"Chintila, rey godo", pintura del siglo XIX
Chintila, empeñado en acabar con la "perfidia" judaica, ordenó reunir a todos los judíos bautizados de Toledo en diciembre de 638 en la iglesia de Santa Leocadia –erigida por Sisebuto y donde se habían reunido varios concilios de Toledo- y les obligó a realizar una profesión de fe o placitum –con el nombre de Confessio vel professio Iudaeorum civitatis Toledanae- por el que se comprometían expresamente a no abandonar nunca la religión cristiana, a renunciar definitivamente a las prácticas judías y a no mantener ningún contacto con aquellos judíos convertidos que supieran que judaizaban.
En el placitum también se comprometían a abandonar las costumbres judías como la circuncisión y las reglas de alimentación; a someter a la aprobación de las autoridades la Misnah; y a lapidar hasta la muerte a cualquier judeoconverso que se apartara de la fe católica.
Como ha destacado E.A. Thompson, el placitum "contradecía flagrantemente la disposición del IV Concilio, según la cual la política de Sisebuto de conversiones forzadas debía ser abandonada.
Pero Chintila había sobrepasado con mucho a Sisebuto y a todas las leyes y cánones".
Como ha destacado E.A. Thompson, el placitum "contradecía flagrantemente la disposición del IV Concilio, según la cual la política de Sisebuto de conversiones forzadas debía ser abandonada.
Pero Chintila había sobrepasado con mucho a Sisebuto y a todas las leyes y cánones".
Chintila reunió el VI Concilio de Toledo (638) en el que se volvió a aprobar la conversión forzosa de los judíos, y se reafirmaron los duros cánones relativos a los judeoconversos aprobados en el IV Conclio de Toledo, celebrado cinco años antes, y que se consideraban "que eran necesarios para su salvación".
Por último se ratificó la decisión de Chintila, tomada de común acuerdo con el clero (cum regni sui sacerdotibus), de que sólo podrían vivir en su reino los súbditos católicos.
E. A. Thompson ha destacado que esta última decisión –no permitir a un no católico vivir en el reino-, "era una innovación en la historia de Europa occidental.
Nada parecido se había conocido en el Imperio Romano de Occidente ni en el reino arriano de España. Ni siquiera Sisebuto había llegado tan lejos".
Por último se ratificó la decisión de Chintila, tomada de común acuerdo con el clero (cum regni sui sacerdotibus), de que sólo podrían vivir en su reino los súbditos católicos.
E. A. Thompson ha destacado que esta última decisión –no permitir a un no católico vivir en el reino-, "era una innovación en la historia de Europa occidental.
Nada parecido se había conocido en el Imperio Romano de Occidente ni en el reino arriano de España. Ni siquiera Sisebuto había llegado tan lejos".
Fuente: Wikipedia
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