miércoles, 8 de abril de 2020

La Puebla de Almoradiel en 1468

File:La Puebla de Almoradiel.png - Wikipedia, le encyclopedia libereIntroducción

Nunca había escrito sobre La Puebla de Almoradiel, a pesar de ser una importante villa de la Mancha Santiaguista, ni más ni menos que las demás, pero por deseos de Andrés Rodríguez Novillo, persona devota de la Virgen de Palomares, gran profesor de corte y confección, con su propio taller, amante de la historia de su pueblo y de toda la Mancha Santiaguista, y de apellido conocido desde la Edad Media, Novillo, usado tanto en La Puebla como en Quintanar, no he podido negarme a su solicitud. 

De manera que escribiré unas cuantas historias basadas en los Libros de Visitas de la Orden de Santiago, que los Maestres de la Orden mandaron hacer a personas de confianza, comendadores, vicarios, para que reportaran sobre la situación de sus bienes en ese amplio territorio que fue la Mancha Santiaguista. Espero les complazca tanto a Vds. como a él.


Mapa de La Puebla de Almoradiel. IGN, 1886

Las Pueblas

Decir primero que convivieron juntas dos Pueblas, La Puebla de don Fadrique y La Puebla de Almoradiel.

A la primera le arrebataron su nombre para llamarla Villa de don Fadrique. ¡Mentira! Me niego a llamarla así, pues don Fadrique, el maestre niño, la quiso tanto que le cambió su nombre original, La Puebla de la Isla, para darle el suyo propio, en agradecimiento a que sus habitantes le protegieron y escondieron ante la inminente muerte que le pudo haber ocasionado su hermanastro, el rey Pedro I el Cruel.

Y se llamó de la Isla porque eso parecía su término entre dos importantes ríos manchegos, el Riánsares por el norte y el Gigüela por el sur.



Siguiendo el camino de Toledo a Murcia, esa importante vía, verdadera autopista medieval por la que circulaban caminantes, viajeros, soldados, clérigos, ganados y mercancías, y que Cervantes mencionó en varias ocasiones en su Quijote, cruzando el Gigüela se llegaba hasta La Puebla de Almoradiel.

Dos pueblas tan juntas, una a continuación de la otra, daba lugar a grandes confusiones, ese fue el principal motivo del cambio de nombre de la de don Fadrique. 

En efecto, el caminante que venía desde Toledo decía voy a llegar a la primera Puebla y después a la segunda; el que venía de Quintanar decía lo mismo y, como resultado, nadie sabía a cuál de las dos pueblas se estaba refiriendo. Pero, a decir verdad, siempre se dio prioridad a La Puebla de Almoradiel sobre la de don Fadrique, y cuando se hablaba de ir a La Puebla, todo el mundo entendía que era a la de Almoradiel.

Solo añadir que es de los pueblos más antiguos que formaron la primitiva Mancha Santiaguista y el antiguo y conocido Campo de Montiel, aquel que nombraba Cervantes en el Quijote, y que más tarde estarían encuadrados en el Común de la Mancha. 

El 18 de febrero de 1243 Fernando III el Santo dicta su sentencia de reparto de términos entre el Concejo de realengo de Alcaraz y la Orden de Santiago, representada por su más prestigioso y aguerrido maestre, don Pelay Pérez Correa. En dicha sentencia el rey entrega a la Orden de Santiago numerosas villas del Campo de Montiel, en perjuicio de Alcaraz; entre ellas, nueve villas al norte, junto a la Mancha de Vejezate:

Quitrana, Posadas Vieias, Villa Aios, Miguel Estevan, Almuradiel, La Figuera, El Cuervo, Villareio Ruvio, Mania Vacas

Quitrana, Posadas Viejas y Villajos, y más tarde el Campo, se unirían con el tiempo para ser conocidas como Campo de Criptana. Miguel Esteban que conservó su primitivo nombre. Almuradiel, primer asentamiento que daría lugar más tarde a La Puebla de Almoradiel. La Figuera, una villa despoblada, de la que no se conoce su ubicación, pero intuyo que pudo haber estado situada entre El Toboso y La Mota del Cuervo. 

El Cuervo, la antigua población, aún no existía La Mota. Villarejo Rubio, el primer poblamiento de Socuéllamos, situado a una legua al sureste de la actual población. Manjavacas, otro conocido despoblado, cuyos habitantes poblarían La Mota, junto al Cuervo.

Los visitadores en La Puebla en el año 1468

Pocos años antes, el año de 1464, el que otrora fuera valido del rey Enrique IV de Castilla, don Juan Pacheco, marqués de Villena y señor de Belmonte, inicia las hostilidades con el propio rey, porque éste le retira su favor en la persona de don Beltrán de la Cueva. 

Esta circunstancia hace que Juan Pacheco se ponga al frente de una liga de nobles para actuar contra el rey y su nuevo valido, la conocida Farsa de Ávila, donde apoyan al infante Alfonso, hermano de Isabel, como rey de Castilla; entre otras cosas se cree que fue el responsable de la difamación de la princesa Juana, haciendo correr el rumor que era hija de Juana de Avis, la reina, y de Beltrán de la Cueva, añadiendo el sobrenombre despectivo con que fue conocida toda su vida, Juana la Beltraneja.

Al ser Alfonso menor de edad, Juan Pacheco se convierte en su tutor, de nuevo tiene el poder para hacer y deshacer a su voluntad. De esta manera consigue que se le nombre maestre de la Orden de Santiago. El infante Alfonso muere súbitamente el 5 de julio de 1468 en Cardeñosa, por causas desconocidas, aunque circuló un gran rumor de que fue envenenado para favorecer la causa de Enrique IV. 

Pocos meses después, el 18 de septiembre se firma el tratado de los Toros de Guisando que ponen fin a las hostilidades y de donde Pacheco sale como triunfador, con grandes beneficios hacia su persona. Pero se vislumbraban nubarrones en el horizonte, la Infanta Isabel pretendía una unión matrimonial con Fernando de Aragón y no aceptaba los pretendientes que se le proponían, entre ellos el hermano de Pacheco, Pedro Girón.

El nuevo maestre de la Orden de Santiago, persona intrigante y astuta atisbaba que algo importante iba a suceder, como así pasó siete años después, el año de 1475, la trágica Guerra Civil de Sucesión entre su sobrina, la princesa Juana y la nueva autotitulada reina de Castilla, Isabel, apoyada por su marido Fernando.

Este año de 1468 el maestre Juan Pacheco, para prever lo que pudiera venir en el futuro y para conocer el potencial de sus lugares fuertes en su maestrazgo de Santiago, manda a un visitador de la Orden, Francisco de León, comendador de los Bastimentos del Campo de Montiel, que visite todos los lugares y villas que le pertenecen, e informe de los pueblos visitados; si está fortificado o cercado, de las Casas de Encomienda y rentas, del número de sus pobladores y todo lo que pueda ser interesante para sus propósitos futuros ante una posible guerra.

 La prueba que esto pudo ser así es que se ocultó la información de la visita, y solo apareció años más tarde, el año de 1490, cuando se le entregó al último maestre de la Orden de Santiago don Alonso de Cárdenas.

Se da una relación muy concisa de cada una de las villas, porque lo que interesaba era una información estratégica y no de edificios y diezmos como después se hizo, y que veremos más tarde en otros futuros artículos.

La Puebla de Almoradiel era una pequeña villa de la que, ni tan siquiera, se menciona el número de habitantes que la poblaban, pero debió ser de un orden parecido a los que tenían La Mota y Socuéllamos, es decir, unos 90 vecinos, cerca de las 450 personas; estaba en el punto crítico para seguir avanzando como población segura o pasar a un despoblado como tantos otros que se estaban produciendo en la Mancha Santiaguista, una tierra dura aún sin domar.

Estaba encuadrada en la Encomienda de Corral de Almaguer, una gran villa ya consolidada que tenía 300 vecinos, unos 1.500 habitantes, a la que entregaba los diezmos que pertenecían al comendador, por nombramiento que el maestre de la Orden de Santiago hacía en su persona. 

Era comendador de esa encomienda y de la de Villahermosa don Íñigo López Dávalos, un personaje de una vida extraordinaria, famoso humanista y mecenas que vivió en Italia largo tiempo.

Hijo del Condestable Ruy López Dávalos; recibió la encomienda de manos del maestre don Álvaro de Luna, el valido del rey Juan II.




La Encomienda de Corral de Almaguer, donde se situaba La Puebla de Almoradiel, rentaba 90.000 maravedís cada año, una muy importante cantidad, y servía al ejército del maestre con 4 lanzas, unos 16 soldados; cada lanza se componía de cuatro soldados, la mitad a caballo, con la figura del escudero y la mitad a pie, donde se situaban el ballestero y el que portaba la lanza. 

Un hecho importante que se menciona es que la encomienda había incurrido en unas penas de 200.000 maravedís, aplicables a la Cámara del maestre Juan Pacheco, por la gran desforestación que se hizo en todos los baldíos de su encomienda y en la dehesa de la Moheda.

LA PUEBLA DE ALMORADIEL

Ay en esta encomienda otro lugar pequeño, llaman La Puebla de Almoradiel. De este lugar son todos los diezmos del comendador.

Hera comendador de esta encomienda, al tienpo que la vesitamos, Yñigo Dávalos, proveydo de ella por el señor Maestre don Álvaro de Luna.

Rendía la Encomyenda de Corral de Almaguer, el año que la vesitamos, noventa mill maravedís, poco más o menos, y agora rendirá mucho más, segúnd han pujado las rentas. Y a de servir con quatro lanças.

Esta villa del Corral, ha caydo en más de dosientos mill maravedís de penas de leña, que ha vendido de los baldíos y de la dehesa de La Moheda, estos tienpos pasados e agora. Y estas penas son para vuestra Cámara.

Vea vuestra Señoría en ello, hasiendo saber sy llevó estas penas, después que vesitamos, el Maestre don Juan Pacheco, o don Rodrigo Manrrique, y sy non las llevaron, puede las, vuestra Señoría, llevar.



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