Este barrio de Toledo es un lugar único.
Lleno de calles estrechas que le hacen a uno sentirse aprisionado.
Lleno de calles estrechas que le hacen a uno sentirse aprisionado.
No quedan restos de la muralla que cercaba la judería toledana y que por las noches siempre cerraba. Pero sin embargo, al pasear por estas calles se puede sentir lo que vivieron sus habitantes hasta 1492, año en que se produjo la expulsión del pueblo judío.
Al final del paseo torcemos a la izquierda por la calle de las Bulas, que se llama así porque allí estuvo la imprenta donde se hacían las bulas de la Santa Cruzada.
Es esta una calle retorcida y a la que se abren bastantes callejones sin salida.
En los muros se puede sentir que guardan numerosas leyendas, subterráneos, historias…
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