jueves, 23 de abril de 2020

Viaje realizado por Carlos IV y su séquito por tierras Toledanas de Regreso al Real Sitio de Aranjuez: De Talavera a Torrijos de los Olivares

MEMORIA DE MADRID :::PRIMERA ETAPA: DE TALAVERA DE LA REINA A TORRIJOS DE LOS OLIVARES 

El día 2 de enero de 1804 determinaron Sus Majestades iniciar el viaje de regreso en dirección al Real Sitio de Aranjuez.

Las lluvias han cesado y las dificultades de los lodazales de los caminos habían disminuido.

Carlos IV

El viaje se proyecta en tres etapas: Talavera-Torrijos, Torrijos-Toledo y ToledoAranjuez. 

A las doce y media del mediodía parte en dirección a la villa de Torrijos. Se dice que hay unas ocho leguas, aproximadamente.

Lo que sí se sabe es que el trayecto sería en extremo penoso «por los muchos barros, atolladeros, cuestas y arenales que hacen pesada, larga y molesta la jomada>,.

 Se prevé que el viaje va a ser muy difícil realizarlo en un día. No obstante, Sus Majestades deciden llegar a Torrijos aunque les sorprenda la noche en el camino. 

Toman el camino de Madrid y, al pasar el puente del Alberche, se desvían hacia el camino de Toledo. Pasan a través del soto del Cochino y dejan el lugar de Lucillos y el caserío de Fuenterreparada a la izquierda. 




Más adelante, a la derecha, se divisa el lugar de La Puebla Nueva y, a la izquierda, Montearagón, Aragoncillo, y Mañosa. Seguidamente cruzan la villa de Cebolla y a la salida de la misma, en una cuesta del camino, los carruajes quedan atascados en un arenal. 

Lo superaron con más dificultades de lo previsto. Siguieron el itinerario dejando a ambos lados del camino los ricos olivares cebollanos y, a la derecha, el monte de Cebolla y el lugar de Mesegar. Más adelante, a la izquierda, divisan el lugar de Erustes. 

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Pasan por medio de Carriches, pero parte del cortejo tiene que detenerse porque algunos carruajes han sufrido la dureza del camino y han de ser reparados. Comenta el cronista con su peculiar ironía: « ... el más lucido número de señores y damas hicieron noche en Carriches, pueblo reducido, en donde el cura párroco, más político que filósofo, dio la mejor acogida que le fue posible a SS.EE. Generosidad que premió Su Majestad con un canonicato de Murcia .

Los reyes, el príncipe de Asturias y demás personas importantes de su Corte, siguieron camino hacia Torrijos, dejando a la derecha los campos de los lugares de Escalonilla y Gerindote, «pueblo reducidO». 

A las nueve menos cuarto de la noche llegan a Torrijos, bordean la muralla y entran por la puerta de Maqueda, atravesando la actual plaza de San Gil, plaza del Caño Viejo (actual plaza del Doctor Cifuentes), tomando el comienzo de la Rúa (actual calle de José Antonio) para doblar a la derecha hacia la plaza del Mercado (actual plaza de España), detenerse ante el palacio de los duques de Maqueda, donde su anfitrión el Marqués de Astorga los recibió. 

Comenta el informante: « ... aunque a Sus Majestades y Altezas no les faltó nada de lo necesario a la vida sin embargo, por aquella noche carecieron de toda la servidumbre de ostentación y que contribuye al decoro de la Majestad, porque parte de la comitiva durmió, o mejor dicho quedó acampada en diferentes puntos del caminO». 

De Torrijos dice: <<...que es villa de quinientos vecinos del estado llano y jurisdicción propia del marqués de Astorga. Tiene una sola parroquia de orden toscano (sic) dedicada a San Gil Abad y su Clero se compone del párroco, un beneficiado residente y diez capellanes. 

Hay una iglesia grande y majestuosa de tres naves por el orden gótico, dedicada al Santísimo Sacramento con capellán mayor, doce capellanías y cuatro sacristanes que tienen horas canónicas todo el año, por fundación de doña Teresa Enríquez en el año de 1518. 

La misma señora fundó también los dos conventos que hay en esta villa, uno de franciscanos observantes y otro de monjas de la misma religión; además de un hospital con su capilla en que hay sacramento, dedicada a la sangre de Cristo, con la dotación de veinticuatro camas y la más completa asistencia.

El Ayuntamiento se compone de alcalde mayor, dos alcaldes de la Hermandad, alguacil mayor y dos escribanías numerarias, todos por nombramiento del marqués de Astorga.

Las cosechas son abundantes de toda clase de granos y aceite, siendoeste último artículo el de mayor interés por comprenderse en el término más de cincuenta mil olivos y son sus partícipes en los diezmos el arzobispo, ados y la fábrica de la iglesia.

El palacio del marqués de Astorga es bueno y de mucha capacidad, con su gran patio rodeado de columnas que forman galerías en la planta bajay principal, y le precede una plaza de bastante extensión. 

Lo demás del caserío es muy regular. Hay cuatro fuentes, muchos molinos de aceite, dos tahonas, un médico, un cirujano, dos boticas, un maestro de primeras letras y un preceptor de Gramática que es un religioso del convento de franciscos, pagado por la villa»".

El día 3, por la mañana, besaron las reales manos el corregidor don Manuel Femández Durán, el Cabildo y la comunidad,de franciscos.

A la una de la tarde, una vez que había llegado el resto del cortejo desde Carriches y almorzado todos, salieron con destino a Toledo para realizar un cómodo recorrido de cuatro leguas.

Discurre el camino entre los olivares de Barcience y dejan su castillo medieval a la izquierda. Atraviesan el arroyo de los Pedregones y la villa de Rielves. Cruzan el arroyo del Voló, «que se forma del sobrante de una de las fuentes de Rielves, cuya agua se dice ser buena para la detención de la orina». Más adelante atraviesan el Callejón del Señorío y dejan <<la villa Grande de Novés» a la izquierda, así como los lugares de Caudilla y Villamiel, que se divisan a lo lejos. 

Avanzan hacia el campo llamado El Albalarejo, pasan el puente Calvín sobre el Guadarrama, dejando a la izquierda la venta de Guadarrama. Pasan por medio los altos de Calvín, a cuya izquierda se ven los lugares de Mejorada, Las Mazarabeas, Bargas y la venta del Hoyo.

 Siguen a través del monte de Valparaíso y olivares de Toledo. El final del trayecto va siendo bordeado, por la derecha, por el río Tajo. Una Compañía de la Santa Hermandad Real y Vieja de la Ciudad Imperial es la encargada de escoltar a los reyes hasta la puerta de Bisagra.

Las compañías de gastadores que debían haber cubierto el camino y que, además tenían la misión de proveer de subsistencias a la comitiva desde Talavera a Toledo, no cumplieron su misión debido a las inclemencias del tiempo y al mal estado del camino.

El cronista ironiza una vez más.

En esta ocasión recurre a una paráfrasis del «ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha): 




«¡Oh edad dorada y tiempos en que los hombres, aún no acostumbradosa comer con mantel, saciaban su apetito con las frutas que ofrecían los árboles aún (sic) cuando fuesen silvestres y en el que el lujo de nuestras mesas no era conocido ni las diferencias de mar\iares y de condimentos destructores de la naturaleza no estaban en uso. 

Estos hombres felices que sin haber aumentado las necesidades de su vida y que se mantenía con la mayor fiugalidad, ¡cuán a propósito serían para disimular estos defectillos!»I2. 33A las cuatro de la tarde la familia real es recibida por las autoridades y pueblo toledano en la puerta de Bisagra, en medio de calurosas muestras de júbilo. Todo ha sido preparado para acoger y homenajear debidamente a los reyes: 

<<. .. una bonita iluminación en la plaza de la Catedral, con baile y música que todos pudieron disfrutar aquella noche, muy a su placer».


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