Los estudios realizados en las fases topográfica y analítica han permitido caracterizar las principales técnicas de trabajo empleadas por los orfebres de Guarrazar y su comparación con Torredonjimeno.
Como se aprecia en la Tabla 1, la mayor parte de las técnicas identificadas se manifiesta por igual en ambos conjuntos, incluyendo la de la soldadura, que constituyó el procedimiento básico para la unión entre los distintos elementos de las piezas.
En ambos conjuntos, su aplicación se realizó mediante la interposición de un material de base Au-Ag con menor punto de fusión entre las partes a unir, observándose una gran calidad de ejecución.
El uso del dorado, documentado únicamente en Torredonjimeno, marca la diferencia principal en cuanto a los procedimientos utilizados, y como se ha señalado, ha servido para establecer importantes consideraciones para la interpretación de este hallazgo
Como se aprecia en la Tabla 1, la mayor parte de las técnicas identificadas se manifiesta por igual en ambos conjuntos, incluyendo la de la soldadura, que constituyó el procedimiento básico para la unión entre los distintos elementos de las piezas.
En ambos conjuntos, su aplicación se realizó mediante la interposición de un material de base Au-Ag con menor punto de fusión entre las partes a unir, observándose una gran calidad de ejecución.
El uso del dorado, documentado únicamente en Torredonjimeno, marca la diferencia principal en cuanto a los procedimientos utilizados, y como se ha señalado, ha servido para establecer importantes consideraciones para la interpretación de este hallazgo
El trabajo con láminas y chapas Las coronas y las cruces de Guarrazar muestran buenos ejemplos de la capacidad de los orfebres para recurrir a diferentes soluciones en función del tamaño, el peso y la ornamentación de los objetos, desde piezas de estructura relativamente simple, hasta objetos de gran complejidad técnica, cuyo mejor exponente es la corona de Recesvinto. En el grupo de las coronas, la de chapa simple de Cluny es la de estructura más sencilla.
Su banda está formada por un cilindro simple dividido en dos mitades unidas por charnelas (Fig. 6, 2), cuyos bordes se reforzaron hacia el interior con una cinta laminar soldada. El exterior de la diadema está decorado con tres bandas paralelas de engastes con cabujones, que se distribuyen en aparente desorden en cuanto a sus formas y colores. En los bordes superior y exterior del cilindro se disponen tramos de hilos moldurados soldados que imitan esferillas (Fig. 6, 1).
Por su tamaño y pureza de composición, esta pieza podría interpretarse como una corona real, aunque carece de las fórmulas de dedicación que caracterizan a los ejemplares de Recesvinto o Suintila. La sencillez de su estructura y técnica ornamental podría sugerir igualmente su mayor antigüedad respecto al resto de las piezas del conjunto. Otro ejemplo de las soluciones desarrolladas por los orfebres de Guarrazar son las coronas de estructura reticulada, exclusivas de este conjunto, de las que hoy conservamos cuatro ejemplares muy semejantes. Su fabricación parte de una sola pieza laminar en forma de cilindro, que se recorta mediante martillo y cincel para formar una retícula, soldándose sobre los tramos rectos láminas embutidas en forma de huso, y sobre las intersecciones, los engastes, alternando cabujones circulares y cuadrangulares
Su banda está formada por un cilindro simple dividido en dos mitades unidas por charnelas (Fig. 6, 2), cuyos bordes se reforzaron hacia el interior con una cinta laminar soldada. El exterior de la diadema está decorado con tres bandas paralelas de engastes con cabujones, que se distribuyen en aparente desorden en cuanto a sus formas y colores. En los bordes superior y exterior del cilindro se disponen tramos de hilos moldurados soldados que imitan esferillas (Fig. 6, 1).
Por su tamaño y pureza de composición, esta pieza podría interpretarse como una corona real, aunque carece de las fórmulas de dedicación que caracterizan a los ejemplares de Recesvinto o Suintila. La sencillez de su estructura y técnica ornamental podría sugerir igualmente su mayor antigüedad respecto al resto de las piezas del conjunto. Otro ejemplo de las soluciones desarrolladas por los orfebres de Guarrazar son las coronas de estructura reticulada, exclusivas de este conjunto, de las que hoy conservamos cuatro ejemplares muy semejantes. Su fabricación parte de una sola pieza laminar en forma de cilindro, que se recorta mediante martillo y cincel para formar una retícula, soldándose sobre los tramos rectos láminas embutidas en forma de huso, y sobre las intersecciones, los engastes, alternando cabujones circulares y cuadrangulares
(Fig. 6, 3). La fragilidad de la estructura de estas coronas ha provocado roturas, que en muchos casos fueron reparadas en el s. XIX con soldaduras de plomo-estaño (Fig. 4, 2), o laminillas de oro de refuerzo. La aplicación de láminas de refuerzo se ha identificado también en una reparación antigua del ejemplar del museo de Cluny (Fig. 6, 4) 3
La corona de Recesvinto (Fig. 6, 5), a la que nos referiremos frecuentemente, constituye el ejemplar de mayor complejidad estructural del conjunto, y es el mejor exponente de los conocimientos técnicos y de la capacidad organizativa del taller de Guarrazar. La estructura cilíndrica de la diadema es doble y se elaboró en dos mitades que se unen entre sí mediante charnelas. El cilindro interior es liso, el exterior incorpora una decoración calada, cincelada y repujada, con engastes y cabujones dispuestos en “5 de dados”.
Originalmente, todos los espacios calados fueron incrustados con granates. Los bordes del cilindro se decoraron con una cenefa de rosetas tabicadas incrustadas, que se rematan con hilos moldurados. A excepción de éstas, el patrón ornamental del cilindro de la corona es muy similar al observable en los brazos de la cruz procesional, pieza que consideramos como su modelo de inspiración (vid. infra).
Óscar García-Vuelta y Alicia Perea
http://revistas.ucm.es/index.php/ANHA/article/viewFile/48277/45177
La corona de Recesvinto (Fig. 6, 5), a la que nos referiremos frecuentemente, constituye el ejemplar de mayor complejidad estructural del conjunto, y es el mejor exponente de los conocimientos técnicos y de la capacidad organizativa del taller de Guarrazar. La estructura cilíndrica de la diadema es doble y se elaboró en dos mitades que se unen entre sí mediante charnelas. El cilindro interior es liso, el exterior incorpora una decoración calada, cincelada y repujada, con engastes y cabujones dispuestos en “5 de dados”.
Originalmente, todos los espacios calados fueron incrustados con granates. Los bordes del cilindro se decoraron con una cenefa de rosetas tabicadas incrustadas, que se rematan con hilos moldurados. A excepción de éstas, el patrón ornamental del cilindro de la corona es muy similar al observable en los brazos de la cruz procesional, pieza que consideramos como su modelo de inspiración (vid. infra).
Óscar García-Vuelta y Alicia Perea
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