viernes, 14 de marzo de 2014

¿Qué fue de esta Torre? (Toledo)

Novas Arqueología comparte con La Tribuna de Toledolos resultados de su excavación junto al bar Los Claveles, en las proximidades de la Puerta de Bisagra. 

Si es usted una de las miles de personas que diariamente acceden alCasco Histórico de Toledo por la Calle Carrera fíjese la próxima vez en el espacio que se encuentra situado a la izquierda de la Puerta de Bisagra, justo a continuación de la apertura realizada en época moderna para permitir el paso de 
vehículos a motor.

Notará a simple vista un vacío que rompe el ritmo generado por las torres que en su día defendieron esta zona de la muralla, estructuras que reanudan después su desarrollo por el viejo arrabal de San Isidoro en dirección a la Almofala, un espacio en donde la tradición sitúa a la reina Berenguela defendiendo la ciudad de las acometidas almorávides. ¿No le da la sensación de que en el tablero de ajedrez falta una torre? 

Nos proporciona la explicación el arqueólogo Rafael Caballero, de la empresa Novas Arqueología, que se encargó en 2006 de realizar el estudio preliminar que la legislación requería para acometer el proyecto de reforma de local y viviendas en el antiguo bar Los Claveles. 

«Antes de comenzar los trabajos a pie de obra, durante el repaso de los antecedentes históricos de la zona, nos dimos cuenta de que faltaban elementos defensivos en la muralla actual si la comparamos con la que representaron Wyngaerde (1563) o Luis Meunier (1665) durante los siglos XVI y XVII». Esa torre de sección cuadrangular, cuya morfología era muy similar a la de su vecina, la denominada Torre de la Reina, formaba parte de un sistema de estructuras defensivas cuyo número era antiguamente muy superior al actual, según se muestra en las reproducciones de grabados superiores. 

En la imagen de Wyngaerde puede apreciarse, incluso, una realista representación de una grieta, «posiblemente de gran envergadura, ya que si no hubiera sido así no tendría por qué haberla representado en su dibujo».


Con estos antecedentes en su poder, los arqueólogos comenzaron a trabajar a finales de 2006. Sus tareas se desarrollaron hasta mediados de 2008. Como resultado, «se documentó gran cantidad de elementos patrimoniales, de los cuales algunos fueron integrados en el local, como aljibes excavados en el alcaén -el terreno arcilloso común a toda esta zona de la ciudad- y muros de los siglos XVI y XVII, así como algunos fragmentos mudéjares y otros de clara adscripción islámica». Desgraciadamente, los arqueólogos no pudieron profundizar en la constatación de la superficie y planta del torreón desaparecido, puesto que se desarrollaría en plena calle. 

Rafael Caballero, quien no termina de entender «cómo los investigadores no han escrito más sobre el tema de estas estructuras en la muralla que cierra el arrabal», continúa explicando que es muy poco lo que los arqueólogos conocen sobre este asunto, aunque la mayoría de los autores coinciden en que «las torres de planta cuadrangular son más antiguas que las de planta circular, que se ponen más en boga a partir de la reconquista de Toledo por Alfonso VI». Ahora bien, el actual aparejo del tramo de muro conservado, sus ladrillos y llagueado, son de filiación barroca. 

En general, «el actual tramo de muralla entre la Torre de la Reina y la Puerta Nueva de Bisagra presenta un paramento moderno, aunque a primera vista podría corresponder, por el tipo de disposición de los mampuestos entre dobles verdugadas corridas de ladrillos, a un muro característico del siglo XV». El arqueólogo se responde a sí mismo y concluye que «en realidad es una fábrica de época barroca, como queda patente en el empleo de alguno de sus ladrillos y del tipo de revoco con el característico rehundido de las llagas en los laterales de estos ladrillos», fisonomía tanto por el exterior como por el interior de la muralla. Rafael Caballero opina que las dudas que pudieran plantear los paramentos tienen que ver con los remozados que de este tramo de muralla se han realizado a lo largo de los años: «Al ser el acceso principal a la ciudad, la reedificación se cuidó más y se optó por un acabado más acorde al entorno, lo que evitaba una imagen chocante en tipos constructivos desarmonizados». 

¿Las ‘Torres’ de la reina? Con respecto a su morfología, tanto la Torre de la Reina como el torreón desaparecido (según aparece en las representaciones gráficas conservadas) poseen sección cuadrangular y un cuerpo superior que presenta ventanas. 

«Suponemos que la estructura desaparecida era una torre gemela a la actual Torre de la Reina». Si tenemos en cuenta que determinadas fuentes expresan en plural esta denominación, «Torres de la Reina», surge la duda de si éstas son las que se extienden desde la ‘Torre de la Reina’ actual en dirección al río, «como así lo ha planteado la historiografía reciente, o si, por el contrario, el nombre correspondería a estas dos torres cuadradas, cosa más lógica si pensamos en que son prácticamente estructuras gemelas». 

El arqueólogo explica que entre 1563 y 1665, fecha de los dos grabados que reproducimos sobre estas líneas, desaparecieron cuatro torres de esta zona de la muralla, todas ellas en la zona periférica de la torre de la Almofala y la calle Río Llano. A partir de los planos del siglo XIX -como el de Coello Hijón- «se aprecia la ausencia de dos torres más (incluida ésta de la que hablamos), aunque en los planos actuales aparecen nuevamente otras dos, una incongruencia que no podemos precisar, aunque quizá se explique porque estuviesen ocultas tras alguna edificación adosada a la muralla o incluso porque fuesen edificadas a finales del siglo XIX, cosa que no nos resultaría rara, ya que por esas fechas se ejecutaron muchas restauraciones, la mayoría de ellas algo aleatorias». Tanto la observación de los antiguos grabados como la constatación arqueológica realizada por Rafael Caballero y su equipo permite arrojar nueva luz sobre el conjunto de torres dibujadas por Wyngaerde a mediados del siglo XVI, de las cuales alrededor de la mitad habría desaparecido en los trescientos años siguientes. 

¿Qué sucedió? 

En el caso de la torre que se levantaba a la altura del también desaparecido Bar Los Claveles, el arqueólogo cree que se arruinó en tiempos de la Guerra de Sucesión, en los primeros años del siglo XVIII. Basándose en los trabajos del historiador Fernando Martínez Gil, Rafael Caballero recuerda que las tropas aliadas del Archiduque Carlos entraron en la ciudad en 1706 y en 1710. En esta última ocasión, «...ante la imposibilidad de la defensa, Toledo pidió a la Corte instrucciones sobre su proceder en caso de ocupación...». Se entiende que esta imposibilidad puede proceder de dos circunstancias: la primera es la falta de tropas para defender la muralla, y la segunda «la ruina de parte de la muralla, por lo que defender la plaza sería inviable ante el avance de un ejército más o menos pertrechado». 

Será ya en época del reinado de Felipe V, después de la guerra, cuando se decida restaurar nuevamente esta parte de la muralla, según queda plasmado en la actualidad en el aparejo de época barroca: «Las zonas del engarce del torreón con la muralla se cierran con dos machones de ladrillos que corren de abajo a arriba, delimitando el lugar original en el que debió de estar el torreón». El motivo por el cual no volvió a edificarse esta estructura se desconoce, «aunque sí estamos seguros de que la existencia de la misma o el tenerla en mente cambia en gran parte el diálogo visual entre torres en esta parte de la muralla, así como la posible adscripción de las Torres de la Reina a la estructura desaparecida y a la que aún se conserva, y no al siguiente grupo de torres que bajan en dirección al río». 

4/3/13 .- http://www.latribunadetoledo.es 
Fuente: 
http://www.arqueologiamedieval.com/noticias/8282/que-fue-de-esta-torre-toledo

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