sábado, 15 de agosto de 2020

Epidemias de Quismondo en la Historia

Quismondo / Castillos del Medio TajoLAS GRANDES EPIDEMIAS EN QUISMONDO

1-LA PESTE NEGRA EN QUISMONDO (1347-1353).

ERMITA DE SAN SEBASTIÁN.-Está probado documentalmente que la “aldea de Quismondo” ya existía como núcleo poblacional en la navidad de 1194. Entre los años 1347 y 1353 nuestros antepasados vivieron el terror y el sufrimiento causados por la Peste Negra, que produjo la muerte de 25 millones de Europeos. La gran mortandad provocada por esta epidemia llegó en alguna población al 70%. 

Durante la Edad Media, el pueblo cristiano tuvo a San Sebastián como abogado contra la peste, desde que en el año 680, por su intercesión, Roma se libró de una gran epidemia. 





Durante la Peste Negra (1347-1353) las gentes de Quismondo se encomendaron a San Sebastián y con limosnas del pueblo le edificaron una ermita, situada junto al Camino Real de Toledo a Castilla. A finales del siglo XIX, junto a esta ermita se abrió el actual cementerio.

Y si las ratas no fueron las culpables de la peste negra? | El CorreoLA PESTE NEGRA.-En su forma bubónica se transmitía a los seres humanos por la picadura de las pulgas de ratas y otros roedores. La enfermedad se declaraba súbitamente, con fiebre alta, escalofríos, náuseas, sed, agotamiento físico y temblores. La más grave era la variante pulmonar (90% de mortandad), provocada por el paso del bacilo a los pulmones. 

Entre sus síntomas destacaban la tos, ahogos y esputos de sangre. Se contagiaba por el aire, incluso “por el aliento de todos los que se hablaban mezclados unos con otros: se infectaban uno a otro. Se morían a pesar de cualquier cuidado”, decía una crónica. También se ponía en cuarentena a los contagiados. Para librarse del contagio, se usaron unas tétricas mascarillas negras.

LAS CUATRO CRUCES.-En las Relaciones sobre Quismondo, enviadas en 1576 al Rey Felipe II, se informa que “este pueblo tiene un voto antiguo de guardar a catorce de setiembre y van descalzos a las cuatro cruces todos juntos en procision los vecinos del pueblo y en viniendo se dice la misa mayor y se da una caridad de pan e vino e queso porque este voto ha que se hizo más de cien años por los hombres buenos antiguos habiendo tenido una gran pestilencia”. Se referían a la Peste Negra. Era una procesión penitencial (iban descalzos).

 Hechas de madera tosca y orientadas a los cuatro aires dominantes (cierzo o gallego, solano, ábrego y levante), las cruces estaban en pleno campo, situadas junto a un camino, en una hornacina de ladrillos, no lejos de las últimas casas del pueblo. 

Había una cruz en cada punto cardinal. Cuando llegaba la procesión a cada cruz, mirando hacia el punto cardinal correspondiente, se leía el inicio de uno de los cuatro evangelios y se hacían unas oraciones, pidiendo a Dios que librara a Quismondo de los “malos aires”, que traían las “miasmas” de las epidemias. De hecho la peste pulmonar (contagiada al respirar) era la forma más letal en que se presentaba la peste. Tenía efectos fulminantes.

Esta tradición, con las epidemias de cólera del siglo XIX, evolucionó como celebración del CRISTO DE LA SALUD DE QUISMONDO el 14 de septiembre.

2-LA GRAN EPIDEMIA DE 1599

En España, el siglo XVI transcurrió con la presencia casi permanente de la peste, a lo que se unían malas cosechas y epidemias de tifus (“tabardillo”). En 1599 se declara en Quismondo la epidemia de Peste Bubónica. 

Era una peste ganglionar, que invadía el organismo a través de la piel, las mucosas y las vías respiratorias, produciendo bubones muy dolorosos en ingles, axilas y cuello, que evoluciona

ban en hemorragias y necrosis purulenta. A los dos o tres días de ser contagiados morían casi todos. En el Voto a San Roque se dice: “la qual dicha enfermedad a sido causa para morirse mucha gente y vecinos”. En Quismondo murieron unas 300 personas. Ya en enero había muerto el Párroco.

Para librarse de la gran epidemia de 1599, nuestros antepasados se encomiendan a SAN ROQUE, que había sido proclamado abogado contra la peste en el Concilio de Constanza (1414-1418). Le declaran su Patrón y prometen construir una ermita en su honor, que hasta 1632 no se hizo realidad. Y también para evitar el contagio, cumplieron las medidas y recomendaciones, que dio el Corregidor de Toledo.

 Destacamos algunas: 

(1)-“Regar con vinagre las calles y las casas todas las mañanas y en las noches hacer grandes humaredas o hogueras de romero, cantueso, tomillo y almoradux y enebro; y esto que dure casi toda la noche”. 

(2)-“Que no se hagan juntas en que se comuniquen unos con otros sino que se hablen a diez pasos de distancia por lo más”. 

(3)-“Que en una casa que se hubiere muerto algún enfermo o estuviere malo no entre persona ninguna, sino que la casa se cierre; y la ropa toda ella se queme, ni coman en los platos y vasijas que hubieran comido ni beban”.

 (4)-“Que cada uno en su casa ha de apercibirse con una albornia (cazuela ovalada) y vinagre con mucha juncia dentro de que huela toda la casa a ser posible”; 

(5)-“Que enramen las calles con juncia, cantueso y tomillo y alboradux”. (6)-“Guarden en todo el mejor regimiento que pudieren y Nuestro Señor les de la salud que puede, que es la verdadera salud”.

3-AÑO 1885: EL CÓLERA MORBO

A lo largo del siglo XIX se sufrieron en España varios brotes de cólera morbo asiático, una epidemia que, procedente de las grandes zonas endémicas de Asia, había llegado a Europa en 1832. Se transmitía a través del agua, los excrementos y la orina. Sus síntomas eran vómitos y una excesiva diarrea con heces líquidas, sin fiebre. La muerte se producía por deshidratación en menos de una semana. En 1885 se dieron en España 335.986 contagiados y 119.493 fallecidos.

En Quismondo el cólera morbo asiático causó la muerte a 101 personas entre el 14 de junio y el 18 de septiembre. Las fechas coinciden con los meses del calor (en agosto fueron 55 los muertos). El 37,62% fueron niños y el 55,44%, mujeres. 

La edad media de los fallecidos fue de 32,4 años. El muerto de más edad tenía 85 años y el más joven, 2 meses, llamado Gumersindo Chuvieco, que fue el primero en morir de cólera. Los cadáveres eran enterrados nada más morir.

Se tomaron medidas de “acordonamiento” (confinamiento). La autoridad provincial de Toledo en versos populares recomendaba: “Vivir sin miedo/comer asado/verduras pocas/licor escaso/melones e higos/ni imaginarlos/heces y orina/lejos del cuarto”. 

Y el Boletín del Arzobispado de Toledo decía que la enfermedad se adquiría por la humedad y la falta de ventilación y por el hacinamiento de personas y animales, recomendando no beber agua fría, pero sí vino añejo y fumigar la casa con azufre. Para aislar a los infectados y evitar el contagio, en muchos lugares se utilizaron las ermitas como “lazareto” (la Bastida y la Guía en Toledo). ¿Fue este el caso de Quismondo? 

Por tener anejo el cementerio, bien pudieron servir como “lazareto” las ermitas de San Roque y la de San Sebastián. Ésta quizás es la explicación de una tradición inexacta que pervive en Quismondo: que durante el cólera se llevaba a los enfermos a morir “a las tapias del cementerio”.

4-LOS CEMENTERIOS DE QUISMONDO

El subsuelo de la Iglesia Parroquial es el cementerio más antiguo de nuestro pueblo. La Iglesia, por costumbre inmemorial, enterraba a sus hijos dentro del templo. Así consta ya en el primer libro de defunciones de nuestra parroquia, abierto en 1626. 

Durante la epidemia de 1599, se saturó el subsuelo de la parroquia y se enterró a los cadáveres en pleno campo, cerca de la ermita del Calvario, saliendo por el camino de Novés a la izquierda, donde los de más edad hemos vistos restos cadavéricos.

 El Rey Carlos III para evitar epidemias prohíbe enterrar dentro de las iglesias (Real Cédula de 3/4/1787). El cumplimiento de esta Orden se fue demorando. 

De hecho en agosto de 1809 se entierra en el altar mayor de nuestra parroquia a Victorio López Romero, cruelmente fusilado por los franceses ante su padre y su hermana en la Casa de Quiribú (La Companza), donde trabajaba de pastor. Tenía 23 años. 

En 1823 se decide abrir un cementerio junto a un lugar sagrado como era la ermita de San Roque, que, por mandato del Arzobispo de Toledo, había sido bendecida solemnemente en 1632. El 21/10/1826 es enterrado en este cementerio Antonio Valverde. 

En 1845 el informe del ministro Madoz constata que el cementerio de Quismondo estaba “en la inmediación de la ermita de San Roque”. Este pequeño cementerio debió saturarse en 1885 con las víctimas del cólera y el Ayuntamiento hace un nuevo cementerio en el camino de Escalona, junto a la ermita de San Sebastián. El 13/12/1885 es enterrado en el “nuevo camposanto de la Villa” Eustaquio López García.




5-AÑO 1918: GRIPE ESPAÑOLA

También Quismondo en 1918 sufrió las consecuencias de la mal llamada Gripe Española: en todo el mundo se contagiaron cien millones de personas, muriendo el 5% de la población. Los síntomas eran fiebre elevada, dolor de oídos, cansancio corporal, diarreas y vómitos. 

La mayoría de las personas que fallecieron durante la pandemia fue por neumonía bacteriana, con hemorragia pulmonar; y con frecuencia, en menos de cinco días. Las víctimas fueron, sobre todo, jóvenes de entre 15 y 25 años. En octubre de 1918 en la provincia de Toledo fallecieron 1.383 personas a consecuencia de la gripe. En Quismondo murieron 93 vecinos a causa de la gripe.

Además del aislamiento y la desinfección como medios de lucha contra una enfermedad infecciosa, también se suspendieron algunas actividades económicas, como los mercados. Se distribuyeron medicamentos y alimentos como leche condensada y huevos. 

La Delegación Provincial de Sanidad de Toledo señalaba que esta gripe era fácilmente evitable “si se ponían en práctica las medidas preventivas y profilácticas recomendadas por la ciencia, siendo los medios para combatirlas el aislamiento, la desinfección y la vacuna”.

En Quismondo el jueves 26 de septiembre de 1918 fue un día grande: un hijo del pueblo, Domingo González “Dominguín”, tomaba la alternativa en Madrid. Fue José Gómez Ortega, “Joselito” quien se la dio. 

Para tal ocasión el también toledano Jacinto Guerrero compuso un hermoso pasodoble titulado “La Alternativa de Dominguín”. Muchos quismondanos viajaron a la capital para ser testigos del acontecimiento; irían pertrechados con sus mascarillas, como atestiguan fotografías de asistentes a los festejos taurinos de aquel año 1918.

MARIANO ESTEBAN CARO
15 AGOSTO, 2020

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