martes, 30 de agosto de 2022

Una Ruta por las Villas Medievales de Navarra : De Ujué a Los Arcos


Palacio Real de Olite, Navarra

Ujué, Navarra

Cerco de Artajona, Navarra

Tafalla, Navarra

Estella, Navarra

Puente la Reina, Navarra

Los Arcos, Navarra

Visitar la Zona Media de Navarra es como pasear por un libro de historia. A cada paso salen al encuentro fortalezas, palacios y castillos que relatan su importancia estratégica en la Edad Media. En cada página se descubren iglesias, monasterios y pueblos nacidos en torno al Camino de Santiago. 

Así, en Puente la Reina confluyen las dos vías del Camino Francés procedentes de Roncesvalles y Sangüesa.

La Navarra Media es tierra de fortalezas y castillos construidos por los reyes navarros frente a los árabes y otras monarquías. Aquí descansan pueblos medievales, yacimientos romanos, dólmenes prehistóricos y un sin fin de monumentos a través de los cuales el visitante puede adentrarse a la historia del Reyno, conocer sus gentes y degustar la gastronomía típica del lugar en un ambiente acogedor y festivo.

La Zona Media de Navarra, lugar de transición entre los Pirineos y la ribera del Ebro, encrucijada de caminos, también recogió muestras de ese fenómeno. Un legado, que sin duda hubiera sido distinto, de no ser por la influencia del Camino de Santiago.

Es en Navarra, donde se unifican las diferentes vías del Camino, convirtiéndose en una sola, a partir de Puente la Reina. También es loable la actitud que tuvieron los monarcas navarros en lo referente al Camino. Eso se puede ver a través de las donaciones y de las distiantas construcciones, civiles y religiosas, que realizaron para suerte de los antiguos peregrinos y de los actuales visitantes de Navarra.

Pero no solo se nos acerca el románico, sino también el gótico en todo su esplendor, tanto en edificios civiles como eclesiásticos. La Navarra Media, “el corazón del Reyno”, alberga joyas como el Castillo de Olite, el cerco medieval de Artajona, la iglesia-fortaleza de Ujué, y otros muchos que te invitamos a descubrir y conocer.

Conociendo la Navarra Media se puede comprobar la importancia del Corazón del Reyno a la hora de vertebrar Navarra y atenuar los contrastes entre el norte y el sur.

La Zona Media de Navarra se erige como punto de encuentro donde confluyen culturas, tradiciones, paisajes e historias. Una diversidad que no podrás olvidar.


Indice:

1. Como llegar a Ujué, origen de nuestra ruta

Ujué es un pequeño pueblo medieval lleno de encanto, situado en la zona media oriental de Navarra, a 53 Km de Pamplona y 20 Km de Tafalla.

2. Algo de Historia Medieval sobre el Reyno de Navarra

Romanización

Los primeros contactos de vascones y romanos pueden situarse en el siglo II A.C. La intensidad de los contactos aumenta durante las Guerras Sertorianas, Pompeyo se retira a estas tierras como retaguardia, lo que indica la confianza en su control, y funda Pompaelo (en el alto que actualmente ocupa la catedral) en 79 A.C., junto a un asentamiento indígena (en el alto que hoy ocupa el archivo de Navarra que en la edad media se conoció como Burgo de San Miguel).

La construcción de calzadas, como Ab Asturica Burdigalam de Burdeos a Astorga, el establecimiento de pesos y medidas, y en general, el orden romano, fomentó el comercio. 

El hecho de emitir moneda, no frecuente en la península, denota la existencia de una civitas, que en el derecho romano da idea de una unidad organizada autónoma. En agricultura se inició el cultivo de la vid y el olivo y se implantaron nuevas tecnologías como el arado romano.

En general la romanización fue intensa como lo acreditan los vestigios arqueológicos de Pamplona, Andelos, Liédena, Santacara, Arellano, Santa Cruz y otros, denotando el nivel de integración cultural y, en muchos casos, la prosperidad económica. 

No hay noticias de conflicto en el contacto de ambas culturas, a diferencia de lo ocurrido con otros grupos étnicos. Los quinientos años de romanización supusieron  un gran desarrollo, expansión geográfica, demográfica y económica. 

Visigodos

Históricamente se relaciona a los vascones con el fenómeno de los bagaudas. 

Los bagaudas son descritos por los hispanorromanos, en el siglo V, como bandoleros y saqueadores a lo largo del valle del Ebro. Fueron combatidos por el general romano Asturius en 441 y 442 en tierras de aracelitanos, saquearon Turiassone (Tarazona) y asesinaron al obispo en 449; en 455 el rey suevo Requiario realizó un ataque contra bagaudas y Federico, hermano del rey godo Teodorico, los derrotó en 456.

Los reyes visigodos emprendieron campañas contra los bagaudas: Recaredo (590–601), Gundemaro (610–612), Suintila (621), Recesvinto (653), Wamba (672) y Rodrigo (710), que se mencionan, entre otras crónicas, en las de Isidoro de Sevilla. 

La estrategia de dominación visigoda creó una línea de fortificaciones como Fitero, Olite (Oligito fundada por Suintila como "civitas gothorum"), Pamplona y Vitoria, defendidas militarmente y legitimadas en el cristianismo episcopal. 

Pamplona fue sede episcopal de la iglesia visigoda, el obispo Liliolo suscribe las actas del III Concilio de Toledo en 589.​ El texto De laude Pampilone se corresponde a este periodo de fortificación visigoda en tierra de bárbaros.

Están documentadas necrópolis visigodas en Pamplona, siempre en extramuros, en la zona de la calle Leyre, excavada a finales del siglo XIX por Iturralde y Suit, en la Plaza del Castillo, excavadas durante las obras del aparcamiento, y en el solar de la Casa del Condestable, excavadas en las recientes obras de rehabilitación.

El carácter episcopal de Pamplona durará toda la Edad Media.

Invasión musulmana de la península ibérica en el siglo VIII

El rey de los visigodos, Roderico, estaba en tierras de Pamplona cuando recibió la noticia del desembarco en Algeciras.​ Durante el invierno de 713 los ejércitos califales alcanzaron el valle medio del Ebro, que se encontraba gobernado por el Conde Casio; este pactó someterse al califa Omeya y convertirse al islam a cambio de mantener su poder en la región, consiguiendo así continuar señoreando esa zona del valle del Ebro y prolongando este poder entre los de su estirpe (los Banu Qasi), que, durante generaciones, afirmarán su poder en el sur del actual territorio navarro, aliándose con los Arista en diversas ocasiones en contra del poder central del emirato cordobés, o del afán expansionista del Imperio carolingio.

Los Banu Qasi, desempeñarán el gobierno de la cuenca del Ebro como frontera norte del Califato de Córdoba. Su centro geográfico estaba en Calahorra; pertenecían a una estirpe de señores locales romanizados. Mantenían estrechas relaciones, incluso de parentesco con los Íñigos de Pamplona. Casan en 784 a Musa ibn Fortún con Onneca, viuda de Íñigo Jiménez y madre de Íñigo Íñiguez, que más tarde sería el primer rey de Pamplona . Hasta el año 1000 su poder se extendió hasta Zaragoza y Huesca. Fueron los fundadores de Tudela.

Pamplona fue finalmente ocupada, tras oponer resistencia, en torno a 718 y obligada a pagar tributo a los gobernadores musulmanes; a cambio conservaron heredades, tradiciones jurídicas, culturales y religiosas, e incluso, con el mantenimiento de sus propias autoridades locales. Esta situación fue inestable y en periodos sucesivos se vio a Pamplona pagando tributo, siendo gobernada por carolingios como Velasco, o simplemente sin poder reconocido.

Los condados de la Marca Hispánica.

La derrota musulmana en la batalla de Poitiers en 732 frente a los francos de Carlos Martel debilitó la posición musulmana, pero el valí Uqba recondujo la situación instalando una guarnición militar en la ciudad de Pamplona entre 734 y 741. 

El Imperio carolingio organizó el territorio ganado a los musulmanes, al sur de los Pirineos, en la Marca Hispánica como frontera político-militar, mediante guarniciones militares que se extendían de Pamplona a Barcelona. 

Pronto los condados occidentales alcanzan gran independencia y mantienen relaciones equidistantes con el Imperio y el Califato.

Carlomagno aprovechó la rebelión del valí de Zaragoza o Saraqusta para intervenir en la Península y apoyar a Sulaymán al-Arabi, que pretendía alzarse como emir de Córdoba con el apoyo de los francos, a cambio de entregar la plaza de Saraqusta. Atravesó con su ejército el territorio y Pamplona le recibió capitulando.

Al llegar a las puertas de Zaragoza, un cambio de alianzas entre musulmanes, negó la entrada al ejército carolingio a la ciudad, y los francos le pusieron cerco. Por la complejidad que suponía un largo asedio a una plaza fortificada, con un ejército alejado de su centro logístico y dado que llegaron noticias de la sublevación de los sajones, Carlomagno desistió. En la retirada, al pasar por Pamplona destruyó sus murallas y la ciudad.

Muerte de Roldán, en las Grandes Crónicas de Francia, hacia 1455-1460.

El 15 de agosto de 778, entre el collado de Ibañeta y la hondonada de Valcarlos el ejército imperial sufrió una emboscada por partidas de  pamploneses y calagurritanos, de su retaguardia, en la denominada batalla de Roncesvalles. 

La acción provocó un descalabro general de esa parte del ejército, mandada por Roldán, sobrino del Emperador, que murió en la batalla. 

Siglos después la Chanson de Roland, inmortalizó el evento. La independencia de los condados occidentales respecto del Imperio Carolingio se decidió en el fracaso de la toma de Saraqusta.

Reino de Pamplona / Reino de Navarra

Los Íñigos de Pamplona afianzaron su poder en una ciudad sin control extranjero estable y con el apoyo indirecto de los Banu Qasi, ya que, encargados de la frontera norte del Califato nunca emprendieron una conquista sistemática de Navarra. La derrota Carolingia en la batalla de Roncesvalles por la alianza de Ínigos y Banu Qasi acabó con la amenaza del Imperio sobre el naciente reino.

Hacia el año 900-1000 desaparece el poder Banu Qasi y también el de los Íñigos de Pamplona. A partir de ese momento comienza la conquista de los territorios musulmanes y las campañas de castigo por parte del Califato de Córdoba como las realizadas en 911 por Al-Tawil desde Huesca, en 920 por Abd Al-Rahman III (campaña de Muez), en 924 Abd Al-Rahman III (campaña de Pamplona), en 937 Abd Al-Rahman III y en 998 y 1002 Almanzor.

Es a principios del siglo XI cuando aparecen en Navarra las primeras manifestaciones del románico, como el Monasterio de Leyre o Eunate, entre otros muchos. El arte románico, que se puede considerar como un de los fenómenos culturales más importantes de la Edad Media.

Dinastía Íñiga

La estirpe de los Íñigos estaba territorialmente vinculada a Pamplona, zona donde desde antiguo mantenía relaciones de poder

Iñigo  (810-851) es considerado como primer monarca. La identidad propia del reino nace entre tinieblas que nunca se lograrán despejar totalmente, en las crónicas musulmanas aparece como señor, conde o príncipe considerándolo como tributario del emir cordobés.

La dinastía solo cuenta con tres miembros; a Arista le sucedió García Íñiguez (851-882) que en 859 es secuestrado por los normandos y liberado tras pagar un rescate; en 860 es derrotado por el emir Muhammad I y debe entregar a su hijo Fortún Garcés, quien es llevado a Córdoba para ser educado. En 882 Fortún Garcés sucede a su padre como rey de Pamplona.

En 905 Sancho Garcés I se alzó como rey de Pamplona (surrexit rex in Pampilona) destronando al último Íñigo y cambiando de dinastía, como consecuencia de una conspiración .

El periodo de los Íñigos fue el del germen de la nación y su principal logro consistió en la resistencia y consolidación del nuevo reino. 

Desde el reino Astur-Leonés venía una nueva forma de pensar más militante y de reconquista que no coincidía plenamente con la actitud Íñiga de contemporización con los musulmanes, ni con la superficial cristianización que representaban.

Dinastía Jimena

Finalizada en el 905 la dinastía Íñiga con el destronamiento de Fortún Garcés, se inicia la dinastía Jimena con el reinado de Sancho Garcés I, la dinastía continuaría con su hijo García Sánchez I.

Sancho Garcés II de Navarra (970–994), es el primero del que existe constancia escrita de que se denominara "Rey de Navarra" con motivo de la donación de la villa de Alastué hecha por el rey de Pamplona al monasterio de San Juan de la Peña en 987:

Sancho II.Codex Vigilanus

"reinando Yo, D. Sancho, rey de Navarra, en Aragón, en Nájera y hasta Montes de Oca ..."

En su etapa de mayor expansión territorial, durante el reinado de Sancho Garcés III el Mayor (1000–1035), el reino ocupaba casi todo el tercio norte peninsular, desde Astorga a Ribagorza; incluyendo territorios atlánticos y territorios situados en las comunidades autónomas contemporáneas de Aragón, Cantabria, Castilla y León, 

La Rioja, País Vasco y las regiones administrativas francesas de Aquitania y Mediodía-Pirineos, en las antiguas provincias de Gascuña y Occitania. 

Este rey fue el gran impulsor de la ciudad de Nájera, convirtiéndola en la capital. 

En ella celebró Cortes y le otorgó el famoso fuero de Nájera, origen de la legislación navarra. Durante su reinado en Nájera se acuñó la primera moneda de la Reconquista con su efigie y la palabra "IMPERATOR" en su anverso y "NAIARA" junto a una cruz en el reverso. Favoreció las peregrinaciones a Santiago de Compostela, estableciendo albergues y hospitales, y convirtiendo a la ciudad en punto clave de la ruta jacobea.

 Dominios musulmanes

Tras su muerte correspondió al primogénito García Sánchez III el Reino de Navarra y la gestión personal de los territorios patrimoniales de Nájera y Pamplona, así como la hegemonía política sobre los demás, cuya administración se encargó a sus demás hijos Fernando I de Castilla, Ramiro I de Aragón y Gonzalo Sánchez. El testamento paterno no fue respetado y cada hijo se hizo dueño de los territorios que le fueron concedidos entablándose disputas territoriales entre ellos.

En 1083 es nombrado obispo de Pamplona Pedro de Roda (Pierre Rodez) monje benedictino de Toulouse con el encargo de extender la reforma del papa Gregorio VII o Reforma gregoriana. Consolida y dignifica el solio obispal y promueve una colonización del reino desde el Languedoc y la Provenza. 

Cambistas y mercaderes se instalaron extramuros de la ciudad dando origen al Burgo, por excelencia, el de San Cernin, conociendo un pujante desarrollo junto al Camino de Santiago que en ese momento estaba en pleno auge. 

En esta periodo histórico se gesta la leyenda de San Fermín, primer obispo de Pamplona, convertido al cristianismo, precisamente, por San Saturnino (Saint-Sernin) de Toulouse. Son muchas las concesiones y encomiendas a religiosos del Mediodía francés, pero cabe destacar la donación de Artajona cuyo cerco e iglesia de San Saturnino pasaron a ser detentadas por los canónigos de Toulouse. 

El prestigio y poder de estos mercaderes provenzales se extendió toda la Edad Media, hasta el punto que muchos siglos después toda la documentación mercantil y contractual de Pamplona se redactaba en lengua provenzal.

Alfonso I el Batallador (1104-1134) emprendió un gran ofensiva contra los reinos musulmanes, llegando a duplicar la extensión de su reino y conseguir la conquista clave de Zaragoza. Temporalmente, y gracias a su matrimonio con doña Urraca, posteriormente anulado, forzado por la oposición nobiliaria, gobernó sobre León, Castilla, Toledo, Navarra y Aragón haciéndose llamar entre 1109–1114 «emperador de León». 

Por el sur conquistó hasta Teruel y por el este hasta Tortosa como salida al mar. En su intento de conquistar Lérida entra en conflicto con Ramón Berenguer III conde de Barcelona. Por el norte acudió en ayuda de sus vasallos del Bearne, Foix y Cominges en contra del Duque de Aquitania, conquistando Bayona en 1131.

Alfonso I el Batallador dejó testamento a su muerte a favor de las órdenes militares de Templarios, Hospitalarios y Santo Sepulcro. El reino y las propias órdenes militares consideraron el testamento irrealizable abriendo negociaciones. 

Ramón Berenguer, conde de Barcelona, aprovechó la situación de interinidad para apoyar al hermano del rey fallecido Ramiro II el Monje entronizado en Jaca como rey de Aragón por los partidarios del Conde de Barcelona, paralelamente García Ramírez (1134-1150) se convertía en rey de Pamplona, con lo que los territorios de Alfonso I de Aragón se volvieron a dividir en dos reinos.

Reino de Navarra a la muerte de Sancho III 

Al inicio de su reinado, Sancho VI el Sabio (1150-1194), debió enfrentarse a dificultades que lo impulsaron a realizar reformas jurídicas y administrativas destinadas a mejorar la hacienda real. Castilla estaba empeñada en la conquista del territorio de La Rioja desde el siglo X. 

En 1176 Sancho VI y Alfonso VIII de Castilla, tras firmar una tregua, admitieron al rey de Inglaterra Enrique II como árbitro, éste emitió el Laudo arbitral del Rey Enrique II de Inglaterra en marzo de 1177, por el cual Navarra perdía casi todo lo que actualmente es La Rioja, pasando a poder de Castilla. Sancho VI funda con fuero de villa la ciudad de San Sebastián en 1180.

En 1212 Sancho VII participó en la Batalla de Las Navas de Tolosa junto a otros monarcas peninsulares con la intención de conseguir prestigio entre los reinos cristianos y poder negociar la devolución de sus territorios perdidos. 

En esta batalla se fraguó siglos después la leyenda del rey cortando las cadenas que protegían la tienda del rey Miramamolín y que se asocian a las cadenas del escudo de Navarra. Durante su reinado recibió el vasallaje de la nobleza de los valles de Baja Navarra incorporándose ese territorio a Navarra.

Dinastía de Champaña y Capeta

A la muerte sin descendencia de Sancho VII, subió al trono en Tudela el 7 de abril de 1234 su sobrino Teobaldo I el Trovador, iniciando la dinastía de Champaña. Selló pactos con Castilla, Aragón e Inglaterra, que le permitieron consolidarse en la corona.

Teobaldo II de Navarra

Ante la imposibilidad de establecer su corte en Pamplona por ser ciudad episcopal, construye un castillo y establece su residencia en la población de Tiebas. 

Los abusos e incumplimientos de fueros y usos realizados por su antecesor crearon un ambiente hostil, de prevención, a su llegada. 

Los infanzones, ricohombres y nobles, organizados en las Juntas de Infanzones de Obanos lograron del monarca la firma de la ratificación de sus derechos, fueros, usos y costumbres en el Fuero General, vinculando la libertad de sus gentes a la propia libertad del reino en el famoso lema: Pro libertate patria, gens libera state. Estos hechos son similares al proceso que obligó al rey de Inglaterra Juan sin Tierra a firmar la Carta Magna.

Teobaldo II el Joven, heredó el trono en 1253 con tan sólo catorce años de edad. Continuó con la mejora de la administración de ingresos y gastos del reino ya iniciados por su antecesor, realizando el primer censo de población del reino, cuya cifra aproximada se situó en más de 30.000 fuegos, unos 150.000 habitantes. 

Participó en la octava Cruzada contra Túnez promovida por su suegro San Luis de Francia donde murió.

Su sucesor Enrique I el Gordo tuvo un corto reinado entre 1270 y 1274, y la corona pasó a su hija Juana I, que sería reina de Francia entre 1285 y 1305 por su boda con Felipe el Hermoso rey de Francia. 

Reina con apenas tres años de edad, actuó de regente su madre y esta situación supuso un aumento de las presiones de castellanos, aragoneses y franceses por casarse con la heredera, finalmente se concertó matrimonio con el heredero de Francia. 

Su primogénito, Luis I de Navarra, comenzó la dinastía Capeta en Navarra. Según otras versiones, fue su esposo quien siguió como rey de Navarra, no gobernando el hijo hasta la muerte de su padre en 1314, cuando se convirtió en Luis I de Navarra y X de Francia. 

Los tres hijos de Juana y Felipe:Luis, Felipe y Carlos fueron sucesivamente, y a un tiempo, reyes de Francia y Navarra, ya que todos murieron sin descendencia. Al morir Carlos, se planteó en Francia un problema sucesorio que llevaría al estallido de la Guerra de los Cien Años; sin embargo, en Navarra no tenía vigencia la ley sálica, es decir, que las mujeres no quedaban excluidas de la sucesión al trono, lo que permitió que una hija de Luis I, Juana II fuese Reina de Navarra entre 1328 y 1349.

Los Capetos no residieron en Navarra y su forma de gobierno fue mediante gobernadores con plenos poderes, no siempre respetuosos con los fueros, usos y costumbres del Reino. Fueron continuas las protestas de agravio de las Cortes e incluso consideraron a la dinastía aragonesa como alternativa para trono de Navarra. El capítulo más sangriento fue la Guerra de la Navarrería en 1276 narrada por Guilhem de Anelier donde este Burgo de Pamplona quedó completamente en ruinas por más de cincuenta años.

Dinastía Evreux

Juana había contraído matrimonio, a los seis años, con Felipe de Évreux, con doce años, de manera nacía una nueva dinastía: Casa de Evreux. 

En su reinado se "amejoró" el fuero y tuvo lugar la creación de algunos órganos de gobierno, como el Consejo Real que colaboró con el rey en tareas legislativas y judiciales como tribunal superior de justicia, así como la Cámara de Comptos encargada de la recaudación de impuestos y de la hacienda regia.

Carlos II de Navarra

Carlos II el Malo, rey de Navarra de 1349 a 1387, fue protagonista de una desmedida política internacional que desbordó los limitados recursos del reino. 

Carlos III de Navarra

Carlos III el Noble Su matrimonio con Leonor de Trastámara, hija del rey Enrique II de Castilla, en 1375 puso fin a los conflictos entre ambos reinos y creó una relación de amistad que continuó en tiempos de los reyes de Castilla Juan I y Enrique III. 

Procuró la distensión de relaciones con Castilla, Aragón, Francia e Inglaterra mediante una política de colaboración, apoyo al papado de Aviñón y relaciones matrimoniales. Instituyó el título de Príncipe de Viana en 1423 para los herederos al trono del reino navarro, siendo el primero su nieto Carlos.

Destacó como impulsor de las artes, pues concluyó la catedral gótica de Pamplona e hizo edificar los palacios reales de Tafalla y de Olite, donde murió en 1425. Fue el unificador de Pamplona bajo el llamado "Privilegio de la Unión" en 1423 que puso fin a las guerras de Los burgos de Pamplona.

Heredó el trono su hija Blanca I, en 1402 contrajo matrimonio con Martín el Joven, rey de Sicilia y heredero de la Corona de Aragón. Muerto éste en 1409 pasó a gobernar dicha isla, regresó a Navarra y contrajo matrimonio en segundas nupcias con Juan II de Aragón.

De la unión con Juan II de Aragón nació su hijo Carlos, príncipe de Viana, quien, según las capitulaciones matrimoniales de 1419, debía heredar el reino de Navarra a la muerte de su madre. Pero al morir doña Blanca, su esposo usurpó el trono navarro, alegando entre otras razones el testamento en el que la reina recomendaba a Carlos que no se hiciese coronar sin consentimiento de su padre.

Carlos de Viana, declaró la guerra a su padre, lo que supuso una guerra civil en Navarra, Carlos reclutó el apoyo de Luis de Beaumont (Beaumonteses) y del propio condestable castellano, Álvaro de Luna. Juan II era apoyado por los Agramonteses, ambas facciones disfrutaron del apoyo de las facciones guipuzcoanas de Gamboínos y Oñacinos respectivamente. Dicha guerra interna persistió a la muerte de Carlos en 1461 y también a la de Juan II en 1479.

Pero Juan II le derrotó una y otra vez, al tiempo que se casaba con la castellana Juana Enríquez en 1447 que le daría un hijo, el futuro Fernando el Católico.

Dinastía Foix

Guerra Civil de Navarra

Leonor de Foix, por casarse en 1441 con Gastón IV de Foix, pasa a ser instrumento del rey aragonés en contra del resto de sus hijos. Al desheredar Juan II a su hijo Carlos, Príncipe de Viana y caer en desgracia la otra hija, Blanca, hizo proclamar herederos del reino a Leonor y a Gastón, e instituyó gobernadora general del reino a Leonor, que se estableció en Sangüesa. 

Leonor en su testamento dispuso que fuera heredero Francisco I de Foix ("Febo"), su nieto, recomendándole que adoptara la protección del rey de Francia. Durante su breve reinado ejerció la regencia su madre Magdalena de Francia, hermana del rey Luis XI de Francia. 

Al principio de su regencia (1479) consiguió que Agramonteses y Beaumonteses firmasen la paz en Aoiz, la regente creyó haber conseguido la paz definitiva, sin embargo resultó efímera. Este es el origen del escudo de Aoiz, las dos banderías, simbolizadas por espadas que quedan debajo de la corona real.

La prematura muerte de Francisco (1483) convirtió a Catalina de Foix, su hermana, en reina de Navarra. Doña Magdalena continuó en la regencia los primeros años. Hubo fuertes presiones del rey católico para acordar la boda de Catalina con Juan príncipe de Asturias recién nacido. El matrimonio de Catalina se convirtió en cuestión de delicada diplomacia en una coyuntura de ambiciones territoriales sobre Navara, tanto de Francia, como de la unión Castellano-Aragonesa. Finalmente la opción fue Juan III de Albret (1484), que contaba con el beneplácito del rey de Francia.

La guerra civil de Navarra estaba en su fase más cruenta. Ya nadie recordaba cómo había empezado, ya no existía un enfrentamiento dinástico entre el Rey Juan y su hijo Carlos el Príncipe que la originó. 

Ahora los Beaumonteses, liderados por Luis de Beaumont, Conde de Lerin, Condestable de Navarra,  y los Agramonteses que rodeaban a los reyes de Navarra, ocupando los más importantes cargos del reino como Juan de Jaso, Señor de Javier, presidente del Real Consejo o el Mariscal Pedro de Navarra, con claro apoyo del rey de Francia.

La guerra civil asolaba campos y villas, como Rada que resultó destruida y abandonada; se practicaba el sabotaje con talas de arboledas y viñas, quema de aldeas; los cargos públicos se concedían por bandería y reinaba la corrupción moral con traiciones, deslealtades, robos y crímenes.

La guerra quedó abierta entre el Rey Juan Albret y el Conde de Lerín, decretándose el embargo de todas las haciendas del Conde que salió exiliado a Castilla.  

Sin embargo el de Lerín continuó el acoso al Rey con conquistas y sitios de pueblos y ciudades. En el sitio de Viana murió César Borgia, duque de Valentinois, hijo del Papa Alejandro VI, que debiendo huir de Roma por la persecución del Papa actual, se había refugiado en Navarra bajo la protección de Juan de Albret su cuñado.

El difícil equilibrio internacional de Navarra se vio definitivamente roto al declarar la guerra a Francia la coalición de Castilla e Inglaterra que suponía para Navarra, tanto neutral como beligerante, una guerra que le iba a afectar.

Fernando el Católico, tras pedir permiso a las Cortes de Aragón, invadió el Reino el 21 de julio de 1512. Un ejército castellano entró en Navarra desde Álava, al mando de Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez, segundo duque de Alba.

Para esta acción, se argumentó que los reyes de Navarra habían firmado el tratado de Blois con el rey de Francia, por el que se afirmaba «ser enemigos de mis enemigos», habiéndose convertido por tanto Navarra en un estado beligerante y no neutral en la guerra de Castilla e Inglaterra contra Francia. 

El papa Julio II excomulgó a los reyes de Navarra, en las bulas Exigit Contumacium y Pastor Ille Caelestis, y por tanto quedaban desposeídos del reino, por las connivencias de la casa real navarra con el protestantismo que se estaba extendiendo por el sur de Francia y su alianza con el monarca francés, declarado cismático en el V Concilio de Letrán. A ello se sumaron a las negociaciones para casar a su primogénito Enrique, Príncipe de Viana, con una hija de Luis XII de Francia.

El hecho de que Pamplona, la capital, se rindiera en tres días (cayó el 25 de julio), determinó el control total en el reino. En otros lugares, la resistencia fue mayor: Lumbier hasta el 10 de agosto, Estella hasta agosto, Roncal hasta el 9 de septiembre, al igual que Tudela, que fue el mayor bastión agramontés.​ 

Los reyes navarros Juan y Catalina se refugiaron en sus dominios del Bearne.

En 1513, las Cortes de Navarra, convocadas en Pamplona por el virrey castellano, nombraron al rey de Aragón Fernando el Católico rey de Navarra. El 7 de julio de 1515 las Cortes de Castilla en Burgos,​anexionan el Reino de Navarra al de Castilla. 

El nuevo rey se comprometió a respetar los fueros del reino.

Catalina de Foix y Juan III de Albret, y posteriormente Enrique II, apoyados por los monarcas franceses, hicieron hasta tres intentos militares de recobrar el reino.

El primero lo realizaron ese mismo año, en noviembre, cuando un ejército de navarros Agramonteses, franceses y mercenarios se adentraron en el reino con 15.000 hombres al mando de Juan de Albret y el general La Palice.  

Ante la llegada de refuerzos castellanos por el Perdón, se realizó un asalto precipitado el 27 de noviembre de Pamplona, que fracasó. Debido a la proximidad del invierno, las tropas franco-navarras iniciaron la retirada hacia el Baztán. En el puerto de Velate, la retaguardia fue sorprendida por fuerzas castellanas, en las que predominaban guipuzcoanos al mando de López de Ayala. 

La batalla de Velate terminó con la derrota y pérdida de más de mil hombres y doce piezas de artillería de los franco-navarros.​ Hasta fechas recientes han figurado en el escudo de Guipúzcoa las doce piezas de artillería en recuerdo de la gesta.

La segunda tuvo lugar en 1516, aprovechando la muerte de Fernando el Católico y la complicada sucesión castellana. El ejército, al mando del mariscal Pedro de Navarra, mal pertrechado y equipado, fue derrotado en el Roncal por el coronel Cristóbal Villalba. 

Para evitar posteriores problemas, el cardenal Cisneros, regente de Castilla, ordena eliminar todos los lugares defensivos de Navarra, exceptuando los estratégicos, debido a la imposibilidad de defender con el ejército castellano todos los castillos.​ Orden que fue cumplida salvo en el caso del castillo de Marcilla por la férrea oposición mostrada por Doña Ana de Velasco, marquesa de Falces.

Al no prosperar la vía militar, se intentó la diplomática. Así tuvieron lugar dos encuentros entre las partes, en Noyón (1516) y Montpellier (1519), que no arrojaron ningún éxito, por lo que los reyes navarros, apoyados por Francia, realizaron un último intento bélico.

En 1521, aprovechando la Guerra de las Comunidades que asolaba Castilla, y reinando Enrique II, que contaba con el apoyo incondicional de su cuñado Francisco I de Francia, deseoso de debilitar a toda costa a Carlos I de España, tuvo lugar un alzamiento en Navarra, al tiempo que un ejército franco-navarro que vino por el norte, consiguió reconquistar toda Navarra.

Sin embargo, el ataque se había demorado demasiado, no produciéndose hasta mayo, cuando en abril los comuneros habían sido aplastados por las tropas reales. Además, en vez de consolidar la victoria, el ejército navarro quiso entrar en Logroño, lo que permitió que el ejército castellano se reorganizara con tres cuerpos de ejército. Finalmente, el ejército navarro se constituyó en un ejército de ocupación de facto, impidiendo el retorno del rey Enrique a Pamplona, lo que causó el descontento popular.

Íñigo de Loyola herido

El enfrentamiento se produjo en la cruenta batalla de Noáin (30 de junio de 1521), a las afueras de Pamplona, donde no menos de 5.000 combatientes perdieron la vida. Tras esta derrota, los restos del ejército franco-navarro se dispersaron, aunque hacia octubre algunos combatientes se hicieron fuertes en el castillo de Maya (valle de Baztán), donde resistieron hasta el 19 de julio de 1522 y en Fuenterrabía, que resistió hasta marzo de 1524.

​ En diciembre de 1523, Carlos I decretó un perdón para los sublevados, excluyendo a unos setenta miembros de la nobleza navarra. Tras la caída de Fuenterrabía, el emperador decretó un nuevo perdón, incluyendo a los excluidos del anterior, a condición de que se le prestase juramento de fidelidad. Así terminaron los intentos tanto por recobrar la independencia de la Alta Navarra como de consolidar la influencia sobre ella de la corona francesa.

En mayo de 1521, defendiendo Pamplona de la sublevación de los habitantes de la ciudad, cuando fuerzas navarro-gasconas entraron en la Alta Navarra para recuperar el reino, resultó gravemente herido Íñigo López de Loyola, encuadrado en el ejército de Castilla que ocupaba Navarra. 

En 1528, siendo ya Ignacio de Loyola, en la Universidad de París tuvo como alumno aventajado a Francisco de Jaso y Azpilicueta, Francisco Javier, que llegaría a ser copatrón de Navarra en 1622. 

Alta Navarra

En 1513 las Cortes nombran rey de Navarra a Fernando y en 1515 las Cortes de Castilla incorporan Navarra a la Corona de Castilla. El gobierno es ejercido por un Virrey, se mantiene,a todos los efectos, la condición de reino, en unión principal, esto es, siendo reino distinto con el mismo rey que Castilla. 

La política seguida por el Emperador Carlos de conceder indulto  apaciguó los ánimos. Un primer perdón, en 1523, excluía a unos setenta nombres y un segundo perdón, tras la caída de Fuenterrabía, fue general y sin excepciones.

El rey Carlos I de España y V de Alemania manifestó escrúpulos morales sobre la posesión de Navarra, si bien defendía la actuación de su abuelo en la conquista, no tenía tan claro la retención y posesión del reino. Así en el testamento oficial sugiere a su sucesor, Felipe, que contraiga matrimonio con la heredera Juana de Albret, para solucionar la cuestión dinástica

Escudo de Carlos I en la muralla de Viana.

En un codicilo aparte del testamento manifiesta expresamente sus dudas sobre el mantenimiento de reino y pide a su sucesor: “para la mayor tranquilidad de nuestra conciencia, haga examinar y acreditar, lo más pronto posible y con sinceridad, si en razón y justicia está obligado a restituir el mencionado reino, o si debe dar por él una compensación a quien corresponda. 

Lo que fuere hallado y declarado justo, se efectuará, a fin de que mi alma y conciencia queden tranquilas sobre este particular”.​

Este encargo, y los reparos que contiene, se trasmitieron de Felipe II de España a Felipe III de España sin resolver, y este último, finalmente, convoca una junta de testamentarios para resolver el asunto. 

En el informe que se eleva al rey se resuelve la cuestión, afirmando, sin dudas, la legitimidad moral de la conquista, basada en la excomunión de los reyes legítimos, en la unidad que ya existió con los godos y en la prescripción habida por el tiempo transcurrido de cualquier ilegalidad.

Después de 1529 la situación se estabiliza. La asimilación por Castilla, que en ese momento era potencia mundial emergente, tuvo grandes ventajas para las clases dominantes navarras. La aristocracia tenía nuevas posibilidades en una nueva corte, no tan estrecha como la de Pamplona: Los matrimonios convenidos con la aristocracia castellana, la colonización americana, las guerras de España en Europa, fueron factores que permitieron a muchos navarros encumbrarse socialmente.

El esquema social vigente en Castilla en ese momento, donde la superioridad social la daba la acreditación de limpieza de sangre o hidalguía, no era problema para ningún navarro, ya que la nobleza colectiva, de villas o valles, era práctica común desde hacía siglos en Navarra. La sola acreditación de ser natural del Baztán, por ejemplo, bastaba para que cualquier tribunal castellano reconociera hidalguía.

Este periodo del Reino de Navarra, entre 1513 y 1839 se caracteriza por una institucionalización y dirección burocrática de altos funcionarios. Se constituyó un Virreinato para la representación real y se desarrollaron instituciones como las Cortes de Navarra, la Diputación del Reino, la Cámara de Comptos, formadas exclusivamente por navarros y el Consejo Real máximo órgano judicial y administrativo, de constitución mixta: navarra y castellana. Tras la conquista castellana el estado navarro pierde su soberanía en la política internacional y en la capacidad de declaración de guerra.

En 1571 comienza la construcción de la Ciudadela como moderna fortaleza para la defensa de la ciudad, dentro de una remodelación general de las murallas de Pamplona y el derribo de las defensas medievales.

3. La Zona Media de Navarra

La Zona Media es una de las comarcas geográficas en que se encuentra dividida la comunidad Navarra. El río Arga la divide en dos partes, conocidas como Navarra Media Occidental o Tierra Estella y Navarra Media Oriental.

Situada en la zona del centro de la comunidad, como podemos deducir por su nombre, puede ser considerada como una zona de transición entre la zona del norte de Navarra, donde se encuentra la cordillera pirenaica, y la del sur, un territorio más bien llano. 

La Zona Media recoge parte de ambas, y se caracteriza pues por ser montañosa al norte, mientras que en el sur son abundantes las llanuras. 

En su paisaje abundan los valles, así como las extensiones de viñedos y de olivos, que se alternan con los campos de secano.

Rodeada por sierras como la de Urbasa o la de Andía, es un destino idóneo para el turismo rural, un enclave con bellos parajes muy apropiados para el senderismo y las excursiones, así como para un gran número de actividades al aire libre.

Zona Media de Navarra

Al igual que es una comarca que entusiasmará a los amantes de los bellos paisajes, también va a satisfacer enormemente a los aficionados al Arte, ya que posee un gran número de fortalezas, palacios y castillos, muestra evidente de la importancia que la zona tuvo durante la Edad Media.

 Además, al formar parte del Camino de Santiago, podremos también ver un gran número de iglesias y monasterios, así como de pequeños pueblos que fueron fundados alrededor de dicho Camino.

En las localidades pertenecientes a la Zona Media de Navarra, encontraremos importantes legados arquitectónicos, ya que la historia ha dejado en esta zona del país una profunda huella. Dejamos a continuación una pequeña muestra de ello.

Muy cerca de Tafalla encontraremos el municipio de Olite, que posee obras como el Palacio Real, una parte del cual se encuentra actualmente convertida en Parador Nacional. También encontramos el Palacio Nuevo, y las iglesias de Santa María y San Pedro. Cabe comentar además que en este municipio se halla el Centro de Exposición de la Viña y el Vino.

Estella, una localidad situada a orillas de un meandro del río Gea, es otra de las que no debemos dejar de visitar, Entre sus muchas obras, sobresale la Iglesia de San Pedro de la Rúa, con un maravilloso claustro, o la Basílica de Nuestra Señora del Puy. Podremos ver su Castillo Mayor, que se supone levantado entre los siglos X y XI, así como el llamado Palacio de los Reyes de Navarra.

En la localidad de Los Arcos se halla la Basílica de San Gregorio Ostiense, y muy cerca, en Torres del Río, el Santuario de Nuestra Señora de Codes. En San Martín de Unx veremos el Templo de San Martín de Tours y la Ermita de San Miguel, aunque también es muy atractivo su casco urbano medieval.

Y  fuera de nuestra ruta, no muy lejos, hacia el Sur, en la localidad de Carcastillo, se halla el Monasterio de la Oliva, casi una visita obligatoria. Se trata de un majestuoso monasterio cisterciense de mediados del siglo XII, considerado como una de las construcciones más relevantes del románico navarro.

Monasterio Cisterciense de Santa Maria la Real de la Oliva

Si el patrimonio arquitectónico de la comarca es de una gran riqueza, el natural no se queda atrás, con espacios protegidos como el Parque Natural de Urbasa-Andía, con una gran riqueza en cuanto a fauna y flora, 

Tambien fuera de nuestra ruta, y hacia el norte,  encontramos parajes tan importantes desde el punto de vista ecológico como la Reserva Natural del Nacedero del Río Urederra, que vierte sus aguas en el Ega. 

Se trata de un paraje de excepcional belleza, en el que las aguas del río forman al nacer una cascada de unos 30 metros, y donde podemos ir siguiendo la llamada Ruta de las Cascadas de Baquedano, que parte del aparcamiento de la población que lleva este nombre, Baquedano.

Nacedero del Río Urederra, Navara

Tambien hacia el Sur, y fuera de nuestra ruta, existe otra atractiva visita , Reserva Natural de la Laguna de Pitillas, un gran humedal en el que hay un observatorio de aves. 

Es conocida también como Laguna de Sabasán, y está considerada como el más importante humedal del valle del Ebro. 

Reserva Natural de la Laguna de Pitillas

Su extensión es de 300 Hectáreas, y su profundidad no supera los 2 metros.

No debemos dejar de aprovechar la ocasión para disfrutar de la gastronomía de esta comarca, muy basada en los frescos productos de sus fértiles huertas, como los espárragos o los pimientos. 

Es de destacar su queso de Urbasa, que posee la denominación de origen Idiazabal. 

Entre sus dulces, destacan las pastas que se elaboran en Viana, las rocas del Puy o las llamadas alpargatas. Todo ello sin olvidar sus excelentes vinos, que se encuentran formando parte de las denominaciones de origen Rioja y Navarra.

4. Croquis de nuestra Ruta


para saber mas:




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