16 Abr 2012
Antecedentes.
En días anteriores el autor de esta discusión inicio otra en este mismo grupo, Petroglifos, que con el título “EXTRAÑO ANAGRAMA”, tuvo por objeto la aparición y posible significado de unos extraños petroglifos de distinto tamaño y forma, generalmente cuadrada pero a veces rectangular e incluso circular, con un hoyuelillo en su centro, solitarios unas veces y acompañados de una o dos letras (NT, generalmente), otras, que en tiempos recientes había observado en las puertas de determinados templos de Ávila; símbolos de gran parecido a otros de mayor tamaño encontrados en dos montañas junto a vértices geodésicos.
En días anteriores el autor de esta discusión inicio otra en este mismo grupo, Petroglifos, que con el título “EXTRAÑO ANAGRAMA”, tuvo por objeto la aparición y posible significado de unos extraños petroglifos de distinto tamaño y forma, generalmente cuadrada pero a veces rectangular e incluso circular, con un hoyuelillo en su centro, solitarios unas veces y acompañados de una o dos letras (NT, generalmente), otras, que en tiempos recientes había observado en las puertas de determinados templos de Ávila; símbolos de gran parecido a otros de mayor tamaño encontrados en dos montañas junto a vértices geodésicos.
Cuadrilátero e iniciales NT en la iglesia de Lagunas de Somoza, León.
La primera de estas figuras de montaña, de 30x30 cm de lado, muy poco marcada y con un profundo agujero en su centro, de 8 cm de diámetro y otros tantos de profundidad, la encontré en lo alto de la Cruz del Cuervo (cerro de 952 m de cota situado cuatro kilómetros al sureste de El Barraco. (ya se han aportado fotos en la discusión “Extraño anagrama”).
Su forma y la existencia de cerámicas realizadas a mano y un asentamiento alto medieval próximos me hicieron pensar que se trataba de un antiguo petroglifo ritual, la posible representación de una deidad, máxime cuando en el Instituto Geográfico Nacional, se me aseguró que tal grabado era incompatible con posibles marcas topográficas.
Su forma y la existencia de cerámicas realizadas a mano y un asentamiento alto medieval próximos me hicieron pensar que se trataba de un antiguo petroglifo ritual, la posible representación de una deidad, máxime cuando en el Instituto Geográfico Nacional, se me aseguró que tal grabado era incompatible con posibles marcas topográficas.
La segunda de estas marcas de montaña la encontré hace unos años en el cerro de La Cabeza del Oso, de 1.001 m de altura, situado junto al Real de San Vicente, Toledo, en cuya parte alta existió un castro vettón.
Un enorme cuadrilátero, de 40x40 cm de lado con un profundo hoyo en su centro, profundamente grabado, en torno al cual existen tres grupos, de dos y tres figuras cada uno, de aspecto antropomorfo, conjunto de grabados de claro aspecto ritual.
Un enorme cuadrilátero, de 40x40 cm de lado con un profundo hoyo en su centro, profundamente grabado, en torno al cual existen tres grupos, de dos y tres figuras cada uno, de aspecto antropomorfo, conjunto de grabados de claro aspecto ritual.
Cerro de la Cabeza del Oso (al fondo a la derecha) donde se encuentra un gran cuadrilátero rodeado de tres grupos de supuestos grabados antropomorfos
Tras una comunicación con expertos toledanos J.C. me informó que existían otras figuras parecidas a la anterior en lo alto de otros cerros de la provincia de Toledo, entre ellos el de Castrejón de 679 m, situado al sureste de Aldeanueva de San Bartolomé (en el cual se han producido numerosos asentamientos al menos desde el Cobre).
Sobre su posible función se me dijo que estas figuras podrían tratarse de protohistóricas marcas de visualización, de propiedad, o de dominio del territorio.
Sobre su posible función se me dijo que estas figuras podrían tratarse de protohistóricas marcas de visualización, de propiedad, o de dominio del territorio.
Hoy mismo, día 11 de abril, me informaba Manuel Pérez, profesor de topografía de la Universidad de Salamanca, que hace algún tiempo encontró un pequeño triángulo con un taladro en su centro grabado debajo de un vértice geodésico sobre un cerro de la zona del puerto de la Paradilla, Madrid.
Hace unos meses, Santiago Z., miembro de Terrae, tuvo la suerte de hallar una de estas figuras, pero de muy pequeño tamaño (11x11 cm.), sobre unos peñascos con un refugio rocoso bajo ellos, al suroeste de Burgohondo (Ávila).
A la figura le acompañaba una pequeña cruz griega y un retoque oval en la roca que envolvía ampliamente los petroglifos.
A la figura le acompañaba una pequeña cruz griega y un retoque oval en la roca que envolvía ampliamente los petroglifos.
Cuadrilatero y cruciforme encontrados en Burgohondo por Santiago Z.
A principios del año actual cuando investigaba sobre otras cuestiones en la zona de Villanueva del Campillo (Ávila), me sorprendió la presencia, en el mismo centro de la piedra umbral de la puerta meridional, de un pequeño rectángulo de 8x6,5 cm. con un hoyuelillo en su centro, flanqueado por las letras mayúsculas “NT”, figura que relacioné con las anteriores marcas y con la función mágico ritual que presumía a estas.
Recorrí todas las Iglesias del Valle Ambles y hallé está figura (unas veces sola, y otras acompañada de una o dos letras), en diez de ellas. Después busqué en los templos de sus alrededores y la encontré en doce más, todos ellos levantados o reformados en el siglo XVI. Donde no lo hallé observé obras posteriores de acondicionamiento que pudieron hacerla desaparecer.
El referido símbolo con o sin letras apareció siempre sobre la piedra inferior de la puerta que da paso al templo o en las inmediatas de la solera. En Ávila, siempre en la puerta meridional, la principal y porticada. Las dimensiones del cuadrilátero rondaban los 6-11 cm. de lado.
Cuando aparecían las referidas letras (la mitad de los casos, aprox.) o flanqueaban la figura o se encontraban junto a uno de sus costados. En un caso (Padiernos, Avila), las letras, son DN; en otro (el Oso, Ávila) la figura es un círculo exento de letras; en la abadía de Burgohondo, puerta norte, hallé dos de estas figuras, ambas sin letras.
El referido símbolo con o sin letras apareció siempre sobre la piedra inferior de la puerta que da paso al templo o en las inmediatas de la solera. En Ávila, siempre en la puerta meridional, la principal y porticada. Las dimensiones del cuadrilátero rondaban los 6-11 cm. de lado.
Cuando aparecían las referidas letras (la mitad de los casos, aprox.) o flanqueaban la figura o se encontraban junto a uno de sus costados. En un caso (Padiernos, Avila), las letras, son DN; en otro (el Oso, Ávila) la figura es un círculo exento de letras; en la abadía de Burgohondo, puerta norte, hallé dos de estas figuras, ambas sin letras.
Hasta la fecha este anagrama se ha encontrado, en ocho templos de la provincia de Salamanca (zona de la Fuente de San Esteban), casi siempre exento de letras; en tres templos de Burgos; en dos de León, en dos de Cantabria, en uno de Asturias y en otro de Cáceres,… pero se encontrará en muchos más lugares.
Consecuencia de la discusión inicial en el grupo Petroglifos de Terrae, tuvimos noticia por Viriato, creador del grupo, de la existencia, en Picu Berrubia, Asturias, de otra de estas figuras: un cuadrilátero de 18 cm de lado con un agujero en su centro, de 4,5 cm de diámetro y 9 de profundidad (Los grabados rupestres del Picu Berrubia, Ángel De Blas Cortina). Esta figura se encuentra en un pequeño promontorio rocoso coronando dos esbeltos grabados de cierto aspecto antropomorfo que tienen por base sendas líneas en zig zas, especie de “M”, que se interpretan como piernas flexionadas.
Otras opiniones. Puesto el asunto en conocimiento del investigador abulense y amigo Dámaso Barranco, entre otras, llegó a la conclusión de que tal anagrama (cuadrilátero y letras o solo este) por sus características y lugar donde se encontraba (puertas de los templos principalmente), podía tratarse de un símbolo cósmico o atropopaíco (talismán protector de los templos sobre las influencias malíficas), de una especie de Mandala o cuadrado terrestre que, dada su generalidad, pudo tener su origen en alguna disposición de las nuevas ideas del Concilio de Trento (Dios hecho presente en la ostia consagrada como “Unidad indivisible y latente de la realidad de un Dios Transustanciado”). Ya había observado Dámaso este mismo símbolo sobre el costado del Arca de la Alianza, uno de los grabados que figura en la Custodia de Ávila, realizada por Juan de Arfe en el año 1571. Las letras NT, según Dámaso, podrían significar: “Natura in Templum Trasmutatur”.
En similar línea de opinión me expresaba en mi fugaz entrada en la página principal de Terrae: LA IMAGEN DE LA DEIDAD. El Mandala, basándome, entre otras cosas: en que cuadriláteros, rectángulos, triángulos, círculos, etc., con punto central, son SÍMBOLOS que desde la antigüedad, han venido representando, de una manera abstracta, e incluso concreta (caso de la Trinidad cristiana), a la DEIDAD o cuando menos han desempeñado una función mágico ritual; y, sobre todo, por los lugares en que se ha explicado que han aparecido todas estas figuras (en lo alto de montañas donde han existido antiguos asentamientos, junto a supuestos santuarios rupestres, en las puertas de los templos, …).
La pista. Pero fue doña Alicia Canto, miembro de Terrae, quien nos puso sobre la pista del auténtico significado de las misteriosas figuras (cuadriláteros, rectángulos, etc.) que, acompañados o no de letras, hemos estado encontrando en las puertas de los templos e incluso en los cerros: un significado relacionado con los trabajos de topografía y no de carácter mágico ritual (ver discusión EXTRAÑO ANAGRAMA, del grupo Petroglifos).
Manual de trabajos topográficos. En este sentido expongo a continuación algunas cuestiones relacionadas con el fenómeno que se está tratando, extraídas del manual de “Instrucciones para los trabajos topográficos” publicado por la Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico de 1878, que nos hizo llegar a la discusión nuestro compañero Abo; las cuales, además de servirnos para aclarar todo este asunto, nos serán de gran interés para nuestras investigaciones futuras y aún para reconsiderar otras ya efectuadas. En el capitulo TRIANGULACIÓN, y en relación con los vértices geodésicos, refiere el manual:
Página 8, punto 7.- “El encargado de la triangulación (…) reconocerá el terreno (…) y después procederá a la elección y señalamiento de los vértices,…”.
Página 10, punto 12.- “Los vértices se señalarán en el terreno con un taladro de 6-8 cm de diámetro y de 40-50 de profundidad en cuyo fondo se clavará una estaca, rellenándolo después completamente de polvo de carbón y cubriéndolo todo con un mojón piramidal de tierra o piedras de 50 cm de altura que tenga por base un triángulo de un metro de lado.
Cuando los vértices se sitúen en roca, el taladro será del mismo diámetro; pero su profundidad se reducirá a 10 cm quedando colocado en el centro de un triángulo, cuyos lados, grabados a cincel en la misma roca tengan 20 cm de longitud. Estas señales se referirán a tres objetos cercanos y fijos, como árboles, cercas, rocas, etc., los cuales se señalarán grabando las iniciales “TT”. Cuando no haya objetos próximos a que referir un vértice, se clavarán tres estacas a menos de 20 m de el que servirán de referencias”.
Cuando los vértices se sitúen en roca, el taladro será del mismo diámetro; pero su profundidad se reducirá a 10 cm quedando colocado en el centro de un triángulo, cuyos lados, grabados a cincel en la misma roca tengan 20 cm de longitud. Estas señales se referirán a tres objetos cercanos y fijos, como árboles, cercas, rocas, etc., los cuales se señalarán grabando las iniciales “TT”. Cuando no haya objetos próximos a que referir un vértice, se clavarán tres estacas a menos de 20 m de el que servirán de referencias”.
En el capitulo SEÑALAMIENTO DE LOS MOJONES Y DE LAS LÍNEAS DE TÉRMINO, refiere el manual:
Página 36, punto 67.-: “Todos los puntos de estación de brújula se marcarán en los mojones de piedra o rocas con la letra “L”.
En el capítulo NIVELACIÓN, refiere el manual:
Página 54, punto 121.- “Las líneas de doble nivelación tienen por objeto referir a las mediciones de precisión un punto de partida, por lo menos, en cada término municipal. Estas líneas se nivelarán marchando la segunda vez en sentido contrario de la primera.
Punto 122.- El punto de partida de la nivelación topográfica se marcará en la población sobre un paraje bien conocido y estable prefiriéndolas losas, sillares de los pórticos de las iglesias, casas consistoriales, edificios sólidos, bien sean públicos o particulares, u otros monumentos o construcciones que hagan presumir larga duración; en defecto de todos ellos, en sillares labrados que se empotrarán sólidamente en el suelo.
Estos puntos se señalarán grabando a cincel las letras N.T. y a su derecha un rectángulo que circunscriba la sección de la mira; este rectángulo debe estar situado de modo que se pueda colocar un portamira suficientemente alejado de columnas, paredes, u otros obstáculos,… )”.
Estos puntos se señalarán grabando a cincel las letras N.T. y a su derecha un rectángulo que circunscriba la sección de la mira; este rectángulo debe estar situado de modo que se pueda colocar un portamira suficientemente alejado de columnas, paredes, u otros obstáculos,… )”.
CONCLUSIONES. Terminada la investigación sobre todos estos “extraños”, anagramas, he llegado a las siguientes conclusiones:
En cumplimiento de las instrucciones del referido manual “Instrucciones para los trabajos topográficos”, para el levantamiento del plano topográfico de escala 1/50.000, y el deslinde de los términos municipales, el personal del Instituto Geográfico y Estadístico, entre el último tercio del siglo XIX y el primero del XX, realizó una ingente cantidad de marcas en puntos dominantes del terreno y en edificios notables (muchos de ellos religiosos) que, pese al poco tiempo transcurrido, han quedado en el olvido.
Conocido el tipo de marcas que el referido manual ordena realizar y las que realmente se observan en el terreno se comprueba que los topógrafos realizaron su trabajo con cierta anarquía realizando cuadriláteros o círculos cuando debían ser triángulos o rectángulos, realizando las figuras de distinto tamaños, permitiéndose añadidos discrecionales, omitiendo letras que debían acompañar a las figuras o situándolas en posiciones distintas a las que debían tener, etc.
Las características de estas marcas, la forma en que han aparecido (aisladas o formando conjunto), y los lugares donde se encuentran, ha dado lugar y lo seguirá dando, a que sean interpretadas como petroglifos mágicorituales pertenecientes a distintas épocas (del Cobre a la Edad Moderna, generalmente).
Sin ninguna duda, todos los símbolos (cuadriláteros, rectángulos y círculos acompañados o no de una o más letras, N. T. generalmente) que han encontrado en las puertas de los templos españoles que se han referido, son consecuencia de las labores de “nivelación topográfica” de precisión realizadas entre el último tercio del siglo XIX y el primero del siglo XX, determinando la figura, el punto exacto donde se situó el instrumento denominado mira.
Antiguos instrumentos para realizar mediciones topográficas. La mira es lo que sostiene la persona de la derecha.
Los petroglifos (cuadriláteros, generalmente, con un hoyo en su centro), que solos o acompañados de determinadas letras (T o L, generalmente, situadas a menos de veinte metros de ellos), se encuentran en lo alto de cerros o puntos dominantes algunos de los cuales han venido gozando de la consideración de santuarios rupestres o asimilados, deben ser revisados pues la mayor parte de ellos se corresponden con las referidas marcas topográficas de identificación de los viejos vértices geodésicos siendo buen ejemplo de ello los dos casos siguientes:
Supuesto santuario rupestre del cerro de la Cabeza del Oso.
El grupos de grabados situados en su cumbre (un enorme cuadrilátero de 40x40 cm., y los tres grupos de petroglifos, de aspecto antropomorfo, situados en torno a el) se corresponden sin ninguna duda con la señalización topográfica de un antiguo vértice geodésico y de ninguna forma con un santuario rupestre del Bronce.
Gran cuadrilátero, con brabados añadidos, del cerro de la Cabeza del Oso.
Una de las parejas de supuestos antropomorfos (son dos T) con un pequeño cruciforme entre ellos, situados en torno al cuadrilatero del cerro de la Cabeza del Oso.
Grabados rupestres del Picu Berrubia. En línea con la apuntado, los grabados de las zonas 1 y 2 del Picu Berrubia, Asturias, estudiados en la década de los setenta del pasado siglo por el arqueólogo Miguel Ángel de Blas Cortina, son, con toda probabilidad, otro conjunto de marcas topográficas relacionadas con los deslindes municipales y señalamiento de un viejo vértice topográfico de los llamados hoy auxiliares o de 4ª categoría.
Como se puede ver en uno de los dos dibujos de la denominada zona 1, que he calcado a falta de poder hacer otra cosa, las figuras se rematan con una crucecilla cristiana de peanilla circular y llevan en su base “una figura en forma de M con los extremos en bucle”, figura que, con toda posibilidad, se trata de la letra M, inicial de La Mortera en cuyo término municipal se encuentra la señalización.
Grabado de la zona 1 del Picu Berrubia, Asturias.
Un signo, similar a este encontré hace años en el Cerro de El Berrueco, situado entre Ávila y Salamanca. La letra M en este caso alude al deslinde de Medinilla.
Grabados de delimitación del termino de Medinilla, Ávila, en el cerro del Berrueco
En esta misma zona 1 de grabados De Blas halló: “varios números modernos grabados que siguen la sucesión correlativa del 1 al 6. a la izquierda de los números, y a mayor altura, existe otro grabado cuyo trazo recuerda una N o tal vez un 1, con la rama oblicua hacia la derecha, en vez de hacia la izquierda y del que parte una línea corta.”,… grabado que, seguramente, se trata de una L indicativa, como sabemos, de un punto de estación de brújula que debía marcarse en los mojones de piedra o en las rocas; lo cual, unido a la técnica de los grabados, termina, a mi juicio, de desvirtuar la presunción que de tales petroglifos pertenezcan a la prehistoria o Edad Antigua.
En cuanto a los petroglifos de la denominada zona 2, situada unos metros por encima de la anterior, está claro, sabido todo lo anterior, que se trata de una de las figuras que identifican los antiguos vértices geodésicos: un cuadrilátero que, según
De Blas, tiene 18 cm de lado y un agujero central de 4,5 cm. de diámetro, medidas que creo erroneas pues es evidente, viendo la foto, que el agujero central debe tener mayor tamaño. No tardaré en comprobarlo personalmente.
Grabado que identifica a un antiguo vértice geodésico en Picu Berrubia, Asturias.
De Blas, refiere que en torno al cuadrilátero existen dos cruciformes figuras que, dada la discrecionalidad con que trabajaban los topógrafos, cumplen la función de esas T, que debían existir a menos de 20 m. de la figura para indicar puntos de referencia. Está claro que De Blas no conocía entonces lo que nosotros sabemos hoy.
"Clavo" que identifica a un moderno punto de nivelación topográfica de precisión en la Subdelegación del Gobierno de Ávila.
Decir finalmente, que espero que todo lo expuesto nos sirva en el futuro para evitar errores de interpretación, como el que yo cometí, sobre este tipo de elementos; y agradecer a todos los miembros de Terrae que han intervenido en la anterior discusión, su participación y aportaciones para esclarecer el enigma de estos “ extraños anagramas”; y también y sobre todo, sus manifestaciones de ánimo,… pero LA DISCUSIÓN CONTINUA.
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mariano Serna Martínez
Pico de los Judíos desde el norte.
El pico de los Judíos: las huellas de los chicos de Ibáñez de Ibero. Desde hace algún tiempo venía pensando en subir al espectacular pico de los Judios, situado entre Avila y Navalmoral cerca ua de este pueblo. Situado al este de la carretera que une ambas poblaciones, se trata de un espectacular cerro de rocosa cumbre enormemente descuartizada. Pensaba hallar algún elemento de culto rupestre, un altar por ejemplo, pero lo que me encontré fueron las huellas de los chicos de Ibañez de Ibero (el fundador del actual Instituto geográfico Nacional) o de alguno de sus inmediatos sucesores, llamado LEÓN HERNÁNDEZ
Inscripción dando frente al pto de mijares (la escotadura del fondo.
Y es que caía la tarde y yo sin mis gafas de ver de cerca, cuando sobre una roca redondeada y superficial, a la sombra de un piorno me pareció apreciar lo que luego resultaron ser: unas letras mayúsculas obra de una persona diestra en el oficio. LEON HE... No tarde en encontrar un triángulo isósceles, con su ángulo más agudo apuntando al norte, con un punto en el centro y una pequeña cruz griega sobre una roca más elevada situada al Sureste.
Triángulo isósceles con el ángulo más agudo apuntando al Norte.
Una huella más, anarquica a todas luces, de aquellos antiguos topógrafos. En un principio, por el lugar y el tipo de marca, pensé que se trataba de la señalización de un antiguo vértice topográfico pero en realidad se trata de un punto de la nivelación de precisión aunque se trate de un triángulo, esten ausentes las letras NT, y aparezca una crucecilla, como en Burgohondo (próximo a este lugar).
Lo del tallado del nombre es para nota de estos chicos y es que seguramente a uno de ellos le gustó tanto este cerro que decidió ponerle su nombre, como ahora ocurre con los circuitos de motociclismo o automovilismo, o con los puertos de montaña y sus curvas a los que ponen nombres de ciclistas famosos. Vamos, que mientras los compañeros de cuadrilla comían el bocadillo, charlaban o contemplaban el espectacular paisaje que se aprecia desde el, León Hernández, se afanó en grabar su nombre en lo alto del cerro danto frente al puerto de Mijares, lo cual quedará para la historia.
por mariano Serna Martínez
http://terraeantiqvae.com/m/group/discussion?id=2043782%3ATopic%3A203313
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