La ampliación de la cabeza de puente de San Martín fue el primer intento serio de ruptura del frente. La operación fue ideada por el recién ascendido general Yagüe, jefe de la División de Madrid nº 4, y pretendía la ampliación de las cabezas de puente en los accesos a Toledo por los puentes de San Martín y Alcántara.
En ambos puentes existían pequeñasavanzadas sobre territorio republicano sin conexión en-tre sí.
En el caso del puente de Alcántara, esta cabeza de puente se introducía unos 3 km en dirección SE hacia el campamento de los Alijares, lo que permitía controlar y proteger la estación de ferrocarril. En el puente de SanMartín, esta cabeza de puente era menor, apenas 1 kmhacia el Sur, llegando hasta Malpán, la cota Dolores y elcigarral de Menores.
En el caso del puente de Alcántara, esta cabeza de puente se introducía unos 3 km en dirección SE hacia el campamento de los Alijares, lo que permitía controlar y proteger la estación de ferrocarril. En el puente de SanMartín, esta cabeza de puente era menor, apenas 1 kmhacia el Sur, llegando hasta Malpán, la cota Dolores y elcigarral de Menores.
El problema es que esta situación permitía a la artillería republicana batir la ciudad des-de los cerros circundantes con observación directa del objetivo —lo que permitía además rectificar el tiro— y dejaba expuesta a la capital a un posible golpe de mano del ejército republicano.
La idea de Yagüe consistía en ampliar las dos ca-bezas de puente, apoderarse de las alturas dominantes y del espacio contiguo para enlazar ambas. Sin embargo,debido a la restricción de fuerzas, el plan finalmente aprobado por el general Saliquet sólo preveía la amplia-ción de una de las cabezas de puente, la de San Martín.
La idea de Yagüe consistía en ampliar las dos ca-bezas de puente, apoderarse de las alturas dominantes y del espacio contiguo para enlazar ambas. Sin embargo,debido a la restricción de fuerzas, el plan finalmente aprobado por el general Saliquet sólo preveía la amplia-ción de una de las cabezas de puente, la de San Martín.
La operación se inició en la madrugada del 7 de mayo y cogió por sorpresa a las tropas republicanas mandadas por los tenientes coroneles Uribarri y Ropero,las cuales, en total desconcierto por lo que creían una ofensiva general, abandonaron las posiciones a la desbandada sin apenas lucha.
Los legionarios y regulares que habían llevado la iniciativa del combate fortificaron rápidamente sus posiciones e hicieron acopio de municiones y armas aprestándose a la defensa. Líster llegaría a culpar de la derrota a la incapacidad de Uribarri, a quien juzgó con duras palabras, llegando a calificarlo de “señor feudal” y a sus hombres de “ladrones” (por los desmanes cometidos en la zona), pero éste, protegido por Indalecio Prieto, lejos de ser sancionado por ello,fue trasladado a Valencia donde se hizo cargo del SIM (Servicio de Información Militar). Dos años después, en mayo de 1938, sería declarado traidor a la República y procesado por un delito de asesinato y malversación de fondos, aunque lograría salvar la vida y huir a Francia.El éxito de la ofensiva nacional causó una gran alarma dentro del Estado Mayor del Ejército del Centro re-publicano.
Una orden firmada por el teniente coronel Vicente Rojo consideraba la operación como una posible ofensiva destinada a romper el FST y enviaba para evitarla a una de las mejores unidades que disponía el Ejército republicano: la 11ª División de Enrique Líster.
Una orden firmada por el teniente coronel Vicente Rojo consideraba la operación como una posible ofensiva destinada a romper el FST y enviaba para evitarla a una de las mejores unidades que disponía el Ejército republicano: la 11ª División de Enrique Líster.
La operación estaría bajo el mando del coronel ArturoMena Roig, comandante en jefe de la Agrupación Autó-noma de Extremadura-Sur del Tajo.Después de un impasse de dos días destinado a la reagrupación de tropas, el 9 de mayo el coronel Mena dio la orden de contraatacar las posiciones nacionales.
La acción principal se desarrolló en torno al cerro de los Palos, interviniendo en los combates unos 6.000 hombres por parte de los nacionales (5 banderas del Tercio, 2 Tabores de Regulares, Tiradores de Ifni y de Ifni-Sahara, a los que hay que sumar 11 baterías de artillería, 1 batería antiaérea y varias piezas antitanque), y unos 10.000 por parte republicana (la 11ª División de Líster reforzada por diversos batallones procedentes de las B.M. XLVII,XLVI y XLV), que contaban con el apoyo de 3 ó 4 baterías de artillería, una Compañía de 12 carros de combateT-26 B-1, una Compañía de autos blindados y un trenblindado que operó sobre Azucaica como señuelo.
El mando republicano dejó a la B.M. CXIII como reserva.El combate fue de gran dureza, llegando en oca-siones a la lucha cuerpo a cuerpo en las trincheras. Las tropas de la 11ª División, amparadas tras los carros de combate, realizaron un primer ataque sobre el flanco izquierdo de las posiciones nacionales, para atacar después el sector central de sus defensas. La lucha fue encarnizada por ambas partes, en parte por la calidad de las tropas empleadas (como muestra baste decir que la VIII Bandera del Tercio lograría la Cruz Laureada Colectiva de San Fernando en una de estas acciones o que uno delos oficiales que defendía una posición en el área de los cigarrales, el alférez provisional Juan José Orozco Massieu, consiguió la Cruz Laureada Individual), en parte también por lo que se jugaban sus mandos: Líster perseguía demostrar la disciplina y capacidad de combate del Ejército Popular a los milicianos y soldados que habían huido ante el avance de los nacionales; Yagüe, por su parte, no podía empañar su impecable hoja de servicios con el fracaso de una operación ideada por él mismo (si bien, es cierto, rebajada en cuanto a sus dimensiones) y menos en un frente secundario.
La ofensiva terminó el día 13 con el mantenimiento de un cierto status quo en la zona que, por un lado, per-mitía a los nacionales mantener las posiciones ganadas el día 7, pero a costa de que algunas alturas quedaran en manos republicanas.
El mando republicano dejó a la B.M. CXIII como reserva.El combate fue de gran dureza, llegando en oca-siones a la lucha cuerpo a cuerpo en las trincheras. Las tropas de la 11ª División, amparadas tras los carros de combate, realizaron un primer ataque sobre el flanco izquierdo de las posiciones nacionales, para atacar después el sector central de sus defensas. La lucha fue encarnizada por ambas partes, en parte por la calidad de las tropas empleadas (como muestra baste decir que la VIII Bandera del Tercio lograría la Cruz Laureada Colectiva de San Fernando en una de estas acciones o que uno delos oficiales que defendía una posición en el área de los cigarrales, el alférez provisional Juan José Orozco Massieu, consiguió la Cruz Laureada Individual), en parte también por lo que se jugaban sus mandos: Líster perseguía demostrar la disciplina y capacidad de combate del Ejército Popular a los milicianos y soldados que habían huido ante el avance de los nacionales; Yagüe, por su parte, no podía empañar su impecable hoja de servicios con el fracaso de una operación ideada por él mismo (si bien, es cierto, rebajada en cuanto a sus dimensiones) y menos en un frente secundario.
La ofensiva terminó el día 13 con el mantenimiento de un cierto status quo en la zona que, por un lado, per-mitía a los nacionales mantener las posiciones ganadas el día 7, pero a costa de que algunas alturas quedaran en manos republicanas.
De esta forma, la ciudad continuaba expuesta a observación directa y al fuego artillero de los republicanos. Además, éstos mantuvieron un pequeño saliente en torno al palacio de la Sisla y los cerros del Valle, de manera que las dos cabezas de puente nacionales continuaban sin conexión directa. Los combates pro-vocaron una pequeña reordenación del frente que terminó de definirse por la construcción de nuevas trincheras y blocaos, algunos separados entre sí por escasos metros,que crearon un gran frente discontinuo que resultó infranqueable para las tropas enfrentadas.
De todas formas, la acción dejó un cierto regusto de fracaso en el bando republicano, sobre todo por los limitados objetivos alcanzados en relación con los medios empleados para ella. De hecho, Líster culparía a la ineptitud de la intendencia republicana del fracaso de lacontraofensiva.
Las bajas fueron numerosas por ambos bandos: los nacionales reconocieron oficialmente 1.098bajas (217 muertos y 881 heridos) y se calcula en unas 3.000 el número de bajas por parte republicana (entre 600 y 700 mortales). En cualquier caso, el combate del cerro de los Palos fue el más señalado de este FST, tanto por la dureza de los enfrentamientos como por los efectos que de él se derivaron
Las bajas fueron numerosas por ambos bandos: los nacionales reconocieron oficialmente 1.098bajas (217 muertos y 881 heridos) y se calcula en unas 3.000 el número de bajas por parte republicana (entre 600 y 700 mortales). En cualquier caso, el combate del cerro de los Palos fue el más señalado de este FST, tanto por la dureza de los enfrentamientos como por los efectos que de él se derivaron
Fuente: http://www.academia.edu/1423981/Arqueologia_de_la_Guerra_Civil_en_Toledo._El_frente_Sur_del_Tajo_y_el_cigarral_de_Menores_un_escenario_de_guerra
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