En la madrugada del 2 al 3 de agosto los británicos comenzaron su movimiento, en tanto Cuesta mantenía su retaguardia frente al Alberche para disimularlo.
El día 3 los dos generales aliados se enteraron (gracias al trabajo de reconocimiento de los guerrilleros españoles, especialmente las partidas montadas de Julián Sánchez “el Charro”, que ya el 29 escribió dando cuenta de que había treinta o treinta y cuatro mil franceses en camino desde Salamanca hacia el puerto de Baños) de que esos 15.000 franceses que esperaban encontrar eran la vanguardia de tres cuerpos de ejército franceses.
El mismo día 3 los hombres de Soult interceptaron a su vez un correo de Wellesley cerca de Plasencia. De esta forma ambos mandos tuvieron simultáneamente un cuadro claro de la entidad y situación de la fuerza enemiga, y la evidencia era que los franceses contaban con la superioridad numérica.
Todo esto trastocó los planes de ambos ejércitos. Soult se dedicó a localizar a Wellesley para entablar batalla contra él, mientras que éste buscaba la manera de poner tierra de por medio entre sus tropas y las francesas.
Cuesta se vio obligado a impartir órdenes para que en la tarde y noche del día 3 sus fuerzas abandonaran Talavera, actuando como soporte y segunda línea de los británicos. Detrás de sí dejó una escasa retaguardia para engañar a Victor acerca de su presencia en Talavera, de manera que esta amenaza no se uniera a la de Soult.
Wellesley era en no poca medida el responsable de una situación potencialmente catastrófica. El mariscal Beresford había pasado la campaña entera sin órdenes, por lo que no había sido de ayuda. El general Wilson estaba demasiado alejado para poder reclamarle de vuelta y que se uniera al grueso de su ejército en la retirada.
Este general estaba con su fuerza cerca de Escalona. Al menos estas tropas sí aportaron algo a la retirada aliada. Víctor pensaba que la división de Wilson era el grueso del ejército británico que buscaba flanquearlo, y por ello se retiró del Alberche a Santa Olalla y luego a Maqueda, e incluso el 3 de agosto planeaba retirarse a Móstoles. Demasiado lejos, por tanto, para estorbar la retirada de Wellesley.
La única línea de retirada de Wellesley hacia el sur era Puente del Arzobispo, y hacia allí convergieron los dos ejércitos aliados. Cuesta llegó temprano por la mañana el día 4 de agosto encontrándose con los británicos; Wellesley le informó personalmente que la avanzada francesa se encontraba ya en Navalmoral de la Mata, y avanzaba hacia Oropesa y Puente.
Aún hizo Cuesta un último intento por convencer a Wellesley de que juntos aplastaran a la vanguardia enemiga, unos 12.000 soldados. Dado que los franceses avanzaban en tres escalones -primero las tropas de Mortier, luego las de Soult, y detrás las de Ney-, era un plan factible, y aún hubieran tenido tiempo para replegarse hacia Puente.
Pero Wellesley no quiso saber nada de este plan, y según las órdenes impartidas antes de ver a Cuesta su ejército comenzó a cruzar el río Tajo mientras las tropas del general español cubrían la maniobra. La 5ª división española se encontró de repente con sus flancos al aire y hubo de replegarse hacia Oropesa. Allí también se concentraron las fuerzas de la retaguardia española, las divisiones de los generales Zayas y Duque de Alburquerque. Los británicos avanzaron ese mismo día hacia Deleitosa, ya al sur del Tajo, con la intención de avanzar luego hacia el oeste para bloquear cualquier intento de cruce del río por el puente de Almaraz.
Por fin, el día 4 por la tarde, la vanguardia francesa (fuerzas del cuerpo de ejército de Mortier) localizó la posición aliada en Oropesa. Pero al ver la fuerza desplegada contra él se detuvo y pidió refuerzos a Soult. Al día siguiente, ante la evidencia de que el número de los franceses que se le enfrentaban iba en aumento, Cuesta retiró a su ejército hacia Puente pra cruzar también el río. Desde luego, no estaba en condiciones de enfrentarse él sólo aunque fuera únicamente a dos de los tres cuerpos que se le aproximaban.
El vado de Azután sobre el Tajo, aguas arriba de Puente, estaba impracticable, o así se lo dijeron al Duque de Alburquerque. Cuando el día 5 las tropas de Cuesta cruzaron el puente de Puente del Arzobispo lo bloquearon con una barricada fija, y pusieron guardia al sur de dicho puente y de los vados. Incluso se desplegó la artillería en el cerro San Juan, elevación desde la que se domina la localidad de Puente del Arzobispo. Estas medidas se consideraron suficientes para prevenir un cruce del río Tajo.
Durante los días 5 y 6 los franceses se dedicaron a tomar las posiciones abandonadas por Cuesta. Ese mismo día 6 Victor volvió a ocupar Talavera haciéndose cargo del cuidado de los heridos británicos que no sufrieron ningún tipo de violencia, y el día 7 sus patrullas de caballería enlazaban con las fuerzas de Soult. También durante ese día Cuesta retiró al grueso de sus tropas hacia la Mesa de Ibor, una posición fácilmente defendible. La razón que alegó para ello era la escasez de provisiones en los alrededores de Puente. Dejó vigilando el puente y el vado a la 5ª de infantería y a la 2ª de caballería, sus mejores unidades.
El cruce en fuerza de un curso de agua que permitiera el vadeo de una fuerza de infantería no era algo imposible. Ya se ha descrito cómo los días 23 y 24 de julio los aliados pensaban hacerlo en Talavera, y en efecto lo hicieron el día 24, aunque sin oposición enemiga. El día 27 por la tarde los franceses cruzaron esos mismos vados en sentido inverso, tomando por sorpresa a los británicos que los custodiaban.
Una vez tuvieron claro el panorama, el día 8 de agosto los franceses forzaron el vado de Azután con caballería apoyada desde la otra orilla por el fuego de infantería. La fuerza de asalto francesa sorprendió a los españoles, inferiores en número, de tal manera que después de un corto combate tuvieron que retirarse las fuerzas hacia la segunda línea, la división del general Bassecourt, que se creyó amenazado de flanqueo, y por tanto reculó, a la vez que enviaba mensaje a Cuesta pidiendo refuerzos. Estos refuerzos llegaron en forma de la otra división española de caballería y la vanguardia al mando de Zayas.
Pero demasiado tarde: la cabeza de puente francesa era demasiado amplia y bien defendida como para pensar en derrotarla o expulsarla al otro lado del río. En consecuencia la fuerza española se retiró hacia la Mesa de Ibor, una posición mejor para la defensa del ejército, con sus líneas de comunicación hacia Trujillo y Cáceres asegurada, y el flanco izquierdo, aunque a distancia, guardado por la posición de las tropas de Wellesley. Soult se dio cuenta de todo esto, y de que los británicos se le habían escurrido de entre los dedos.
Ahora, con líneas de comunicaciones expeditas, los flancos libres de enemigos, y espacio para retroceder, se hallaban casi fuera de su alcance. Además comenzaron a surgir desavenencias entre los comandantes de los cuerpos de ejército implicados, a causa de la complicada estructura de mando en campaña del ejército napoleónico en ausencia del propio Napoleón. En definitiva, el ímpetu francés se había evaporado. Soult ordenó detenerse a sus tropas sin tratar de explotar el pequeño éxito conseguido en Puente del Arzobispo. La ofensiva francesa había terminado.
Esquema resumido de la acción de Puente del Arzobispo. Los franceses aprovecharon la sorpresa con que siempre cuenta un atacante para elegir el lugar y el momento del asalto para crear una cabeza de puente al otro lado del Tajo lo bastante poderosa como para poder sostenerla frente al enemigo.
José Manuel Rodríguez Gómez,
http://www.eborense.es/batalla_puente_del_arzobispo_1809.html
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