jueves, 7 de mayo de 2020

El Curandero en la Historia del Reino de Toledo (I)

Báez y de Rojas, los supuestos curanderos de Totanés | Noticias La ...EL CURANDERO 

Tanto la medicina popular o curanderismo como la científica marcharon paralelas hasta hace poco menos de doscientos años incluso se comprometieron en algún momento. 

El médico adquirió sus conocimientos a través del racionalismo y los descubrimientos de la física, la biología farmacológica, etc., mientras que el curandero permaneció transmitiendo su bagaje de saberes por medio de la práctica dentro del ámbito familiar o en círculos cercanos, en la mayoría de los casos.

 Este concibe al individuo a tratar como un ser que tiene alteradas algunas de sus funciones orgánicas o anímicas, no como una dolencia aislada sino dentro de un ámbito natural y metafísico de quien depende y a quien corresponde sanar, unido al comportamiento médico-cultural de cada grupo social. 





Teóricamente no cura una parte del cuerpo sino que la sanación va encaminada al individuo de manera integral buscando equilibrar su salud. 

Por ello escucha y se introduce junto al paciente en el universo cultural de las fuerzas que actúan en la Naturaleza y aplica terapias que emanan de ella o sobrenaturales.

Qué tomar para aliviar el dolor de estómago: remedios caseros El curandero, pues, se hace o nace predestinado, según estas creencias.

Para él sanar es una capacidad, un don, una gracia. Cosa distinta es el aplicador de remedios.

 El curandero descubre por sí, en la mayoría de los casos, su aptitud de sanar por algún indicativo o experiencia, generalmente delatados en la infancia, la juventud, después de crisis o situaciones emocionales graves. 

También los signos corporales, los astros, el carisma, etc., determinan el nacimiento de un curandero. 

Otras veces es el traspaso de la «gracia» para curar con todo el hermetismo que rodea esta situación. En ocasiones es la herencia familiar y la habilidad aprendida de un curandero quien hace otro. Aunque si bien en estos casos la técnica es puramente física, cuando se apela a lo sobrenatural también existen normas para la transmisión. 

Igual que se adquiere la «gracia» se puede perder, esto ocurriría en el caso de la revelación de los secretos a profanos, o los que tratan de explotarlo económicamente, etc. 

La gracia, el don, disminuye si existe otro curandero en las inmediaciones o se tienen los brazos o las piernas cruzadas, si existen objetos formando aspas ... De la misma forma no todos los días son apropiados para curar, especialmente los que en su nombre llevan la letra «f». Otras creencias populares sitúan en torno al nacimiento la habilidad para sanar. 

La mujer que ha tenido doble parto, por ejemplo, está más predispuesta a la adquisición de facultades sanadoras. Si se nace en viernes o especialmente en Viernes Santo con una cruz en el paladar no existe duda de los poderes del niño. 

Ser hijo de hijo con número impar o el séptimo o noveno especialmente. Se conocen casos en Toledo de ser el séptimo hijo de padre que fue también séptimo. 

Por nacer en alguna fiesta especial como la Conversión de San Pablo, San Juan y San Lorenzo se adquiere el don especial para curar algunas dolencias. También quienes nacen con alteraciones anatómicas, como tener seis dedos, que curan el dolor de estómago. Aplicando la mano de los mellizos a un enfermo, en ciertas dolencias, es suficiente para aliviarlo. Igualmente guardan un ombligo para fines terapéuticos. 

Es decir, el curandero nace, como estamos descubriendo, o puede adquirir la «gracia» y los conocimientos a través de otros curanderos, incluso por la información erudita. 

El curanderismo, como todo fenómeno sociológico vivo, viene asociado a otras creencias y supersticiones que nos permiten descubrir en ellas ribetes de las grandes corrientes culturales formadas por la diversidad de pueblos que han marcado el sustrato mágico-religioso del nuestro, especialmente con un foco de tanta influencia como ha tenido Toledo, pese al influjo disuasorio de la iglesia católica, cristianizando aquello que no pudo desterrar y eliminando aquello otro que se interpuso a su doctrina. 

El poder de curar mediante contacto, que aún se practic'a en nuestra provincia, se atribuía en la antigüedad a los dioses pasando por «derecho divino, a los reyes» especialmente en países más allá de los Pirineos.

 Fue practicado por los sacerdotes médicos egipcios como mediadores de la divinidad. Esta facultad sanadora no se destruía con la muerte, manteniéndose en las reliquias a las que aún se acude para tocarlas buscando remedio. Superstición convertida en creencia religiosa y además efectiva.

 También se ejercitaba en los templos paganos con la misma eficacia, rivalizando con los cristianos, por la milagrería de sus santos o sus huesos que en muchos casos eran de procedencia bien dudosa. Pues bien, como vemos las corrientes del curanderismo han sido alimentadas a la luz de la fe o perseguidas si no eran alumbradas por ella. 

De este grupo sumergido, procedente de otras religiones que dejaron de ser legales por la intransigencia de la oficial, aún encontramos vestigios a través de extrañas mezclas entre supercherías y viejas aplicaciones metafísicas que los curanderos y visionarios continúan manteniendo, al margen de quien puede determinar «oficialmente» si son milagros o no, ciertas curaciones «inexplicables». 

Así pues reconocemos un tipo de curanderismo que busca sanar el cuerpo con remedios mecánicos o naturales. Otro que busca rodearse de una fenomenología sobrenatural que incide en una persona o en el entorno sacralizado por ella misma, a través del que se produce la sanación. 

Y el mago que no tiene una conocida incidencia en nuestra provincia, aunque sí se advierte una terapia de prevención mágica. Esta simplificación genérica habría que estudiarla en sus ramificaciones y detalles.

 En casi todas las comarcas toledanas se dan los dos primeros fenómenos. Curanderos que aplican terapias mecánicas, son los «arregla huesos», los que practican masajes, sobos, etc ... Al siguiente grupo pertenecen todos aquéllos que se esmeran con remedios relacionados con la fitoterapia y otras prácticas naturistas.

 Forman un grupo numeroso, aún, las saludadoras; los que curan por imposición de manos, los videntes y sus apariciones y, por último, los vividores. La mayoría de los curanderos toledanos son mujeres, siendo muy pocas las profesionales. 

En términos generales podemos hablar que en torno a la ciudad de Toledo se concentran los que practican remedios naturales; mecánicos, en Talavera; en La Sagra, milagreros, y en Los Montes, saludadoras. Hemos querido comentar en último lugar, con el fin de disociarlo en lo posible de lo anterior, las «artes mágicas» que de alguna manera están vinculadas a la sanación. 

Guardan una gran tradición histórica en Toledo, centro en la Edad Media de ellas, tanto que adoptaron el nombre de «artes toledanas» a las que se definía como aquéllas dedicadas al «estudio constante de las cosas naturales para poder /legar, por medio de su investigación al verdadero conocimiento de lo sobrenatural, que es el fin y el objeto de las artes mágicas)}.

 Muy poco conocemos de estas investigaciones y disciplinas que se desarrollaron en Toledo. 

Quizás tengamos que profundizar en ciertas tradiciones y costumbres mantenidas por grupúsculos que desembocaron en la hechicería y vemos aflorar a través de algunos procesos de la Inquisición, en los que repararemos y seguiremos siempre que tengan relación con el curanderismo. 





Por otra parte, desde los tiempos antiguos también se ha venido asociando la magia a la curación de enfermedades cuya manifestación actual podría ser el tratamiento o terapia psicológica de la enfermedad. 

Así pues, los procedimientos generales del curanderismo, bien empleando medios naturales, por intervención de lo sobrenatural o la magia, pueden darse aislados o relacionados entre sí. De ellos surgen numerosas variaciones y aplicaciones. 

Unas eruditas y otras populares, al final todas las hallaremos en el gran recipiente de los procesos sanadores de estas terapias ancestrales, que aún podemos encontrar en nuestra provincia, no como hechos aislados del resto de la geografía española, sino incardinados en la vieja cultura europea con raíces en las primeras manifestaciones del pensamiento humano, pues se cree que la magia «es el sistema más antiguo conocido de la filosofía natura/».


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