Nació en 1896 en La Torre de Esteban Hambrán (Toledo), ingresando como soldado de reemplazo en 1918, incorporándose a su Unidad que estaba de guarnición en Melilla.
En los años siguientes tomó parte en los principales combates de la zona de Melilla, demostrando en todos ellos un gran valor. Cuando ya estaba propuesto para el licenciarniento, intervino en la defensa y evacuación de la posición de Afrau, el 26 de julio de 1921.
En ese día evacuó la posición con el grueso de la fuerza que la guarnecía, cubriendo un puesto en la protección de uno de sus flancos.
En ese día evacuó la posición con el grueso de la fuerza que la guarnecía, cubriendo un puesto en la protección de uno de sus flancos.
Durante la marcha y combate recibió una herida grave en el vientre, pero cuando trataron de recogerle se negó terminantemente, diciendo que como estaba herido de muerte tenían que continuar los demás su marcha y él con su fusil la protegería mientras pudiera.
Después, un grupo de soldados que había quedado retrasado respecto al grueso de las fuerzas pretendió llevarle con él, negándose nuevamente y prometiéndoles seguir el fuego con su fusil para proteger su marcha, llegando por fin a su inmediación la fuerza de extrema retaguardia, que quiso recogerle también, volviéndose a negar, diciéndoles que se pusieran ellos a salvo, que él seguiría haciendo fuego para cubrirles la retirada, pues estaba herido de muerte, y así continuó en su puesto hasta que sucumbió, no pudiendo ser identificado su cadáver posteriormente.
En recompensa a su heroica abnegación, al sacrificarse por auxiliar a sus compañeros, en 1922 se le concedió la máxima recompensa que se le puede otorgar a un héroe, la Cruz Laureada de San Fernando.
El lugar donde nació puso a una de sus calles el nombre de Mariano García, que todavía se conserva.
Después, un grupo de soldados que había quedado retrasado respecto al grueso de las fuerzas pretendió llevarle con él, negándose nuevamente y prometiéndoles seguir el fuego con su fusil para proteger su marcha, llegando por fin a su inmediación la fuerza de extrema retaguardia, que quiso recogerle también, volviéndose a negar, diciéndoles que se pusieran ellos a salvo, que él seguiría haciendo fuego para cubrirles la retirada, pues estaba herido de muerte, y así continuó en su puesto hasta que sucumbió, no pudiendo ser identificado su cadáver posteriormente.
En recompensa a su heroica abnegación, al sacrificarse por auxiliar a sus compañeros, en 1922 se le concedió la máxima recompensa que se le puede otorgar a un héroe, la Cruz Laureada de San Fernando.
El lugar donde nació puso a una de sus calles el nombre de Mariano García, que todavía se conserva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario