viernes, 26 de mayo de 2023

El Relieve figurado de Tradición Visigoda: La Placa de Calera y Chozas

El proceso de Cristianización de estas tierras orientales en la Lusitania hay varias interpretaciones de carácter historiográfico (Mateos Cruz, 1995: 239-264; C.M. Jorge, 2002), que hablan de una presunta propagación del cristianismo avanzado el siglo IV d.C. 

El territorio de Caesarobriga-Elbora disfrutaría de su situación privilegiada entre la vía Emerita augusta y Caesaraugusta. Siendo comunicación de influencias culturales y religiosas, como es el caso del cristianismo. 

Actualmente presenta ciertas dificultades establecer el origen organizado en torno a Caesarobriga-Elbora (César Pacheco, 2007: 145-146), indica que desde el siglo III d.C. Caesarobriga habría mantenido algún contacto con cristianos. 

Caesarobriga-Elbora, formaría el centro político y administrativo sobre un ager circundante cuya economía se basaba en el comercio y en la actividad agropecuaria. 

La organización territorial estaría controlada por elementos fortificados destinados a la vigilancia de caminos y campos con villae, villula, pagus, vici, castella y turres. 

Testimonios de propagación del culto cristiano en el ámbito geográfico que nos ocupa, es la conversión de recintos anteriores hispanorromanos con centros de práctica cristiana en la fase Visigoda (Cerrillo, 1992: 359-375; Sotomayor, 1982: 639-670), que en nuestra zona toma forma en la basílica y en el mausoleo, elementos que corresponden con asentamientos tardorromanos. 

El Sauceda, es ejemplo en la vega de Talavera y objeto de excavaciones sistemáticas, que representa la transformación de villa a centro religioso paleocristiano a finales del siglo V d.C. o comienzos del VI d.C., que toma forma en basílica, tesis que defiende también Raúl Arribas (2000: 103-111). 

Placa de Calera y Chozas

Donde se construye en el siglo VII d.C. una pila bautismal de doble escalinata como espacio litúrgico (Castelo, 2000: 93). 

No hay que olvidar el hallazgo de algunos objetos con simbología cristiana, como es el caso de una placa calada con crismón (Aguado Malina et al, junio 2003: 52-59), o la ficha de juego con el crismón grabado (Aguado Malina et al , 2001: 139 y ss.). 

El caso de la necrópolis y mausoleo de las Vegas de Puebla Nueva, es otro testimonio donde se halló una cripta en 1870, siendo excavado en los años 60 del siglo XX por el Instituto Arqueológico Alemán (Hauschild, 1971: 332 y ss.), y donde fue hallado un sarcófago paleocris6ano datado en tiempos de Teodosio. Por último cabe mencionar dentro del ámbito urbano de Caesarobriga-Elbora, el hallazgo en un solar de la calle Lechuga de un fuste de columna con el grabado de un ancoriforme (Pacheco, 2007: 162). 

Entre los siglos VI y X d.C. hay un periodo de cierta oscuridad y silencio documental en el espacio que nos ocupa. Coincide en Caesarobriga-Elbora con la invasión visigoda y musulmana, y con el proceso de expansión del cristianismo. 

En lo que sabemos, hay cierta permeabilidad al mensaje cristiano, aunque todo apunta a un paulatino proceso en coexistencia con las prácticas y creencias tradicionales junto a las aportaciones del mundo islámico.

CONCLUSIONES

En cuanto a la cronología de la placa aquí descrita, nos hemos encontrado con el problema de la ausencia de datos con los que poder establecer sus límites cronológicos, ya que este ejemplar no ha sido encontrado dentro de su primitivo contexto, por lo que los criterios utilizados, han sido su posible localización, motivos decorativos, talla, etc. 

Entre los elementos ornamentales labrados que se encuentran en la placa, apreciamos elementos característicos iconográficos de tradición visigótica. Lo que nos indica su epigrafía, su representación escultórica e incluso elementos arquitectónicos son testimonios de un mismo lenguaje de carácter simbólico. 

La variedad decorativa de la placa, puede ser testimonio de la rica vitalidad y tradición del taller que la realizó. La combinación de moti vos deja vislumbrar datos cronológicos que nos pueden ayudar a un mejor conocimiento de la producción de este tipo de pJacas en el entorno de Caesarobriga-Elbora-Talabira. 

Esta constituye un mensaje iconográfico asociado al texto que se refleja, no supone una periodización cronológica clara, lo que parece ser indicativo de diversos gustos o estilos y que puede indicar la existencia de diversos taneres u oficinas, cabe mencionar que nos encontramos en una zona de influencia de los talleres Emeritenses y Toledanos. 

Su decoración gira en tomo a las representaciones principales: la cruz, el león y a una columna, elementos altamente simbólicos de la fe cristiana. Esta mezcla de elementos geométricos, vegetales, animalísticos e incluso arquitectónicos puede indicar una producción peculiar que puede ser tenida como Caesarobrigense. 

En primer lugar el elemento fundamental por su significado simbólico es la invocación de Cristo a través de la cruz. La cruz patada ha sido documentada ampliamente en el taller de Mérida, desde donde se irradia a otros lugares (Arbeiter, 2000: 261). La cruz monogramática comienza a aparecer a finales del siglo V d.C. o comienzos del VI d.C. en diversas manifestaciones epigráficas. 

A partir del siglo V el crismón comienza a ser acompañado por diversos motivos arquitectónicos como por ejemplo: el arco, con un amplio desarrollo durante el primer tercio del siglo VI d.C. en la Lusitania (Mertola, Évora, Beja). 

La relación entre la representación serpentiforme y la del león, puede adquirir un sentido apocalíptico, evocando, al final de los tiempos, cuando la gran serpiente, la muerte, termine por ser vencida, será el león, símbolo de la resunección, el que tendrá la última palabra y reducirá todo a la unidad. Encontramos representaciones de leones rampantes durante el prerrománico y durante el románico, como ejemplos cabe mencionar: Matauco, Peñacerrada, Busto, Luzuriaga, Gojain, Mendoza, Estíbaliz, etc. 

La idea de un valor funerario de esta pieza, pudiera indicar que el difunto, protegido por Cristo, representado por la cruz o por el propio león, ha alcanzado la parte más importante de su existencia, la vida eterna junto a dios, y comparte el sacrjficio de Cristo, cuyo camino sigue al pasar de la vida terrenal a la eterna.

 Sería, por tanto, una alusión a la resurrección que convierte al difunto en digno de veneración, puede ser interpretada la placa como una exaltación de la resunección. Cabe mencionar que la presencia de la palma puede indicar la presencia de un mártir por la fe que se anima a seguir el camino de la vida eterna.

 Las características técnico formales de la inscripción "VIMATIA" son de tradición visigótico-mozárabe, encuadradas en un marco cronológico entre los siglos VIII y XI. Puede estar asociada a dos símbolos sitos a la derecha de la cruz (9e) y que puede tratarse de una abreviatura asociada a la inscripción, cuya función probablemente tiene una finalidad consecratoria al difunto. 

Respecto a la procedencia arqueológica y ubicación original de la placa, presumiblemente pudo servir como ornamentación de un cío de carácter religioso. 

Pudiendo tratarse de un cancel, losa grande que separa el presbiterio de la iglesia o de una lápida de sentido funerario , planteamos la hipótesis de que pudo ser hallada en el antiguo despoblado de Cobisa, de donde tenemos constancia de poblamiento desde época romana y tardoantigua. 

En cuanto al poblamiento de cronología medieval es probable que antes de ]a reconquista cristiana este lugar ya estuviera poblado, conocemos el hallazgo de registros numismáticos pertenecientes al reinado de Alfonso I, lo que nos indica ya la circulación monetaria de patrón cristiano en este lugar en el siglo XI. 

Disponemos de una referenci a documental que cita Cobisa, que data de 1152, en un documento de Alfonso VII (Gómez Menor, 1965: 53-54), donde limita los términos de Avila y de Talavera: " ... E de fa9e a Talavera et adelante quomodo tornant las aguas a los Finojo sos, e dende a Covisa, e por todos los visos a derechas ubi sedit Inperator de pectes ... ". 

El hecho de la existencia de un núcleo habitado nos inclina a pensar en la existencia de una comunidad cristiana en el lugar, y como consecuencia la presencia de un espacio sacro dedicado al culto, donde probablemente estuviera ubicada la placa objeto de nuestro estudio y que por razones de expolia y reutilización de materiales dedicados para la construcción fuese desubicada de su contexto original. En cuanto a la presencia de una parroquia en Cobisa, Rodríguez Picavea (1996: 81), indica que ya antes de finales del siglo XIII se habían constituido ya las parroquias de Azután, Brugel, Cazalegas, Covisa, Lucillos y Sangrera.

Alberto Moraleda Olivares 
Sergio de la Llave Muñoz

https://realacademiatoledo.es/wp-content/uploads/2019/03/03.-Un-relieve-figurado-de-tradici%C3%B3n-visigoda.-La-placa-de-Calera-y-Chozas-por-A.-Moraleda-y-S.-de-la-Llave.pdf

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...