Desde fines del siglo XIV el espacio urbano se percibe no solo
bajo el punto de vista del comercio, de la circulación de mercancías
o del acceso a las casas, sino también bajo el aspecto de la escenografía
de la sociedad urbana.
La vida social desborda el espacio
restringido de los adarves o de las alcaicerías, lo que tiene como
consecuencia la manifestación de proyectos urbanos que se ocupan
de la ciudad en su conjunto. La organización del espacio urbano
afecta no solo a los accesos a la plaza, sino también a las fachadas
de los edificios públicos o privados, cuyos balcones estaban muy
solicitadosl .
Durante el reinado de los Reyes Católicos varias ordenanzas
subrayan estas nuevas orientaciones, que tratan de la pavimentación
de las calles, de la altura de los cobertizos o de la longitud
de las vigas que sobresalen de las fachadas.
Ya antes de 1476 se habían desarrollado varias operaciones
urbanas de reconstrucción en el barrio norte de la catedral; a la vez,
teniendo como objetivo el crecimiento de la renta inmobiliaria, se
transforma el tejido comercial de tiendas de un solo nivel en casas
de dos niveles o más, llamadas frecuentemente casas-puerta A mediados del siglo XV, todas las órdenes religiosas tenían ya
su convento en la ciudad, excepto los franciscanos, a quienes el
duque de Alba dio una casa cerca del convento de San Clemente, en
la que pensaban instalarse. Pero encontraron la fuerte oposición de
los otros conventos y parroquias vecinos.
Para superar este inconveniente
el superior de los franciscanos se dirigió a la reina Isabel3,
que resolvió el problema con la compra de las casas del antiguo
contador del Rey, Alfonso Álvarez de Toledo, y la de Francisco
Núñez4, que se la entregó a los monjes para que construyeran su
convent05. Este proyecto, confiado a Juan Guas en 14786, modificará
el espacio urbano en el límite de la Judería (actual Barrio
Nuevo).
Este es el objeto de esta exposición. Nos apoyamos en el
estudio de algunos escasos documentos del siglo XV, en el análisis
del parcelario y del construido actual, de los planos del convento y
de fotografías de los siglos XIX Y XX..
¿Cuáles eran, en la segunda mitad del siglo XV, los alrededores
de las casas del contador Alfonso Álvarez, las cuales heredó su hijo Pedro Núñez de Toledo y la reina Isabel compró para los
franciscanos?
Tal es la primera cuestión que intentaremos responder.
Varios documentos de la segunda mitad del siglo XV7 de los
archivos del hospital de la Mise.ricordia mencionan las casas de
Alfonso Álvarez, contador. Estas se situaban en 1455 frente a una
gran casa conocida como «del Mármo1», ocupada por Gonzalo
García.
La casa del Mármol daba por tres lados a otras tantas calles;
el cuarto lado estaba pegado a la casa de Diego Ortiz de Écija8• Se
puntualiza que la casa nunca se ha llegado a medir debido a su gran
extensión. En cuanto a la casa de Diego Ortiz, compuesta de una
casa principal y una de servicio, uno de sus lados se sitúa en la calle
del Mármol, otro pegado a la casa de la mujer del contador Alfón
Álvarez, cuesta abajo, y el tercero da a la «calle del horno de roya
de Santa Ana».
Esta casa, que Diego Ortiz gravaba en 1458 con un tributo de 150 maravedís,lO se vuelve a mencionar en un documento
de 1625.
En 1439 se reseña la existencia de una tienda de la iglesia en la
calle del Mármol, y de una casa-tienda a la puerta de la Judería «por
la calle de adentro» y «fondon el Marmol» que pagaba un tributo
de 360 maravedís anuales al hospital de la Misericordia.
Esta casatienda,
que la viuda del maestre Alfonso, médico del Rey, donó a
Juan de Sevilla, comprendía, además de la tienda de la planta baja,
una cámara de la sinagoga 1]
Un documento fechado en 1509 dice
que la casa-tienda linda con la casa de Florescán de la Puerta y con
las calles reales; estaba, por lo tanto, en una esquina (figura 1).
El análisis de los documentos arriba aludidos sugiere las observaciones
siguientes:
1.1. La casa del contador Alfonso Álvarez de Toledo estaba junto a
una casa llamada «del Mármol».
1.2. La casa del Mármol se alzaba en la calle que descendía en fuerte pendiente al puente de San Martín, y daba a dos calles transversales, una de la cuales se llamaba la calle del Mármol».
Lindaba con una gran casa, propiedad de Diego Ortiz en 1455. Estas dos casas eran la parte principal de una manzana limitada al sur por una calle que en 1455 se llamaba «del horno de noya de Santa Ana» y más adelante «del horno que dicen de Juan Perez».
De este inmueble, la mitad del cual estaba en ruinas en la primera mitad del siglo XVIII, solo queda un zócalo de bloques de mármol.
1.3. La calle del Mármol (figura 2) y la zona llamada también del Mármol deben su nombre a la casa del mismo nombre, que se mantenía aún en pie en 1740.
En el siglo XV, la calle del Mármol se cerraba al sur por una puerta llamada de la Judería; en 1455 se menciona un cobertizo en este lugar.
En el siglo XV, la calle del Mármol se cerraba al sur por una puerta llamada de la Judería; en 1455 se menciona un cobertizo en este lugar.
En el lado interior de la Judería se describen en 1455 dos tiendas, una antigua sinagoga, sin duda abandonada desde el último cuarto del siglo XIV, y una casa 1ondon el marmol» .
La calle del Mármol sensu stricto se incluyó en el siglo XX en el convento de San Juan de los Reyes.
La calle del Mármol sensu stricto se incluyó en el siglo XX en el convento de San Juan de los Reyes.
Tenemos que considerar, por lo tanto, que la gran casa del contador Alfonso Álvarez de Toledo estaba frente a la casa del Mánnol,
al otro lado de la calle del mismo nombre. En su emplazamiento y
en el de la casa de Francisco Núñez se edificarían la iglesia y el
claustro principal del convento de San Juan de los Reyes.
2.
Veamos ahora cuál era el emplazamiento del convento en el último
cuarto del siglo XV.
Al norte de la iglesia de San Juan de los Reyes había una manzana
de casas, hoy desaparecidas; por el este pasaba la vía comercial
que iba de la puerta del Cambrón a la Judería, hasta la esquina
de la actual calle del Ángel, que se llamaba «Bab al Suwayqa» o
«A9ueyca» 15; al sur se extendía la Judería; al oeste, la zona del
Mánnol.
A fin de precisar la relación entre el terreno sobre el que se edifica el convento a fines del siglo XV y la Judería, citaremos algunas de las conclusiones del artículo que dedicamos a la sinagoga del Soferl6.
A fin de precisar la relación entre el terreno sobre el que se edifica el convento a fines del siglo XV y la Judería, citaremos algunas de las conclusiones del artículo que dedicamos a la sinagoga del Soferl6.
Esta sinagoga (figura 1) formaba parte de un conjunto de tres
unidades (la casa de la Higuera, la Atahona y la antigua sinagoga
del Sofer), en una manzana situada entre la calle principal, que bajaba
de la iglesia de Santo Tomé a la puerta de la Judería (actual calle
del Ángel), y la calle que se llamaría de San Juan de los Reyes en
el siglo XX.
Frente a este conjunto había unas casas cuyo solar sería
ocupado en el siglo XVI por el segundo claustro de San Juan de los
Reyes. La calle principal estaba fuera de la Judería. El estudio de la sinagoga del Sofer ha pennitido precisar que el límite de la Judería17
lo materializaban la Atahona, al exterior, y la casa de la Higuera al
interior, y que una de las puertas de la Judería estaba al oeste del
conjunto de la sinagoga antedicha.
El límite norte de la Judería se
prolongaba más al oeste hacia el cobertizo de la calle del Mánnol.
Dicho de otra manera, en el último cuarto del siglo XV San Juan de
los Reyes estaba limitado de la siguiente manera: al norte, por una
manzana de la que no poseemos ninguna referencia textual; al este,
por la futura calle de San Juan de los Reyes; al sur, por el «cerco de
la Judería»; al oeste, por el área del Mármol.
3. Aportación de San Juan de los Reyes al urbanismo toledano.
3.1. El convento de San Juan de los Reyes se apoyaba, en un primer
tiempo, en el muro de la Judería. El sitio elegido, a media
pendiente, frente al puente de San Martín, facilitaba una valoración
del edificio, concebido inicialmente como monumento
funerario. Entre fines del siglo XV y principios del XVI la
entrada a la iglesia se hacía por el oeste, en el ángulo de la calle
del Mármol y de la calle que bajaba al puente de San Martín,
por una escalera que compensaba la pendiente que separaba la
iglesia y la casa del Mármol. El ábside de la iglesia, ricamente
trabajado, era visible al viajero que subía por la puerta del
Cambrón hacia la puerta de A~ueyca.
3.2. En un segundo momento, al construirse el segundo claustro, el
convento se extendió por lo que había sido la Judería (conocido
a partir de 1492 como Barrio Nuevo). Las sinagogas de
barrio, situadas intramuros cerca de las puertas de la Judería y
que se citan todavía en la documentación de fines del siglo XV, desaparecieron sin dejar rastro y en el siglo XVI ya no se las
menciona.
3.3. La función «urbanizadora» del convento, modesta en un principio,
prosiguió sin interrupciones. En 1530 aproximadamente
se comienza, o al menos se proyecta, la puerta principal
norte de la iglesia, que se acabará hacia 1630. A la vez, se creará
una plaza cuyos límites no nos son conocidos. Esta plaza
produjo una modificación de la subida desde la iglesia de San
Martín a la de San Juan de los Reyes, que ofrecerá en lo sucesivo
su fachada norte a la mirada del viajero. Además, la construcción
del convento tuvo como consecuencia la edificación
de varias grandes casas de nobles, entre ellas el palacio de
Maqueda y el del conde de Portalegre, que aparecen documentados
a lo largo del siglo XVI.
La figura 5 resume la situación del convento de San Juan de los Reyes en la primera mitad del siglo XVI, con tanta precisión como el parcelario actual nos permite reconstituirla.
La degradación del
habitat en la Judería, abandonada desde 1492, y después en los
arrabales, explica la existencia de grandes espacios en los que es
imposible reconstituir el parcelario de la época.
JEAN PASSINI
Correspondiente
http://www.realacademiatoledo.es/files/toletum/0050/01.pdf
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