Alfonso VI en una miniatura del siglo XII en la Catedral de Santiago de Compostela.
Predecesor Fernando I
Sucesor Sancho II
Predecesor Sancho II de Castilla
Sucesor Urraca I
(Junto a Sancho II)
Predecesor García de Galicia
Sucesor Sancho II
Información personal
Consorte Inés de Aquitania
Beatriz de Este
Padre Fernando I
Madre Sancha de León
Nacimiento 1047
Entierro Monasterio de Benedictinas deSahagún.
Alfonso VI de León (10471 a - Toledo, 1 de julio de 1109), llamado el Bravo, fue rey de León (10652 -1072; 1072–1109), de Galicia (1071–1072;1072–1109) y de Castilla (1072–1109). Durante su reinado se conquistó la ciudad de Toledo, en el año 1085, y tuvieron lugar las batallas de Uclés y Sagrajas, que constituyeron sendas derrotas para las mesnadas leonesas y castellanas, falleciendo en la primera el heredero del rey, el infante Sancho Alfónsez.
Orígenes familiares
Hijo del rey Fernando I de León y de su esposa, la reina Sancha de León, era nieto por parte paterna de Sancho Garcés III, rey de Pamplona, y de su esposa, la reina Muniadona de Castilla y por parte materna de Alfonso V de León y de su esposa la reina Elvira Menéndez.
Fue hermano de Sancho II el Fuerte, rey de Castilla y de León, de García de Galicia, y de las infantas Elvira de Toro y Urraca de Zamora
Ascenso al trono
Como segundo hijo varón del rey de León y conde de Castilla,3 4 Fernando I, y de la reina Sancha de León, a Alfonso no le habría correspondido heredar. Sin embargo, en 1063, Fernando I convocó una Curia Regia para dar a conocer sus disposiciones testamentarias en las cuales, decidió repartir su patrimonio entre sus hijos:5
A Alfonso le correspondió la principal corona, el Reino de León, y los derechos sobre el reino taifa de Toledo.
A su hermano, el primogénito Sancho, le correspondió el Reino de Castilla, creado por su padre para él, y las parias sobre el reino taifa de Zaragoza.
A su hermano menor, García, le correspondió el Reino de Galicia y los derechos sobre el reino taifa de Sevilla y el reino taifa de Badajoz.
Reinado
1ª etapa (1065–1072): consolidación del trono
Tras su coronación en la ciudad de León en enero de 1066, Alfonso tuvo que enfrentarse con los deseos expansionistas de su hermano Sancho quien, como primogénito, se consideraba el único heredero legítimo de todos los reinos de su padre.
Los conflictos se inician cuando en 1067 fallece la reina Sancha, suceso que abrirá un periodo de siete años de guerra entre los tres hermanos y cuyo primer acto tendrá lugar el 19 de julio de 1068 cuando Alfonso y Sancho se enfrentan en Llantada, en un juicio de Dios en el que ambos hermanos pactan que el que resultase victorioso obtendría el reino del derrotado. Aunque Sancho vence, Alfonso no cumple con lo acordado a pesar de lo cual las relaciones entre ambos se mantienen como demuestra el hecho de que Alfonso acudiera, el 26 de mayo de 1069, a la boda de Sancho con una noble inglesa llamada Alberta y donde ambos decidieron unirse para repartirse el reino de Galicia que le había correspondido a García, el menor de los hijos de Fernando I.
Con la complicidad de Alfonso, su hermano Sancho entra en Galicia en 1071 y, tras derrotar a su hermano García, lo apresa en Santarém encarcelándolo en Burgos hasta que es exiliado a la taifa de Sevilla gobernada por Al-Mutamid. Tras eliminar a su hermano, Alfonso y Sancho se titulan reyes de Galicia y firman una tregua que se mantendrá durante tres años.
Lienzo que representa la Jura de Santa Gadea por parte de Alfonso VI, del pintor Marcos Giráldez de Acosta. Palacio del Senado de España. (1864).
La tregua se rompe con la batalla de Golpejera en 1072. Las tropas de Sancho salen victoriosas, pero éste decide no perseguir a su hermano.
Alfonso fue hecho prisionero y encarcelado en Burgos. Posteriormente es trasladado al monasterio de Sahagún, donde se le rasura la cabeza y se le obliga a tomar la casulla, pero gracias a la intercesión de su hermana Urraca con Sancho y con la ayuda del abad logra refugiarse en la taifa de Toledo bajo la protección de su vasallo el rey Al-Mamún.
Alfonso, desde su exilio en Toledo, logra el apoyo tanto de su hermana Urraca como de la nobleza leonesa que se hacen fuertes en la ciudad de Zamora obligando a Sancho, en 1072, a sitiar la ciudad para someterla. En el transcurso del asedio el rey Sancho recibió la muerte. La tradición o leyenda narra el episodio con el detalle de que durante el cerco, un noble zamorano o gallego llamadoVellido Dolfos se presentó ante el rey como desertor y, con la excusa de mostrarle los puntos débiles de las murallas, lo separó de su guardia y consiguió acabar con su vida de una lanzada. Aunque no hay constancia alguna de que la muerte de Sancho se debiera a una traición más que a un engaño, ya que Dolfos era enemigo de Sancho, su asesinato fue debido a un lance bélico propio de la situación de sitio y no se produjo en las murallas sino en un bosque cercano donde Dolfos llevó al rey castellano alejándole de su protección armada.
La muerte violenta de su hermano Sancho, que no dejó descendencia, permitió a Alfonso recuperar su trono y reclamar para sí Castilla y Galicia.
En este momento, la Leyenda de Cardeña acerca del Cid (siglo XIII) sitúa la jura exculpatoria de la posible participación de Alfonso en el asesinato de su hermano, que tomó El Cid en la iglesia de Santa Gadea de Burgos (Jura de Santa Gadea) y que provocaría una relación de desconfianza mutua entre ambos, aunque Alfonso intentó un acercamiento al ofrecerle en matrimonio a su sobrina Jimena Díaz junto a la inmunidad de sus heredades. Estos hechos y sus consecuencias llegarían con el tiempo a ser considerados históricos por multitud de cronistas e historiadores, aunque en la actualidad la mayor parte de estos rechazan la historicidad del episodio.
La muerte de Sancho también fue aprovechada por García para recuperar su propio trono, pero al año siguiente, en 1073, fue llamado por Alfonso a una reunión, siendo apresado y encarcelado de por vida en el castillo de Luna, donde fallecería finalmente en 1090.
2ª etapa (1072–1086): expansión territorial
Consolidado en el trono leonés, y con el título de emperador que heredaba de la tradición neogoticista leonesa, Alfonso VI dedica los siguientes catorce años de su reinado a engrandecer sus territorios mediante conquistas como la de Uclés y los territorios de los Banu Di-l-Nun. También se tituló, desde 1072, rex Spanie.8
Vista general de la ciudad de Toledo, conquistada por Alfonso VI el Bravo en 1085.
Alfonso VI conquista Toledo el 25 de mayo de 1085. Banco de la Plaza de España de Sevilla
Su primer movimiento lo realiza en 1076, cuando al fallecer el monarca navarro Sancho Garcés IV, la nobleza navarra decide que el trono no pase a su hijo menor de edad, sino a uno de los nietos de Sancho III de Navarra: Alfonso VI o Sancho Ramírez de Aragónque invadieron el reino navarro.
Tras llegar a un acuerdo, Sancho Ramírez es reconocido como rey de Navarra y Alfonso se anexiona los territorios de Álava, Vizcaya, Guipúzcoa y La Bureba, adoptando en 1077 el título de Imperator totius Hispaniae ('Emperador de toda España').9 Pero su gran expansión territorial la hará a costa de losreinos taifas musulmanes, para lo cual Alfonso siguió con la práctica de explotación económica mediante el sistema de pariasconsiguiendo que la mayor parte de los reinos de taifas de la España musulmana fuesen sus tributarios, práctica a la que unió la presión militar.
Una de las iniciativas de estos años, que ha pasado a la historia como la traición de Rueda, terminará en fracaso. Tuvo lugar en 1083 en el castillo de Rueda de Jalón, cuando Alfonso recibe noticias de que el alcaide de dicha fortaleza, la cual pertenecía al reino Taifa de Zaragoza, pretende rendirla al rey leonés. Las tropas que envía Alfonso son emboscadas al entrar en el castillo y mueren varios de sus principales magnates.
En 1074 había fallecido envenenado en Córdoba su vasallo y amigo, el rey de la taifa de Toledo Al-Mamún a quien sucedió su nieto Al-Qádir quién, en 1084, solicitó por segunda vez la ayuda de Alfonso ante un levantamiento que pretendía derrocarle. Alfonso aprovechó el llamamiento de ayuda del rey taifa para sitiar Toledo ciudad que caería el 25 de mayo de 1085 y al-Qadir fue enviado como rey a Valencia bajo la protección de Alvar Fáñez.
Tras esta importante conquista, el monarca se tituló emperador de las dos religiones y como gesto ante la importante población musulmana de la ciudad se compromete, además de respetar las propiedades de éstos, a reservarles la mezquita mayor para su culto. Esta decisión será revocada por el recién nombrado arzobispo de Toledo, el cluniacense Bernardo de Sedirac, aprovechando una ausencia del monarca de Toledo y valiéndose para ello del apoyo de la reina Constanza de Borgoña.
La ocupación de Toledo, que permite a Alfonso VI incorporar el título de rey de Toledo a los que ya ostentaba (victoriosissimo rege in Toleto, et in Hispania et Gallecia10 ), llevó a la toma de ciudades como Talavera y de fortalezas como el castillo de Aledo. También ocupa la entonces ciudad de Mayrit en 1085 sin resistencia, probablemente mediante capitulación. La incorporación del territorio situado entre el Sistema Central y el río Tajo, servirá de base de operaciones para la corona leonesa, desde donde podía emprender un mayor hostigamiento contra las taifas de Córdoba, Sevilla,Badajoz y Granada.
Muerte y sepultura
Alfonso VI falleció en la ciudad de Toledo el día 1 de julio de 1109, a los sesenta y dos años de edad.18 Su cadáver fue conducido a la localidad leonesa de Sahagún, siendo sepultado en el Monasterio de San Benito de Sahagún, cumpliéndose así la voluntad del monarca.
Los restos mortales del rey fueron depositados en un sepulcro de piedra, que fue colocado a los pies de la iglesia del monasterio de San Benito, hasta que, durante el reinado de Sancho IV, pareciéndole indecoroso a este rey que su predecesor estuviese sepultado a los pies del templo, ordenó trasladar el sepulcro al interior del templo, y colocarlo en el crucero de la iglesia, donde se hallaba el sepulcro que contenía los restos de Beatriz Fadrique, hija del infanteFadrique de Castilla, quien había sido ejecutado por orden de su hermano, Alfonso X el Sabio, en 1277
Fachada del Monasterio de las monjas benedictinas de Sahagún, donde yacen los restos de Alfonso VI el Bravo.
El sepulcro que contuvo los restos del rey, desaparecido en la actualidad, se sustentaba sobre leones de alabastro, y era un arca grande de mármol blanco, de ocho pies de largo y cuatro de ancho y alto, siendo la tapa que lo cubría lisa y de pizarra negra, y estando cubierto el sepulcro de ordinario por un tapiz de seda, tejido en Flandes, en el que aparecía el rey coronado y armado, hallándose en los lados la representación de las armas de Castilla y León, y en la parte de la cabecera del sepulcro un crucifijo.
El sepulcro que contenía los restos de Alfonso VI fue destruido en 1810, durante el incendio que sufrió el Monasterio de San Benito. Los restos mortales del rey y los de varias de sus esposas, fueron recogidos y conservados en la cámara abacial hasta el año 1821, en que fueron expulsados los religiosos del monasterio, siendo entonces depositados por el abad Ramón Alegrías en una caja, que fue colocada en el muro meridional de la capilla del Crucifijo, hasta que, en enero de 1835, los restos fueron recogidos de nuevo e introducidos en otra caja, siendo llevados al archivo, donde se hallaban en esos momentos los despojos de las esposas del soberano. El propósito era colocar todos los restos reales en un nuevo santuario que se estaba construyendo entonces. No obstante, cuando el monasterio de San Benito fue desamortizado en 1835, los religiosos entregaron las dos cajas con los restos reales a un pariente de un religioso, que las ocultó, hasta que en el año 1902 fueron halladas por el catedrático del Instituto de Zamora Rodrigo Fernández Núñez.
En la actualidad, los restos mortales de Alfonso VI el Bravo reposan en el Monasterio de las monjas benedictinas deSahagún, a los pies del templo, en un arca de piedra lisa y con cubierta de mármol moderna, y en un sepulcro cercano, igualmente liso, yacen los restos de varias de las esposas del rey.
Fuente: Wikipedia
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