El Códice Emilianense de El Escorial nos ha conservado el catálogo de los prelados toledanos hasta el siglo X, también en el citado manuscrito se encuentran las listas episcopales de Sevilla y de Illiberis.
Por lo que a Toledo se refiere, que es lo que especialmente ahora nos interesa, encontramos en la su' cesión metropolitana una íntima coincidencia con la sucesión apuntada en ,la obra DE VIRIS ILLUSTRIBUS de San lIdefonso de Toledo.
La diferencia entre ambos documentos existe, porque e1 códice emilianense se limita a dar una simple lista sucesoria sin -indicación -alguna biografica o cronológica, mientras que en el escrito ildefonsiano se presenta la silueta biográfica de cada uno de los personajes mencionados.
Creemos que la fuente común de ambas relaciones debió Ser una relación oficial toledana, hoy perdida, que el ms. emilianense debió copiar y poner al día hasta su época, y de la que Ildefonso se sirvió también, completando la relación con las noticias que él pudo obtener, ya por la tradición e",istente-quaeque vetera antiquorum rela/u reperi·-, ya también de lo que él pudo conocer por propia experiencia- quaeque nova exhibi/ione temporis didici, -orsu linguae qua po tui subnotavi 2_
Aunque no son muy locuaces las fuentes, sin embargo, en el curso de los estudios histórico ecIesiásticos alguna otra noticia se puede adjuntar a las referencias ildefonsianas, que son las más completas.
Y eso es lo que pretendemos revisar este artículo al mismo tiempo que sometemos a revisión y contraste las noticias que tradicionalmente se poseen.
Ya entre otros, hace casi dos siglas el egregio P. Flórez se tomó es,te trabajo, que ahora intentamos renovar, por si acaso alguna pequeña noticia se pudiera adicionar a 110 hecho por el ejemplar y 'loable escritor, a ,la vez que se pone de nuevo en relieve el antiguo episcopologio toledano, tan olvidado.
Por lo que a Toledo se refiere, que es lo que especialmente ahora nos interesa, encontramos en la su' cesión metropolitana una íntima coincidencia con la sucesión apuntada en ,la obra DE VIRIS ILLUSTRIBUS de San lIdefonso de Toledo.
La diferencia entre ambos documentos existe, porque e1 códice emilianense se limita a dar una simple lista sucesoria sin -indicación -alguna biografica o cronológica, mientras que en el escrito ildefonsiano se presenta la silueta biográfica de cada uno de los personajes mencionados.
Creemos que la fuente común de ambas relaciones debió Ser una relación oficial toledana, hoy perdida, que el ms. emilianense debió copiar y poner al día hasta su época, y de la que Ildefonso se sirvió también, completando la relación con las noticias que él pudo obtener, ya por la tradición e",istente-quaeque vetera antiquorum rela/u reperi·-, ya también de lo que él pudo conocer por propia experiencia- quaeque nova exhibi/ione temporis didici, -orsu linguae qua po tui subnotavi 2_
Aunque no son muy locuaces las fuentes, sin embargo, en el curso de los estudios histórico ecIesiásticos alguna otra noticia se puede adjuntar a las referencias ildefonsianas, que son las más completas.
Y eso es lo que pretendemos revisar este artículo al mismo tiempo que sometemos a revisión y contraste las noticias que tradicionalmente se poseen.
Ya entre otros, hace casi dos siglas el egregio P. Flórez se tomó es,te trabajo, que ahora intentamos renovar, por si acaso alguna pequeña noticia se pudiera adicionar a 110 hecho por el ejemplar y 'loable escritor, a ,la vez que se pone de nuevo en relieve el antiguo episcopologio toledano, tan olvidado.
EL CATALOGO EMILIANENSE Y LA RELACION ILDEFONSIANA
El mencionado catálogo de El Escorial presenta .la lista de prelados toledanos, con un total de cuarenta y cinco nombres. De ellos diez pertenecen al S. VII, es decir desde el número 26 de la lista hasta el número 35.
De cinco ·de estos diez prelados habla San Ildefonso y ¡les dedica unas breves notas biográficas a cada uno de ellos, indicándonos la inmediata sucesión de cada uno. La coincidencia es perfecta entre ambas relaciones como puede verse en el siguiente cotejo.
De cinco ·de estos diez prelados habla San Ildefonso y ¡les dedica unas breves notas biográficas a cada uno de ellos, indicándonos la inmediata sucesión de cada uno. La coincidencia es perfecta entre ambas relaciones como puede verse en el siguiente cotejo.
Como se puede apreciar por el anterior cotejo, la correspondencia entre el catálogo y lo que lIdefonso y sus continuadores indican es exacta'. La única diferencia en el catalogo, que debe corregirse como lo hemos hecho, es que. al final el catálogo presenta a Sisiberto como antecesor de Félix. Con toda certeza sabemos que fue Félix el que sucedió al ser depuesto Sisiberto.
AURASIUS.-
El obispo Aurasio es el primer prelaldo toledano de "la séptima centuria, coinoidente según la información de Ildefonso con los reyes Viterico, Gundemaro y Sisebuto; pontiEicó por espacio de casi doce anos.
Como se sabe Viterico se apoderó del reino, regido por Liuva II, a fines del 602. Intentó restaurar el arrianismo, del que se había abjurado desde el reinado de Recaredo; persiguió a ,Jos católicos y a los bizantinos.
Por tanto, el pontificado de Aurasio no hubo de ser tranquilo ni pacífico. Ildefonso, en la silueta que de él traza, cargada de frases de contenido general, lo presenta como buen gobernador, sereno en medio de las adversidades e íntegro en los momentos difíciles.
Fue más constante en la defensa de la verdad que en el ejercicio de escribir. Hubo de vivir los días bochornosos en que el rey de Borgona, Teodorico, repudió y devolvió intacta a su esposa Herminberga, con la que se había desposado el ano anterior, pero si rechazó a la mujer se quedó con la dote matrimonial.
Ambas injurias exarcebaron al monarca visigodo que buscó alianzas con el monarca Lombardo Agiulfo y los francos Lotario II y Teodoreto de Metz; quizá el triste fin de Viterico no permitió que la venganza apetecida se llevase a efecto, ya que fue asesinado en un banquete.
Sucedióle Gundemaro (610·612), en cuyo tiempo, enervada gravemente la potencia de los bizantinos, se verifica la integración eclesiastica de Toledo de la segregada parte del territorio metropolitano de la cartaginense, cuya capitalidad ostentaba Cartagena, ciudad principal del dominio bizantino en España, habiendo quedado Toledo como metrópolis simplememente de la partee occidental de la provincia, conocida como región de la Carpetania.
Para poner las cosas en orden, y en previsión de los trastornos que podrían venir después, catorce obispos sufragáneos de Toledo se reunieron en esta ciudad y acordaron el 23 de octubre del 610, que "la sede de la santa iglesia de Toledo tiene la autoridad de metropolitana y que precede a nuestras iglesias en potestad y mérito, y que su principado, ciertamente, en manera alguna se le otorga ahora por anuencia nuestra, sino que ya hace mucho tiempo se e reconoce su existencia por decisión conciliar de los antiguos Padres '" ... "
Como se sabe Viterico se apoderó del reino, regido por Liuva II, a fines del 602. Intentó restaurar el arrianismo, del que se había abjurado desde el reinado de Recaredo; persiguió a ,Jos católicos y a los bizantinos.
Por tanto, el pontificado de Aurasio no hubo de ser tranquilo ni pacífico. Ildefonso, en la silueta que de él traza, cargada de frases de contenido general, lo presenta como buen gobernador, sereno en medio de las adversidades e íntegro en los momentos difíciles.
Fue más constante en la defensa de la verdad que en el ejercicio de escribir. Hubo de vivir los días bochornosos en que el rey de Borgona, Teodorico, repudió y devolvió intacta a su esposa Herminberga, con la que se había desposado el ano anterior, pero si rechazó a la mujer se quedó con la dote matrimonial.
Ambas injurias exarcebaron al monarca visigodo que buscó alianzas con el monarca Lombardo Agiulfo y los francos Lotario II y Teodoreto de Metz; quizá el triste fin de Viterico no permitió que la venganza apetecida se llevase a efecto, ya que fue asesinado en un banquete.
Sucedióle Gundemaro (610·612), en cuyo tiempo, enervada gravemente la potencia de los bizantinos, se verifica la integración eclesiastica de Toledo de la segregada parte del territorio metropolitano de la cartaginense, cuya capitalidad ostentaba Cartagena, ciudad principal del dominio bizantino en España, habiendo quedado Toledo como metrópolis simplememente de la partee occidental de la provincia, conocida como región de la Carpetania.
Para poner las cosas en orden, y en previsión de los trastornos que podrían venir después, catorce obispos sufragáneos de Toledo se reunieron en esta ciudad y acordaron el 23 de octubre del 610, que "la sede de la santa iglesia de Toledo tiene la autoridad de metropolitana y que precede a nuestras iglesias en potestad y mérito, y que su principado, ciertamente, en manera alguna se le otorga ahora por anuencia nuestra, sino que ya hace mucho tiempo se e reconoce su existencia por decisión conciliar de los antiguos Padres '" ... "
Posteriormente un decreto del rey ratificó el acuerdo episcopal manifestando" que el honor de primado lo tiene, según la antigua autoridad de la asamblea conciliar por todas las iglesias de la provincia cartaginense, el obispo de'la sede de la iglesia de Toledo, y éste sobresale de todos sus coepiscopos, tanto por la excelencia del honor, como del nombre, conforme a lo que acerca de los metropolitanos en cada una de las provincias sancionó la antigua tradición de los cánones y la anterior autoridad permitió.
Ni tampoco consentimos que la misma provincia de Cantagena se reparta entre la jurisdicción de dos metropolitanos, en contra de los decretos de los Padres ... ; así como goza de la antigüedad de su nombre y del respeto de nuestro poder, así sobresalga por la dignidad de su iglesia y aventaje a todas en potestad ... y porque la región cartaginense y la carpetana]es una e idéntica provincia decretamos que así como la provincia Bética, Lusitana o Tarraconense y las restantes que pertenecen a la jurisdicción de nuestro reino ... se sabe que cada una tiene su propio metropolitano, así del mismo modo la provincia Cartaginense venerará como primado a uno mismo y único, al que señala la antigua autoridad conciliar, el cual tendrá el sumo honor entre todos los obispos comprovinciales ".
Con este reconocimiento jerárquico y real del carácter metropolitano de Toledo, que se dice anteriormente existente, el prelado de Toledo, alcanza un indiscutible relieve en el episcopado hispano.
Ni tampoco consentimos que la misma provincia de Cantagena se reparta entre la jurisdicción de dos metropolitanos, en contra de los decretos de los Padres ... ; así como goza de la antigüedad de su nombre y del respeto de nuestro poder, así sobresalga por la dignidad de su iglesia y aventaje a todas en potestad ... y porque la región cartaginense y la carpetana]es una e idéntica provincia decretamos que así como la provincia Bética, Lusitana o Tarraconense y las restantes que pertenecen a la jurisdicción de nuestro reino ... se sabe que cada una tiene su propio metropolitano, así del mismo modo la provincia Cartaginense venerará como primado a uno mismo y único, al que señala la antigua autoridad conciliar, el cual tendrá el sumo honor entre todos los obispos comprovinciales ".
Con este reconocimiento jerárquico y real del carácter metropolitano de Toledo, que se dice anteriormente existente, el prelado de Toledo, alcanza un indiscutible relieve en el episcopado hispano.
A los casi doce años de prelacía, reinando en sus primeros tiempos Sisebuto, falleció el metropolitano Aurasio, es decir, en el año 615.
Por J. F. RIVERA RECIO
Canónigo Archivero de Toledo
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