El repujado y el cincelado son dos técnicas que adquieren una especial relevancia en la decoración de los objetos de Guarrazar y Torredonjimeno.
En Guarrazar, el mejor ejemplo lo constituyen las cuatro coronas de lámina repujada repartidas entre el MAN, Cluny y el Palacio Real.
La corona sin engastes (MAN 71205), ofrece un excelente trabajo de repujado y cincelado, que simula una labor de brocado con motivos vegetales (Fig. 7, 1-2).
La corona con engastes (MAN 71206), cuyo patrón ornamental es más simple, muestra sin embargo una ejecución descuidada, documentándose numerosos fallos de trabajo (Fig. 7, 3-4).
La comparación de ambos ejemplares evidencia el trabajo de distintos artesanos. También se observan diferencias entre las coronas de Cluny y del Palacio Real (corona de Teodosio), que combinan el repujado con el recorte de las láminas.
El ejemplar del Palacio Real presenta una buena ejecución del repujado, pero numerosas rebabas e imperfecciones en el recorte (Fig. 7, 6). El de Cluny incorpora un repujado de menor calidad, pero una decoración más elaborada, incluyendo una decoración recortada de tipo arquitectónico. Originalmente incorporaba también engastes, actualmente perdidos (Fig. 7, 5, véase y Fig. 4, 1).
Las tres inscripciones documentadas en Guarrazar, incluidas en la corona de Teodosio y en las cruces de Lucecio y Sonnica (Fig. 8, 1), también se realizaron mediante cincelado “a mano alzada” y ofrecen diferentes calidades de ejecución, no documentándose el uso de estampillas para su ejecución. La misma característica se observa también en las numerosas inscripciones de Torredonjimeno, donde el estampado sobre lámina sí se ha documentado.
Las inscripciones de este conjunto evidencian el trabajo de distintos artesanos y en algún caso parecen indicar una mayor estandarización en sus producciones. Un ejemplo lo constituye una cruz (MAC nº 25077/25350 y MAECO nº 29933/30076), en la que el nombre del dedicante –IABASTA– se añadió con una grafía distinta, ocupando un espacio en blanco (Fig. 8, 2).
Otras técnicas y procedimientos documentados en las piezas de Guarrazar nos informan de las influencias tecnológicas de este taller, y evidencian la importancia de la tradición tecnológica de la Antigüedad en la orfebrería de este período.
El calado con incrustación
El calado con incrustación está presente en la desaparecida corona de Suintila, en la corona de Recesvinto (vid. Fig. 6, 5), y en los brazos de la gran cruz procesional. El patrón ornamental de esta cruz, muy semejante al de la corona de Recesvinto, se articula mediante bandas en relieve, que incluyen pequeños motivos calados en forma de hoja, cuyos extremos delimitan el espacio para los engastes. Los bordes de la chapa se reservaron para los engastes circulares con cabujones blancos, y la zona central para los cabujones de color.
Los espacios entre las bandas incluyen figuras de roleos con calados de motivos triangulares y circulares (Fig. 9, 1).
Todos los motivos calados fueron incrustados con granates, de los que hoy solo se conservan algunos (Fig. 9, 3). Las chapas se repujaron desde el reverso para dar volumen (Fig. 9, 2).
Posteriormente, se recortaron a punzón y a cincel desde el anverso. Por sus características tecnológicas 39, podríamos interpretar esta cruz como una de las piezas más antiguas del tesoro, fechable en torno al s. VI, y ajena al taller de Guarrazar.
Probablemente fue una cruz de especial veneración fabricada en un taller extrapeninsular, que pudo haber sido enviada a Toledo como regalo regio. Por esta circunstancia, sirvió como modelo para la elaboración de la corona de Recesvinto, y para la de Suintila Incrustación por tabicado (cloisonné)
Constituye otro procedimiento antiguo, de origen oriental, que se extendió hacia el occidente europeo durante el período de las migraciones, y que llegó a caracterizar el estilo polícromo de la orfebrería de los pueblos germánicos, conociendo un mayor apogeo entre los siglos V y VI 41. Consiste básicamente en la soldadura de pequeños tabiques de oro que se disponen en ángulo recto sobre la lámina de base, o al aire. Estos tabiques se sueldan entre sí para crear un patrón ornamental a base de celdillas, que generalmente forman una serie de motivos geométricos repetidos.
En estas celdillas, se colocan posteriormente las incrustaciones, generalmente de granates, lográndose un efecto ornamental por contrastes de color. En Guarrazar, este procedimiento está documentado en las letras de dedicación de las coronas de Suintila y de Recesvinto (Fig. 9, 4), y en los extremos superior e inferior de la cenefa de rosetas entrelazadas de la banda de esta última (Fig. 9, 5).
En Torredonjimeno, se empleó en las cruces de pequeño tamaño, en algún fragmento de interpretación funcional dudosa, y especialmente en los colgantes con forma de letra, en los que se conserva algún granate (Fig. 9, 6).
Óscar García-Vuelta y Alicia Perea
http://revistas.ucm.es/index.php/ANHA/article/viewFile/48277/45177
No hay comentarios:
Publicar un comentario