Hoy nos puede parecer que las carreteras son las vías terrestres pavimentadas con asfalto o adoquines y que los caminos son de tierra, pero esta situación diferenciada no es muy lejana en el tiempo. El término “carretera” se comenzó a utilizar en España con la aparición de técnicas modernas de construcción de vías en el siglo XVIII y XIX que ofrecían caminos públicos, anchos, pavimentados y dispuestos para el tránsito de vehículos.
Clasificación de las carreteras
En la primera mitad del siglo XIX las carreteras se diferenciaban en generales y transversales. En 1851 (Gaceta de Madrid de 13/05/1851) se comenzaron a clasificar en cuatro clases: primera, carreteras generales; segunda, carreteras transversales; tercera, carreteras provinciales y cuarta, carreteras locales. En cuanto a los caminos públicos, desde 1848, se catalogaron en caminos vecinales de primero y segundo orden.
Al alcanzar 1857 (Gaceta de Madrid de 29/07/1857), una nueva ordenación de las carreteras de servicio público las clasificó en de 1º, 2º y 3º orden por orden de importancia. Resumiendo ampliamente, las de 1º orden comunicaban Madrid con capitales de provincia; las de 2º orden unían capitales de provincia, municipios cabeza de partido o pueblos con una población mayor a 10.000 habitantes; y las de 3º orden podrían asimilarse a carreteras provinciales y vecinales. Esta clasificación en tres órdenes se mantuvo hasta 1940.
Con la publicación del Reglamento de Obras y Vías provinciales en 1925 (Gaceta de Madrid, 16/07/1925) los proyectos de construcción de caminos vecinales pueden asimilarse a carreteras. En la práctica o gestión, aparece una nueva institución, la Diputación Provincial de Toledo, con la capacidad de redactar, construir y gestionar estas vías comunicación.
Si bien las diputaciones ya tenían esta facultad desde la Ley de Carreteras de 1877, la Diputación Provincial de Toledo hasta entonces no había redactado proyectos de carreteras, solo los había costeado. Además, tienen lugar las primeras transferencias de carreteras desde la Jefatura de Obras Públicas de Toledo (JOPT) a la Diputación Provincial.
Finalmente, en 1940 con el Plan General de Obras Públicas, aparece por primera vez una nomenclatura alfanumérica que clasifica las carreteras en: caminos nacionales (distintivo rojo), caminos comarcales (distintivo verde) y caminos locales (distintivo amarillo).
1926. Mapa de carreteras en la provincia. Luis Barcala.
Recorrido histórico
El Plan de 1940 no indica ni las carreteras (denominadas caminos en este Plan) locales ni los caminos vecinales ya existentes. ¿Cuántas carreteras había hasta ese momento?
Las carreteras más antiguas que atravesaban la provincia de Toledo fueron la de Madrid a Cádiz (de Madrid a Andalucía), la de Ocaña a Valencia (de Madrid a Valencia por Albacete) y la de Madrid a Badajoz (de Madrid a Extremadura).
1825. Obras en carreteras (Gaceta de Madrid de 25/04/1826).
En 1852 se ordenó la apertura de la carretera de Madrid a Toledo y en esa misma década se trabajaba en los proyectos de la carretera de Toledo a Santa Olalla (inicialmente carretera de Toledo a Talavera de la Reina), que acabó siendo de Toledo a Ávila, y en la frustrada carretera de Toledo a Villasequilla por el camino de Aranjuez, cuyos trabajos fueron suspendidos a causa de la aparición del proyecto de un ramal de ferrocarril a Toledo desde la línea de Almansa.
En 1857 se crea la JOPT y comienza la “época dorada” de la construcción de carreteras y vertebración de las comunicaciones en la provincia.
“La Memoria sobre el estado de las Obras Públicas en España en el fin del primer semestre de 1859” recoge con su nomenclatura y numeración las siguientes carreteras en la provincia de Toledo:
- 1º Orden.
o Número 04. Madrid a Cádiz.
o Número 05. Madrid a Badajoz.
o Número 18. Puente de Toledo a Toledo.
o Número 19. Ocaña a Alicante.
- 2º Orden:
o Número 41. Toledo a Santa Olalla (construidos 3,3 de los 43 Km).
- 3º Orden:
o Número 13. Tembleque a Nambroca (estudiando proyecto).
o Número 14. Talavera a La Pueblanueva (estudiando proyecto).
o Número 115. Puebla de Montalbán a Portillo (estudiando proyecto).
Un año más tarde, el Plan General de Obras de Públicas (Gaceta de Madrid de 11/09/1860) dispuso las carreteras que formaban parte en dicho plan en la provincia.
1860. Gaceta.
Idéntico listado se encuentra en la “Memoria sobre el progreso de las Obras Públicas en España en los años 1859 y 1860” con un número mayor de carreteras.
1860. "Memoria ..."
Las sucesivas memorias y planes muestran diferentes catálogos de carreteras a construir por el Estado. Unas se construyeron, otras se quedaron en el papel y otras modificaron su denominación al cambiar su itinerario.
El Plan General de Carreteras del Estado de 1864 introdujo nuevas carreteras:
1864. Plan General.
1866. Plan en la provincia de Toledo (El Tajo, 10/02/1866).
El siguiente, de 1877, un número mayor:
1877. Plan General.
Cinco años más tarde, en 1883, una revisión (Gaceta de Madrid de 31/07/1883) incluyó cuatro carreteras más:
1883. Revisión.
Unas décadas después, en 1914, el nuevo Plan General de Carreteras, conocido como “Plan Ugarte”, reducía el número de carreteras y presentaba un plan “en relación a las verdaderas necesidades” indicando las travesías y puentes, las carreteras urgentes y las carreteras necesarias.
1914. Plan General.
Solo dos años más tarde, en 1916, el plan fue revisado y aunque mantenía el número de 57 obras no era idéntico.
1916. Plan General.
En cuanto a caminos vecinales, el Estado convocó hasta cinco concursos de subvenciones y anticipos de fondos destinados a la construcción de caminos vecinales entre los años 1911 y 1925.
Gaceta de 21/08/1914. II concurso caminos, admitidos.
Constituida la Sección de Vías y Obras de la Diputación Provincial de Toledo, en 1926 el Boletín Oficial de la Provincia de Toledo publicó un ambicioso Plan de Caminos Vecinales (BOPT de 30/03/1926) al que dio un orden de prioridad en 1927 y 1931 (BOPT de 15/09/1931).
1931. Plan Caminos Vecinales.
1930. Mapa de carreteras en la provincia. José Gallarza.
El Circuito Nacional de Firmes Especiales no supuso un crecimiento del número de carreteras, tan solo consiguió una mejora en los firmes de tramos de carreteras seleccionadas en la constitución de unos itinerarios llamados circuitos. Además, la Guerra Civil supuso la interrupción de la mayoría de los proyectos y, ya en 1940, apareció un nuevo Plan General de Obras Públicas que modificaría muchas carreteras en sus itinerarios originales y en sus denominaciones.
Publicado por Roberto Félix García en 9/21/2020 12:25:00 a. m.
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