domingo, 1 de junio de 2014

La conversión al catolicismo de Recaredo

En el 586 muere en Toledo Leovigildo y le sucede su otro hijo Recaredo, que adoptó como madre a Goswinta (que no era su madre natural), debido al poder que tenía esta mujer.

Recaredo (586-601) desde el comienzo ya mostró su intención de abrazar al catolicismo. Lo primero que hizo fue buscar y matar al verdugo de su hermano llamado Sigberto, con lo que se atrajo el apoyo de los católicos. En el 587 reunió un sínodo arriano en Toledo y en él se produjo un debate religioso: al final la decisión fue que era mejor convertirse al catolicismo, antes que intentar que toda la población se convirtiera al arrianismo.

Pero esta conversión del pueblo no fue tan fácil y en ciudades como Mérida y en la región de Septimania hubo una fuerte oposición a esta conversión; ante esta situación Recaredo convocó el III Concilio de Toledo.

En Mérida se levantaron algunos magnates y quisieron derrocar al rey y al obispo Masona que tenían un gran poder y riqueza, pero el dux de Lusitania Claudius (de origen romano) la sofocó. En Septimania pidieron ayuda a los francos, pero fracasaron en el intento. También Goswinta se rebeló pero dada su avanzada edad no tuvo éxito.

En tiempos de Leovigildo y Recaredo hubo relaciones con los francos además de tensiones por la Septimania

Hubo una serie de enlaces entre los francos y los visigodos, así Recaredo se casó por poderes con Regunta (que fue capturada en Tolosa por un conde opuesto a la conversión católica cuando se dirigía hacia Toledo) y después con Clodosilda, que tampoco llegó a realizarse. Finalmente se casó con la visigoda Baddo, también llamada Bauda o Badona.

Así narraba San Isidoro de Sevilla la conversión de Recaredo en el III Concilio de Toledo:

"En la era DCXXIIII, (...) muerto Leovigildo, fue coronado rey su hijo Recaredo. Estaba dotado de un gran respeto a la religión y era muy distinto de su padre en costumbres, pues el padre era irreligioso y muy inclinado a la guerra; él era piadoso por la fe y preclaro por la paz; aquél dilataba el imperio de su nación con el empleo de las armas, éste iba a engrandecerlo más gloriosamente con el trofeo de la fe. Desde el comienzo mismo de su reinado, Recaredo se convirtió, en efecto, a la fe católica y llevó al culto de la verdadera fe a toda la nación gótica, borrando así la mancha de un error enraizado. 

Seguidamente reunió un sínodo de obispos de las diferentes provincias de España y de la Galia para condenar la herejía arriana. A este concilio asistió el propio religiosísimo príncipe, y con su presencia y su suscripción confirmó sus actas. Con todos los suyos abdicó de la perfidia que, hasta entonces, había aprendido el pueblo de los godos de las enseñanzas de Arrio, profesando que en Dios hay unidad de tres personas, que el Hijo ha sido engendrado consustancialmente por el Padre, que el Espíritu Santo procede conjuntamente del Padre y del Hijo, que ambos no tienen más que un espíritu y, por consiguiente, no son más que uno." 

Fuente: http://espanaeterna.blogspot.com.es/2011/04/recaredo-el-rey-catolico-de-los.html

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