domingo, 19 de abril de 2020

Viaje realizado por Carlos IV y su séquito por Tierras Toledanas de Regreso al Real Sitio de Aranjuez: Informe sobre la Ciudad de Toledo (I)

Carlos IV de España - Wikipedia, la enciclopedia libreINFORME SOBRE LA CIUDAD DE TOLEDO

« ... La situación de Toledo es sobre un alto cerro que rodea el río Tajo por todas partes, excepto por la septentrional. Su latitud es de 41 grados.

Carlos IV

 Conserva el título de Ciudad Imperial por Alfonso VI que la libertó de los moros, nombrándose Emperador. y en cuanto a los discursos de los etimologistas sobre su denominación hay variedad de opiniones, siendo lo más de parecer que Toledo viene de Toledoth, palabra hebrea que denota generaciones por las muchas que suponen haber venido del Asia a fundarla, algunos años antes de la era cristiana. 

Semejante antigüedad atribuyen a muchos pueblos de su inmediación, asegurando que Maqueda viene de Maceda, nombrada en el capítulo X de Josué; Novés de Nove, en el segundo de los Reyes, y otros a los que sus fundadores dieron un nombre semejante al de algunos otros pueblos de sus países. 

Tiene buenos edificios Toledo, pero mal situados por la demasiada estrechez de sus calles. Los mahometanos cuyas costumbres bárbaras juntas a su ferocidad y genio sospechoso que les inducía a vivir en angosturas, acaso por la mayor comodidad que en esto tenían de guardar a sus mujeres de quienes vivían siempre celosos, son a los que los muchos autores atribuyen esta estrechez en las más de nuestras ciudades. 





En ésta han tenido su residencia muy célebres monarcas de España. 

Su iglesia, sus grandes prelados, sus muchos célebres Concilios y su comercio la han hecho señalada en las historias. 

Está amurallada y tiene dos magnificas puentes llamados de Alcántara y de San Martín, el primero a Oriente y el segundo a Poniente de la ciudad. En el dia, su vecindario consta de 4.752 vecinos, sin incluirse el Clero ni las Comunidades religiosas de ambos sexos]). 

Tiene veintisiete parroquias que, en la actualidad, se hallan reducidas a veinticinco, por estar dos incorporadas a otras, y todas están divididas en latinas y mozárabes. 

Un escándalo del siglo XVIII | Sevilla | EL MUNDO
Toledo Siglo XVIII

Las latinas son San Pedro (en el ámbito de la Catedral), San Román, Santiago, Santa Leocadia, Santo Tomás Apóstol, San Antolín y San Salvador, unidas San Andrés, San Lorenzo, San Justo, San Miguel, Santa Maria Magdalena, San Juan Bautista, San Vicente y San Ginés, unidas, San Cipriano, San Nicolás, San Isidoro, San Martín. Las mozárabes: San Marcos, Santa Eulalia, Santa Justa, San Lucas, San Sebastián, San Torcuato. 

Entre estas iglesias hay algunas de mucha regularidad en su orden y disposición. La Santa Iglesia Catedral es la primera, más antigua y majestuosa, y merece examinarse muy por menor, por su belleza en el estilo gótico y por sus particulares circunstancias que la hacen muy recomendable. Algunos creen haber sido consagrada a Dios desde San Eugenio. 

Lo que no admite contradicción es que la primera vez fue edificada suntuosamente con decoro y grandeza por el piadoso rey Recaredo el primer año de su reinado en la era de 625, y lo demuestra con claridad la inscripción que en el año 1581 halló don Juan Bautista Pérez, hombre esclarecido en la república literaria, en una lápida blanca en forma de columna de media vara de alto, que se mandó colocar en el claustro de la catedral, donde hoy se halla sobre un zócalo también de piedra en la que se hizo grabar nuevamente la misma inscripción para hacer más fácil su lectura, que no lo es en los caracteres góticos del original y dice: 

In nomine Domini,
consecrala Eclesia Sele. 
Marie, in Calo/ica die primo Idus Aprilis, 
Anno féliciter primo regni.
dóMini noslri gloriosisimi, 
El. Recaredi Era DCXXX. 

Esta magnífica iglesia, como toda la ciudad, cayó en poder de los moros en 714, pero después de 1376 fue recobrada por Alfonso VI, y, no obstante el pacto que en su conquista se hizo de permanecer mezquita para los mahometanos, el arzobispo don Bernardo, protegido de la reina doña Constanza, en ausencia del rey, entró una noche, quebrantó las puertas, erigió altares, la bendijo y quedaron perpetuamente fuera de ella los moros, 

Se conservó en forma de mezquita hasta el reinado de San Fernando, que la reedificó, contribuyendo el mismo don Bernardo (sic), con solicitud y cuidado a los designios de aquel piadoso rey, 

Éste es el edificio que hoy se ve y que todo el mundo admira por su grandeza y solidez y por los adornos que la hermosean, así en lo interior como en 10 exterior, acompañándole una magnífica torre por el mismo estilo gótico, en cuyo orden siempre hay mucho que admirar, considerando su buena proporción, su firmeza y lo delicado de sus miembros y demás adornos, sin embargo de ser del todo tan diverso de los principios como en Grecia e Italia se encontraron y perfeccionaron los órdenes de la arquitectura entonces conocidos, 

La fachada principal tiene muchos omatos agradables a la vista y una buena porción de estatuas sobre repisas de delicado trabajo y prolijidad, La fachada que llaman de los Leones está igualmente compuesta con muchas estatuas y adornos. 

A espalda de ésta, está la fachada del Reloj o del Niño Perdido, y las estatuas que tiene en el atrio son de mayor antigüedad que las de las otras fachadas, perecen de la misma edad que la fábrica. Así como los pensamientos y las expresiones con claro indicio de la rusticidad en que estaba en aquellos tiempos la escultura. 

Las puertas de la iglesia son ocho, las principales están cubiertas de planchas de bronce vaciadas por dibujos de Alonso de Berruguete. 

En lo interior consta este templo de cinco naves de mucha capacidad y extensión. Las rejas del coro y de la capilla mayor y los dos púlpitos que haya uno y otro lado manifiestan haber sido hechos sus diseños por el citado Bcrruguete y Felipe de Borgoña, según el exquisito gusto de sus graciosas invenciones. 

La capilla mayor era más pequeña en lo antiguo. La mandó engrandecer el Cardenal Cisncros y, al mismo tiempo, hizo el altar mayor con todas las imágenes que contiene por los escultores de más conocido mérito de aquel tiempo. 

A uno y otro lado del presbiterio están los sepulcros de los que llaman Reyes Viejos, a saber: Alfonso VII Emperador, Sancho el Deseado, Sancho el Bravo y el infante don Pedro, hijo de don Alonso. Al lado del Evangelio, inmediato a la puerta que va a la Sacristía, hay otro sepulcro de mármol cuya inscripción dice: 

Inmortali Christo Sacrum, Petra Mendozae. 
Patriarchae Archipraesuli de Eclesia Benemerendi. 

y siguen estos versos:

Cardineo quondam Petrus lustratus honore dormit in oc saxo,
nomine qui vigilal. 

Entre las estatuas que hay en el presbiterio se ve una del moro alfaquí que salió al encuentro del rey don Alonso VI cuando venía de León para castigar a la reina doña Constanza y al arzobispo don Bernardo que, contra su palabra, se apoderaron de la catedral, y le aplacó, cediendo en esta parte los moros. Otra estatua hay del pastor que guió al rey don Alonso VIII en la batalla de Las Navas de Tolosa. 

Hay en este templo muchas y magníficas capillas que por sus preciosidades y circunstancias merecían detenninarse muy por menor; pero como sería ocasión de aumentar considerablemente esta obra, nos contentaremos con dar alguna breve noticia de ellas y su orden. 

La capilla de San Pedro es la que hace de iglesia parroquial. 

Tiene mucha capacidad y buenos ornatos por el orden compuesto y cinco altares de mármol; en el mayor, un bello tabernáculo y un gran cuadro de Bayeu que representa a San Pedro entrando en el templo de Jerusalén.

 La capilla de Nuestra Señora del Sagrario, a la que sirve de ingreso la que llaman de Santa Marina o de los Doctores, la mandó hacer el arzobispo don Bernardo Sandoval y Rojas y la delineó y ejecutó por el orden compuesto Juan Bautista Monegro, hombre celebrado en la arquitectura. 

De frente a la entrada está el simulacro de Nuestra Señora, a que tiene mucha devoción toda la ciudad. Su colocación es en un altar de mármol con un tabernáculo de plata en el centro, que dicen que tiene cincuenta arrobas de este metal.

 A su espalda está la pieza que llaman el Ochavo porque lo es realmente en su planta geométrica, y en ella están colocadas con buen orden muchas y preciosas reliquias con varias alhajas de particular mérito y valor. La que llaman de los Reyes Nuevos es por el estilo gótico y fundada por don Enrique 11. 

El rey don Juan 11 aumentó sus rentas y el número de las capellanías. En ella están los sepulcros de los monarcas siguientes: Del rey don Enrique lJ, cuyo epitafio dice: «Aquí yace el muy aventurado y noble caballero rey don Enrique de dulce memoria, hijo del muy noble rey don Alonso que venció la de BenamarÍn e finó en Santo Domingo de la Calzada, e acabó muy gloriosamente a treinta días de Mayo, año del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo de mil trescientos setenta y nueve».

El de la reina doña Juana dice: 

«Aquí yace la muy católica y devota reina doña Juana, madre de los pobres, e mujer del muy noble rey don Enrique, hija de don Juan, hijo del infante don Manuel, la cual en vida y muerte no dejó el hábito de Santa Clara, e finó a veinte y siete días de Mayo del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, mil trescientos ochenta y uno». 

De don Juan el Primero su epitafio dice: «Aquí yace el muy noble y católico rey don Juan hijo del buen rey don Enrique de santa memoria, y de la reina doña Juana, hija del muy noble don Juan, hijo del infante don Manuel, e finó a nueve días del mes de octubre, año del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, mil trescientos y noventa».

 El de la reina doña Leonor dice: «Aquí yace la muy esclarecida reina doña Leonor, mujer del muy noble rey don Juan, hija del muy alto rey don Pedro de Aragón, madre del muy justiciero rey don Enrique y del infante don Fernando. 

Falleció a trece días de septiembre, año de Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo de mil trescientos ochenta y dos». 

En el sepulcro del rey don Enrique flI dice: «Aquí yace el muy temido y justiciero 'fey don Enrique de dulce memoria, que Dios dé Santo Paraíso, hijo del católico rey don Juan, nieto del noble caballero don Enrique. 

En los años que reinó fue Casti lla temida y honrada. Nació en Burgos día de San Francisco, murió día de Navidad en Toledo, yendo a la guerra de los moros con nobles del reino. 

Finó año del Señor de mil cuatrocientos y siete». De la reina doña Catalina dice: «Aquí yace la muy católica e esclarecida reina doña Catalina de Castilla y León, mujer del mui temido rey don Enrique, madre del muy poderoso rey don Juan, tutora e regidora de sus reinos, hija del muy noble príncipe don Juan, primogénito del rey de Inglaterra, duque de Guyana o Alencastre e de la reina doña Constanza, primogénita y heredera de los reinos de Castilla, duquesa de Alencastre, nieta de los justicieros reyes, el rey Aduarte de Inglaterra y el rey don Pedro de Castilla, por la cual es paz e concordia puesta para siempre.

 Esta Señora finó en Valladolid a dos días de Junio de mil cuatrocientos diecinueve». En cada uno de estos sepulcros hay una efigie echada sobre la urna, y en todas se advierte un gusto natural y llano con que mejor se expresan las virtudes de estos monarcas. 

También hay una estatua del rey don Juan el Segundo que, como se ha dicho, aumentó las rentas de esta capilla y debajo de ella dice: «Este bulto es del muy virtuoso rey don Juan, de esclarecida memoria, que fizo e dotó el monasterio de Miraflores de Burgos, e está en él sepultado; e su señoría dotó por privilegios esta capilla de la renta que hoy tiene, e por eso, su servidor e capellán el bachiller Arias Díaz de Rivadeneira, capellán mayor de aquí la fizo poner, por que los capellanes de dicha capilla hayan memoria de rogar por el ánima de dicho Señor Rey en todos sus sufragios y oraciones».

 La capilla de Santiago es también por el estilo gótico. 

La mandó hacer don Álvaro de Luna. En medio de ella están los sepulcros del dicho fundador y de su mujer con sus estatuas sobre camas sepulcrales, y a sus ángulos estatuas que representan, las del primero cuatro caballeros armados con expresión de dolor, y las del segundo representan cuatro religiosos franeiscos. 

Sus inscripciones están en caracteres góticos, y dice la del fundador: 

«Aquí yace el Ilustre Señor don Álvaro de Luna, maestre de Santiago y condestable que fue de Castilla, el cual después de haber tenido la gobernación de estos reinos por muchos años, feneció sus días en el mes de julio año de 1453». 





En el de su mujer dice: «Aquí yace la muy magnífica Señora doña Juana Pimentel mujer que fue del maestre don Álvaro de Luna, la cual pasó de esta' presente vida en sus días del mes de noviembre, año del Señor, 1488».

 En las paredes de esta capilla hay otros varios sepulcros de la familia de estos Señores: el del padre del condestable, el de su tío don Pedro de Luna, y el de su hermano uterino don Juan de Cerezuela, arzobispo de Toledo. La capilla de los Reyes Viejos, la de mozárabes y otras varias de la misma antigüedad tienen algunas pinturas de mucho mérito. 

En la de mozárabes está pintada la conquista de Orán por el cardenal Cisneros, y en el altar hay un excelente cuadro de mosaico que acaba de enviar dc Italia el cardenal Lorenzana, antecesor en este arzobispado, y que representa a Nuestra Señora de la Concepción.

 El coro es grande con su sillería alta y baja, y causa admiración el considerar la prolijidad de los adornos con que está cnríquecido, el buen gusto y la grandeza con que los ejecutaron Alonso de Berruguete y Felipe de Borgoña que, a competencia, manifestaron en este paraje su grande habilidad. Todo lo del lado del Evangelio es de Borgoña y lo de la Epístola es de Berruguete. 

En una y otra hay muchas figuras y bajorrelieves de Santos e historias del Nuevo y Viejo Testamento, con infinitos ornatos graeiosísimos en los brazos, respaldos y tableros de cada silla, trabajado todo en preciosas maderas. 

Sobre la comisa del orden superior de las sillas hay colocadas, todo alrededor del coro, estatuas de alabastro que. representan patriarcas, profetas y otros santos, según el orden de la generación temporal de Jesucristo. 

Las sillas altas son setenta y una y las bajas cincuenta. Las primeras están divididas por columnitas de mármol jaspeado primorosamente labradas. 

A cada lado hay un atril grande [onnado de un trozo de arquitectura que se reduce a un pedestal, y sobre él tres columnas dóricas estriadas que sostienen el arquitrabe, friso y comisa de cada atril. En medio del coro hay otro atril que es el principal y representa un castillo de figura hexagonal, y sobre él hay un águila de bronce para poner los libros. Inmediato a la reja que cierra el coro hay un altar con una imagen de Nuestra Señora y en él se dice la misa de Prima.

 Las ventanas de esta iglesia tienen hermosas vidrieras pintadas, representando pasos de la Historia Sagrada y otras cosas. A espalda de la capilla mayor está el Transparente, obra que corresponde al siglo XVI (sic) en que estuvo cstragado el buen gusto de la arquitectura; y, aunque tiene mucho trabajo, no tiene nada de bueno que merezca apuntarse. En la sacristía y antesacristía hay excelentes pinturas de Jordán y otros profesores de conocido mérito. 

En la Sala Capitular hay una serie de retratos de los arzobispos que ha tenido esta Santa Iglesia desde la conquista de la ciudad. Entre las alhajas que se guardan en una pieza inferior de la Sacristía es la de mayor precio la Custodia que se saca en la festividad del Corpus, obra de infinito mérito y trabajo por el estilo gótico sobre planta hexagonal. 

Es de plata dorada y pesa setecientos noventa y cuatro marcos, cinco onzas y dos ochavas. Tiene repetidas figuras, unas doradas y otras de color de plata, con muchos bajorrelieves. 

En su centro hay una custodia de oro, cuyo peso es de cincuenta y siete marcos y cuatro tomines. La mandó comprar el cardenal don Francisco Jiménez de Cisneros, de la Cámara de la reina doña Isabel, donde sirvió. Tiene varias figuras, bajorrelieves y algunas piedras preciosas. Es necesario no omitir que este templo tiene de longitud cuatrocientos y ocho pies, y de latitud doscientos, y que la nave del centro tiene de alto ciento y setenta pies. 

En el hueco de la torre hay una capilla de veinte pics cuadrados y que, elevándose la torre, sigue su arquitectura gótica con muchos y buenos adornos. Tiene doscientos ochenta y cuatro escalones y doce campanas. La mayor es visitada de cuantos vienen a Toledo porque es la más grande que se conoce. Tiene I.543 arrobas de metal y el badajo I.543 libras.

 En el Claustro hay buenas pinturas al fresco de mano de don Francisco Bayeu y de don Mariano Maella en el Ochavo y capilla de los Reyes Nuevos. 

En la Librería se guardan los originales de los Concilios celebrados en Toledo, con más de setecientos manuscritos de lo más apreciable; entre ellos los hay rarísimos de nuestras leyes antiguas, biblias y misales»




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