A un kilómetro aproximadamente del pueblo de Ventas con Peña Aguilera, en la comarca de los Montes de Toledo, se encuentra la ermita donde se rinde culto a una pequeñísima imagen de la Virgen María con el Niño en sus brazos, conocida por la advocación del Aguila, patrona de aquella villa.
Por desgracia, la imagen fue destruida durante Guerra civil de 1936-1939, pero, acabada la guerra, se fabricó otra lo más parecido posible a la original.
Si la ermita no tiene notable interés, sí la tuvo la primitiva imagen, que describe con toda minuciosidad el Conde de Cedillo en su Catálogo monumental, número 480. Se trataba de una «imagen de metal fundido, que parece ser una aleación de plata y estaño, y primitivamente estuvo recubierta de una pintura de color rosáceo».
«La Virgen -dice el Conde de Cedillo- aparece sentada en un sillón o trono con respaldo y brazos, que forma con ella una sola pieza y va decorado con
arquillos apuntados y otras rudimentarias labores.
Trae corona de cuatro florones, toca que le cubre la cabeza y se cruza por delante bajo el cuello, túnica que le llega a los pies y una ceñida sobrevesta hasta mitad de los muslos que presenta entre ambos senos un adorno a manera de roseta.
Las mangas de la túnica son ceñidas. Un cíngulo rodea la cintura. El rostro, aunque tosco y hierático, es sonriente y tiene dulce expresión en sus ojos algo
Las mangas de la túnica son ceñidas. Un cíngulo rodea la cintura. El rostro, aunque tosco y hierático, es sonriente y tiene dulce expresión en sus ojos algo
oblicuos y en su pequeña boca. La actitud de las manos es como para sostener al Niño. Este, que es también de metal y fundido aparte, muy gastado o deteriorado, está desnudo, en pie, con las
manos levantadas, asiendo con su diestra una poma.»
"Vista de perfil, la imagen es plana por la espalda, y mirada por su cara posterior presenta, desde el nivel de los hombros al de los pies, una irregular oquedad que debió de contener reliquias, rellena desde la mitad de su altura de una sustancia al parecer resinosa.»
Se trata, pues, de una imagen sedente, de estilo gótico, obra datable como de finales del siglo XII o principios del XIII. Mide sólo ocho centímetros de altura.
Cuenta Cedilla que la primera noticia escrita que conoce acerca de la Virgen del Aguila se consigna en la relación dada por el concejo del lugar el 20 de enero de 1576, en respuesta al cuestionario
enviado por orden de Felipe n. Allí se narra la tradición popular sobre el modo de aparecer esta imagen de la Virgen, tradición modificada con el paso de los años, y en la que tiene intervención un águila que, al posarse repetidamente sobre una peña, atrajo la atención de un pastor, que encuentra la imagencita en una hendidura de aquel pedregoso lugar.
Hay otras leyendas, relacionadas con la presunta voluntad de la Virgen: que se le levantara una ermita en el lugar del hallazgo y no quedase depositada en la iglesia parroquial de aquel lugar.
En 1908 el médico de Ventas con Peña Aguilera don Cástor Martín redactó una breve memoria sobre esta imagen mariana, después de un minucioso reconocimiento de la misma. En ella escribe: «Esta imagen corresponde a las que destinaron los antiguos a llevar en su oquedad alguna reliquia y que por su pequeño tamaño pudieron llevar consigo, bien alojadas en un pequeño estuche y pendientes de una cadena o sujetas por algún artificio a las monturas de sus caballos los nobles jinetes de aquellas
pasadas edades ... »
El mismo autor sugiere la posibilidad de que esta pequeña imagen fuera traída por algún caballero francés, tal vez un cruzado de los venidos para auxiliar a Alfonso VIII en sus campañas contra los almohades. Refuerza esta probabilidad el hecho de que una de las principales vías de acceso al puerto del Milagro, paso casi obligado para atravesar los Montes de Toledo, o al lnenos el más transitado, discurre muy próxima a la citada ermita, y la existencia de una fuerte atalaya, llamada la Torre do los Moros, que defendía aquel camino, que llevaba a la comarca de Calatrava la Vieja.
Desde luego, las aseveraciones expuestas por el cura párroco de Ventas hace más de un siglo, don Fermín Calleja, en su Novena ... (Toledo, 1878), están desprovistas de todo criterio histórico.
No me consta si se ha conservado el valioso relicario del siglo XVI, que hizo el orífice Pedro Angel en 1577 -siendo mayordomo de la ermita y cofradía el maestro Aguilera-, de 23 cm. de altura. Pedro Angel fue un gran artista toledano, platero y grabador en dulce, del que dice el Conde de Cedillo que se le «deben bellísimas estampas y excelentes retratos, como los de los Cardenales Cisneros y Tavera y el del Maestro Alonso de Villegas. Su fama se extendió a toda España, mereciendo que Lope de Vega le calificase de 'artífice divino' en el prólogo al auto El viaje del alma
Fuente: santuarios marianos de la provincia de toledo
José gómez - menor
Diputación Provincial de Toledo
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