jueves, 25 de diciembre de 2014

En Tiempos del astrónomo y matemático Said al Andalusí

Said utiliza un método historiográfico típicamente islámico, el de las tabaqāt o generaciones siguiendo de ese modo un orden cronológico en su análisis

Mapamundi de al-Idrisi (siglo XI)

Toledo brilló con luz propia en la Edad Media gracias a la Escuela de Traductores que desarrolló una fecunda labor durante los siglos XII y XIII.

La enciclopedia griega y con ella las mejores creaciones de la ciencia árabe comenzaron a manejarse en la Europa cristiana gracias al denodado esfuerzo de un amplio grupo de estudiosos, menos protegidos institucionalmente durante el siglo XII de lo que se suponía.

Ese trasvase del árabe al latín y más tarde del árabe al romance representaría un giro histórico en la cultura europea.

Pero teniendo en cuenta que Toledo brilló con luz propia en la Edad Media gracias a la Escuela de Traductores que desarrolló una fecunda labor durante los siglos XII y XIII.

La enciclopedia griega y con ella las mejores creaciones de la ciencia árabe comenzaron a manejarse en la Europa cristiana gracias al denodado esfuerzo de un amplio grupo de estudiosos, menos protegidos institucionalmente durante el siglo XII de lo que se suponía.

Ese trasvase del árabe al latín y más tarde del árabe al romance representaría un giro histórico en la cultura europea.


Pero teniendo en cuenta que Toledo era una ciudad fronteriza de al-Andalus, conflictiva en sus relaciones con el poder omeya y lejana del centro de la ilustración en su época, es decir, de Córdoba, su incorporación a la vanguardia científica peninsular fue tardía y tuvo lugar durante la etapa de las taifas en el siglo XI. 

Una feliz conjunción, el apoyo decidido del rey al-Mamún a la alta cultura y el trabajo inteligente del juez Said al-Andalusí en el patrocinio y coordinación de un notable grupo de sabios, explican este sorprendente cambio.

De esa semilla brotaría más tarde, ya en época cristiana, esa luz civilizatoria que haría de la ciudad del Tajo un símbolo de la ciencia medieval. Puede decirse, por tanto, que la Escuela de Traductores hunde sus raíces en el núcleo de hombres de ciencia aglutinados en el siglo XI alrededor de Said al-Andalusí y Azarquiel.

I.- Said al-Andalusí, hombre de ciencia

Said al-Andalusí (Almería, 420 H/1029- Toledo, 462 H/1070), juez o cadí de Toledo: además de recibir las enseñanzas literarias, jurídicas y religiosas, estudió geometría y lógica con el maestro toledano al-Waqqasi y astronomía y matemáticas con el científico aragonés al-Quwaydis.

La única obra suya conservada y que le dio muy pronto merecido prestigio es el Libro de las Categorías de las naciones (Kitāb Tabaqāt al-umam), que es una Historia de la filosofía y de las ciencias desde los orígenes históricos hasta su época.

Escribió también una obra de astronomía titulada Corrección de los movimientos de los astros, por desgracia desaparecida. Ello ha influido en que su fama como historiador de la ciencia haya oscurecido su valía como notable astrónomo. Con toda probabilidad, era un tratado de astronomía en el que explicaba las teorías de los astrónomos indios y árabes con las modificaciones que las investigaciones llevadas a cabo en Toledo le aconsejaban introducir.

Trabajó junto con el famoso astrónomo andalusí Azarquiel en el equipo científico que, bajo la protección del propio cadí Said, se formó en Toledo durante el siglo XI.

Además, desarrolló una meritorio mecenazgo respecto a los científicos toledanos, iniciándose así una verdadera escuela científica en la ciudad del Tajo, precedente de las futuras Escuelas de Traductores, interesadas especialmente en la transmisión a la Europa cristiana del legado científico árabe. Tenemos un precioso testimonio de un autor judío toledano acerca de esta valiosa labor científica que conviene ahora recordar.

“Finalmente, llegó el tiempo de los investigadores especializados, que surgieron hacia el año 1040, como el sabio Ibn Said y sus compañeros, que vivían en la ciudad de Toledo y en otras tierras de España, unos doce hombres entre los que había judíos. ... Éstos se entregaron de corazón a investigar y experimentar mediante la observación de las «señales» celestes y no desistían hasta haber progresado en esta ciencia y esclarecido muchos de sus principios.

El mencionado Ibn Said era un sabio, un hombre prestigioso y acomodado. Amaba la ciencia y a los que a ella se dedicaban, trataba con ellos, compartía y ofrecía de lo que poseía a sus colaboradores, sustentándolos y dándoles estipendios. ... 

Estos compañeros de investigación instalaron en la ciudad de Toledo varios instrumentos de precisión para observar y regular todo lo necesario para la verificación tanto de la posición de los planetas y sus estaciones en el Zodiaco ... como de su velocidad en cada cuadro cronológico y de la duración del año solar y del mes lunar. ...

Desde entonces hasta hoy, todos los hombres calculan el curso de los planetas para cualquier tiempo ... según los principios que son llamados de Ibn Said y Azarquiel” (1)

http://www.webislam.com/articulos/61781-said_alandalusi_una_evaluacion_del_papel_de_la_investigacion_y_la_ciencia_en_ala.html

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