Las palabras en sí carecen de vida, de intención, de sentimiento y de textura.
Son significantes a cuya forna expresiva se le hace mudar o quedar inalterada corno rancia y venerable o llevada a contenidos conceptuales diferentes del de origen o al olvido.
Son significantes a cuya forna expresiva se le hace mudar o quedar inalterada corno rancia y venerable o llevada a contenidos conceptuales diferentes del de origen o al olvido.
Las palabras usadas diariamente son arañadas, heridas, dañadas, inquietadas, respetadas, humilladas, enmendadas, guardadas. El empleo de las voces nunca es inocente.
Unas alteraciones se asimilan al vocabulario homologado de los usos cultos y otras quedan relegadas al lenguaje popular, que luego será en parte, a veces, robado por los intelectuales.
La expresión popular es manifestación de una sabiduría elemental indefensa y celosa.
La expresión popular es manifestación de una sabiduría elemental indefensa y celosa.
Sus términos o giros se repliegan precavidos y desconfiados, en fijeza y ultimación, resolución heroica, acaso.
A continuación presentamos un muestreo de voces no registradas en la última edición del Diccionario de la Real Academia Española de la lengua: (lIgará, (chaparrón fuerte dc grani=ao nieve); almiar (montón de paja); aneguillas (semillas que se mezclan con el trigo y ensucian de negro la harina); aparranm~~'e (verbo que indica la acción de colocarse en una postura perezosa de abandono y dejadez, bien estando sentado, bien dejándose caer en un sitio); atalar (acabarse, acortarse); atascado (atravesado, trabado), bracilera (correas para colgar a los hombros el zurrón); hernandillo Uoven o mujer que llevaba la comida a los segadores, hacían y limpiaban las casas de labor labranza); guijo (de gu(ja, piedra, masa de chorizo frito), ¡¡ajo (trozo de goma que se pega en laparte de atrás de las abarcas); laborintón (lioso, que todo lo enreda o 10 revuelve); ¡antero (dícese de la persona ya entrada en años); machaeandero (especie de mortero, donde se majan las especias); mandilón (hombre cobarde, figuradamente se aplica a la persona que está sujeta a la influencia de la madre); penterre (indisposición súbita, soponcio, desmallo); sogato (fuego o lumbre de leña recia y paja, o picón o carbón del brasero, se emplea: «en estar al calor de la lumbre brasero, etc.»); vilano (de milano), flor de cardo); zara (se dice de los gallos de color grisáceo y de gran fuerza y valentía, se aplica también al hombre valentón: parecer un gallo zaro). Otros vocablos aparecen registrados en la Real Academia, pero con distinta aceptación, así: allJentestafe, equivalente a la intemperie, al descubierto:
Esta labranza está alhenlestafe; ahijadera, pocilga, zahurda, briscano, se aplica a la cabra de color amarillo o de la plata
ARCAÍSMOS LÉXICOS
No debemos los toledanos menospreciar nuestras hablas locales y populares ya que
es de suma importancia conocer la lengua peculiar de nuestra provincia y sus diversidades
comarcales,
De una parte, se llega así al conocimiento del habla de cada día y de las
hablas que no tuvieron cultivo literario y, de otra, a la concepción del lenguaje como
actividad humana y, por tanto, sometido en todo momento a una moderación activa por
parte de cada hablante.
El léxico constituye el aspecto más curioso e interesante del habla de Toledo porque
aprender o saber una palabra es una forna de aprehender o poseer ese objeto que antes
se nos escapaba de las manos, pasando así a formar parte de nuestro cosmo intelectual
y lingüístico.
Hoy día los toledanos nos servimos de muchas voces (arcaísmos de empleo general)
de diversas antigüedades, cuyo significado no es ya usual en la lengua oficial.
Entre
otras muchas pueden citarse las siguientes: aparente (adecuado, conveniente), caña
(pierna), curioso (cuidadoso), infante (niño de corta edad), lienzo (sábana), medrar
(crecer), nación (nacimiento, «este niño es tonto de nación»), pesca (pescado), papel
(periódico), parte (aviso, recado), porla (cemento, derivado de Portland, marca de
cementos), Igualmente, la lengua general ha olvidado palabras usuales en la provincia
de Toledo como cristianizado (bautizado), bateo (bautizo), regoldar (eructar), regüeldo
(eructo), gormar y gormatera (vomitar y vómito), gazuza (hambre), testa, tiesta o
tiesto (cabeza), trefudo (musculoso), talabardero (el que hace alabardas ),fuella (huella),
calonfrío (escalofrfo), garguero o galguero (esófago, garganta, tanto de los hombres
como de los animales), zahones (delanteras).
De igual modo son de destacar en nuestra provincia una serie de fenómenos de
analogía, cruce de palabras, asociación y etimología popular de nuestro vocabulario,
que se manifiestan con extraordinaria frecuencia y generalidad, cuando el hablante del
pueblo encuentra opacidad en las palabras, y entonces trata de darles una transparencia
de la que para él carecían, dando lugar a fonnaciones léxicas más o menos estables.
Algunas de ellas serían, entre otras: andalias (sandalias), en la que se produce una falsa
separación del artículo en la concordancia del plural (la -s de andalias y etimología
popular andar), arzuelo o anzuelo (orzuelo), cambrión, cambrio, o cambión (camión)
utilizando en la frase: «apartate a la paire que viene un cambrim,;fomentar (fennentar), tiricia (espeluzno, asociado con tiritar), tullido (entumecido), tomatosis (mixomatosis,
enfermedad de los conejos, asociado con tomate), chicoténico (psicotécnico, asociado
con chico), ascuilla (escudilla, relacionado coa ascua), hizconcta (bisojo), manjorista
(hermafrodita, relacionado con flor).
ARCAÍS'IOS VERBALES
El diálogo dC:' /w; lengua,') o de las propiedades dc! hablar (157?) del vallisoletano
Damasio Frías alude a la diferenciación interior del lenguaje y de cualquier comunidad
idiomática, y dice así: «¡Variedad ... hay de usos y de diferencias de hablar, no digo en
todo un reino, no en toda una nación, pero aún en cualquier provincia, y no sé si en
cualquier ciudad!
¡Cuán diferente os parece que es la lengua castellana (se decía de la
de Castilla la Vieja) de la andaluza en muchas cosas! ¡Cuán diferentes de entrambas, en
algunos términos la del reino de Toledo!".
El asunto de los arcaísmos morfológicos en Toledo es el siguiente: existen muchos
hablantes que a la hora de emplear un verbo en su forma condicional o en imperfecto.
hacen uso de la forma -ie: (comíe, diríc) en vez del morfema -ía (comía, diria) que es
el correcto para los verbos de la segunda y tercera conjugación.
Origen del fenómeno: Las desinencias -cha, -iba del imperfecto latino dieron en
castellano -ía.
De esta forma en la lengua romance se decía comía, reía. sería o moría.
Ahora bien, durante la Edad Media se produjo un desvío, pbr el cual en los textos
podían encontrarse formas en -íe (servíe, teníe, etc.). Este tipo de imperfectos y
condicionales se empicaban en castellano desde el siglo XI al XIV para después
desaparecer. aunque no totalmente.
Existen testimonios de los siglos XVI y XVII, que nos.prueban su supervivencia, al
menos en Toledo. El doctor Villalobos dijo en el siglo XVI que «hacien en era un
defecto de pronunciación« con que los toledanos ensucian y ofuscan la polideza y
claridad de la lengua castellana".
Gonzalo Correas, en el siglo XVII testifica que las
formas -íC:', -íes, -íe, -íemos, -íeJeas. -íen (en vez de había, habías, cte.) todavía se
empleaban en Castilla la Nueva, La Mancha y Extremadura.
Rica es también nuestra provincia en arcaísmos y voces antiguas referentes a
verbos y frases verbales como: gormar y gomitar (vomitar), hiFiir (amasar).jalbegar,
principiar, rular (rodar), pizcar (pellizcar), coger o pescar el pendique, andar al
retortero. empantanar, no dar ni palotá (no dar golpe, oler a tachún (oler mal),
emjJcllicar (dejar a uno sin dinero en el juego), enliriarse (pisar un excremento),
tener horras en siesta (tener muchos objetos inservibles), echar a herreo (echar a
la calle), arganear (insistir en algo), atrochar (acortar camino), dar unos
tantarantanes (zarandear), gachupear (golosinear), atestuzar (ser cabezón), hacer
1/n go/"uño (hacer bolas de papel), Cf~furatar ofaratar (borrar, estropear), ('star en
gueto (estar apoyado).
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