La Quinta de Mirabel es un cigarral situado en la zona suroeste de la ciudad de Toledo (España), en el paraje conocido como la dehesa de Pozuela.
El origen de este cigarral (también denominado anteriormente, entre otros, con los nombres de cigarral de Altamira, del Rey y del Cardenal Quiroga) está en los terrenos que adquirió en el último cuarto del siglo XVI el Arzobispo de Toledo, D. Gaspar de Quiroga y Vela, en los cuales había estado situada, muy probablemente, la ermita de Santa Colomba (construida en época mozárabe como convento o eremitorio).
En este lugar, el cardenal impulsó la realización de un conjunto arquitectónico formado por varias construcciones, que se completarían con la creación de bellos jardines y cultivos de diverso tipo. Dentro de este conjunto destaca el edificio principal, la casa de campo del cardenal, del arquitecto Nicolás Vergara el Mozo que era el maestro mayor de obras de la Catedral de Toledo y que se había ocupado de otras construcciones de gran importancia para el cardenal.
El Cigarral del cardenal Quiroga fue el más lujoso y espectacular de la Edad Moderna, junto al de Buenavista del también cardenal Sandoval y Rojas que trató de emular a su antecesor. Gaspar de Quiroga y Vela nació en Madrigal de las Altas Torres en 1513, hizo una exitosa carrera eclesiástica y política de mano del cardenal Tavera, quien le nombró canónigo de la catedral toledana, y de Felipe II para quien fue inspector en el reino de Nápoles y quien le nombró consejero del Consejo de Castilla, presidente del Consejo de Italia y consejero del Tribunal de la Inquisición. Más tarde fue obispo de Cuenca, Inquisidor General, cargo que mantuvo hasta su muerte y, en 1577, arzobispo de Toledo; el año siguiente fue nombrado cardenal con el título de Santa Balbina.
Allí había existido una ermita mozárabe dedicada a Santa Colomba a la que en el s. XIII se le había agregado un convento o eremitorio premostrantenses. Según Fernando Marías debió adquirir la propiedad de Altamira (denominado así en su época, posteriormente Cigarral del Rey y hoy Quinta de Mirabel) tras su acceso a la sede primada en 1577. En 1588 el cardenal Gaspar de Quiroga solicitó al Ayuntamiento licencia para llevar el agua que nacía en el Pozuelo o el Álamo hasta su finca debido a su sequedad.
El Cigarral del cardenal Quiroga fue el más lujoso y espectacular de la Edad Moderna, junto al de Buenavista del también cardenal Sandoval y Rojas que trató de emular a su antecesor. Gaspar de Quiroga y Vela nació en Madrigal de las Altas Torres en 1513, hizo una exitosa carrera eclesiástica y política de mano del cardenal Tavera, quien le nombró canónigo de la catedral toledana, y de Felipe II para quien fue inspector en el reino de Nápoles y quien le nombró consejero del Consejo de Castilla, presidente del Consejo de Italia y consejero del Tribunal de la Inquisición. Más tarde fue obispo de Cuenca, Inquisidor General, cargo que mantuvo hasta su muerte y, en 1577, arzobispo de Toledo; el año siguiente fue nombrado cardenal con el título de Santa Balbina.
Allí había existido una ermita mozárabe dedicada a Santa Colomba a la que en el s. XIII se le había agregado un convento o eremitorio premostrantenses. Según Fernando Marías debió adquirir la propiedad de Altamira (denominado así en su época, posteriormente Cigarral del Rey y hoy Quinta de Mirabel) tras su acceso a la sede primada en 1577. En 1588 el cardenal Gaspar de Quiroga solicitó al Ayuntamiento licencia para llevar el agua que nacía en el Pozuelo o el Álamo hasta su finca debido a su sequedad.
Tras el fallecimiento del cardenal Quiroga, en 1593, el cigarral es abandonado y comienza a deteriorarse rápidamente, hasta que en 1617, es adquirido por el segundo marqués de Malpica, a cuya familia va a permanecer hasta mediados del siglo XIX.
Fue un gran intelectual y humanista, tendencia potenciadas por sus prolongadas estancias en Italia antes de ser cardenal, y mecenas de las artes, promotor de la construcción del Sagrario y Sacristía Mayor de la catedral primada, e impulsor de obras asistenciales y educativas como la reedificación del Hospital del Rey, el colegio del Refugio, el colegio de San Eugenio y el colegio viejo de Jesuitas de Toledo. Además fundó el convento de las agustinas de San Torcuato. El Cigarral se halla en la dehesa de Pozuela, atravesada por el arroyo de Valdecomba.
El Ayuntamiento se la concedió, poniendo como condición que se levantara un abrevadero en la fuente, y dándole unas precisas instrucciones de construcción: “Que toda el agua que allí se recogiere se haga un arca donde venga, y puesta allí se reparta en esta manera: que la parte más baja de la dicha arca qal fin de la corriente que tuviere Historia de los Cigarrales de Toledo . se tome y saque un caño de agua más grueso que un cañón de ganso (...) y este se saque y encamine a un pilar que se ha de hacer a donde le fuere señalado, el qual se desvíe y ponga a un lado en parte a donde las corrientes y lluvias no le hagan daño, el qual sea de veinte pies de largo y quarto de ancho y tres de ondo, todo de hueco, y el resto de toda la dicha agua sea para la heredad del dicho cardenal y la pueda llevar y encañar a ella en caños cerrados y zanja cubierta media vara sumidos en el suelo por la parte más somera (...) y se obligue a tener siempre limpio y reparado el dicho pilar a su costa.”
El abrevadero se realizó, llamándose desde entonces Fuente del Cardenal. Por tanto, aunque la casa ya debía estar edificada antes de 1588 (en el documento se la llama casa de campo del cardenal), los jardines se tuvieron que hacer después de dicha fecha. En la construcción de las casa de campo, el Cardenal se había gastado más de 90.000 ducados, según Román de la Higuera.
Fue proyectada por Nicolás de Vergara el Mozo (1542-1606), maestro mayor de obras de la Catedral, que se había ocupado de las obras del Hospital del Rey, las reparaciones del palacio arzobispal y de la construcción del Sagrario. Aunque no se conserva ningún documento que lo refrende, Fernando Marías opina que fue él el arquitecto, basándose en consideraciones estilísticas como la simplicidad formal, la ausencia de decoración y la reducción al mínimo las molduraciones de los elementos arquitectónicos clasicistas, que se convierten en un juego de planos y líneas, cuyo origen se encuentra en Francisco de Herrera.
Por lo tanto el edificio respondería a cánones clasicistas o protobarrocos. La casa principal, construida en ladrillo, fue un edificio de planta rectangular con dos pisos. Todavía conserva un gran parte de su configuración. En el piso inferior se sitúa una galería de paseo, situada al norte para cumplir dos fines: conformar un espacio agradable en verano, ya que se evita la insolación gracias a estar situada al norte y a que se abre sobre un frondoso jardín que proporciona frescor; y estético ya que, a través del jardín, se puede divisar a lo lejos el perfil de la ciudad, algo característicos de los cigarrales desde su origen.
La galería se compone de una sucesión de arcos de medio punto sustentados por el muro interno y pilares de planta cuadrada y cubierta con bóvedas de arista. En el muro interior se abren nichos semicirculares. 65 Archivo Municipal. Archivo Secreto. Alacena 2ª, legajo 4º, nº6Historia de los Cigarrales de Toledo .
La galería se compone de una sucesión de arcos de medio punto sustentados por el muro interno y pilares de planta cuadrada y cubierta con bóvedas de arista. En el muro interior se abren nichos semicirculares. 65 Archivo Municipal. Archivo Secreto. Alacena 2ª, legajo 4º, nº6Historia de los Cigarrales de Toledo .
En el piso superior, se ubica la capilla, cuyo volumen cúbico se remata con un cimborrio octogonal, similar al de la iglesia del Hospital de Tavera. En su interior, los muros lisos soportan cuatro arcos torales entre los que se distribuyen las pechinas, para pasar de la planta cuadrada a la circular y, sobre ellas, separada por una saliente cornisa, la cúpula ciega de media naranja. El interior de la cúpula fue pintada por el toledano Blas de Prado (1546- 1599). La iconografía se organiza en tres círculos concéntricos: en el exterior se representa la venida del Espíritu Santo.
El anillo central se divide en compartimentos en forma de sector, donde se representan figuras femeninas portando palmas, escenas de la vida de Moisés, y escenas de Salomón, todos ellos alternados. Sus características serían variedad, majestuosidad, movimiento, rotundidad de relieve, riqueza de escorzos, serenidad gestual y cierta teatralidad en los juegos de manos de los personajes. Fue inspirado por la Estancias Vaticanas pintadas por Rafael, que eran muy conocidas en la época, gracias a los grabados que circulaban por España.
Otra dependencia que pervive es el llamado Cuarto de Verano. Su interior está formado por dos salas, una de entrada de planta cuadrada y una segunda rectangular, cubiertas ambas con falsas bóvedas de entramado de caña y yeso. Su decoración pictórica responde a una iconografía típicamente renacentista: los temas mitológicos (Apolo, Mercurio, Minerva y Marte), se enmarcan en una decoración de grutescos de putti con cuernos de la abundancia, niños danzantes, esfinges, tritones y otros animales fantásticos, guirnaldas, candeleros... Las esquinas están decoradas por fantásticos templetes de los que parten inverosímiles figuras arquitectónicas que sirven de soporte a nuevas figurillas.
Según Marías, Estas salitas pudieron estar inspiradas en las salas del monasterio del Escorial (sobre todo la sala de batallas). Los edificios se hallaban inmersos en fantásticos jardines, viñedos y olivares, que se alternaban con profundos estanques poblados de peces donde se practicaba la pesca, fuentes, baños, huertas y arboledas y todo género de recreación. Además era tan extenso que en su ámbito había abundancia de caza, entre artificioso surtidores ocultos en las rocas.
A la muerte del Cardenal en 1594 las posesiones de Quiroga y los 1.900.000 ducados que dejó a su muerte fueron divididos entre el Papa, que recibió 25.000 ducados, el rey Felipe II que recibió 10.000 ducados y el Cigarral, yHistoria de los Cigarrales de Toledo . 74 las mandas espirituales por su alma, entre ellas la construcción del monasterio de San Agustín en Madrigal de las Altas Torres, su pueblo natal que le sirvió de panteón.
La finca fue abandonada y estaba en la ruina, habiéndose descuidado incluso el camino que llevaba hasta ella y que pasaba próximo al Cigarral que tenía Jerónimo Miranda en 1602, ya que este personaje donó un dinero al Ayuntamiento para adecentarlo a cambio de unas licencias urbanísticas para tapiar y poner puertas a un callejón en el que sólo servía para que robaran fruta los extraños y ofender a Dios. En 1615 el clérigo Damián García compra en almoneda el Cigarral ya casi destruido por 1.500 ducados con el fin de terminar de derribarlo y vender sus materiales de construcción para reutilizarlos.
Ante este hecho, la ciudad, el regidor Juan Vaca de Herrera y el jurado Jerónimo de Toledo, pidieron al Ayuntamiento “que no consienta ni permita que las dichas casas y edificios se arruinen ni derriben, y manden so grandes penas a los maestros y oficiales de albañilería y carpintería y otros maestros y peones cualesquier, no derriben el dicho edificio ni quiten de él cosa alguna y que esto se pregone públicamente en la ciudad (...), y otrosí porque nos tememos que la dicha ruina se querrá hacer por manos de eclesiásticos, pedimos a V. M. mande dar su carta requisitoria para el señor Vicario general para que con censura mande a todos cualesquier clérigos y personas eclesiásticas de esta ciudad no derriben ni hagan derribar cosa alguna de los dichos edificios” .
En otro escrito Juan Vaca valora que la destrucción del edificio “es gran desautoridad y deslucimiento de esta ciudad por ser edificio que tanto la adorna y en que todos los forasteros y naturales ponen los ojos por su riqueza y grandeza y se sabe por cierto que se gastaron en él pocos años ha 90.000 ducados poco más o menos y por derecho están prohibidas dichas negociaciones y comprar y deshacer edificios que sean particulares para este fin, porque se quita a la ciudad parte de su adorno y grandeza con semejantes ruinas, porque ennoblecen la república insignes y ricos edificios.”
A esta misma causa se une el sobrino del Cardenal, Francisco de Mosalve canónigo de la Catedral, quien propone al Ayuntamiento utilizar el derecho de tanteo y quedarse él con el Cigarral para que no se destruya. 66 Archivo Municipal. Archivo Secreto. Caja 4º, legajo 2º, nº20 67 Vegué y Goldoni Op. cit.Historia de los Cigarrales de Toledo .
Desconocemos si al final se quedó con la Quinta, pero dos años más tarde en 1617 el Cigarral es adquirido Francisco Ribera Barroso, segundo marqués de Malpica, en manos de quien estaba cuando lo conoció Tirso de Molina en 1621, y en cuya familia permaneció hasta 1862, pasando posteriormente al ducado de Bailén, de uno de cuyos títulos nobiliarios tomó el nombre de Quinta de Mirabel.
Desconocemos si al final se quedó con la Quinta, pero dos años más tarde en 1617 el Cigarral es adquirido Francisco Ribera Barroso, segundo marqués de Malpica, en manos de quien estaba cuando lo conoció Tirso de Molina en 1621, y en cuya familia permaneció hasta 1862, pasando posteriormente al ducado de Bailén, de uno de cuyos títulos nobiliarios tomó el nombre de Quinta de Mirabel.
De todos modos, era tanta su extensión, que parte de sus terrenos fueron adquiridos, entre otros, por Jerónimo Miranda para ampliar su Cigarral, y parece que pudo no estar vallado, al menos en el siglo XVII, ya que el Ayuntamiento pone pleito en 1663 a Alejo Martín por traer su ganado a pastar al Cigarral del Rey, y en 1677 a Lorente Ruiz por tener su ganado en el Cigarral del Rey “que llaman la quinta del Marqués”.
En el siglo XVIII el Cigarral había reducido su inicial extensión a 320 fanegas, de las que dedicaba 100 al cultivo de olivar, siendo el resto infructíferas por naturaleza. Se consignaba así mismo la casa de recreación de 407 varas de frente por 96 de fondo. En el inventario de bienes de la Marquesa de Malpica realizado el 17 de diciembre de 1809 aparece “Un Cigarral nombrado del Rey en término y Legua de esta ciudad, arrendado al excelentísimo señor Arzobispo de Toledo en 7500 reales anuales pagados hasta 5 de octubre de 1808 en que cumple”.
Lo que nos estaría remitiendo a que el arzobispo Luis María Borbón habría vuelto a la costumbre arzobispal de siglos anteriores, de pasar los veranos en un Cigarral alejado de la ciudad, pero esta vez sin adquirirlo, ya que la propiedad continuó en el marquesado. A mediados del siglo XIX Pascual Madoz, en su Diccionario, incluye a “La Quinta” como una de las propiedades más extensas de la ciudad de Toledo, con 23 fanegas de labor, 277 de pastos, 1.000 olivos y una casa.
A partir de 1862, el cigarral pasa a la casa ducal de Bailén a través de herencia, cambiando su nombre por el de Quinta de Mirabel, debido a un título marquesal de dicha casa a la que sigue perteneciendo.
Descripción
El conjunto actual de la «Quinta de Mirabel» está formado por diversas construcciones de distintas épocas. Del conjunto construido para el Cardenal Quiroga en el último cuarto del siglo XVI, se conservan en la actualidad dos núcleos, que constituyen unos elementos artísticos de gran valor.
De la casa principal del conjunto se conserva, actualmente, la Galería de paseo, situada en la planta inferior y abierta a un jardín. Desde ella se podía, antiguamente, observar la ciudad, oculta ahora por la vegetación del jardín. Construida en ladrillo, la galería está realizada por una serie de tramos compuestos por arcos de medio punto que están sostenidos, a un lado, por grandes pilares de planta cuadrada y al otro, por el muro interno del edificio. La galería se cubre con bóvedas de arista. En el muro interno, aparecen una serie de nichos semicirculares, uno en cada tramo de la galería.
Sobre la galería, en el piso principal de la construcción, se conserva la capilla del cigarral.
Exteriormente, es un cubo realizado en ladrillo visto que se remata por un cimborrio octogonal. En el interior, los cuatro muros lisos de la mitad inferior, sostienen cuatro arcos torales sobre los cuales aparecen cuatro pechinas, decoradas con escudos pintados, que conducen a una cúpula lisa y ciega de media naranja decorada con pinturas al fresco que están realizadas alrededor de 1590, por el pintor toledano Blas de Prado.
La decoración de la cúpula se va a organizar en tres círculos concéntricos:
En el más exterior aparece la representación de la venida del Espíritu Santo. El segundo círculo está dividido en 16 compartimentos, que van alternando su tamaño; apareciendo en los más estrechos figuras femeninas con elementos simbólicos como palmas, mientras que en los de mayor anchura se desarrollan diversas escenas de la vida de Moisés y de Salomón. En el último círculo aparece un coro de ángeles rodeados de luz celestial.
Entre las principales características de estas pinturas debe destacarse:
Por un lado, la composición de la escena principal, en la que utiliza diversas figuras para unir los distintos grupos que aparecen. Por el otro lado, se debe señalar la utilización de una gran variedad de escorzos y la monumentalidad y rotundidad de unas figuras que muestran, además, gran serenidad en sus gestos y expresiones.
La otra edificación que se mantiene de la villa del cardenal es una construcción de carácter secundario formada por varias salas denominada Cuarto de verano.
En este espacio destaca especialmente la decoración de los techos abovedados de la sala central, donde aparecen unos frescos con una iconografía de motivos clásicos de gran interés como figuras mitológicas, niños danzantes, tritones, esfinges, diversos tipos de animales monstruosos y otros elementos como guirnaldas y candeleros.
En las esquinas aparece una decoración de templetes de los que parten estructuras que van a servir como soporte a otras figuras.
El director de cine Pedro Almodóvar rodó en este escenario su película La Piel que Habito (2011)
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Quinta_de_Mirabel
http://abierto.toledo.es/open/urbanismo/03-CIGARRALES/Memoria/Historico.pdf
http://abierto.toledo.es/open/urbanismo/03-CIGARRALES/Memoria/Historico.pdf
No hay comentarios:
Publicar un comentario