Los años inmediatamente posteriores a la guerra civil dinástica son fructíferos para los Cabrera. Empiezan a cosechar recompensas y honores por los servicios prestados y por su lealtad incluso en momentos de prueba cuando el Rey de Portugal intentó comprar los favores de Cabrera, pero este permaneció fiel a sus Reyes.
Por eso recibieron el título de marqueses de Moya en 1475, confirmado por las Cortes de Toledo de 1480.
En las Cortes de Madrid de 1478 se produjo una reunión de notables personalidades, encabezando la lista el Duque de Ribagorza y el Obispo de Cartagena, además de los Procuradores de las ciudades, incluida Segovia, quienes remitieron una carta a la reina Isabel fechada el 13 de marzo para proponer que se reconocieran los grandes méritos realizados por Cabrera pues dichos caballeros entendían que no estaban suficientemente remunerados y para que la Reina cayera en la cuenta de la deuda que tenía con el matrimonio Cabrera: "…suplicamos que mande hacer y cumplir porque así todos recibiremos merced y beneficio galardonándose lo que en provecho y utilidad de todos se hizo y de lo contrario todos habríamos dolor y sentimiento denegándose a los dichos vuestros criados…"
¡Qué lejos estaban de suponer entonces el enorme daño que se generaría a la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia con este escrito de petición de mercedes…! Pues desde el inicio están presentes el dolor y los sentimientos y ya veremos en qué paró.
Así las cosas, durante las Cortes de Toledo se dispusieron nuevas competencias para el Consejo Real y se recortaron los vuelos a la aristocracia que a base de mercedes injustificadas habían mermado las arcas reales.
La reducción de juros se aplicó a las posteriores a 1464 (fecha en la que se entendía el inicio de los grandes disturbios entre los nobles y la monarquía), pero se mantenían las concesiones realizadas anteriormente a esa fecha, que nos remonta al caótico reinado de Enrique IV.
Únicamente se aceptaban las que hubieran sido otorgadas por servicios auténticamente importantes. Una de las leyes sancionadas en estas Cortes decía: "desde que la esperanza del galardón sea estímulo para las acciones justas y honrosas, al ver los hombres que los cargos de confianza no se reciben por herencia sino que se confieren al mérito, procurarán sobresalir en virtudes para conseguir la recompensa".
Volveremos a ver la importancia del galardón y la esperanza del premio que se patentiza en el escudo nobiliario de los Cabrera.
Pero sigamos con las consecuencias del reconocimiento de méritos. En 1463 Enrique IV había concedido el Señorío de Moya a los Cabrera. Y en 1480 se confirma y se eleva a Marquesado dada la magnitud de los servicios prestados: ni más ni menos que el acceso a la Corona de Castilla. Para cuyo mantenimiento honroso se hace necesaria la segregación de tierras de realengo que pertenecen a la jurisdicción de Segovia, sobre las que pesa la promesa de inembargabilidad.
De alguna manera los reyes pagan su "deuda" con la mejor moneda que tienen: Segovia y sus tierras hasta mejor ocasión de ser devueltas. Y como toda moneda tiene su "cruz" implícita; el dolor del que ya se hablaba sin saber exactamente quienes eran los dolientes.
A partir de ese momento y hasta la muerte de la Reina se sucederán hitos históricos en la vida apacible de aldeas tan sencillas como Odón pues al encontrarse dentro del sexmo de Casarrubios vivirán con desasosiego los alborotos causados por los segovianos. En esos 24 años encontramos las razones para construir un castillo o fortaleza y razones para destruirlo. Y aunque parezca sinsentido todo tiene que ver con las tinajas que se quebraron en Segovia, allá por el año del Señor de 1480…
La petición de mercedes de 1478 surtió efecto en Toledo, cuando por carta de 5 de junio de 1480 los Reyes facultan al escribano Francisco González de Sevilla para que se eximieran y se apartaran de la jurisdicción de la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia a 1200 vasallos contados en los lugares de Cinchón, Valdelaguna, Villaconejos, Bayona, Ciempozuelos, San Martín de la Vega, Seseña, el Casar, Eza, San Antón y Villaverde del sexmo de Valdemoro con todos su términos, prados, pastos, aguas y el resto hasta los 1200 vasallos se contarían en el lugar mas próximo que resultó ser en el sexmo de Casarrubios, las aldeas de Moraleja de Enmedio, Moraleja la Mayor, Serranillos, la Cabeza, Zarzuela, Tiracentenos, Sacedón, Cienvallejos, Odón, la Veguilla Sagrilla, Brunete y Quijorna.
Por ello, el citado escribano apartó los territorios y vasallos -a excepción de hijosdalgos, viudas y clérigos- y tomó posesión de ellos en nombre de los Reyes para ser destinados al beneficio de la Corona real, instaurando nuevos alcaldes y justicias, colocando horca y picota como símbolos del dominio real.
Volveremos a ver cómo se hizo la segregación y qué partido tomó Odón en este desaguisado. Pero algo debió de trascender en Toledo acerca de la verdadera finalidad de este apartamiento pues los procuradores de Segovia, presentes en las Cortes toledanas, dieron aviso urgente al Concejo y a la Comunidad de Ciudad y Tierra dando lugar a gravísimas alteraciones y protestas que desembocaron en el quebranto de tinajas, lutos y rechinar de dientes…
Fuente: http://www.circulodeopinion.com/II_premio_A_pardo.htm
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