La existencia de cofradías y hermandades se remonta a la Baja Edad Media cuando el laicado, el bautizado que no es clérigo, comienza a asociarse formando grupos, no solo por motivos religiosos (alrededor de la imagen de un Cristo, o de la Virgen o de una santo de su devoción) sino también por motivos caritativos y asistenciales.
Pasados tantos siglos y después del Concilio Vaticano II, algunos pensaron que este tipo de asociaciones religiosas debían terminar bien porque su ciclo había finiquitado, bien por la aparición de nuevos carismas seglares de gran empuje que han cristalizado en numerosos movimientos cristianos.
Creo que hoy ya se piensa de otro modo, pues ambas pueden convivir, máxime cuando estas cofradías siguen dando testimonio de su fe religiosa en esa forma tan popular y entrañable de nuestras procesiones y romerías, unas mas numerosas que otras, pero todas unidas en un mismo espíritu ya que no pueden olvidar en ningún momento su identidad, amén de que muchas de ellas se encuentran involucradas en proyectos en países subdesarrollados o colaborando en temas muy diversos.
Referente a cofradías toledanas, muchos de ustedes saben, que las dos cofradías de mayor antigüedad son la de la Santa Caridad, según opinión general fundada en el reinado del rey de Castilla y León Alfonso VI, durante el cerco a la ciudad de Toledo, y la de la Sangre de Cristo.
Hoy creo que antiguas disputas acerca de cual era la mas antigua están superadas, si bien la de la Sangre de Cristo en su preciosa medalla-relicario en plata, y la denomino así al guardar en su interior tierra de los santos lugares, en su reverso aparece inscrito que fue fundada por Sancho II rey, originalmente, privativo de Castilla.
Su reinado abarca desde 1065, muerte de su padre Fernando I, a 1072 cuando es alevosamente asesinado por Vellido Adolfo en el cerco a su hermana Urraca en la ciudad de Zamora y habiendo arrebatado previamente el reino de León a su hermano Alfonso, originándose graves sospechas sobre éste en relación con la muerte de Sancho.
Documentalmente ninguna de las dos cofradías podrían probar su antigüedad hoy día pues la Santa Caridad perdió sus archivos mas antiguos en un incendio sucedido en 1525 y los de la Sangre de Cristo desaparecieron al resultar destruido todo un lado de la plaza de Zocodover durante la Guerra Civil, donde por encima del arco central o arco de la Sangre de Cristo, «Bab-al-Yayl» (puerta de los caballos) en época islámica, que comunicaba la ciudadela con la zona urbana, tenía y está su capilla reedificada -hoy en desuso- con una figura moderna del Cristo.
La cofradía de la Sangre desapareció con su sede y sus enseres.
Su último cofrade, al menos conocido, fue D. Tomás Rodríguez Bolonio, presidente entonces de la Diputación Provincial que murió en 1961. Y ¿su archivo se preguntarán Uds?, ¿desapareció realmente?
El numerario Dr. D. Alfonso López Fando Rodríguez, hace mas de cuarenta años, en su discurso de contestación al ingreso como también numerario del Dr. Sancho de San Román, escribe como hacia los años veinte y en su propia casa, vio toda esa documentación al ser su padre, el también medico D. Francisco López Fando y Martin-Serrano secretario de dicha cofradía, pues parece tradición en Toledo, incluso hoy día, lo desconozco en otras ciudades, y no se si para bien o para mal, que cofrades con ese cargo guarden la documentación en sus domicilios.
Y repito que para bien o para mal, en este caso para bien, porque hace muy pocos años los descendientes del último secretario de la cofradía de San Eloy, del gremio de plateros, hicieron donación gratuita, de prácticamente todo el archivo, a la Ciudad, y hoy se encuentra felizmente custodiado en el Archivo Municipal.
Esperamos que en algún momento pudiera suceder igual con el de la Sangre de Cristo.
Pasados tantos siglos y después del Concilio Vaticano II, algunos pensaron que este tipo de asociaciones religiosas debían terminar bien porque su ciclo había finiquitado, bien por la aparición de nuevos carismas seglares de gran empuje que han cristalizado en numerosos movimientos cristianos.
Creo que hoy ya se piensa de otro modo, pues ambas pueden convivir, máxime cuando estas cofradías siguen dando testimonio de su fe religiosa en esa forma tan popular y entrañable de nuestras procesiones y romerías, unas mas numerosas que otras, pero todas unidas en un mismo espíritu ya que no pueden olvidar en ningún momento su identidad, amén de que muchas de ellas se encuentran involucradas en proyectos en países subdesarrollados o colaborando en temas muy diversos.
Referente a cofradías toledanas, muchos de ustedes saben, que las dos cofradías de mayor antigüedad son la de la Santa Caridad, según opinión general fundada en el reinado del rey de Castilla y León Alfonso VI, durante el cerco a la ciudad de Toledo, y la de la Sangre de Cristo.
Hoy creo que antiguas disputas acerca de cual era la mas antigua están superadas, si bien la de la Sangre de Cristo en su preciosa medalla-relicario en plata, y la denomino así al guardar en su interior tierra de los santos lugares, en su reverso aparece inscrito que fue fundada por Sancho II rey, originalmente, privativo de Castilla.
Su reinado abarca desde 1065, muerte de su padre Fernando I, a 1072 cuando es alevosamente asesinado por Vellido Adolfo en el cerco a su hermana Urraca en la ciudad de Zamora y habiendo arrebatado previamente el reino de León a su hermano Alfonso, originándose graves sospechas sobre éste en relación con la muerte de Sancho.
Documentalmente ninguna de las dos cofradías podrían probar su antigüedad hoy día pues la Santa Caridad perdió sus archivos mas antiguos en un incendio sucedido en 1525 y los de la Sangre de Cristo desaparecieron al resultar destruido todo un lado de la plaza de Zocodover durante la Guerra Civil, donde por encima del arco central o arco de la Sangre de Cristo, «Bab-al-Yayl» (puerta de los caballos) en época islámica, que comunicaba la ciudadela con la zona urbana, tenía y está su capilla reedificada -hoy en desuso- con una figura moderna del Cristo.
La cofradía de la Sangre desapareció con su sede y sus enseres.
Su último cofrade, al menos conocido, fue D. Tomás Rodríguez Bolonio, presidente entonces de la Diputación Provincial que murió en 1961. Y ¿su archivo se preguntarán Uds?, ¿desapareció realmente?
El numerario Dr. D. Alfonso López Fando Rodríguez, hace mas de cuarenta años, en su discurso de contestación al ingreso como también numerario del Dr. Sancho de San Román, escribe como hacia los años veinte y en su propia casa, vio toda esa documentación al ser su padre, el también medico D. Francisco López Fando y Martin-Serrano secretario de dicha cofradía, pues parece tradición en Toledo, incluso hoy día, lo desconozco en otras ciudades, y no se si para bien o para mal, que cofrades con ese cargo guarden la documentación en sus domicilios.
Y repito que para bien o para mal, en este caso para bien, porque hace muy pocos años los descendientes del último secretario de la cofradía de San Eloy, del gremio de plateros, hicieron donación gratuita, de prácticamente todo el archivo, a la Ciudad, y hoy se encuentra felizmente custodiado en el Archivo Municipal.
Esperamos que en algún momento pudiera suceder igual con el de la Sangre de Cristo.
Aparte de estas dos cofradías de mayor antigüedad, ¿cuántas hubo en Toledo?
Documentadas casi cuatrocientas.
En 1773, según el censo mandado hacer por el conde de Aranda eran ciento noventa y cuatro repartidas entre las parroquias mas significativas de la ciudad hasta casi nuestros días.
De 15 a 20 cofradías en las ocho iglesias de mayor población o importancia económica.
Sobrepasaba a todas, la parroquia de los santos Justo y Pastor con 24, seguida por S. Nicolás, S. Miguel, Santo Tomé, la Magdalena, la de las santas Justa y Rufina y S. Andrés.
Las parroquias con menos cofradías, de 1 a 6, son: · las tres mozárabes, a saber: San Sebastián con dos, y las de Santa Eulalia y San Marcos con una cofradía respectivamente; · la de San Bartolomé y San Zoilo,con seis donde curiosamente se produce la corrupción de dos palabras: el nombre de la propia iglesia conocida como San Bartolomé de Sansoles o Sonsoles y el de una popularísima cofradía que tenia su sede en esta iglesia, la de la Virgen de Loreto que acaba conociéndose vulgarmente como la «Virgen del Lorito».
En cuanto a conventos y monasterios de hombres se conserva documentación de 69; el mayor número de ellas en San Pedro Mártir con siete.
En los de monjas, 21 cofradías. El mayor número en el inexistente convento de franciscanas de Santa Ana, hoy incluido en los edificios de la Escuela de Arte lindante al de franciscanos de San Juan de los Reyes.
Referente a gastos anuales sin incluir lo utilizado con sus cofrades enfermos o difuntos, aparece en primer lugar la cofradía de Ánimas de Santo Tomé con 20.000 reales y la de la Virgen Madre de Dios, en San Antolín.
Con rentas propias, las de mayor cuantía eran esta de San Antolín que acabamos de citar con 11.000 reales y la Soledad de las santas Justa y Rufina con 6.000. En estas rentas no se incluyen tampoco cuotas de cofrades.
Las de mayor antigüedad, exceptuadas las de la Sangre y Santa Caridad, eran en el siglo XV, la de los santos Justo y Pastor en su parroquia,1435;la Hermandad de Capellanes de Coro en San Lorenzo, 1445; la de San Ildefonso, patrono de la ciudad documentada ya en 1459 y la de Nuestra Señora de Gracia y San Pedro de la Vega, 1499, en el convento de agustinos calzados junto a la puerta del Cambrón.
Y del siglo XVI, tenemos la del Dulcísimo Nombre de María en el convento de Trinitarios Calzados en la calle de la Trinidad, hoy centro Cultural del Ayuntamiento.
La de la Santa Vera Cruz en el inexistente convento de Carmelitas Calzados en el paseo del Carmen, y trasladada después a la Magdalena, la de Santa María la Blanca en San Pedro mártir, la de las Animas en San Andrés y tres mas que siguen activas hoy día: Virgen de la Paz en San Andrés, de la Esperanza en S. Cipriano y de la Estrella en su ermita, frente a Santiago del Arrabal.
En cuanto a advocaciones superan las 130 las de vírgenes, siguen las que llevan nombres de santos, casi 100. Las de cristos, 87 y el resto con nombres diversos.
En 1773, según el censo mandado hacer por el conde de Aranda eran ciento noventa y cuatro repartidas entre las parroquias mas significativas de la ciudad hasta casi nuestros días.
De 15 a 20 cofradías en las ocho iglesias de mayor población o importancia económica.
Sobrepasaba a todas, la parroquia de los santos Justo y Pastor con 24, seguida por S. Nicolás, S. Miguel, Santo Tomé, la Magdalena, la de las santas Justa y Rufina y S. Andrés.
Las parroquias con menos cofradías, de 1 a 6, son: · las tres mozárabes, a saber: San Sebastián con dos, y las de Santa Eulalia y San Marcos con una cofradía respectivamente; · la de San Bartolomé y San Zoilo,con seis donde curiosamente se produce la corrupción de dos palabras: el nombre de la propia iglesia conocida como San Bartolomé de Sansoles o Sonsoles y el de una popularísima cofradía que tenia su sede en esta iglesia, la de la Virgen de Loreto que acaba conociéndose vulgarmente como la «Virgen del Lorito».
En cuanto a conventos y monasterios de hombres se conserva documentación de 69; el mayor número de ellas en San Pedro Mártir con siete.
En los de monjas, 21 cofradías. El mayor número en el inexistente convento de franciscanas de Santa Ana, hoy incluido en los edificios de la Escuela de Arte lindante al de franciscanos de San Juan de los Reyes.
Referente a gastos anuales sin incluir lo utilizado con sus cofrades enfermos o difuntos, aparece en primer lugar la cofradía de Ánimas de Santo Tomé con 20.000 reales y la de la Virgen Madre de Dios, en San Antolín.
Con rentas propias, las de mayor cuantía eran esta de San Antolín que acabamos de citar con 11.000 reales y la Soledad de las santas Justa y Rufina con 6.000. En estas rentas no se incluyen tampoco cuotas de cofrades.
Las de mayor antigüedad, exceptuadas las de la Sangre y Santa Caridad, eran en el siglo XV, la de los santos Justo y Pastor en su parroquia,1435;la Hermandad de Capellanes de Coro en San Lorenzo, 1445; la de San Ildefonso, patrono de la ciudad documentada ya en 1459 y la de Nuestra Señora de Gracia y San Pedro de la Vega, 1499, en el convento de agustinos calzados junto a la puerta del Cambrón.
Y del siglo XVI, tenemos la del Dulcísimo Nombre de María en el convento de Trinitarios Calzados en la calle de la Trinidad, hoy centro Cultural del Ayuntamiento.
La de la Santa Vera Cruz en el inexistente convento de Carmelitas Calzados en el paseo del Carmen, y trasladada después a la Magdalena, la de Santa María la Blanca en San Pedro mártir, la de las Animas en San Andrés y tres mas que siguen activas hoy día: Virgen de la Paz en San Andrés, de la Esperanza en S. Cipriano y de la Estrella en su ermita, frente a Santiago del Arrabal.
En cuanto a advocaciones superan las 130 las de vírgenes, siguen las que llevan nombres de santos, casi 100. Las de cristos, 87 y el resto con nombres diversos.
LUIS ALBA GONZÁLEZ
Académico Numerario
Toledo, 7 de octubre de 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario