En Junio de 2017 la comisión de cultura del Senado aprobaba la declaración del toque tradicional manual de campanas como BICI (Bien de Interés Cultural Inmaterial).
Y es que el sonido de las campanas, en palabras del Doctor Llop I Bayo (campanero mayor de la Catedral de Valencia) “es invariable a lo largo del tiempo, lo que nos permite reconstruir los paisajes sonoros de nuestros municipios y transportar nuestra imaginación a tiempos pretéritos”.
Así mismo, desde diferentes organizaciones como Hispania Nostra, se está promoviendo la protección del toque manual de campanas por parte de la UNESCO mediante la figura de Bien de Interés Cultural, con las consecuencias positivas que ello conlleva.
El sonido de las campanas ha marcado desde tiempos inmemoriales el día a día de la sociedad, especialmente en los pequeños municipios, y sus formas y sonidos han sido consideradas desde siempre una seña de identidad de cada pueblo.
Tanto es así que es habitual encontrar nombres propios para cada campana, lo que permitía identificarlas.
Tanto es así que es habitual encontrar nombres propios para cada campana, lo que permitía identificarlas.
Su sonido no es solo empleado como una señal para transmitir un mensaje a la comunidad, si no que al estar consagradas como instrumento litúrgico, su “voz” constituye un sonido hecho oración.
Es por ello que en el momento de fundición e instalación de una nueva campana, esta es “bautizada” mediante diversas oraciones y la aspersión con agua bendita, consagrándose a la advocación de alguna devoción que tenga el pueblo que va recibir el nuevo instrumento.
Sus sonidos tan solo dejaban de oírse entre el periodo comprendido entre el canto del Gloria del Jueves Santo y el canto del Gloria de la Vigilia Pascual, momento en que el sonido vibrante de los bronces era sustituido por el golpeteo seco de los martillos de madera de la matraca, simbolizando que durante el periodo que permaneció Nuestro Señor en el sepulcro nadie salvo el madero de la cruz dio testimonio de él.
Así, el sonido de las campanas ha formado parte de la vida de nuestros pueblos, y representa el primer medio de comunicación social de la humanidad, pues transmitían un mismo mensaje que llegaba de forma simultánea a un gran número de personas.
CAMPANARIO DE GERINDOTE
La torre de la iglesia parroquial de San Mateo de Gerindote posee un juego de campanas propio de la tradición toledana: pocas piezas con toques diversificados.
En concreto posee 3 campanas (en los vanos Sur, Oeste y Norte) quedando por tanto un vano (el vano Este) sin ocupar (Imagen 1).
El estado del campanario es bastante bueno en general, con ausencia de excrementos de paloma, y un suelo de nueva planta en buenas condiciones.
Se puede apreciar que ha sufrido una reforma no hace muchos años, lo que se traduce en un buen estado en general de la sala de campanas.
Por el contrario dicha reforma ha supuesto una alteración de la disposición y estructura original de la sala de campanas.
Se puede apreciar como el suelo de la sala ha sido elevado en torno a metro y medio sobre el suelo original del campanario, justo hasta la altura de los antepechos de los vanos de las campanas (Imagen 2).
Esto ha obligado a subir las campanas en torno a medio metro sobre su altura original, para evitar que quedasen a escasos centímetros del nuevo suelo (Imagen 3).
Para dar más seguridad a la sala se han dispuesto unas barandillas metálicas sobre los antiguos antepechos del campanario.
Así mismo parece que hubo una habitación superior en la torre cuyo suelo ha sido eliminado.
Toda esta alteración en conjunto, así como el optar por un suelo cerámico en lugar de la madera que originariamente tendría, ha alterado considerablemente el componente sonoro original de la torre, potenciando los agudos y empobreciendo los graves.
Así mismo, al elevarse las campanas sobre su altura original, se ha dificultado su volteo, tanto por la instalación de las barandillas metálicas como por el riesgo de roce de la campana con la cenefa de ladrillos que adorna el arco del vano.
CAMPANAS DE GERINDOTE
A continuación se detallan las características de cada una de las piezas que conforman el campanario.
Campana 1
Diámetro: 90 cm.
Peso aproximado del bronce: 420 kg.
Año de fundición: 1899.
Dedicación de la campana: San Mateo.
Otras inscripciones: consta el fundidor (Linares) y el donante de la pieza (Don Daniel, cura propio).
Yugo: Yugo de madera, de estilo toledano con ejes acodados. 7 abarcones sujetan la campana al yugo: 3 por delante, 3 por detrás y 1 atravesando el interior del yugo en la parte central. Posee palanca de volteo. Cojinetes de madera sin rodamientos, de instalación original.
Toques actuales: repique mediante electromazo interior.
Otras observaciones: buena pieza del conjunto. El yugo se encuentra en buen estado de conservación, por lo que en caso de restauración debe ser conservado, sustituyendo en él solo los elementos que puedan poner en peligro la seguridad, tales como los ejes, que deben hacerse nuevos e instalarlos con rodamientos para permitir la oscilación o volteo de la campana.
3.2 Campana 2
Diámetro: 95 cm.
Peso aproximado del bronce: 500 kg.
Año de fundición: 1961.
Dedicación de la campana: Sagrado Corazón.
Otras inscripciones: consta el fundidor (José Luís Quintana) y el párroco del momento (Don Lucio Fernández Ludeña).
Yugo: Yugo de madera, con ejes rectos. Posee numerosos refuerzos de hierro forjado, posiblemente por el temor de los fundidores a que la campana partiera el yugo dado su estado de conservación. 7 abarcones sujetan la campana al yugo: 3 por delante, 3 por detrás y 1 atravesando el interior del yugo en la parte central. Cojinetes de madera sin rodamientos, de instalación original.
Toques actuales: repique mediante electromazo interior.
Otras observaciones: buena pieza del conjunto. El yugo se encuentra en mal estado de conservación, por lo que en caso de restauración debe ser sustituido.
Además consideramos que este yugo perteneció a otra campana más antigua posiblemente perdida durante la guerra civil.
Es un yugo singular, que en caso de restauración de las campanas ha de ser conservado en la parroquia al tratarse de un modelo poco frecuente en la diócesis toledana.
No presenta la forma típica de los yugos de dicha diócesis. Sus ejes rectos, en lugar de acodados posiblemente fueron sustituidos al instalarse nuevamente la campana. El badajo es original de la campana.
Campana 3
Diámetro: 60 cm.
Peso aproximado del bronce: 100 kg.
Año de fundición: 1958.
Dedicación de la campana: Santísimo Cristo de la Fe.
Otras inscripciones: consta el fundidor (José Luís Quintana) así como la donante de la campana y el párroco del momento, cuyos nombres nos ha sido imposible transcribir debido a la suciedad que presentaban incrustadas las letras.
Yugo: Yugo de madera de estilo toledano con ejes acodados. Posee un refuerzo semicircular de hierro forjado. Posee palanca de volteo. Cojinetes de madera sin rodamientos, de instalación original.
Toques actuales: repique mediante electromazo.
Observaciones: El yugo se encuentra en buen estado de conservación, pero no es el original de la campana, como lo atestigua la caja de rebaje adecuada para una campana de 6 asas en lugar de 2, como las que tiene la actual.
En algún momento de su historia debió estar teñido de añil, como fue frecuente en algunas iglesias del centro de España.
Aun así dado que es un buen yugo y del estilo propio de la diócesis de Toledo puede ser conservado en caso de restauración sustituyendo en él los elementos que puedan ser mejorados, tales como los ejes, con rodamientos.
CONSIDERACIONES FRENTE A UNA RESTAURACIÓN DEL CAMPANARIO
Debido al desconocimiento general sobre el tema, en buena parte suscitado por la ausencia de campaneros (que han sido sustituidos en los últimos años por autómatas eléctricos), a continuación se expone una pequeña guía de consideraciones y exigencias que deben cumplirse ante una eventual restauración o intervención del campanario, con el fin de evitar la destrucción de patrimonio material (piezas de bronce, yugos y estética de la torre) e inmaterial (imposibilidad de ejecutar los toques tradicionales del campanario).
En primer lugar se exponen unas nociones básicas sobre las campanas de la Archidiócesis de Toledo, seguido de recomendaciones particularizadas para el campanario de Gerindote.
LAS CAMPANAS EN LA ARCHIDIÓCESIS DE TOLEDO
La morfología de las campanas, esto es, su aspecto externo, varía según la provincia eclesiástica en que nos encontremos. Esta morfología viene determinada en su mayor parte por la forma que presente el yugo que sujeta la campana.
Esta morfología del yugo determina también de forma decisiva el tipo de toque que se puede realizar con la campana (repique, medio vuelo o volteo) y el sonido que genera la misma (especialmente en los volteos y medios vuelos).
El yugo no es ni más ni menos que el contrapeso que tienen las campanas para poder ser osciladas.
Se piensa que este tipo de toque (el paso del repique con cuerda al volteo u oscilación) surgió a finales de la Edad Media en el sur peninsular (archidiócesis sevillana) extendiéndose después al levante y centro peninsular.
En el sur y el levante este tipo de toque se adquirió en la forma de volteo de la campana, lo que genera un ritmo ternario (2 golpes y un silencio) en cada vuelta completa.
Por su parte en el centro peninsular, especialmente en la provincia eclesiástica de Toledo (la actual Castilla-La Mancha, Madrid y sur de Castilla y León) el toque de campana en movimiento evolucionó a dos variantes: el volteo como en el sur y levante y el medio vuelo. Si el volteo genera un ritmo ternario (dos golpes y silencio) el medio vuelo genera un ritmo binario de dos golpes consecutivos rítmicos.
Para poner en práctica estos toques surgió el denominado yugo “toledano” que a continuación pasamos a describir.
EL YUGO TOLEDANO
Se denomina yugo toledano a una morfología de yugo propia del centro peninsular surgida en la archidiócesis de Toledo.
De forma general un yugo se compone de las siguientes partes (Imagen 4):
Eje: Los ejes son dos piezas de hierro insertas en acanaladuras realizadas en la parte inferior de cada lado del brazo, de forma que no entren en contacto con el bronce e impidan la transmisión de la vibración al muro. Sujetan la campana a la torre y suelen asentarse sobre unos cojinetes que tradicionalmente eran de madera, estando estos empotrados en la pared de la torre.
Brazo: El brazo es la pieza de madera donde se sitúa el eje de giro. Esta pieza es la principal de todo el conjunto, pues lleva fijada en el los ejes.
Cabeza: es la parte superior del yugo y sirve en buena medida de contrapeso. Su tamaño y forma son muy variables.
Adicionalmente los yugos pueden poseer una palanca inserta en el brazo para oscilar o voltear la campana. En el caso de Toledo, todos los yugos originales poseen esta palanca que permitía a los campaneros manejar las campanas durante los toques.
El tipo de yugo determina el contrapeso que posee la campana.
En el caso de los yugos toledanos se trata de yugos relativamente pequeños para el tamaño de la campana, que contrapesan poco por sí mismos y se sirven de parte de la campana para que ella misma sirva de contrapeso.
Para conseguir que parte de la campana contrapese el yugo se desarrollaron ejes acodados, en forma de “L”, que son típicos de la diócesis toledana (Imagen 5).
Además de presentar los ejes acodados, el yugo toledano tiene rebajado el brazo, de forma que la campana queda embutida dentro de esta pieza del yugo, lo que otorga mayor robustez al conjunto.
La cabeza suele ser en general estrecha y estilizada, otorgando esbeltez al conjunto, y más que para contrapesar sirve para manejar la campana en los volteos junto con la palanca.
Los abarcones que sujetan la campana suelen estar fijados mediante tornillos a una pieza de madera más pequeña dispuesta transversalmente a la cabeza en la parte superior.
Así mismo, estos yugos suelen tener refuerzos metálicos semicirculares en el brazo para prevenir que la madera del yugo se raje por el peso de la campana o por secarse demasiado la madera.
Este tipo de yugo permite un control muy preciso de la pieza durante los volteos, permitiendo tocarla a volteo completo y dejando la campana invertida boca arriba sin mucho esfuerzo.
Así mismo permite reducir las dimensiones del vano del campanario para instalar la campana, al estar situado la linea de giro dentro del perfil de la propia campana (Imagen 6).
Esta línea de giro no representa el punto exacto en que queda el 50% del peso por encima de ella y el 50% por debajo: de ser así, con un simple impulso la campana podría pasar bastante tiempo volteando sin volver a impulsarla.
En realidad representa el punto en que la descompensación de peso entre la parte inferior y superior es mas o menos del 20-25 % del peso a favor de la parte inferior.
Esta descompensación es la que permite precisamente dejar parada boca arriba la campana sin mucho esfuerzo, y es la que otorga al volteo de las campanas de estilo toledanas 2 golpes más rápidos y alegres que las valencianas.
El ritmo sería así más parecido a 2 golpes y dos silencios que a 2 golpes y silencio como es el caso de las campanas de estilo valencianas (Imagen 7).
El yugo de estilo toledano además permite una oscilación de la campana sin que esta llegue a dar la vuelta completa, generándose un ritmo binario alegre.
En el caso de los yugos valencianos, esta oscilación se usa para dar los toques de muerto, ya que el elevado contrapeso de sus yugos hace que el ritmo de este toque sea muy lento y suene a “campanadas” de difunto.
Además del modelo de yugo toledano propuesto en el esquema, existe otro, menos frecuente y más arcaico, que sirve solo para oscilar las campanas sin que den la vuelta completa al presentar aun más descompensación en el contrapesado (Imagen 8).
Esta segunda tipología de yugo aparece sobre todo en las campanas situadas en espadañas en lugar de campanarios, y que se tocan oscilando en medio vuelo.
Todos estos motivos serían mas que suficientes para argumentar a favor de conservar este tipo de yugo en las iglesias en las que ya estaba presente. A ello se suma la alteración estética que supone su sustitución, modificando notablemente la imagen del campanario.
PROPUESTAS FRENTE A UNA EVENTUAL RESTAURACIÓN DEL CAMPANARIO DE GERINDOTE
1º En caso de una restauración/intervención integral en el campanario y sobre todas sus campanas considerense los siguientes puntos:
En primer lugar, restaurense los yugos. En la medida de lo posible conservense los originales en las piezas, sustituyendo en ellos las partes deterioradas que puedan suponer un riesgo para la seguridad. Especialmente creemos que pueden ser conservados los de las campanas 1 y 3. Exceptuamos en este punto el yugo de la campana 2, que no es original y no guarda la estética del campanario. Aun así este yugo debe conservarse en las dependencias de la parroquia dada su singularidad. Si se procede a sustituir los yugos por otros nuevos tomense siempre las siguientes indicaciones:
Sutituir los yugos de cada campana por otro nuevo de idéntica forma, tamaño y peso al original.
De no ser posible la opción 1 óptese por tomar uno de los yugos de la torre (recomendamos el de la campana 1) como modelo de yugo o bien el modelo adjuntado en este informe, y haganse nuevos según dicho patrón con el tamaño apropiado para cada una de las piezas.
Todos los yugos han de contar con ejes acodados en los que se deben instalar cojinetes nuevos con rodamientos que permitan la oscilación o volteo de las campanas.
Todos los yugos deben contar con una palanca de volteo. Téngase especial cuidado en este punto de los yugos. Generalmente las empresas de fundición de campanas les darán unos modelos estándares de yugos que no suelen corresponder al estilo toledano.
Incluso si les presentan algún yugo indicandole que es toledano, fijense en las características anteriormente expuestas: si no tiene ejes acodados y cabeza estrecha NO ES UN YUGO TOLEDANO.
Incluso si les presentan algún yugo indicandole que es toledano, fijense en las características anteriormente expuestas: si no tiene ejes acodados y cabeza estrecha NO ES UN YUGO TOLEDANO.
Exijan pues siempre a la empresa que les haga yugos a medida de sus campanas. Quizá eleve un poco el precio de la restauración, pero conservarán el patrimonio intacto para las siguientes generaciones.
En segundo lugar, restaurense los piezas de bronce. Todas las piezas han de ser limpiadas de excrementos de palomas.
En tercer lugar, restaurense los badajos. Es recomendable que los actuales badajos, ya oxidados y algo deformados, sean sustituidos por otros nuevos de las mismas dimensiones y peso, de una sola pieza de hierro de forja. Este punto es importante ya que una alteración en el peso o la forma del badajo acarrea una alteración en el sonido de la campana al tañer.
Recomendamos también que el asa del badajo sea de tipo ancla (como la que actualmente presentan) que asegura unos volteos más eficientes. La intervención corresponde a la empresa de campanas Rivera. Supuestamente el yugo instalado corresponde a un modelo toledano.
Es notable la alteración estética del conjunto y la alteración en la forma de tocar la campana. Así mismo a la hora de asir los badajos al asa badajera es recomendable que se haga por medio de cuerdas de material sintético en lugar de correas de cuero, que termina por picarse si no se tiene un mantenimiento adecuado, lo que puede ocasionar el desprendimiento del badajo.
Así mismo desaconsejamos fijarlos con abrazaderas de hierro como está actualmente fijado el de la campana 2, ya que el roce puede desgastar el asa badajera y ocasionar un desprendimiento del badajo. En los badajos exijase siempre a la empresa fabricante que les instale sistema de seguridad anticaidas, mediante cableado de acero.
Como recomendación general desaconsejamos la instalación de motores electricos para el volteo de campanas. Debido a que este toque se haría con excepcionalidad (fiestas patronales, corpus y domingo de resurrección) aconsejamos que se promueva para estos días el toque manual.
La instalación de estos motores promoverá con el tiempo el empleo del volteo para casi cualquier ocasión, quitandole solemnidad y singularidad a ese toque. Así mismo dificultará que en un futuro el volteo pueda ser manual.
Respecto al vano Este, que actualmente se encuentra vacío, se puede o bien fundir una nueva campana o hacer una matraca (como originalmente presentaba la torre en dicho vano).
En caso de fundir una nueva campana recomendamos que tenga un tono grave (existen demasiados agudos en la torre) y un diámetro de 45 cm para que empareje con la actual número 3.
Así mismo, en caso de hacerse una matraca para el campanario, estaría mejor situada en el techo del mismo, donde se encontraría protegida del agua y el viento, evitándose así su deterioro.
Por utlimo disponganse los electromazos exteriormente a la campana de forma que permitan su volteo. Para esto además se ha de rebajar la altura de las barandillas metálicas o incluso eliminarlas.
JIMÉNEZ JIMÉNEZ, Carlos
Publicado por VOZ DE BRONCE en 9:45
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