Existen varios documentos que nos hablan de la presencia de habitantes de religión judía en Lillo antes de su expulsión de España en 1.492.
Vamos a ver dos de ellos.
El primero es de 1.474 y es el repartimiento que hizo Rabí Jacó Aben Nuñes de los 450.000 maravedíes que tenían que pagar los judíos de la Corona de Castilla al Rey ese año.
De esa cantidad la aljama de Toledo, con los judíos de Torrijos y Gálvez y los que se fueron a vivir a Lillo tenían que contribuir con 3.500 maravedíes.
De esa cantidad la aljama de Toledo, con los judíos de Torrijos y Gálvez y los que se fueron a vivir a Lillo tenían que contribuir con 3.500 maravedíes.
No sabemos si antes existía una comunidad judía en Lillo ó era de reciente creación, pues dice en la relación "los que se fueron a vivir a Lillo" como si fuera un hecho reciente.
Parece ser que cada vecino pagaba 50 maravedíes (recordemos que vecino no equivalía a habitante, si no que por cada vecino solía haber otros cuatro habitantes mas), pero al pagar los judíos de Lillo junto con los de Toledo, Torrijos y Gálvez no podemos saber cuántos había en Lillo.
El segundo documento que nos habla de la existencia de judíos en Lillo en el siglo XV y más concretamente en el año 1.492, año de su expulsión de España, se encuentra en el Archivo de Simancas. Se trata de una carta fechada en Medina del Campo el 19 de Marzo de 1.494 y dirigida por los Reyes Católicos al corregidor de Toledo.
La cuestión, resumida, es que allá por el año 1.492 vivían en Lillo dos judíos llamados Manrique y Resillo a los que les debían la cantidad de 20.000 maravedís más o menos por mercaderías y paños que habían vendido.
A su vez ellos eran deudores de 21.000 maravedis. Cuando llegó el momento de su expulsión de España el vecino de Lillo Pero Sánchez de Vargas se hizo cargo de las deudas de sus dos vecinos judíos con la condición de que el cobraría las cantidades debidas a los dos judíos, pero como fueron embargadas las deudas que se tenían con los judíos, se vio en la difícil situación de que no podía cobrar lo que se le adeudaba.
Es por esta razón por lo que solicitó de los Reyes el levantamiento del embargo que pesaba sobre las cantidades debidas a los citados Manrique y Resillo.
Lo interesante del documento es que nos habla de la existencia de judíos en Lillo en el momento de la expulsión, de que se dedicaban al comercio e incluso nos da sus nombres MANRIQUE Y RESILLO.
No sabemos qué sería de estos dos lilleros de hace más de 500 años, de sus descendientes, etc. pero es bonito pensar que quizás en algún lugar del mundo aun exista una familia de judíos sefardíes que recuerden que sus antepasados provienen de una pequeño pueblo llamado Lillo en la lejana Sefarad.
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