El Real Hospital de San Diego, situado en el centro del casco urbano de Ajofrín, es uno de ellos. Fue fundado por don Diego González de Castro, el cual dejó para el mismo su casa amplia y su hacienda. Recibían asistencia unos 15 enfermos.
Fotografía de un grupo de enferemeras. - Foto: Biblioteca Nacional
En estos tiempos que nos está tocando vivir, nos acordamos -más de lo habitual- de los hospitales, clínicas, sanatorios, etc.
Es curiosa la historia de la asistencia hospitalaria tanto en Toledo como en la provincia y por ello conviene recordar algunos de los hospitales que con mayores o menores rentas (más bien esto último) existían a lo largo y ancho de nuestro territorio provincial en el siglo XVIII.
Comenzaremos con Ajofrín donde funcionaba en el siglo XVIII el Real Hospital de San Diego, en el centro del casco urbano, fundado por don Diego González de Castro, el cual dejó para el mismo su casa amplia y su hacienda.
Recibían asistencia unos 15 enfermos que debían ser naturales y vecinos de Ajofrín.
También contribuyó a su funcionamiento la aportación de don Manuel Medrano de Quirós y Serrano, natural de Ajofrín.
Alcabón tenía un hospital que recogía a forasteros pobres y se sostenía con la renta de 190 olivas y algún censo de poco capital.
También contribuyó a su funcionamiento la aportación de don Manuel Medrano de Quirós y Serrano, natural de Ajofrín.
Alcabón tenía un hospital que recogía a forasteros pobres y se sostenía con la renta de 190 olivas y algún censo de poco capital.
En Aldeanueva de Barbarroya había un hospital para 'viandantes pobres' donde se refugiaban en los meses de invierno. Para atender la salud de los vecinos había un cirujano al que le pagaba el concejo y otros dos más que no tenían apenas clientes.
En la localidad de Almonacid de Toledo había en el siglo XVIII dos hospitales uno para pobres viandantes con escasas rentas y el otro fundado por don Silvestre García Escalona obispo de Salamanca y en el que curaban los vecinos sin recursos; estaba dotado con 8 camas y a su cargo había un administrador y dos enfermeros; tenía como renta 9.900 reales que procedían de los réditos de un censo.
En Almorox también existió un pequeño hospital para viandantes en el que también se les daba refugio y que carecía de rentas. Por otro lado la comunidad de frailes carmelitas de Madrid mantenían una hospedería donde vivían algunos religiosos que cuidaban de las posesiones que poseía la comunidad en la localidad.
En Añover de Tajo había una casa de piedad que fundó don Francisco de Cuéllar y donde se daba asilo a los pobres.
Por lo que respecta a Bargas, hubo un hospital que se mantenía con 600 reales de renta y donde se recogían los enfermos pobres, desde donde eran trasladados a Toledo o a Madrid para seguir recibiendo asistencia.
En El Casar de Escalona hubo un hospital llamado de Santiago con 200 ducados de renta. El Castillo de Bayuela poseía otro hospital para refugio de pobres, vagos y viandantes.
Por lo que respecta a Bargas, hubo un hospital que se mantenía con 600 reales de renta y donde se recogían los enfermos pobres, desde donde eran trasladados a Toledo o a Madrid para seguir recibiendo asistencia.
En El Casar de Escalona hubo un hospital llamado de Santiago con 200 ducados de renta. El Castillo de Bayuela poseía otro hospital para refugio de pobres, vagos y viandantes.
En Camarena encontramos un hospital arruinado con escasas rentas e insuficientes para reedificarlo, con lo cual es de entender que se encontraba en muy malas condiciones a mediados de aquél siglo XVIII y lo poco que se obtenía de rentas era aplicado en socorrer a los enfermos e impedidos.
En Ciruelos ocurría algo similar ya que el hospital estaba muy deteriorado y tenía una renta de 560 reales gracias a diferentes censos; servía de refugio para transeúntes y no tenía ni camas. Con el dinero obtenido con los censos se pagaba al médico y al cirujano.
En la entonces villa de Consuegra había un hospital que lo regentaba una hospitalera y un hospitalero, dependientes de la Orden de San Juan; también la cofradía de la Caridad se encargaba de atender a los enfermos y peregrinos que había en él.
En Corral de Almaguer el hospital tenía 700 reales de reta que procedían de varias casas, tierras y censos, así como de un molino de aceite que ya estaba muy arruinado.
El personal que lo atendía eran dos facultativos y dos sirvientes, los cuales dependían del administrador.
El personal que lo atendía eran dos facultativos y dos sirvientes, los cuales dependían del administrador.
En la localidad de Escalona llegó a haber dos hospitales, uno denominado de Santiago en el que se recogía a peregrinos y viandantes y que tenía una renta de cinco censos a su favor.
El otro hospital llamado del Apóstol San Andrés, en donde se recogían enfermos del territorio de Escalona y que fue fundado por el marqués de Villena don Diego López Pacheco con una renta de 1.000 reales y lo administraba un canónigo de la colegiata de la citada población.
En la cervantina Esquivias hubo dos hospitales, uno de ellos mantenido por el mayorazgo que poseía don Manuel Antonio Quixada, fundado por los ascendientes de Gabriel Quixada en el siglo XVI y el otro conocido con el nombre de San Martín, que no tenía camas y solo servía para refugio de viandantes, sin apenas rentas.
También hubo una fundación para dotar huérfanas, socorrer pobres y hacer obras de caridad.
Fuensalida también contaba con dos hospitales, uno de ellos el de la Virgen de la Soledad con unas rentas de 600 reales, fundado por el IV conde de Fuensalida y el segundo llamado el del Espíritu Santo que no tenía rentas.
Fuensalida también contaba con dos hospitales, uno de ellos el de la Virgen de la Soledad con unas rentas de 600 reales, fundado por el IV conde de Fuensalida y el segundo llamado el del Espíritu Santo que no tenía rentas.
José García Cano* - domingo, 19 de abril de 2020
*José García Cano es académico correspondiente en Consuegra de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo
No hay comentarios:
Publicar un comentario