Las invasiones bárbaras de la Península se producen en un contexto de cambios significativos que se habían producido en el alto Imperio romano, uno de estos cambios a nivel socio político es el de la decadencia de las ciudades y la ruralización de la economía (Garcia Iglesias, 1978, p.83), el cristianismo se fue afianzando como religión extensa en Hispania y al final del siglo V era la Iglesia la que representaba el papel de aglutinante en la compleja sociedad hispánica de la época.
Los judíos ante los cambios sociales y económicos producidos que habían despoblado las ciudades al tiempo que nacían grandes explotaciones agrícolas autosuficientes acabaron por cambiar su tradición urbana por el trabajo en el campo.
Los judíos ante los cambios sociales y económicos producidos que habían despoblado las ciudades al tiempo que nacían grandes explotaciones agrícolas autosuficientes acabaron por cambiar su tradición urbana por el trabajo en el campo.
Hay que decir que en el final del siglo V la mayor parte de la sociedad perteneciente a las capas más altas eran cristianos, de todas formas la presión anti judía era manifiesta, remontándose a los primeros emperadores cristianos, ya Constantino había prohibido a los judíos que tuviesen esclavos cristianos, la Carta de Constantino a las Iglesias de Oriente fue de hecho un ataque a los judíos, Constancio su sucesor prohibió que los judíos tuviesen esclavos paganos y Teodosio equiparó el matrimonio mixto con el delito de adulterio, de todas formas bajo el reinado de Teodosio los judíos gozaron de cierta tolerancia (Constitución Teodosiana, XVI, 8,9, año 393, recogida por André Piganiol, p.292), estas leyes afectaban a todo el Imperio y con la muerte de Teodosio la situación no cambió dado que la legislación era la misma para Oriente y Occidente.
La administración romana por tanto llevaba a cabo todas estas modificaciones legales no sabemos con qué urgencia, dado el problema de las invasiones de los barbaros, pero sí que demuestra una preocupación constante por el problema judío en Hispania, en el año 416 los visigodos se encontraban ya en Hispania como federados del Imperio, actuando a favor de los intereses del emperador Honorio, a cambio de expulsar del territorio a suevos, vándalos y alanos, recibían tierras en donde asentarse pero esta situación a la práctica implicaba la pérdida de control de grandes extensiones de territorio por parte del Imperio, este pueblo visigodo nada tenía que ver con el Derecho romano por lo que sus costumbres sociales no encajaban con el sistema romano.
Las invasiones bárbaras influyeron como es lógico en las comunidades judías de forma directa al igual que al resto de habitantes de la Península, es más que probable que la irrupción de suevos, vándalos y alanos colapsara la actividad y los recursos en las explotaciones rurales especialmente en las zonas más afectadas por la invasión, la entrada de los visigodos coincide en el tiempo con un episodio no muy conocido, el de los judíos de Mahón, convertidos en masa al cristianismo, se sabe algo a través del documento de Severo de Menorca, refleja que la convivencia entre judíos y cristianos había sido pacifica hasta el momento la situación cambio con la llegada de un presbítero procedente de Jerusalén con unas reliquias relacionadas con Esteban el protomártir cristiano, la predicación del recién llegado acabó con un asalto a la sinagoga local, en las dos ciudades más importantes Magona (Mahón) y Iamona (Ciudadela) en esta última no existía comunidad judía, sea como fuese o bien por convencimiento o por sobrevivencia la conversión al cristianismo de Teodoro, doctor de la Ley, páter patrum de la sinagoga, defensor civitatis, provocó que se endureciera la actitud de cristianos frente a judíos.
El Imperio romano de Occidente desapareció en el año 476 d. de C. y el episodio comentado fue de todas formas aislado, de hecho con la llegada de los visigodos y la consolidación de su reino sobre los escombros del Imperio, siguió vigente el Derecho romano hasta que Alarico II encargó la compilación del Breviario o conjunto de leyes romanas tardías puestas al día con la incorporación de leyes germánicas.
En la etapa en la que los visigodos profesaban el credo arriano, herejía del cristianismo condenada en el Concilio de Nicea (325) y Concilio de Constantinopla (381), los judíos asentados en Hispania gozaban de los derechos de ciudadanía, pero a partir de la conversión de los judíos al catolicismo en tiempos del monarca Recaredo (fin del siglo VI), la tolerancia hacia los hebreos desapareció.
En el III Concilio de Toledo (589) se prohibió el matrimonio entre cristianos y judíos, a la vez que se impedía a los hebreos la ocupación de cargos públicos o de jurisdicción personal sobre los cristianos.
En la etapa en la que los visigodos profesaban el credo arriano, herejía del cristianismo condenada en el Concilio de Nicea (325) y Concilio de Constantinopla (381), los judíos asentados en Hispania gozaban de los derechos de ciudadanía, pero a partir de la conversión de los judíos al catolicismo en tiempos del monarca Recaredo (fin del siglo VI), la tolerancia hacia los hebreos desapareció.
En el III Concilio de Toledo (589) se prohibió el matrimonio entre cristianos y judíos, a la vez que se impedía a los hebreos la ocupación de cargos públicos o de jurisdicción personal sobre los cristianos.
Reino visigodo año 569
En general, los judíos en la España visigoda fueron víctimas de disposiciones muy severas adoptadas contra ellos por las autoridades políticas, en el año 616 el monarca Sisebuto decretó que los judíos de su reino debían convertirse al cristianismo o en caso contrario debían irse de aquella tierra, la mitad aproximadamente se convirtieron a la fuerza y el resto marchó a la Galia,
Su sucesor Suintila modificó aquellas disposiciones pero a la inversa, mostrándose más benigno y tolerante hacia los judíos, esta situación experimento otro giro, con el reinado de Sisenando y con el reinado de Recesvinto el cual declaró que el judaísmo contaminaba el suelo del país.
durante el reinado de Wamba sucesor de Recesvinto suavizó la política anti judía, pero esta situación duró poco tiempo, la época más dura fue a finales del siglo VII en el reinado de Ervigio, decretó que debían convertirse de forma forzosa al cristianismo todos los judíos del reino, ante estas duras medidas muchos judíos optaron por la emigración, trasladándose al norte de África, más tarde en el XVII Concilio de Toledo (694) en el reinado de Egica se acusó a los hebreos de conspiración, junto a los judíos que vivían el norte de África, para intentar poner fin a la monarquía visigoda.
Así mismo en el citado reinado se ordenó separar a los niños judíos de siete años de sus padres, con la pretensión de que fueran educados en el cristianismo, la dureza de las leyes visigodas salvo periodos de cierta tranquilidad, fue para los judíos un tema que los llevo en unos casos a la conversión al cristianismo a la fuerza y en otros a la emigración.
Hay que hacer mención de que cuando los visigodos llegaron a España, la relación entre judíos y cristianos era tolerable e incluso cercana mucho más de la que les hubiera gustado a los dirigentes de ambos colectivos, dos siglos más tarde, los últimos monarcas visigodos habían creado el problema converso el cual era insoluble.
Hay que hacer mención de que cuando los visigodos llegaron a España, la relación entre judíos y cristianos era tolerable e incluso cercana mucho más de la que les hubiera gustado a los dirigentes de ambos colectivos, dos siglos más tarde, los últimos monarcas visigodos habían creado el problema converso el cual era insoluble.
Convivencia entre cristianos y judios
El problema de todas formas con los judíos no fue exclusivo de España, ni la actitud tomada por la Iglesia y el Estado visigodo difiere de la tomada en otras partes, en todos los países (R.Hernandez, p120) encontramos aplicada la violencia en su más alto grado: elección entre bautismo o muerte, entre conversión o destierro y obispos que dificultan la vida a los hebreos, para que el castigo les conduzca a la Iglesia o prometiéndoles ciertas ventajas, en caso de aceptar el bautismo.
La Iglesia y el Estado visigodo no lograron su propósito (Teodoro González y García Villoslada, 1978, pp. 670-683) y terminaron empujando a los judíos a dudar sobre la posibilidad de vivir en paz en el seno de la sociedad visigoda.
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