El recinto de Talavera es de 14.5 Has. También cita San Isidoro la existencia de arrabales, suburbia extramuros, la mayoría en torno a una basíllica cristiana o un de un monasterio donde a menudo se veneraba el cuerpo o las reliquias de un santo o un martir, como Santa Eulalia en Mérida (García Moreno,1986).
Ese pudo ser el caso de El Prado, u otro lugar cercano a donde apareció la lápida del cristiano Litorio.
En Talavera de la Reina se ha podido constatar un cambio en la orientación del urbanismo en excavaciones como la Ronda del Cañillo 16 y el Patio del Ayuntamiento. En la Ronda del Cañillo se halló un muro, al que ya hemos hecho referencia, asentado sobre estructuras roma-nas que llegan al siglo III, al menos.
Este muro tiene paralelos estructurales con la parte mediade las murallas, aquella donde se encuentran los epígrafes, y se utilizan fustes de columnas, basas, etc. Se interpreta como una edificación religiosa ya de época muy tardía, probablemente un templo paleocristiano o una iglesia visigoda. En su base se disponían fustes de columnas, basas y capiteles, sillares y cupas. Sobre uno de los suelos de opus signinum en la primera hilada, se encontraba rota y reutiliza el ara con la dedicación a la diosa indígena Ataecina.
En el Patio del Ayuntamiento se halló una estructura monumental compuesta de sillares almohadillados, que conserva aún la cimentación. Este muro de la época de fundación de la ciudad fue reformado a partir de su tercera hilada con sillarejo. La restauración se asocia a un nivel arqueológico muy deteriorado, pero en todo caso anterior a los primeros estratos islámicos, y se complementa con otra estructura de hormigón de 1 m. de ancho. que reorienta el espacio anterior exvacado, en la parte exterior del gran muro.
Aunque la técnica del opus caementicium es de uso corriente desde muy antiguo, la anchura de ese muro le pone en relación con las reutilizaciones que se detectan en la Ronda del Cañillo 16 en el siglo IV. Estos datos arqueológicos ponen de manifiesto la continuidad de las estructuras romanas desde los primeros tiempos de la ciudad hasta épocas tardías, siglo IV, probablemente. En esta época se produce un cambio casi generalizado en las disposición urbana, no tanto en su orientación que se mantiene básicamente a los puntos cardinales, sino en su concepción.
Las nuevas estructuras son ahora a base de grandes muros de 1 m. de espesor que pueden estar hechos con hormigón de grandes piedras irregulares, o bien con restos de columnas, aras y sillares unidos en seco. Las propias dimensiones de estas estructuras en las partes centrales de la ciudad, parecen evidenciar una tendencia hacia la monumentalización o el reforzamiento de las defensas internas, pero también una pérdida de la calidad constructiva que obliga al empleo de unos mayores grosores de las paredes.
Si los muros Altoimperiales están fabricados a base decal y canto, de mortero y piedras de pequeño tamaño: opus caementicium , junto a otros con piedras mayores canteadas, en esta segunda fase de habitación se utilizan materiales de edificios precedentes, a menduo unidos a hueso, o con tierra.Las domus alto imperiales, con sus decoraciones delicadas y sus espacios bien compartimentados, junto a la calidad de sus infraestructras: cloacas, cubetas de desagüe, pozos, etc., parecen dar paso a espacios grandiosos, con muros de un marcado carácter monumental, pero toscos, faltos del buen hacer anterior, escasos de groma y de escuadra, y con unos revestimentos mucho más pobres que los anteriores estucos y frisos de mármol.
Finalmente, en las excavaciones de la Ronda Sur, se pudo documentar la base de un tramo de muralla perdido entre esta calle y Entretorres. En el relleno se habían utilizado materiales como tégulas y ladrillos. Se hallaba al lado de una dependencia, probablemente del siglo III,cuyos restos conservaban pinturas de estuco en las paredes. estas dependencias fueron corta-das al practicar la muralla.
El interés de este paramento radica en que tanto por su disposición,aprovechando los suelos de opus signinum del siglo III como refuerzo de sus cimientos, como por su composición: reutilización de materiales urbanos precedentes, se asemeja en todo a los muros de la Ronda del Cañillo 16 y Patio del Ayuntamiento. De esta forma la edificación de ese tramo de muralla de Ronda Sur, que se puede hacer extensivo a todo el Primer Recinto,estaría fechada por los paralelos de los muros del Cañillo y el patio del Ayuntamiento. Una fecha difícilmente anterior a mediados del siglo IV d.C.
En Talavera ha aparecido uno de los conjuntos de cerámicas romanas, principalmente sigillatas tardías, más importante del Centro de España. A través de estas producciones podemos observar la pujanza de los intercambios comerciales a larga distancia. Las sigillatas claras africanas alcanzan altos valores entre los grupos locales de sigillatas decoradas y pintadas de tradición indígena. Además de las producciones alfareras, los conjuntos de monedas, como el de la Ronda del Cañillo 16 (Urbina y Rodríguez, 1995) alcanzan sus mayores porcentajes en el numerario del siglo IV d.C.
Ese pudo ser el caso de El Prado, u otro lugar cercano a donde apareció la lápida del cristiano Litorio.
En Talavera de la Reina se ha podido constatar un cambio en la orientación del urbanismo en excavaciones como la Ronda del Cañillo 16 y el Patio del Ayuntamiento. En la Ronda del Cañillo se halló un muro, al que ya hemos hecho referencia, asentado sobre estructuras roma-nas que llegan al siglo III, al menos.
Este muro tiene paralelos estructurales con la parte mediade las murallas, aquella donde se encuentran los epígrafes, y se utilizan fustes de columnas, basas, etc. Se interpreta como una edificación religiosa ya de época muy tardía, probablemente un templo paleocristiano o una iglesia visigoda. En su base se disponían fustes de columnas, basas y capiteles, sillares y cupas. Sobre uno de los suelos de opus signinum en la primera hilada, se encontraba rota y reutiliza el ara con la dedicación a la diosa indígena Ataecina.
En el Patio del Ayuntamiento se halló una estructura monumental compuesta de sillares almohadillados, que conserva aún la cimentación. Este muro de la época de fundación de la ciudad fue reformado a partir de su tercera hilada con sillarejo. La restauración se asocia a un nivel arqueológico muy deteriorado, pero en todo caso anterior a los primeros estratos islámicos, y se complementa con otra estructura de hormigón de 1 m. de ancho. que reorienta el espacio anterior exvacado, en la parte exterior del gran muro.
Aunque la técnica del opus caementicium es de uso corriente desde muy antiguo, la anchura de ese muro le pone en relación con las reutilizaciones que se detectan en la Ronda del Cañillo 16 en el siglo IV. Estos datos arqueológicos ponen de manifiesto la continuidad de las estructuras romanas desde los primeros tiempos de la ciudad hasta épocas tardías, siglo IV, probablemente. En esta época se produce un cambio casi generalizado en las disposición urbana, no tanto en su orientación que se mantiene básicamente a los puntos cardinales, sino en su concepción.
Las nuevas estructuras son ahora a base de grandes muros de 1 m. de espesor que pueden estar hechos con hormigón de grandes piedras irregulares, o bien con restos de columnas, aras y sillares unidos en seco. Las propias dimensiones de estas estructuras en las partes centrales de la ciudad, parecen evidenciar una tendencia hacia la monumentalización o el reforzamiento de las defensas internas, pero también una pérdida de la calidad constructiva que obliga al empleo de unos mayores grosores de las paredes.
Si los muros Altoimperiales están fabricados a base decal y canto, de mortero y piedras de pequeño tamaño: opus caementicium , junto a otros con piedras mayores canteadas, en esta segunda fase de habitación se utilizan materiales de edificios precedentes, a menduo unidos a hueso, o con tierra.Las domus alto imperiales, con sus decoraciones delicadas y sus espacios bien compartimentados, junto a la calidad de sus infraestructras: cloacas, cubetas de desagüe, pozos, etc., parecen dar paso a espacios grandiosos, con muros de un marcado carácter monumental, pero toscos, faltos del buen hacer anterior, escasos de groma y de escuadra, y con unos revestimentos mucho más pobres que los anteriores estucos y frisos de mármol.
Finalmente, en las excavaciones de la Ronda Sur, se pudo documentar la base de un tramo de muralla perdido entre esta calle y Entretorres. En el relleno se habían utilizado materiales como tégulas y ladrillos. Se hallaba al lado de una dependencia, probablemente del siglo III,cuyos restos conservaban pinturas de estuco en las paredes. estas dependencias fueron corta-das al practicar la muralla.
El interés de este paramento radica en que tanto por su disposición,aprovechando los suelos de opus signinum del siglo III como refuerzo de sus cimientos, como por su composición: reutilización de materiales urbanos precedentes, se asemeja en todo a los muros de la Ronda del Cañillo 16 y Patio del Ayuntamiento. De esta forma la edificación de ese tramo de muralla de Ronda Sur, que se puede hacer extensivo a todo el Primer Recinto,estaría fechada por los paralelos de los muros del Cañillo y el patio del Ayuntamiento. Una fecha difícilmente anterior a mediados del siglo IV d.C.
En Talavera ha aparecido uno de los conjuntos de cerámicas romanas, principalmente sigillatas tardías, más importante del Centro de España. A través de estas producciones podemos observar la pujanza de los intercambios comerciales a larga distancia. Las sigillatas claras africanas alcanzan altos valores entre los grupos locales de sigillatas decoradas y pintadas de tradición indígena. Además de las producciones alfareras, los conjuntos de monedas, como el de la Ronda del Cañillo 16 (Urbina y Rodríguez, 1995) alcanzan sus mayores porcentajes en el numerario del siglo IV d.C.
Junto a estos materiales contamos con numerosas inscripciones epigráficas del siglo IV repartidas por las murallas y torreones, amén de dos miliarios. Estos miliarios en unión con los productos de importación, como las cerámicas africanas, evidencian el uso e importancia de la vía de comunicación desde Mérida y Sevilla, la calzada que continúa hacia Toledo y Zaragoza debía estar aún en funcionamiento y perfecto estado.
Uno de los miliarios, el de Constantino I, se halló en niveles revueltos fuera de cualquier es-tructura, al igual que una de las aras del siglo II. Estos niveles se podrían asociar a los murosde sillares y otros elementos constructivos reutilizados y unidos en seco, lo que aportaría un fecha post quem para todas estas estructuras, y por derivación para las supuestas murallas de la ciudad. De momento se trata de una hipótesis de trabajo que deberá ser confirmada en el futuro.Los agrónomos latinos trazaban un retícula ortogonal que se traduce en la ciudad en una fi-gura cuadrada o rectangular. Sin embargo, Vitruvio aconseja un perímetro circular, que es elmás adecuado para una defensa eficaz, eliminando los ángulos rectos.
El círculo, es la figura geométrica que representa la mayor economía en la relación perímetro/superficie defendida.La relación existente entre la superficie de la ciudad y el perímetro de sus murallas se ha defi-nido en una ratio de valor 100 (Jiménez, 1977). El cuadrado tendría un valor de 124, el rectángulo 2:3 130, el rectángulo 1:2 140, etc.
La fórmula es 7,96 P2/Superficie. Las murallas y la superficie del Primer Recinto de Talavera de acuerdo a esta fórmula, tienen un valor de123,5; un poco por debajo de los valores del cuadrado. En otras ciudades romanas, como en León los valores son de 130 como corresponde a un rectángulo de 2:3, en Lugo la ratio es 128.1328 de acuerdo I. Fernández (1896)
El perímetro amurallado se adapta a la topografía formando una figura semicircular. La altura de los muros conservados hoy es de 13,9 m. de acuerdo a las Relaciones de Felipe II, 14,1 m. según I. Fernández (1896) y 12 m. según Martínez Lillo (1989-90). Su ancho se cifra en 4 m. En origen debieron existir entre 65 y 70 torres en la muralla (sin contar las albarranas, posteriores). La distancia media entre las torres es de19 m. Las semicirculares con 3,5 m. de diámetro y las cuadradas 3 x 5 m
Fig. 17
Muro almohadillado en Patio del Ayuntabiento (Arriba Izq) y distintas vistas de las murallas Lienzos en Ronda Sur (dcha), C/ Carnicerias (izq) y Corredera del Cristo 1992 (4 abajo
El Primer Recinto Amurallado de Talavera tiene un perímetro en torno a los 1.600 m. – En Lugo, las murallas tienen 2130 m. de perímetro y 11-14 m. de alto y 5 m. de ancho;mientras que en León 1420 m. de perímetro, 18-9 de alto y 6 de grosor, en Coria hay 1220 m.de perímetro. 85 torres hay en las murallas de Lugo y 68 en León, todas ellas semicirculares o cuadradas.Si la distancia media entre las torres de las murallas de Talavera es de19 m., en Lugo hay 16,5 y en León de 14 a 18, en Coria de 9 a12 m. Las semicirculares tienen 3,5 m., muy poco comparadas con los 8,25 m. de León y los 12 m. de Lugo.
Las cuadradas 3 x 5 m. demedia, mientras que en otros ejemplos similares de la península hallamos 6,15 m. (Barcelona).
En el mundo romano conocemos la existencia de fosos, de empalizadas y muros a manera de barbacanas, la tendencia a la circularidad de las torres, la existencia de poternas, de varios pisos en los lienzos, de almenas, etc., cuyos vestigios quedan entre las piedras como agujeros para puntales de madera, vigas, encofrados o ladrillos para nivelar las hiladas.
Los cementos,los rellenos de mortero de sillarejo encintado, que se pueden observar en el pantano de Alcantarilla, en Mérida o en la presa Mazarambroz, abarcan amplias cronologías lo mismo que el opus incertum, caementicium o el opus quadratun. No así los muros escalonados o en talud,que se constatan en las torres de la muralla talaverana, de cronología marcadamente islámica.
El empleo de la soga y el tizón es tan típico romano como musulmán, como también lo es el empleo de ladrillos o lajas de piedra para nivelar las hiladas de sillares, al menos en las murallas tardorromanas. Estos ladrillos se ven todavía en la parte de la muralla de la calle Carnicerías hacia el río. El propio Martínez Lillo (1998) advierte que sus dimensiones no son comunes al mundo islámico. Se trata en el fondo de ladrillos muy estandarizados en el mundo romano,los testae de pie por pie y medio: pedalis x sesquipedalis. Los encontramos para infinidad de usos, entre ellos para la fabricación de tumbas.
En la necrópolis de fines del siglo IV d.C. del Pantano de Cazalegas se hallaron bastantes restos de este tipo de ladrillos, con grosores de 3,5y 5,5 cm. (Urbina et al. 1997).Si el perímetro se puede enmarcar dentro de los considerados normales para ciudades romanas no excesivamente extensas, como León, la distancia entre las torres y su número también guarda las proporciones de otras ciudades romanas como León o Lugo. Sin embargo, las dimensiones de las torres son demasiado pequeñas comparadas con los ejemplos que venimos citando. En la Península Ibérica existen numerosos ejemplos de murallas romanas, tardías.
El caso más cercano es el de Mérida, cuya muralla es augustea de opus incertum, todavía se pueden distinguir en la parte del río Guadiana unos sillares en la base con resto de almohadillado, pe 111 ro se refuerza en época tardía con un nuevo paramento de sillares opus quadratum (Fernándezy Morillo 1992). Las murallas, al igual que en Talavera, presentan numerosas reutilizaciones,y estarán plenamente vigentes en el período visigodo (García Moreno, 1986).
También aquí se construyó un alcazaba musulmana junto al puente y el río Guadiana respetando un antiguo malecón altoimperial que, a modo de barbacana, protegía la muralla de los embates del río.Los torreones de la alcazaba son cuadrangulares y pequeños.También se supuso una muralla tardoantigua en Toledo, que cercaría un recinto de 5 Has. pero los datos, sacados de unas excavaciones antiguas sin publicar, no se han visto verificadoshasta la fecha en las numerosos excavaciones que se vienen realizando en los últimos años 17.
Esta muralla se cuestiona en la actualidad (Fernández y Morillo 1991).Algo similar ocurre con Avila. Rodríguez Almeida defiende el origen romano de las murallas medievales, partiendo de criterios similares a los que hemos visto defender a los historiadores talaveranos, como son la existencia de numerosos epígrafes incrustados y unos sillares mayores y mejor escuadrados en la base de los muros.
Se supone asimismo la existencia de una puerta, la de San Vicente, de origen romano, enmascarada hoy en día bajo los torreones semicirculares de época medieval que la flanquean. Se trataría de dos cubos cuadrados que nos recuerdan los indicios hallados en la excavación de la Puerta de Mérida en Talavera y nos remiten a la lámina de Laborde en la que aparece esta puerta flanqueada por dos torreones redondos.
Sin embargo, al igual que ya ocurrió 20 años antes con el supuesto hallazgo de unos restos paleocristianos que defendía este autor, la autenticidad de las murallas romanas se pone en entredicho, sobre todo cuando en excavaciones recientes no se han hallado restos de esta época (Barraca, 1994), mientras que en la Puerta de Mérida se han documentado recientemente estructuras medievales, cristianas y musulmanas, que alteraron la disposición romana (Pa-checo y Moraleda, 1998). En Cáceres, la estructura romana se halla enmascarada por la almohade como en Talavera. La ciudad es de planta rectangular cual corresponde a un campamento, que la muralla redondea convirtinedo en un recinto trapezoidal.
Como en Talavera, la técnica constructiva es a ba-se de opus quadratum con sillares de granito dispuestos a soga y tizón y unidos a hueso, con multitud de elementos reutilizados como fustes, cupas, etc. El recinto de Coria se construye con las mismas técnicas y ancho similar al de Cáceres y Talavera. El relleno en los tres casos es de hormigón: cal y arena, con guijarros y granito en pequeñas piedras. Se fechan a finales del III o comienzos del IV (Fernández y Morillo 1991).
En Tielmes, Soria, se conocen varios torreones semicirculares con diámetros de 5,5 y 7 m.entre unos lienzos de muralla tardíos. Algo similar ocurre en Begastri, la Bigastri de las listas de obispados visigodos (Ceheguín, Murcia), con murallas que tienen 5 m. de ancho, con paramentos de sillería y relleno de piedras trabadas con mortero, se conoce una puerta adelanta-da sobre el muro a manera de torreón (Fernández y Morillo 1991).
En aquellos lugares en que las fortificaciones se realizan de nueva planta, éstas se adaptan ala topografía del terreno, pero en todo caso, suelen respetar o adaptarse en lo posible al recinto fundacional. Las torres al exterior son una de las características de las murallas tardías, tanto semicirculares como cuadradas. Es opinión común que estos recintos tardoantiguos pretendían defender los servicios centrales únicamente, y servir de refugio a una pequeña guarnición armada, antes que proteger a toda la ciudad, dejando suburbios exteriores y necrópolis próximas a los muros que se ubican sobre espacios antes urbanos.
De hecho sólo se ha localizado un conjunto termal integrado en el recinto amurallado de Conimbriga; que habría que aumentar ados a la vista de los últimos hallazgos arqueológicos de Talavera. Estas murallas tardías son en todas partes de un grosor mucho mayor que las alto imperiales,rara vez por debajo de los 5 m. de ancho, en consonancia con la tendencia que apuntamos hacia una mayor monumentalidad, pero aquí también con aspectos muy toscos.
La edificación de estas murallas exige una enorme inversión en recursos humanos y materiales. La mayor parte de los sillares no serán tallados, sino que se utilizan otros de anteriores edificios públicos y mausoleos (Hauschild, 1994).A pesar de una cierta uniformidad, en la construcción de estos recintos amurallados tardíos influyen numerosos factores, ya que en muchos casos no obedecen a motivos defensivos, puesto que no existió una política o una práctica de defensa conjunta de la Península.
Uno de ellos es la disposición de las ciudades en el espacio dentro del entramado viario. Pero, como advierten C. Férnandez y A. Morillo (1992:345) esta característica es la esencia misma del fenómeno urbano, por ello vemos florecer en Talavera, – ciudad con excelentes comunicaciones – , un comercio activo, reflejado en la cantidad y variedad de sus cerámicas.
A menudo las murallas expresan el nivel económico de la ciudad, y también el prestigio personal de sus gobernantes, que iban unidos, al igual que hoy, las "obras públicas" eran una forma de propa-ganda política.Los miliarios tardíos de Talavera (Constantino I y Juliano) como expresión de una propaganda imperial, indican que por entonces la ciudad estaba en una época de prosperi-dad económica, que avalan los restos arqueológicos, y que perdurará hasta muy tarde
Las cuadradas 3 x 5 m. demedia, mientras que en otros ejemplos similares de la península hallamos 6,15 m. (Barcelona).
En el mundo romano conocemos la existencia de fosos, de empalizadas y muros a manera de barbacanas, la tendencia a la circularidad de las torres, la existencia de poternas, de varios pisos en los lienzos, de almenas, etc., cuyos vestigios quedan entre las piedras como agujeros para puntales de madera, vigas, encofrados o ladrillos para nivelar las hiladas.
Los cementos,los rellenos de mortero de sillarejo encintado, que se pueden observar en el pantano de Alcantarilla, en Mérida o en la presa Mazarambroz, abarcan amplias cronologías lo mismo que el opus incertum, caementicium o el opus quadratun. No así los muros escalonados o en talud,que se constatan en las torres de la muralla talaverana, de cronología marcadamente islámica.
El empleo de la soga y el tizón es tan típico romano como musulmán, como también lo es el empleo de ladrillos o lajas de piedra para nivelar las hiladas de sillares, al menos en las murallas tardorromanas. Estos ladrillos se ven todavía en la parte de la muralla de la calle Carnicerías hacia el río. El propio Martínez Lillo (1998) advierte que sus dimensiones no son comunes al mundo islámico. Se trata en el fondo de ladrillos muy estandarizados en el mundo romano,los testae de pie por pie y medio: pedalis x sesquipedalis. Los encontramos para infinidad de usos, entre ellos para la fabricación de tumbas.
En la necrópolis de fines del siglo IV d.C. del Pantano de Cazalegas se hallaron bastantes restos de este tipo de ladrillos, con grosores de 3,5y 5,5 cm. (Urbina et al. 1997).Si el perímetro se puede enmarcar dentro de los considerados normales para ciudades romanas no excesivamente extensas, como León, la distancia entre las torres y su número también guarda las proporciones de otras ciudades romanas como León o Lugo. Sin embargo, las dimensiones de las torres son demasiado pequeñas comparadas con los ejemplos que venimos citando. En la Península Ibérica existen numerosos ejemplos de murallas romanas, tardías.
El caso más cercano es el de Mérida, cuya muralla es augustea de opus incertum, todavía se pueden distinguir en la parte del río Guadiana unos sillares en la base con resto de almohadillado, pe 111 ro se refuerza en época tardía con un nuevo paramento de sillares opus quadratum (Fernándezy Morillo 1992). Las murallas, al igual que en Talavera, presentan numerosas reutilizaciones,y estarán plenamente vigentes en el período visigodo (García Moreno, 1986).
También aquí se construyó un alcazaba musulmana junto al puente y el río Guadiana respetando un antiguo malecón altoimperial que, a modo de barbacana, protegía la muralla de los embates del río.Los torreones de la alcazaba son cuadrangulares y pequeños.También se supuso una muralla tardoantigua en Toledo, que cercaría un recinto de 5 Has. pero los datos, sacados de unas excavaciones antiguas sin publicar, no se han visto verificadoshasta la fecha en las numerosos excavaciones que se vienen realizando en los últimos años 17.
Esta muralla se cuestiona en la actualidad (Fernández y Morillo 1991).Algo similar ocurre con Avila. Rodríguez Almeida defiende el origen romano de las murallas medievales, partiendo de criterios similares a los que hemos visto defender a los historiadores talaveranos, como son la existencia de numerosos epígrafes incrustados y unos sillares mayores y mejor escuadrados en la base de los muros.
Se supone asimismo la existencia de una puerta, la de San Vicente, de origen romano, enmascarada hoy en día bajo los torreones semicirculares de época medieval que la flanquean. Se trataría de dos cubos cuadrados que nos recuerdan los indicios hallados en la excavación de la Puerta de Mérida en Talavera y nos remiten a la lámina de Laborde en la que aparece esta puerta flanqueada por dos torreones redondos.
Sin embargo, al igual que ya ocurrió 20 años antes con el supuesto hallazgo de unos restos paleocristianos que defendía este autor, la autenticidad de las murallas romanas se pone en entredicho, sobre todo cuando en excavaciones recientes no se han hallado restos de esta época (Barraca, 1994), mientras que en la Puerta de Mérida se han documentado recientemente estructuras medievales, cristianas y musulmanas, que alteraron la disposición romana (Pa-checo y Moraleda, 1998). En Cáceres, la estructura romana se halla enmascarada por la almohade como en Talavera. La ciudad es de planta rectangular cual corresponde a un campamento, que la muralla redondea convirtinedo en un recinto trapezoidal.
Como en Talavera, la técnica constructiva es a ba-se de opus quadratum con sillares de granito dispuestos a soga y tizón y unidos a hueso, con multitud de elementos reutilizados como fustes, cupas, etc. El recinto de Coria se construye con las mismas técnicas y ancho similar al de Cáceres y Talavera. El relleno en los tres casos es de hormigón: cal y arena, con guijarros y granito en pequeñas piedras. Se fechan a finales del III o comienzos del IV (Fernández y Morillo 1991).
En Tielmes, Soria, se conocen varios torreones semicirculares con diámetros de 5,5 y 7 m.entre unos lienzos de muralla tardíos. Algo similar ocurre en Begastri, la Bigastri de las listas de obispados visigodos (Ceheguín, Murcia), con murallas que tienen 5 m. de ancho, con paramentos de sillería y relleno de piedras trabadas con mortero, se conoce una puerta adelanta-da sobre el muro a manera de torreón (Fernández y Morillo 1991).
En aquellos lugares en que las fortificaciones se realizan de nueva planta, éstas se adaptan ala topografía del terreno, pero en todo caso, suelen respetar o adaptarse en lo posible al recinto fundacional. Las torres al exterior son una de las características de las murallas tardías, tanto semicirculares como cuadradas. Es opinión común que estos recintos tardoantiguos pretendían defender los servicios centrales únicamente, y servir de refugio a una pequeña guarnición armada, antes que proteger a toda la ciudad, dejando suburbios exteriores y necrópolis próximas a los muros que se ubican sobre espacios antes urbanos.
De hecho sólo se ha localizado un conjunto termal integrado en el recinto amurallado de Conimbriga; que habría que aumentar ados a la vista de los últimos hallazgos arqueológicos de Talavera. Estas murallas tardías son en todas partes de un grosor mucho mayor que las alto imperiales,rara vez por debajo de los 5 m. de ancho, en consonancia con la tendencia que apuntamos hacia una mayor monumentalidad, pero aquí también con aspectos muy toscos.
La edificación de estas murallas exige una enorme inversión en recursos humanos y materiales. La mayor parte de los sillares no serán tallados, sino que se utilizan otros de anteriores edificios públicos y mausoleos (Hauschild, 1994).A pesar de una cierta uniformidad, en la construcción de estos recintos amurallados tardíos influyen numerosos factores, ya que en muchos casos no obedecen a motivos defensivos, puesto que no existió una política o una práctica de defensa conjunta de la Península.
Uno de ellos es la disposición de las ciudades en el espacio dentro del entramado viario. Pero, como advierten C. Férnandez y A. Morillo (1992:345) esta característica es la esencia misma del fenómeno urbano, por ello vemos florecer en Talavera, – ciudad con excelentes comunicaciones – , un comercio activo, reflejado en la cantidad y variedad de sus cerámicas.
A menudo las murallas expresan el nivel económico de la ciudad, y también el prestigio personal de sus gobernantes, que iban unidos, al igual que hoy, las "obras públicas" eran una forma de propa-ganda política.Los miliarios tardíos de Talavera (Constantino I y Juliano) como expresión de una propaganda imperial, indican que por entonces la ciudad estaba en una época de prosperi-dad económica, que avalan los restos arqueológicos, y que perdurará hasta muy tarde
No hay más que echar un vistazo a los importantes hallazgos paleocristianos y visigodos delos alrededores: Saucedo, Vegas de Pueblanueva, Tamujas, etc.
En ese siglo IV se debió, por tanto, construir la muralla de Talavera, probablemente respetando buena parte del perímetro anterior, pero alterándolo en algunos lados, como pueden ser las esquinas del rectángulo ori-ginal, que serían redondeadas.
Estas murallas estarían en uso con los visigodos y después, yaque las crónicas cristianas y musulmanas hablan de ellas, varias veces destruidas, hasta que enel siglo X se reconstruyan y se levante la Alcazaba.
Los cambios en el curso del río determina-ron la disposición de la Alcazaba y las murallas de la Ronda del Cañillo, en ángulo recto con el Puente Viejo, que por entonces debía conservar aún su trazado recto.
Puede que este puente fuera anterior, pero los musulmanes lo adaptaron perfectamente a la disposición de su ciudadela, construyendo incluso una presa o malecón para desviar las aguas por el foso del recinto amurallado (Moraleda y Pacheco, 1991).
Hoy sabemos que el Puente Viejo de Talavera fue reconstruido en el siglo XV, aprovechan-do en el primer tramo, no sólo la dirección de un puente anterior, sino parte de sus estructuras,edificando los tajamares de frente redondeado sobre otros anteriores con frente de cuña (Mo-raleda y Pacheco, 1992).
Por ello las inscripciones romanas que se encuentran en alguno desus arcos no son significativas cronológicamente 18. A pesar de que los sistemas constructivos árabes y romanos en materia de puentes son simi-lares, se tiende a datar estas obras hidráulicas en época romana por el sencillo hecho de que son más comunes. Así lo hacen lo autores del estudio de las antiguas estructuras del PuenteViejo de Talavera (Moraleda y Pacheco, 1991 y 1992). La lógica aplicada en estos casos indu-ciría entonces a datar el Puente Viejo en época romana, tanto en el siglo I, cuando se fundó laciudad, o incluso en el IV cuando se construyeron las murallas.
Pero no hay que olvidar que la importancia de esta obra está en relación con el tráfico Norte-Sur, tráfico importante cuando estaban en funcionamiento instituciones como La Mesta, – razón por la cual pudo reconstruirse el puente en el siglo XV (Suárez, 1992) – , o cuando en época musulmana las comunicaciones se vertebraban de Norte a Sur. Sin embargo, este eje esescasamente importante en tiempo de los romanos.
Las comunicaciones con Avila son escasasy algo similar ocurre hacia el Sur por los Montes de Toledo. La vía importante en esos tiem- pos es el itinerario de Mérida a Zaragoza, de Oeste a Este, que no cruza el Tajo a la altura deTalavera, y no tiene, por tanto, la necesidad de un puente allí, sí por contra, en el paso del ríoAlberche. 115 El antiguo puente debía enlazar con el complejo musulmán de las murallas de a Ronda del Cañillo y la Alcazaba, adosándose a los muros por medio de la Puerta del Río. Así lo indica elnacimiento de un arco en el tajamar más próximo a las murallas (Moraleda y Pacheco, 1992)
En ese siglo IV se debió, por tanto, construir la muralla de Talavera, probablemente respetando buena parte del perímetro anterior, pero alterándolo en algunos lados, como pueden ser las esquinas del rectángulo ori-ginal, que serían redondeadas.
Estas murallas estarían en uso con los visigodos y después, yaque las crónicas cristianas y musulmanas hablan de ellas, varias veces destruidas, hasta que enel siglo X se reconstruyan y se levante la Alcazaba.
Los cambios en el curso del río determina-ron la disposición de la Alcazaba y las murallas de la Ronda del Cañillo, en ángulo recto con el Puente Viejo, que por entonces debía conservar aún su trazado recto.
Puede que este puente fuera anterior, pero los musulmanes lo adaptaron perfectamente a la disposición de su ciudadela, construyendo incluso una presa o malecón para desviar las aguas por el foso del recinto amurallado (Moraleda y Pacheco, 1991).
Hoy sabemos que el Puente Viejo de Talavera fue reconstruido en el siglo XV, aprovechan-do en el primer tramo, no sólo la dirección de un puente anterior, sino parte de sus estructuras,edificando los tajamares de frente redondeado sobre otros anteriores con frente de cuña (Mo-raleda y Pacheco, 1992).
Por ello las inscripciones romanas que se encuentran en alguno desus arcos no son significativas cronológicamente 18. A pesar de que los sistemas constructivos árabes y romanos en materia de puentes son simi-lares, se tiende a datar estas obras hidráulicas en época romana por el sencillo hecho de que son más comunes. Así lo hacen lo autores del estudio de las antiguas estructuras del PuenteViejo de Talavera (Moraleda y Pacheco, 1991 y 1992). La lógica aplicada en estos casos indu-ciría entonces a datar el Puente Viejo en época romana, tanto en el siglo I, cuando se fundó laciudad, o incluso en el IV cuando se construyeron las murallas.
Pero no hay que olvidar que la importancia de esta obra está en relación con el tráfico Norte-Sur, tráfico importante cuando estaban en funcionamiento instituciones como La Mesta, – razón por la cual pudo reconstruirse el puente en el siglo XV (Suárez, 1992) – , o cuando en época musulmana las comunicaciones se vertebraban de Norte a Sur. Sin embargo, este eje esescasamente importante en tiempo de los romanos.
Las comunicaciones con Avila son escasasy algo similar ocurre hacia el Sur por los Montes de Toledo. La vía importante en esos tiem- pos es el itinerario de Mérida a Zaragoza, de Oeste a Este, que no cruza el Tajo a la altura deTalavera, y no tiene, por tanto, la necesidad de un puente allí, sí por contra, en el paso del ríoAlberche. 115 El antiguo puente debía enlazar con el complejo musulmán de las murallas de a Ronda del Cañillo y la Alcazaba, adosándose a los muros por medio de la Puerta del Río. Así lo indica elnacimiento de un arco en el tajamar más próximo a las murallas (Moraleda y Pacheco, 1992)
Fuente: http://www.academia.edu/3281200/Talavera_de_la_Reina_en_la_Antig%C3%BCedad
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