Un cráneo de un hombre del periodo visigodo, entre finales del siglo V y mediados del siglo VII, con un cáncer de tejido blando al que se le hizo una trepanación permite asociar, por primer vez en España mediante una pieza arqueológica, un acto quirúrgico a una patología concreta en esa época.
Fuente: Ana Lumbreras, Logroño, EFE | La Rioja.com
Así lo ha afirmado el doctor en Antropología Médica Julio Martínez Flórez, quien ha finalizado ahora el estudio paleopatológico de este cráneo, encontrado durante 2011 en una necrópolis en el término de Igay, en la capital riojana. Martínez Flórez ha añadido que hasta ahora, en la bibliografía comparada, ya se citaba la realización de trepanaciones desde la antigüedad, pero, con este cráneo, se ha podido asociar por primera vez en España, según sus datos, un acto quirúrgico, como es una trepanación, con una dolencia, como es un tumor de tejido blando en el cerebro.
Este cráneo corresponde a un varón de entre 40 y 50 años, que presenta una tumoración de tejido blando craneal y al que se le efectuó una trepanación, según la hipótesis de Martínez Flórez, para intentar aliviarle el gran dolor de cabeza que debía sufrir, causado por una presión dentro del cráneo.
Este cráneo corresponde a un varón de entre 40 y 50 años, que presenta una tumoración de tejido blando craneal y al que se le efectuó una trepanación, según la hipótesis de Martínez Flórez, para intentar aliviarle el gran dolor de cabeza que debía sufrir, causado por una presión dentro del cráneo.
El estudio paleopatológico indica que no hay signos de que el hueso regenerara, por lo que estima que lo más probable es que esta persona no sobreviviera a la trepanación, que, según él, realizó un médico, "alguien que sabía lo que hacía", ha subrayado.
Se ha constatado que en este cráneo había un gran tumor de tejido blando, que está infiltrado en la capa interna del hueso, en el que crea una impronta; además de que deforma la parte exterior por el abombamiento de la zona donde está el cáncer.
Se ha constatado que en este cráneo había un gran tumor de tejido blando, que está infiltrado en la capa interna del hueso, en el que crea una impronta; además de que deforma la parte exterior por el abombamiento de la zona donde está el cáncer.
En este segmento del cráneo afectado por el tumor hay una trepanación, que, según el estudio realizado, efectuaron médicos, lo que Martínez Flórez ha relacionado con la existencia en esa época en el emplazamiento de Varea, cerca de Igay, en donde hay signos de legiones romanas, de siglo IV, que tenían tradición médica. OTROS DOS CRÁNEOS
Sus datos indican que en La Rioja han aparecido otros dos cráneos con trepanaciones, uno en Nalda, datado en la Prehistoria, y otro en Valgañón, del siglo XIII, pero ninguno de ellos estaba asociado a una enfermedad, según los estudios que de los mismos ha realizado este doctor en Antropología Médica.
Otro hueso del cadáver al que pertenece este cráneo del periodo visigodo ha sido sometido a la prueba del carbono 14, que lo ha datado entre finales del siglo V y mediados del siglo VII y que corresponde a un varón de entre 40 y 50 años, cuando lo habitual en esa época es que la esperanza de vida estuviera entre los 30 y los 40 años, ha añadido.
Sus datos indican que en La Rioja han aparecido otros dos cráneos con trepanaciones, uno en Nalda, datado en la Prehistoria, y otro en Valgañón, del siglo XIII, pero ninguno de ellos estaba asociado a una enfermedad, según los estudios que de los mismos ha realizado este doctor en Antropología Médica.
Otro hueso del cadáver al que pertenece este cráneo del periodo visigodo ha sido sometido a la prueba del carbono 14, que lo ha datado entre finales del siglo V y mediados del siglo VII y que corresponde a un varón de entre 40 y 50 años, cuando lo habitual en esa época es que la esperanza de vida estuviera entre los 30 y los 40 años, ha añadido.
Ha sido encontrado este año por la empresa Cronos, en unas labores de excavación en la necrópolis de Igay, otro de cuyos tramos ya excavó en 1979 Sebastián Andrés Valero, pero ahora, debido a movimientos de tierra ocasionados por obras civiles, se ha visto que es más importante y más extensa de lo que se conocía.
El cráneo ha aparecido en un conjunto cementerial, situado a 1,5 kilómetros del actual casco urbano de Logroño, en el que se han encontrado siete tumbas con restos de unos diez individuos, tanto hombres como mujeres de diferentes edades y el más pequeño corresponde al de un bebé de cuatro meses, ha aseverado. Martínez Flórez ha indicado que no se ha encontrado un área urbana o rural asociada a esta zona cementerial, pero, de acuerdo con la tradición de la época, cree que puede haber una zona urbana asociada aún no encontrada o que esta necrópolis pudo haber dado servicio a un conjunto de áreas rurales próximas.
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