El término "Ontígola" se deriva del latín FŎNTĬCŬLA, diminutivo de FŎNTIS 'fuente, manantial de agua que brota de la tierra'.2
Es probable que el nombre se debiera a alguna de las fuentes que manaban en las inmediaciones de la población, aunque, poco probable, hay quienes piensan que también podría deberse al embalse conocido actualmente como Mar de Ontígola.
A lo largo de la historia aparece con distintas grafías: Fonticulam, Fontigula, Antigola, Hontigola.
El municipio se encuentra situado «en el declive de una colina al SO.»3 Pertenece a la comarca de la Mesa de Ocaña y linda con los términos municipales de Aranjuez al norte y oeste en la provincia de Madrid, Noblejas al este, y Ocaña al sur, en la de Toledo.
Historia
En su término municipal se encuentra la antigua población romana de Aurelia, actual Oreja, hoy un despoblado. En 1832 se entregó a la Real Academia de la Historia una vasija llena de monedas de plata romanas que había sido hallada en Ontígola en tiempos de Carlos IV.4 Oreja jugó un importante papel dentro de la línea defensiva islámica del Tajo en el s. XI y, sobre todo, durante el s. XII.
La villa de Ontígola aparece citada por primera vez en 1139 como integrante del territorio de Oreja, cuando Alfonso VII delimita sus términos y da fuero a sus habitantes: «Terminos preterea castello aurelie tales habere concedo:uidilicet ab eo loco ubi saramba descendit in tago usque ad fonticulam et inde ad ocaniolam. Inde vero ad ocaniam maiorem et inde ad nablelas. Inde vero ad ambas nablelas et inde alharella. Inde vero ad montem dalcarrias quomodo descendit taiunia in saramba».5
En 1202 vuelve a aparecer en otro documento en el que la Orden de Santiago acuerda con el Concejo de Ocaña dividir, entre otras heredades, el prado de Ontígola:«...que partiessen el prado de fontigula por medio, con concilio de occania, et ipsas hereditates de fontigula...».6
En tiempos de Felipe II se promulga una Real Orden por la que se prohíbe a la población la construcción de vivienda para asentarse en el Real Sitio de Aranjuez. Esto hará que la gente opte por los pueblos y aldeas aledañas, como Ontígola, aumentando a sí sus posadas para acoger a cuantas personalidades llegaban a Aranjuez para ver a los monarcas. Durante este tiempo, que duraría hasta su promulgación por Fernando VII, los curas de Ontígola fueron los que administraron los servicios religiosos del Real Sitio.7
Durante la Guerra de la Independencia, el 18 de noviembre de 1809 ocurrió la batalla de Ontígola, un enfrentamiento cerca del municipio entre las tropas españolas, al mando de Juan Carlos de Aréizaga, y las francesas. Estas últimas rechazaron a las españolas, resultando como bajas más significativas la del general Paris, que murió a manos del cabo Vicente Manzano, en la parte francesa. En la española se dio por muerto a Ángel de Saavedra, Duque de Rivas.3 Nicomedes Pastor Díaz y Francisco de Cárdenas describen así el final de la batalla: «Cerró triste y negra la noche: los nuestros en confuso desórden se retiraron á Ocaña donde estaba ya el grueso del ejército y los franceses con pérdida de su general se replegaron sobre Antígola quedando por unos y otros abandonado el campo de batalla cubierto de cadáveres».8
A mediados del siglo XIX tenía 35 casas y 25 cuevas habitadas, algunas de las cuales aún existen hoy en día. El presupuesto municipal ascendía a 46.324 reales de los cuales 3.000 eran para pagar al secretario.3
Heráldica
El escudo de Ontígola se divide en dos cuarteles. En el derecho, sobre fondo blanco, destaca la Cruz de la Orden de Santiago, engules. En el izquierdo, sobre fondo marrón, se aprecia un castillo sobre una colina sinople y un río, en referencia al Castillo de Oreja y al Tajo. Encima del escudo hay una corona real y debajo aparece la leyenda "Villa de Ontígola".
El escudo es muy parecido al de Aranjuez, en el que la Cruz de Santiago aparece en el cuartel izquierdo, y un palacio en el derecho, justo al revés que en el de Ontígola.
Fuente: Wikipedia
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