¿Cuánta gente vivía en una casa?
¿Qué es un hogar?
La respuesta a estas cuestiones relativamente sencillas sigue siendo difícil de formular, a pesar del enorme esfuerzo que los historiadores de la demografía han hecho para encontrarla.
Hurtado de Toledo comprendió la dificultad de definir la casa en su Memorial precisamente cuando observaba: «en muchas de ellas [las casas] viven quatro y cinco y veinte vecinos, según la calidad de las personas y cantidad de las piezas».
Algunas casas de Toledo, decía, eran grandes y espaciosas, provistas de patios y amplios pasillos, pero otras, especialmente las ocupadas por «oficiales y tratantes», eran tan pequeñas y estrechas «que más parezen jaulas de páxaros que moradas de hombres» {Memorial, 510, 522).
El censo de 1569 demuestra hasta qué punto esta observación aparentemente extemporánea se apoya en datos ciertos.
Según este documento Toledo tenía en esa fecha 6.840 casas. El número de vecinos era de 12.248, lo que arroja un balance de casi dos vecinos por casa.
Puede decirse a título comparativo que Granada tenía, en 1561, 11.198 casas habitadas por algo más de 13.000 vecinos. La proporción era 1,18 vecinos por casa.
¿Eran en media más pequeñas las casas de Granada que las de Toledo? ¿Eran más pobres sus ocupantes?
Probablemente. Es digno de subrayar a este respecto que la única parroquia de Toledo que se aproxima a la proporción casa/vecino que Ruiz Martín calculó para Granada sea la de San Isidoro, un barrio de trabajadores en el que habitaban principalmente «panaderos, alfahareros y moriscos» (Memorial, p. 5 u), en la que el número de vecinos por casa era, por término medio, de 1,41 $.
Si bien Ruiz Martín sólo pudo calcular el tamaño de los hogares en términos de vecinos, la decisión de Hurtado de Toledo de hacer un recuento por cabezas nos permite estimar el tamaño medio de los hogares toledanos con mucha mayor precisión.
De acuerdo con los datos del censo, cada casa albergaba en Toledo una media de 7,5 cabezas [6.840 casas/51.181 personas]. Pero, tal y como acertadamente anotaba Hurtado de Toledo en su Memorial, el tamaño de las casas tendía a variar de forma considerable.
En la parroquia de Santiago, por ejemplo, una barriada de grandes dimensiones, algo desordenada y relativamente pobre, que se situaba en el límite septentrional de la ciudad, el tamaño medio de los hogares era de 7,5 [670 casas/5.083 cabezas].
Por otro lado, el tamaño medio de los hogares era considerablemente mayor en los barrios más ricos de la ciudad, quizás porque en las casas de estas zonas abundaban los sirvientes y criados.
De esta forma, 14,2 personas vivían por término medio en cada hogar de la acaudalada parroquia de San Salvador, cifra que dobla la de Santiago.
Por su parte, en la de San Vicente, otro barrio acomodado, la media de cabezas por casa era de 11,6.
Richard L. Kagan Johns Hopkins University
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