Plaza Mayor de Aranda del Duero
Fiestas de Aranda de Duero
Los orígenes de Aranda de Duero son difíciles de establecer debido a la falta de documentación que acredite su existencia en épocas antiguas. Por su situación geográfica, ubicada en un altozano y surcada por tres ríos, es de suponer que ya en la época megalítica hubo algún tipo de población en el entorno. Esta idea está apoyada por los ocasionales hallazgos de sepulturas, círculos de piedra y mojones hallados en los campos de la ribera.
Se supone que estas tierras habrían sido ocupadas por pueblos de origen indoeuropeo, a los que pertenecía la tribu celta de los pelendones, que invadieron la península ibérica entre los siglos viii y vii a. C.
Posteriormente la migración de pueblos belgas a la península trajo una nueva tribu celta al entorno, la de los arévacos. Esta habría desplazado a los primeros hacia las montañas y se habría asentado en la región. El hallazgo de dos ejemplares de as, monedas con la inscripción "Aratsa-Cos" situarían una ceca en la villa, e identificarían Aranda de Duero con la ciudad arévaca de Aratza.
Pese a la tendencia generalizada de considerar a Aranda de Duero dentro del área de influencia de los arévacos, esta también podría haber pertenecido al entorno de los vacceos, otra tribu emparentada con esta y con la que compartía fuertes lazos. Ambas tribus se opondrían juntas al poder romano.
En el 218 a.C. desembarcan en Hispania legiones romanas bajo el mando de Cneo Escipión, comenzando así la conquista y romanización de la península ibérica.Tras derrotar a Cartago, causa primera de la intervención romana en Hispania, Roma comienza a expandirse hacia el interior del territorio, acercándose cada vez más a territorio arévaco
La primera aparición romana en estas tierras puede datarse en el 135 a. C. cuando Publio Cornelio Escipión, en el contexto del enfrentamiento entre Roma y Numancia, marcha desde Cauca hasta Numancia, atraviesa el Duero e incendia los campos de los vacceos, para privar a los numantinos de trigo y víveres. Dos años después Numancia finalmente sucumbe ante Escipión el Menor.
A mediados del I a. C. diversas ciudades arévacas y vacceas se sublevan contra Roma. Encabezan la rebelión Pallantia y Clunia, reducto esta de los arévacos tras la destrucción de Numancia. En el 56 a. C. Metelo Nepote repite la maniobra de Escipión y pone sitio a Clunia.
No obstante los vacceos acuden en auxilio de sus aliados y el romano se ve obligado a levantar el sitio. Finalmente al año siguiente, Afranio, legado de Pompeyo, derrota a ambos pueblos y ocupa Clunia. Esta comienza entonces un proceso de intensa romanización que la llevará a convertirse en uno de los siete "Conventos Jurídicos" de la Provincia Tarraconensis.
Esta ocupación de Clunia es importante para sus alrededores pues la romanización debió extenderse a las ciudades y pueblos del entorno, finalizándose complemente este proceso en torno al siglo ii d. C. Roma, al igual que en todas sus provincias, construyó una serie de calzadas en Hispania (en estas tierras se tiene constancia de dos vías principales paralelas entre sí, una al norte y otra al sur del Duero) y cuyos principales trazados se recogen en el Itinerario de Antonino.
En este se establece una ruta que indica una distancias de XXVI millas, 39 km aproximadamente, para el trayecto que comprende las mansio de Rauda-Clunia. Ahora bien, el problema reside en la identificación de Rauda, habiendo dos opciones que la sitúan como Aranda o como Roa.
La Aranda romana, denominada así Rauda, sería continuación del poblado celtíbero previo y tendría categoría de "vicus" o "pagus" (aldea), sirviendo como centro donde se recogía el grano recolectado en las "villae rusticae" que poblarían el entorno. Hay que situar entonces a Hispania como centro producto de cereales para alimentar al Imperio, siendo el denominado "Granero de Roma".
En el año 284 d. C. los supervivientes de una segunda invasión de franco-alamanes saquean y destruyen Clunia, por lo que hemos de suponer que el resto de ciudades del entorno sufrió un trato similar.
No obstante la ciudad se recupera y prosigue su actividad hasta la entrada en la península ibérica de los visigodos en el siglo v. En el año 476 d. C. es depuesto Romulo Augustulo, el último emperador romano de occidente. Con el desaparece el Imperio romano y acaba la ocupación romana en Hispania.
Desde comienzos del siglo v los visigodos habían realizado acciones de diversa envergadura en la península, asentándose en esta tras su derrota a manos de los francos. Se establece el Reino Visigodo de Toledo que expande sus dominios también por la actual Castilla y León, particularmente Burgos, Palencia, Soria y Segovia.
La región queda entonces sometida al dominio visigodo, aunque la sociedad y la economía se asientan en el romanizado pueblo hispano que sigue trabajando sus tierras. Leovigildo conseguirá la unidad territorial del reino y Recadero la religiosa.
Sin embargo los dos siglos de dominio godo de la península apenas dejan rastro en la zona. Solo algunos elementos en Sacramenia, Quintanilla de Onésimo y Pampliega. Así como ciertos nombres como Villafruela, Guímara, Torregalindo, Fuentelisendo y probablemente Milagros.
Este dominio visigodo se mantendría hasta la invasión musulmana de la península ibérica.
Siglo VIII-X Repoblación
La invasión musulmana del Reino Visigodo comienza en el año 711 y tras la derrota visigoda en Guadalete a manos de Táriq comienza un rápido avance hacia el norte de la península. Es probablemente Muza quien en el 714 durante una expedición de castigo contra Amaya pone estas tierras bajo la esfera del Valiato de Córdoba.
Se impone un dominio musulmán más militar que político y las ciudades de esta región, tras rendirse al invasor, mantienen sus viejas leyes, permaneciendo la vieja organización romano-visigoda, e incluso la nobleza local y los obispos siguen desarrollando sus funciones sin injerencias por parte de los musulmanes. Apenas hay resistencia y los musulmanes se muestran bastante tolerantes en estos primeros años de la conquista conformándose con cobrar sus tributos.
En el 716 finaliza la conquista y no es hasta el 722 cuando tras la batalla de Covadonga se inicia la Reconquista, esto sin embargo no afecta por el momento a estas tierras. Los musulmanes se conforman con establecer una serie de fortalezas frente a Asturias y Cantabria, tales como Haro o Miranda de Ebro.
El foco de resistencia cristiana en el norte pugna constantemente para conseguir expandirse más allá de las montañas. En el 741, tras cinco años de hambruna en la zona musulmana, los bereberes se alzan en armas contra sus amos árabes.
Esto es aprovechado por Alfonso I para, en una serie de rápidas campañas, apoderarse de importantes ciudades como Salamanca, Segovia, Sepúlveda y Osma. Es, no obstante, un espejismo y, una vez recompuesto el poder omeya, la Asturias de Alfonso I es incapaz de sostener tal expansión y se repliega de nuevo a las montañas.
En este momento es cuando Alfonso I se lleva consigo a la mayoría de la población que reside en estas tierras dejando una gran despoblación en el denominado desde entonces Desierto del Duero.
A partir del siglo ix el exceso de población de los reinos cristianos lleva a estos a una progresiva expansión hacia el Duero. Ahora comienza la repoblación de la primitiva Castilla.
Desde finales del siglo viii hay una serie de castillos en la cuenca del alto Ebro que defienden a los primeros repobladores cristianos.
En el año 860 Ordoño I lanza una ofensiva contra los musulmanes hacia el sur llegando incluso hasta el Jarama.
Es la segunda vez que los cristianos atraviesan la región arandina desde la ocupación musulmana. Sin embargo, y al igual que con Alfonso I, las expectativas cristianas de establecer una frontera en el Duero se desvanecen ante el contraataque omeya.
Tradicionalmente se ha defendido, y así es recogido en algunas fuentes, la repoblación de Aranda a manos de este rey en 861, así como su posterior pérdida.
Y si bien las ambiciones cristianas, ante su rápida expansión, pudieron conllevar la idea de establecer nuevas ciudades, no pasó de ser un intento. Con una línea defensiva jalonada de castillos situada 80 km al norte, todo intento de llevar la frontera al Duero fue infructuoso y estas tierras siguieron siendo un páramo despoblado entre musulmanes y cristianos.
A finales del siglo ix Alfonso III da un nuevo impulso a la repoblación. Se asientan nuevos foramontanos entre el Ebro y el Arlanzón. En el año 884 Diego Rodríguez funda Burgos y Gonzalo Fernández la fortaleza de Lara.
La expansión hacia el sur avanza lentamente y a mediados del siglo ix llega por fin a orillas del Arlanza. La actual Aranda dista aún 40 km de los dominios cristianos y sus tierras siguen despobladas, haciendo de colchón entre estos y el Emirato de Córdoba.
Los cristianos comienzan a usarla como tierras de pasto y cultivo. Pero esto no es repoblación. No existe ninguna línea defensiva ni ciudad en la que guarnecerse y ante el menor envite musulmán sus habitantes se retiran a la línea del Arlanza.
Siglo X-XIV
Los condes castellanos alcanzan finalmente la frontera del río Duero. Es Gonzalo Fernández de Burgos quien en el 912 fortifica la nueva línea defensiva alzando las fortalezas de Haza y Roa. Es en esta primera mitad del siglo x cuando debió suceder la repoblación de Aranda. Sus tierras son fértiles y su posición geográfica privilegiada.
Es no obstante una zona de difícil defensa y es por ello que se refuerza y amplia el castillo de Peñaranda "Penna de Aranda" con el fin de servir de refugio a la recién repoblada Aranda.
En la primera mitad del siglo x los reyes de León Ordoño II y Ramiro II son los encargados de hacer frente a la amenaza secundados por los condes castellanos.
Los enfrentamiento se suceden.
Ordoño II derrota a los musulmanes en San Esteban de Gormaz en el 917, estos la saquean junto a Clunia y Osma en el 920 y son derrotado en esta última en el 933 por el, a la postre famosos, conde de Castilla.
Corre el año 931 cuando Fernán González, "el Conde de los buenos fechos", unifica Castilla, uniendo Burgos, Lara, Lantarón, Cerezo y Álava, la vincula a su figura y a sus descendientes y obtiene una posición de primacía dentro del Reino de León.
En el 939 el rey de León obtiene una victoria en Simancas y aprovecha su posición para fortificar Peñafiel y Curiel.
A su vez Fernán González atraviesa el Duero y ocupa Sacramenia y Sepúlveda, clavando así una flecha avanzada en tierra de moros y apuntando a una nueva línea defensiva en el Somosierra.
Los musulmanes contraatacan y es en esta época cuando obtenemos la primera mención expresa de Aranda ocurrida en el año 940 o 941.
En medio de eſte tiempo vnas partidas de Moros baxaron a los Campos de Aranda. Entendido por Don Vela Conde de Álava, y Rodrigo Velazquez, juntaron la mas gente que pudieron, y ſaliendo a ellos, dexaron muertos a muchos, y los demás huyeron.
El conde Fernán González muere en el 970 y seis años después asciende al poder el más renombrado de los caudillos del Califato de Córdoba, Almanzor. Este pretende recomponer el poder árabe en la península y lanza numerosas razias contra los cristianos del norte.
Aranda existía ya como población importante en la ribera y es en uno de estos ataques, en octubre del año 989, cuando esta datado el primer documento antiguo que hace mención a Aranda.
Procedente del archivo del Monasterio de San Juan de la Peña referente a la confederación que hicieron el rey Bermudo II de León, Sancho Garcés II de Pamplona y el conde García Fernández de Castilla que dio por resultado la campaña del 990 contra Almanzor.
Abolnomadar Abecin, Capitan famoſo, baxando por el Duero, hizo notables deſtrozos en tierra de Aranda,y Campos, haſta que ſe incorporò con Almançor, que ſe avia pueſto cerca de la Ciudad de Leon, en las riberas del rio Ezla.
En el 995 Almazor derrota al Conde García que muere pocos días después. Le sucede su hijo Sancho García quien debe seguir haciendo frente a las aceifas del musulmán. La batalla de Cervera acaba con una derrota del castellano, aun a costa de severas pérdidas en el bando árabe.
Almanzor continua sus ataques en tierras cristianas hasta su repentina muerte en 1002 en Medinaceli, enfermo tras la batalla de Catalañazor.
El nieto de Fernán González se muestra hábil tanto en la política como en el campo de batalla y tras obtener una señalada victoria en 1008, año en el que muere el hijo y sucesor de Almanzor Abd al-Málik al-Muzáffar, interviene en las luchas civiles de los musulmanes y recupera todas las plazas de la frontera del Duero.
Es sucedido en 1017 por García Sánchez que es asesinado en 1029, momento que aprovecha el rey navarro Sancho III, por derechos matrimoniales, para incorporar el condado de Castilla al reino de Pamplona y nombra a su hijo con Muniadona, hermana de García Sánchez, Fernando Sánchez como nuevo conde.
Al morir el rey de Navarra en 1035, Fernando I toma el título de Rey y desliga Castilla de Navarra convirtiéndola en reino. Pronto consigue el trono del reino de León, tras la batalla de Tamarón, adquiriendo este reino la primacía sobre los demás.
Derrota a su hermano García Sánchez III de Navarra en el 1054 y devuelve a Castilla ciudades y territorios que el testamento de Sancho III había incorporado a Navarra. Finalizados los conflictos familiares de centra en la amenaza musulmana del sur, que de nuevo han atravesado tierras de Aranda hasta llegar a Lara donde son derrotados por Fernando.
Este se lanza a la ofensiva contra sus vecinos del sur haciendo a muchos señores musulmanes tributarios y tomando parte de Extremadura castellana "como corre el río Duero desde Soria por Almazán, Osma, Aranda y Simancas por la una y otra ribera hasta donde se extendía entonces el Condado".
Le sucede al frente de Castilla en 1062 su primogénito Sancho II, cuyo alférez fue Rodrigo Díaz de Vivar, que unifica de nuevo todo el reino pero tras ser asesinado en Zamora su trono es ocupado por su hermano Alfonso VI. Este conquista Toledo, la antigua capital visigoda, en 1085, lo que lleva al Tajo, lejos de Aranda, la nueva frontera.
Esto es relevante para Aranda pues si bien las tierras entre el Duero y el Somosierra estaban bajo la autoridad de Fernando I, al que sus señores moros pagaban tributo, solo las tierras al norte del Duero eran consideradas plenamente castellanas y seguras. Con la victoria lograda en Toledo se despeja completamente la amenaza musulmana en la zona, y al dejarla libre de elementos hostiles permite el completo desarrollo de las poblaciones situadas a ambas orillas del Duero.
Aranda se rige en esta época por el Fuero de Extremadura y es una población realenga, es decir vasallos directos del rey al que pagan tributos. No estando bajo la autoridad de ningún otro cargo nobiliario o eclesiástico.
Esto la destaca respecto del resto de pueblos del entorno y explica porque existe tan poca documentación a cerca de ella en la época, teniendo en cuenta que gran parte de la documentación existente trata de donaciones o privilegios que los reyes u nobles concedían a vasallos o monasterios y a pleitos que enfrentaban la posesión de ellos.
La tranquilidad de Aranda, una vez alejada la amenaza musulmana al sur, se ve alterada cuando en los primeros años del siglo xi Alfonso I de Aragón devasta los territorios castellanos, hasta que el concilio celebrado en 1114 en Palencia pone fin a las injerencias aragonesas en Castilla.
Si bien Urraca I recupera el poder en Castilla, el aragonés seguirá usando el título de rey de estas tierras hasta el ascenso de Alfonso VII al trono, en 1126, cuando consigue reinstaurar el orden en Castilla y se lanza de nuevo a la guerra contra los musulmanes.
Las conquistas de Fernando III a los moros nos dejan la mención del primer arandino ilustre, Romero de Aranda, que en 1227, a las órdenes de Lope Díaz II de Haro, se hallaba en el alcázar de Baeza junto a otros 500 caballeros, que fueron liberados cuando el rey de Castilla tomo la plaza. Junto a el se encontraban otros ribereños como Ordoño y Alonso de Santa Cruz y Rui Sánchez de Aguilera. De esta época data el documento más antiguo del archivo municipal de Aranda.
Datado en 1232, hace mención de la cesión que hace el rey, confirmando una vez más que Aranda era realenga, de unas aceñas y yubadas en favor del monasterio de Gumiel de Hizán.
Las aceñas bajo cesión se localizan en la vieja fábrica de harinas de la carretera de Palencia, donde se han encontrado restos de capiteles y columnas pertenecientes a alguna pequeña capilla o claustro.
Durante el reinado de Fernandno III Aranda se convierte en una gran villa medieval, favorecida por su situación geográfica y fertilidad de las tierras. Le sucede en el trono Alfonso X el Sabio que tendrá que hacer frente a constantes intrigas por parte de los nobles.
En 1269 el infante Enrique, Lope Díaz III de Haro y la casa de Lara se conjuran contra el rey en Lerma aunque Aranda se mantiene fiel al monarca. En 1282 el hijo del rey Sancho, aconsejado por Lope Díaz III de Haro, se alza contra su padre. Si bien el enfrentamiento parece finalmente decantarse en favor de Alfonso X este muere en Sevilla en 1284 despejando el ascenso al trono de su hijo Sancho IV.
El de Haro tiene grandes ambiciones y , dueño de la voluntad del rey, pretende apoderarse de ciudades y territorios que aumenten sus posesiones. Entre sus objetivos se encuentra el de conseguir ser nombrado señor de Aranda donde residen con frecuencia miembros de su familia. Es por esto que los regidores de Aranda solicitan al rey una confirmación de sus privilegios como villa real.
Sin embargo antes de ello los desmanes cometidos por Lope hacen que en Alfaro en 1288 el rey se enfrente a él y tras una tensa discusión Lope muere al tratar de evitar ser apresado. Los regidores de Aranda insisten y finalmente el rey expide en Toledo a jueves primero de febrero de 1291 el que es el primer documento que acredita la condición de villa real de Aranda.
Durante la Guerra de las Comunidades de Castilla, Aranda de Duero se unió a la rebelión. El 11 de septiembre de 1520 la villa destituyó violentamente al corregidor y a los alcaldes de sus puestos, nombrando otros alcaldes ordinarios que pasaron a ejercer su oficio en nombre de la Comunidad.
Éstos, además, compartieron su poder con los diputados nombrados por la población y otros cuatro regidores designados en sus cargos por el periodo de un año. Los ocho escribanos vitalicios fueron también reemplazados por doce individuos diferentes.
En realidad, el concejo arandino pareció no mostrar entusiasmo ante el movimiento, sino mantener una postura sumamente ambigua ante el rey, minimizando lo ocurrido hasta entonces. No obstante, en marzo-abril de 1521 se negó a proporcionar los 200 soldados solicitados y su paga solicitada por el Condestable, pero al mismo tiempo sí puso a disposición de los comuneros 300 hombres de armas.
Tras la batalla de Villalar, este apoyo a los rebeldes le valió los reproches de Burgos, que pidió a los virreyes a comienzos de mayo de 1521 que la ciudad recibiese castigo por su actitud pasada. Entre las penas a las que fueron condenados los comuneros arandinos están la de destierro y la de confiscación de bienes.
En el siglo xviii, durante la monarquía de los Borbones, Aranda de Duero se consolida como villa de realengo.
Aranda se descubre a paseos por su calle Isilla, desembocando en la mítica Plaza del Trigo que así, vacía, parece menos grande que cuando cientos de festivaleros la abarrotan. ¿Ves esa casa de color ocre?
Iglesia de San Juan, Aranda de Duero
Mapa de la D.O. Ribera del Duero
Aranda de Duero capital de la Ribera, une a su gran patrimonio monumental una afamada gastronomía basada en el lechazo asado y los excelentes vinos de la D.O. Ribera del Duero.
Aranda se asienta sobre un subsuelo minado por antiguas e históricas bodegas. Un atento recorrido por su recinto urbano nos descubrirá algunos palacios y casonas que sobreviven al gran desarrollo experimentado por la villa.
Indice:
- Como Llegar a Aranda de Duero
- Algo de Historia
- Que ver en Aranda de Duero
- Puente de las Tenerías
- Iglesia de San Juan
- Iglesia de Santa María la Real
- Plaza Mayor
- Calle Isilla y la Plaza del Trigo
- Palacio de los Berdugo y Rollo Jurisdiccional
- Bodegas Subterráneas
- Otros Lugares Interesantes
- Gastronomía, Tapas y Vinos en Aranda de Duero
- Ferias y Fiestas
- Comer en Aranda del Duero
- Otras Rutas Cercanas
1. Como Llegar a Aranda de Duero
Puedes llegar a Aranda de Duero a través de la autovía del norte (A-1) y se encuentra a medio camino entre Burgos y Madrid. Aranda de Duero es la segunda localidad más grande de Burgos y la tercera de Castilla y León, con una población que supera los 30.000 habitantes.
Es la capital de la Ribera del Duero, una zona conocida por los buenos caldos que produce y comercializa desde la Edad Media. Esta circunstancia hace que sea uno de los mejores lugares para hacer enoturismo.
2. Algo de Historia
Orígenes
Se supone que estas tierras habrían sido ocupadas por pueblos de origen indoeuropeo, a los que pertenecía la tribu celta de los pelendones, que invadieron la península ibérica entre los siglos viii y vii a. C.
Posteriormente la migración de pueblos belgas a la península trajo una nueva tribu celta al entorno, la de los arévacos. Esta habría desplazado a los primeros hacia las montañas y se habría asentado en la región. El hallazgo de dos ejemplares de as, monedas con la inscripción "Aratsa-Cos" situarían una ceca en la villa, e identificarían Aranda de Duero con la ciudad arévaca de Aratza.
Pese a la tendencia generalizada de considerar a Aranda de Duero dentro del área de influencia de los arévacos, esta también podría haber pertenecido al entorno de los vacceos, otra tribu emparentada con esta y con la que compartía fuertes lazos. Ambas tribus se opondrían juntas al poder romano.
Época romana
La primera aparición romana en estas tierras puede datarse en el 135 a. C. cuando Publio Cornelio Escipión, en el contexto del enfrentamiento entre Roma y Numancia, marcha desde Cauca hasta Numancia, atraviesa el Duero e incendia los campos de los vacceos, para privar a los numantinos de trigo y víveres. Dos años después Numancia finalmente sucumbe ante Escipión el Menor.
A mediados del I a. C. diversas ciudades arévacas y vacceas se sublevan contra Roma. Encabezan la rebelión Pallantia y Clunia, reducto esta de los arévacos tras la destrucción de Numancia. En el 56 a. C. Metelo Nepote repite la maniobra de Escipión y pone sitio a Clunia.
No obstante los vacceos acuden en auxilio de sus aliados y el romano se ve obligado a levantar el sitio. Finalmente al año siguiente, Afranio, legado de Pompeyo, derrota a ambos pueblos y ocupa Clunia. Esta comienza entonces un proceso de intensa romanización que la llevará a convertirse en uno de los siete "Conventos Jurídicos" de la Provincia Tarraconensis.
Esta ocupación de Clunia es importante para sus alrededores pues la romanización debió extenderse a las ciudades y pueblos del entorno, finalizándose complemente este proceso en torno al siglo ii d. C. Roma, al igual que en todas sus provincias, construyó una serie de calzadas en Hispania (en estas tierras se tiene constancia de dos vías principales paralelas entre sí, una al norte y otra al sur del Duero) y cuyos principales trazados se recogen en el Itinerario de Antonino.
En este se establece una ruta que indica una distancias de XXVI millas, 39 km aproximadamente, para el trayecto que comprende las mansio de Rauda-Clunia. Ahora bien, el problema reside en la identificación de Rauda, habiendo dos opciones que la sitúan como Aranda o como Roa.
La Aranda romana, denominada así Rauda, sería continuación del poblado celtíbero previo y tendría categoría de "vicus" o "pagus" (aldea), sirviendo como centro donde se recogía el grano recolectado en las "villae rusticae" que poblarían el entorno. Hay que situar entonces a Hispania como centro producto de cereales para alimentar al Imperio, siendo el denominado "Granero de Roma".
En el año 284 d. C. los supervivientes de una segunda invasión de franco-alamanes saquean y destruyen Clunia, por lo que hemos de suponer que el resto de ciudades del entorno sufrió un trato similar.
No obstante la ciudad se recupera y prosigue su actividad hasta la entrada en la península ibérica de los visigodos en el siglo v. En el año 476 d. C. es depuesto Romulo Augustulo, el último emperador romano de occidente. Con el desaparece el Imperio romano y acaba la ocupación romana en Hispania.
Época visigoda
La región queda entonces sometida al dominio visigodo, aunque la sociedad y la economía se asientan en el romanizado pueblo hispano que sigue trabajando sus tierras. Leovigildo conseguirá la unidad territorial del reino y Recadero la religiosa.
Sin embargo los dos siglos de dominio godo de la península apenas dejan rastro en la zona. Solo algunos elementos en Sacramenia, Quintanilla de Onésimo y Pampliega. Así como ciertos nombres como Villafruela, Guímara, Torregalindo, Fuentelisendo y probablemente Milagros.
Este dominio visigodo se mantendría hasta la invasión musulmana de la península ibérica.
Edad Media
La invasión musulmana del Reino Visigodo comienza en el año 711 y tras la derrota visigoda en Guadalete a manos de Táriq comienza un rápido avance hacia el norte de la península. Es probablemente Muza quien en el 714 durante una expedición de castigo contra Amaya pone estas tierras bajo la esfera del Valiato de Córdoba.
Se impone un dominio musulmán más militar que político y las ciudades de esta región, tras rendirse al invasor, mantienen sus viejas leyes, permaneciendo la vieja organización romano-visigoda, e incluso la nobleza local y los obispos siguen desarrollando sus funciones sin injerencias por parte de los musulmanes. Apenas hay resistencia y los musulmanes se muestran bastante tolerantes en estos primeros años de la conquista conformándose con cobrar sus tributos.
En el 716 finaliza la conquista y no es hasta el 722 cuando tras la batalla de Covadonga se inicia la Reconquista, esto sin embargo no afecta por el momento a estas tierras. Los musulmanes se conforman con establecer una serie de fortalezas frente a Asturias y Cantabria, tales como Haro o Miranda de Ebro.
El foco de resistencia cristiana en el norte pugna constantemente para conseguir expandirse más allá de las montañas. En el 741, tras cinco años de hambruna en la zona musulmana, los bereberes se alzan en armas contra sus amos árabes.
Esto es aprovechado por Alfonso I para, en una serie de rápidas campañas, apoderarse de importantes ciudades como Salamanca, Segovia, Sepúlveda y Osma. Es, no obstante, un espejismo y, una vez recompuesto el poder omeya, la Asturias de Alfonso I es incapaz de sostener tal expansión y se repliega de nuevo a las montañas.
En este momento es cuando Alfonso I se lleva consigo a la mayoría de la población que reside en estas tierras dejando una gran despoblación en el denominado desde entonces Desierto del Duero.
A partir del siglo ix el exceso de población de los reinos cristianos lleva a estos a una progresiva expansión hacia el Duero. Ahora comienza la repoblación de la primitiva Castilla.
Desde finales del siglo viii hay una serie de castillos en la cuenca del alto Ebro que defienden a los primeros repobladores cristianos.
En el año 860 Ordoño I lanza una ofensiva contra los musulmanes hacia el sur llegando incluso hasta el Jarama.
Es la segunda vez que los cristianos atraviesan la región arandina desde la ocupación musulmana. Sin embargo, y al igual que con Alfonso I, las expectativas cristianas de establecer una frontera en el Duero se desvanecen ante el contraataque omeya.
Tradicionalmente se ha defendido, y así es recogido en algunas fuentes, la repoblación de Aranda a manos de este rey en 861, así como su posterior pérdida.
Y si bien las ambiciones cristianas, ante su rápida expansión, pudieron conllevar la idea de establecer nuevas ciudades, no pasó de ser un intento. Con una línea defensiva jalonada de castillos situada 80 km al norte, todo intento de llevar la frontera al Duero fue infructuoso y estas tierras siguieron siendo un páramo despoblado entre musulmanes y cristianos.
A finales del siglo ix Alfonso III da un nuevo impulso a la repoblación. Se asientan nuevos foramontanos entre el Ebro y el Arlanzón. En el año 884 Diego Rodríguez funda Burgos y Gonzalo Fernández la fortaleza de Lara.
La expansión hacia el sur avanza lentamente y a mediados del siglo ix llega por fin a orillas del Arlanza. La actual Aranda dista aún 40 km de los dominios cristianos y sus tierras siguen despobladas, haciendo de colchón entre estos y el Emirato de Córdoba.
Los cristianos comienzan a usarla como tierras de pasto y cultivo. Pero esto no es repoblación. No existe ninguna línea defensiva ni ciudad en la que guarnecerse y ante el menor envite musulmán sus habitantes se retiran a la línea del Arlanza.
A finales del siglo ix se establece una nueva línea defensiva en la cuenca del Esgueva, se fundan Castrillo de Donelo, Encinas de Esgueva, Tórtoles, Torresandino, Bahabón, Castillo de Mercadillo y Huerta de Rey.
El Llamado Desierto del Duero, S.X.
Muy pocos años después, al filo del siglo x, se crea una nueva línea a vista del Duero, son fundadas Coruña del Conde, Gumiel de Hizán, Caleruega, Valdeande y Tubilla del Lago.
La ansiada frontera cristiana está a simple vista de las nuevas poblaciones y se crean torres de avanzadilla en Peñaranda y el monte de la Calabaza.
Los condes castellanos alcanzan finalmente la frontera del río Duero. Es Gonzalo Fernández de Burgos quien en el 912 fortifica la nueva línea defensiva alzando las fortalezas de Haza y Roa. Es en esta primera mitad del siglo x cuando debió suceder la repoblación de Aranda. Sus tierras son fértiles y su posición geográfica privilegiada.
Es no obstante una zona de difícil defensa y es por ello que se refuerza y amplia el castillo de Peñaranda "Penna de Aranda" con el fin de servir de refugio a la recién repoblada Aranda.
Pese a ello la nueva frontera no trae paz ni tranquilidad a Castilla y las tierras arandinas son objeto de constante enfrentamiento entre moros y cristianos.
Fachada de Santa Maria, Aranda de Duero
Los enfrentamiento se suceden.
Ordoño II derrota a los musulmanes en San Esteban de Gormaz en el 917, estos la saquean junto a Clunia y Osma en el 920 y son derrotado en esta última en el 933 por el, a la postre famosos, conde de Castilla.
Corre el año 931 cuando Fernán González, "el Conde de los buenos fechos", unifica Castilla, uniendo Burgos, Lara, Lantarón, Cerezo y Álava, la vincula a su figura y a sus descendientes y obtiene una posición de primacía dentro del Reino de León.
En el 939 el rey de León obtiene una victoria en Simancas y aprovecha su posición para fortificar Peñafiel y Curiel.
A su vez Fernán González atraviesa el Duero y ocupa Sacramenia y Sepúlveda, clavando así una flecha avanzada en tierra de moros y apuntando a una nueva línea defensiva en el Somosierra.
Los musulmanes contraatacan y es en esta época cuando obtenemos la primera mención expresa de Aranda ocurrida en el año 940 o 941.
En medio de eſte tiempo vnas partidas de Moros baxaron a los Campos de Aranda. Entendido por Don Vela Conde de Álava, y Rodrigo Velazquez, juntaron la mas gente que pudieron, y ſaliendo a ellos, dexaron muertos a muchos, y los demás huyeron.
El conde Fernán González muere en el 970 y seis años después asciende al poder el más renombrado de los caudillos del Califato de Córdoba, Almanzor. Este pretende recomponer el poder árabe en la península y lanza numerosas razias contra los cristianos del norte.
Aranda existía ya como población importante en la ribera y es en uno de estos ataques, en octubre del año 989, cuando esta datado el primer documento antiguo que hace mención a Aranda.
Procedente del archivo del Monasterio de San Juan de la Peña referente a la confederación que hicieron el rey Bermudo II de León, Sancho Garcés II de Pamplona y el conde García Fernández de Castilla que dio por resultado la campaña del 990 contra Almanzor.
Abolnomadar Abecin, Capitan famoſo, baxando por el Duero, hizo notables deſtrozos en tierra de Aranda,y Campos, haſta que ſe incorporò con Almançor, que ſe avia pueſto cerca de la Ciudad de Leon, en las riberas del rio Ezla.
En el 995 Almazor derrota al Conde García que muere pocos días después. Le sucede su hijo Sancho García quien debe seguir haciendo frente a las aceifas del musulmán. La batalla de Cervera acaba con una derrota del castellano, aun a costa de severas pérdidas en el bando árabe.
Almanzor continua sus ataques en tierras cristianas hasta su repentina muerte en 1002 en Medinaceli, enfermo tras la batalla de Catalañazor.
El nieto de Fernán González se muestra hábil tanto en la política como en el campo de batalla y tras obtener una señalada victoria en 1008, año en el que muere el hijo y sucesor de Almanzor Abd al-Málik al-Muzáffar, interviene en las luchas civiles de los musulmanes y recupera todas las plazas de la frontera del Duero.
Es sucedido en 1017 por García Sánchez que es asesinado en 1029, momento que aprovecha el rey navarro Sancho III, por derechos matrimoniales, para incorporar el condado de Castilla al reino de Pamplona y nombra a su hijo con Muniadona, hermana de García Sánchez, Fernando Sánchez como nuevo conde.
Al morir el rey de Navarra en 1035, Fernando I toma el título de Rey y desliga Castilla de Navarra convirtiéndola en reino. Pronto consigue el trono del reino de León, tras la batalla de Tamarón, adquiriendo este reino la primacía sobre los demás.
Derrota a su hermano García Sánchez III de Navarra en el 1054 y devuelve a Castilla ciudades y territorios que el testamento de Sancho III había incorporado a Navarra. Finalizados los conflictos familiares de centra en la amenaza musulmana del sur, que de nuevo han atravesado tierras de Aranda hasta llegar a Lara donde son derrotados por Fernando.
Este se lanza a la ofensiva contra sus vecinos del sur haciendo a muchos señores musulmanes tributarios y tomando parte de Extremadura castellana "como corre el río Duero desde Soria por Almazán, Osma, Aranda y Simancas por la una y otra ribera hasta donde se extendía entonces el Condado".
Le sucede al frente de Castilla en 1062 su primogénito Sancho II, cuyo alférez fue Rodrigo Díaz de Vivar, que unifica de nuevo todo el reino pero tras ser asesinado en Zamora su trono es ocupado por su hermano Alfonso VI. Este conquista Toledo, la antigua capital visigoda, en 1085, lo que lleva al Tajo, lejos de Aranda, la nueva frontera.
Esto es relevante para Aranda pues si bien las tierras entre el Duero y el Somosierra estaban bajo la autoridad de Fernando I, al que sus señores moros pagaban tributo, solo las tierras al norte del Duero eran consideradas plenamente castellanas y seguras. Con la victoria lograda en Toledo se despeja completamente la amenaza musulmana en la zona, y al dejarla libre de elementos hostiles permite el completo desarrollo de las poblaciones situadas a ambas orillas del Duero.
Aranda se rige en esta época por el Fuero de Extremadura y es una población realenga, es decir vasallos directos del rey al que pagan tributos. No estando bajo la autoridad de ningún otro cargo nobiliario o eclesiástico.
Esto la destaca respecto del resto de pueblos del entorno y explica porque existe tan poca documentación a cerca de ella en la época, teniendo en cuenta que gran parte de la documentación existente trata de donaciones o privilegios que los reyes u nobles concedían a vasallos o monasterios y a pleitos que enfrentaban la posesión de ellos.
La tranquilidad de Aranda, una vez alejada la amenaza musulmana al sur, se ve alterada cuando en los primeros años del siglo xi Alfonso I de Aragón devasta los territorios castellanos, hasta que el concilio celebrado en 1114 en Palencia pone fin a las injerencias aragonesas en Castilla.
Si bien Urraca I recupera el poder en Castilla, el aragonés seguirá usando el título de rey de estas tierras hasta el ascenso de Alfonso VII al trono, en 1126, cuando consigue reinstaurar el orden en Castilla y se lanza de nuevo a la guerra contra los musulmanes.
Las conquistas de Fernando III a los moros nos dejan la mención del primer arandino ilustre, Romero de Aranda, que en 1227, a las órdenes de Lope Díaz II de Haro, se hallaba en el alcázar de Baeza junto a otros 500 caballeros, que fueron liberados cuando el rey de Castilla tomo la plaza. Junto a el se encontraban otros ribereños como Ordoño y Alonso de Santa Cruz y Rui Sánchez de Aguilera. De esta época data el documento más antiguo del archivo municipal de Aranda.
Datado en 1232, hace mención de la cesión que hace el rey, confirmando una vez más que Aranda era realenga, de unas aceñas y yubadas en favor del monasterio de Gumiel de Hizán.
Las aceñas bajo cesión se localizan en la vieja fábrica de harinas de la carretera de Palencia, donde se han encontrado restos de capiteles y columnas pertenecientes a alguna pequeña capilla o claustro.
Durante el reinado de Fernandno III Aranda se convierte en una gran villa medieval, favorecida por su situación geográfica y fertilidad de las tierras. Le sucede en el trono Alfonso X el Sabio que tendrá que hacer frente a constantes intrigas por parte de los nobles.
En 1269 el infante Enrique, Lope Díaz III de Haro y la casa de Lara se conjuran contra el rey en Lerma aunque Aranda se mantiene fiel al monarca. En 1282 el hijo del rey Sancho, aconsejado por Lope Díaz III de Haro, se alza contra su padre. Si bien el enfrentamiento parece finalmente decantarse en favor de Alfonso X este muere en Sevilla en 1284 despejando el ascenso al trono de su hijo Sancho IV.
El de Haro tiene grandes ambiciones y , dueño de la voluntad del rey, pretende apoderarse de ciudades y territorios que aumenten sus posesiones. Entre sus objetivos se encuentra el de conseguir ser nombrado señor de Aranda donde residen con frecuencia miembros de su familia. Es por esto que los regidores de Aranda solicitan al rey una confirmación de sus privilegios como villa real.
Sin embargo antes de ello los desmanes cometidos por Lope hacen que en Alfaro en 1288 el rey se enfrente a él y tras una tensa discusión Lope muere al tratar de evitar ser apresado. Los regidores de Aranda insisten y finalmente el rey expide en Toledo a jueves primero de febrero de 1291 el que es el primer documento que acredita la condición de villa real de Aranda.
Edad Moderna
Plano de comienzos del siglo xvi
Éstos, además, compartieron su poder con los diputados nombrados por la población y otros cuatro regidores designados en sus cargos por el periodo de un año. Los ocho escribanos vitalicios fueron también reemplazados por doce individuos diferentes.
En realidad, el concejo arandino pareció no mostrar entusiasmo ante el movimiento, sino mantener una postura sumamente ambigua ante el rey, minimizando lo ocurrido hasta entonces. No obstante, en marzo-abril de 1521 se negó a proporcionar los 200 soldados solicitados y su paga solicitada por el Condestable, pero al mismo tiempo sí puso a disposición de los comuneros 300 hombres de armas.
Tras la batalla de Villalar, este apoyo a los rebeldes le valió los reproches de Burgos, que pidió a los virreyes a comienzos de mayo de 1521 que la ciudad recibiese castigo por su actitud pasada. Entre las penas a las que fueron condenados los comuneros arandinos están la de destierro y la de confiscación de bienes.
En el siglo xviii, durante la monarquía de los Borbones, Aranda de Duero se consolida como villa de realengo.
3. Que ver en Aranda de Duero
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