B3-327910800B066EC6/20160313/leche/vaquerias

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