Nació este escultor español el 23 de diciembre de 1887, en Palencia. Se formó en la madrileña Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Impulsado por un ideal de restauración nacional originado en el ideario de la generación "del 98", realizó numerosas excursiones por las tierras castellanas.
De su exilio americano en 1937 regresó en 1952, y al año siguiente ya estaba viviendo en Toledo, "donde, desde mis dieciséis años, había soñado tener una casa, un estudio". En efecto; su primer encuentro con la ciudad del Tajo se había producido medio siglo antes.
Practicó un realismo robusto y esquemático sobre la arcilla y el bronce, sobre la piedra y el mármol, materiales que quería convertir en seres que viven y sufren y reveladores de los secretos del alma.
De su amplia obra destaca en España, el grandioso Cristo del Otero, la fuente monumental de Ramon y Cajal, del Retiro de Madrid, y las estatuas de Pérez Galdós, sentado también en el Retiro, del poeta Tomás Morales y de Concha Espina, así como el mausoleo de Menéndez Pelayo (Catedral de Santander).
En su Museo toledano se encuentra la estatua sedente de su madre y el estremecedor sepulcro de su hermano, los bustos de Marañón y de Menéndez Pidal, y diversos retratos, entre los que sobresale el de Miguel de Unamuno y su juvenil autorretrato que le abrió el camino del arte. En varios países americanos sus obras decoran las plazas y avenidas.
"-Toledo es para mí la síntesis de todo lo español racial y esencial" dijo Macho con decisión cuando trajo consigo toneladas de equipaje a su nueva casa en la Roca Tarpeya.
La ciudad de Toledo le distinguió con el nombramiento de "Hijo adoptivo" en 1955.
Fuente: http://www.toledo-turismo.com/es/toledo-y-sus-personajes-ilustres_739
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